por L.J.

Discovery Dsalud
NÚMERO 73 (JUNIO / 2005)

del Sitio Web Dsalud

 

Hace unos meses explicamos que la tecnología desarrollada por el naturista austriaco Johann Grander permite no sólo disminuir la radiactividad del agua y mejorar su situación microbiológica sino además eliminar, reducir o neutralizar el impacto negativo de sus elementos tóxicos, reenergetizarla devolviéndole sus propiedades originales y dotarla de una especie de "sistema de defensa" por el que se "inmuniza" durante años.

 

Pues bien, sus propiedades han sido probadas con éxito en la planta desalinizadora de Jávea (Alicante) donde hay instalados dos aparatos. No sólo se logra así agua potable con agua de mar sino que ésta recupera su energía y estructura molecular.

 

Se obtiene agua "viva" en lugar de agua "muerta".

Cada vez más científicos son conscientes de que la mayoría de las llamadas enfermedades podrían evitarse simplemente con armonía interior, una adecuada alimentación, algo de actividad física y la ingesta de agua de calidad, es decir, de agua "viva" y estructurada en lugar del agua químicamente potable pero energéticamente "muerta" que hoy tomamos.


Pues bien, en esta ocasión retomamos las capacidades demostradas por la Tecnología Grander - de la que ya hablamos en el número 69 - porque hemos sabido que en la planta desalinizadora de la población alicantina de Jávea se está utilizando para revitalizar parte del agua de mar que se destina al consumo humano.

 

Una iniciativa que al parecer produce muy buenos resultados tanto desde el punto de vista de la calidad del agua como desde la óptica meramente industrial ya que los aparatos diseñados por Johann Grander no sólo no suponen ningún coste añadido sino que además pueden alargar la vida útil de las tuberías, membranas y depósitos que se utilizan para contener y tratar el agua de mar.
 

 


AGUA ENERGÉTICAMENTE VIVA


Cabe recordar al lector que hoy en día el agua extraída del subsuelo, de los ríos y de los lagos es sometida a cerca de 250 procesos diferentes - tanto químicos como biológicos y mecánicos - antes de ser considerada apta para el consumo humano.

 

Es decir, que el agua purificada, filtrada, desintoxicada, clorada, etc., que consumimos - incluso la embotellada - no es normalmente sino agua energéticamente "muerta" y, por tanto, muy limitada para realizar las funciones que debe cumplir en nuestro cuerpo. Todo lo contrario que el agua energéticamente "viva", es decir, aquella que conserva - o a la que se le hace recuperar, como consigue el método Grander - su potencial energético y la estructura ordenada y estable que presenta de forma natural.


No está de más recordar en este punto que, por resonancia, el agua "absorbe" las frecuencias de cada materia con la que entra en contacto.

 

Ello se debe a que el agua posee tanto "conciencia" como "memoria" como bien puso de manifiesto con sus trabajos en estos últimos años el científico japonés Masaru Emoto. En otras palabras, que el agua almacena en forma de frecuencias electromagnéticas la "información" -positiva y/o negativa - que recibe de toda sustancia con la que entra en contacto.

 

Frecuencias que pueden romper la estructura natural del agua y convertirla en un líquido físicamente desestructurado y energéticamente muerto que, además, trasmite a quien la consume las frecuencias negativas que han volcado en ella radiaciones, metales pesados, fosfatos, productos fitosanitarios, abonos, nitratos, etc.


Bien, pues resulta que el agua "muerta", desestructurada y desenergetizada no sólo se puede revitalizar y reordenar sino además dotarla de su propio "mecanismo de defensa" gracias al cual podrá seguir autodepurándose en el futuro.

 

Al menos es lo que afirma Johann Grander que consiguen sus aparatos.
 

 


UN AGUA CON SISTEMA INMUNE


Es decir, la tecnología Grander - reconocida en Austria, Rusia y otros muchos países como "científicamente efectiva" - no sólo permite al parecer revitalizar el agua devolviéndole su potencial natural sino además hacerla más resistente a la contaminación por microorganismos patógenos al dotarla de una especie de "mecanismo de defensa" propio.


Como en su momento explicamos, lo que hace Johann Grander es, basándose en la capacidad del agua para recoger información y transmitirla a otras aguas por biorresonancia, llenar unos depósitos con el agua cristalina, pura y estructurada de una fuente - la Fuente Stephanie, situada en la región austriaca de Jochberg - y hacer pasar a través de ellos el agua muerta que se quiere "reinformar".

 

De manera tan sencilla el agua muerta "copia" la información que recibe del "agua portadora de la información Grander" que la revitaliza, energetiza, potencia su capacidad de regeneración y la devuelve a un estado de alto orden molecular. Agua revitalizada que luego puede transmitir su información a otras aguas.


Por otro lado, Grander asevera que el agua así vitalizada se convierte en una especie de entidad viva que dispone de su propio "sistema inmune", constituido por pin points - término que describe las pequeñas colonias de gérmenes que según Grander se forman al vitalizar el agua y que indican que la vitalización se está llevando a cabo con éxito - y que reacciona inmediatamente ante la presencia en el agua de gérmenes y de carbono eliminando la contaminación.

 

Es decir, esos pin points no sólo purifican el agua sino que además le otorgan la capacidad de autodepurarse y de impedir la multiplicación de microorganismos. Después de lo cual desaparecen. Siendo así ello confiere a esta agua una estabilidad duradera en el tiempo... sin aditivos ni conservantes de ningún tipo.


Hay que añadir que además de restablecer la fuerza original del agua, potenciar su capacidad de autorregeneración y autodepuración, disminuir la radiactividad y aumentar su resistencia frente a influencias externas negativas el agua vitalizada mediante este método presenta una viscosidad menor que le confiere un mayor poder solvente (lo que permite, por ejemplo, ahorrar en detergentes y productos de limpieza).

 

Quienes la han probado afirman que es un agua más suave y clara, con un sabor más fino y agradable que aumenta el deseo de beberla. Además deja la piel y el cabello mucho más suaves.

 

Asimismo hay testimonios de que su consumo habitual potencia los efectos de la Homeopatía, mitiga el dolor, favorece la curación de infecciones y patologías de la piel, acorta el tiempo de convalecencia de lesiones musculares, estimula las capacidades del cuerpo para autocurarse, energetiza el organismo y ayuda a mantener la salud.

 

También actúa como regulador de todos los sistemas del cuerpo, es un drenante general de organismo, favorece la actividad pancreática, aumenta los movimientos peristálticos del intestino y regula la presión arterial, entre otras propiedades.


Es más, se ha comprobado que conserva más tiempo frescos y con sabor alimentos como frutas y verduras, y que elimina la cal acumulada en tuberías y aparatos domésticos. También se utiliza para vitalizar el agua de piscinas, estanques y pozos así como para energetizar el estiércol ya que se ha comprobado que se recogen cosechas más generosas.


Dicho esto suponemos que a los lectores les interesará saber que en España se comercializan muchos de sus productos además de los propios vitalizadores de los que el "agua portadora de información Grander" es el principal componente.

 

Así, hoy se puede encontrar ya agua embotellada para beber, geles de ducha, champúes, lociones para el cuerpo, protectores solares, varillas conteniendo agua Grander para remover y energetizar cualquier bebida de forma inmediata, etc.
 

 


UNA PLANTA DESALINIZADORA PIONERA


El caso es que poco tiempo después de la publicación de nuestro anterior reportaje sobre la tecnología Grander y sus utilidades terapéuticas supimos que en la planta desalinizadora de Jávea (Alicante) se estaba empleando la misma para, después de someter el agua de mar a todos los procedimientos que establece la ley para que pueda considerarse apta para el consumo humano, revitalizar el agua desalinizada antes de incorporarla al torrente de agua potable de la que se abastecen los ciudadanos de esa población.

 

Obviamente quisimos conocer con qué resultados así que nos pusimos en contacto con ellos y nos atendió Moisés Espinós, uno de los operadores de la planta que no dudó en confesarnos que había decidido probar esa tecnología porque no tiene duda de que funciona ya que, tras constatarlo, contactó en su día con la empresa y hoy es el Jefe del Departamento Técnico de Grander en España.

-Debo empezar diciéndole que el agua de mar con la que trabajamos en la planta de Jávea es peculiar. Bueno, no tanto el agua como el lugar de donde se obtiene ya que los pozos de los que la extraemos están excavados en la misma roca tosca de la que están hechas las casas más antiguas de la ciudad.

 

Una roca que, por sus características, porosa pero suficientemente dura, constituye el mejor filtro natural para el agua y nos permite, por ejemplo, no tener que emplear ácido sulfúrico en el proceso de pretratamiento ya que la propia roca se encarga de eliminar algunos de los gérmenes que contiene el agua nada más sacarla de los pozos.

 

Son diez pozos excavados a la orilla del mar que proporcionan un caudal diario de más de sesenta mil toneladas de agua de mar y que por la profundidad a la que es captada - unos trescientos metros - reúne unas condiciones óptimas debido a su homogeneidad, a la escasez de materia en suspensión, poca presencia de microorganismos y temperatura con escasas variaciones.

 


-Una vez en la planta, ¿a qué procesos se somete el agua de mar para conseguir su potabilidad?


-Para no hacer la explicación excesivamente larga y técnica le resumiré cada proceso de forma escueta. Mire, lo primero que se hace es inyectar hipoclorito sódico para esterilizarla y facilitar que las partículas que contenga en suspensión se aglutinen y queden atrapadas en los filtros de arena por los que tendrá que pasar posteriormente.

 

Una vez esterilizada y sin organismos vivos los filtros de arena eliminan de ese agua gran parte de las materia en suspensión que contenga. Luego, ya libre de impurezas, pasa por los filtros que llamamos "de seguridad" o "bujías".

 


-Es decir, que se la somete a una segunda filtración...


-Así es. De lo que se trata es de que en estos filtros queden atrapados los restos materiales que trae consigo el agua de mar y que no se eliminaron en las arenas. En este caso esos filtros están formados por bobinas de hilo de polipropileno con un diámetro máximo de cinco micras.

 


-Si tenemos en cuenta que una micra es la millonésima parte de un metro suponemos que el filtrado será efectivo. Y dígame, además del hipoclorito sódico, ¿se añade algún otro agente químico al agua?


-Sí. Precisamente en este punto se le inyecta al agua meta bisulfito. Este producto lo que hace es neutralizar los agentes químicos que habíamos añadido en la fase previa de tratamiento y evitar que lleguen productos oxidantes a las membranas semipermeables con las que se realiza la ósmosis inversa que es el siguiente procedimiento al que se somete al agua.

 


-¿Ósmosis inversa? ¿Puede explicarnos en qué consiste?


-Por supuesto. Verá, cuando el agua ya está limpia de microorganismos y de suciedad la hacemos circular a través de unas membranas semipermeables que atrapan las sales disueltas. Hay que aclarar que hasta este punto del proceso el agua de mar llega con todas sus sales y toda su conductividad.

 

Pues bien, lo que hacemos en esta fase es forzar al agua a pasar por unas membranas que están enrolladas sobre sí mismas, como si fueran la concha de un caracol. Sometida así a unas presiones altísimas logramos que, al pasar por los finísimos poros, los iones de las sales se separen del agua. Se trata pues ya de agua que pierde su conductividad, es decir, es casi agua destilada.

 

Se le llama "agua de permeado" y no es apta para el consumo humano por su bajo pH y escaso contenido en minerales. Para que pueda legalmente consumirse antes hay que remineralizarla. Y para ello añadimos hidróxido de cal en polvo.

 


-¿Es entonces el hidróxido de cal lo que hace potable al agua dulce?


-Efectivamente. Se trata de un producto natural que dota al agua de unas condiciones químicas que permiten considerarla potable.

 


-Químicamente potable pero físicamente desestructurada y energéticamente muerta según Johann Grander... Suponemos que por eso se decidió a instalar su tecnología en la planta, pero, ¿en qué momento del proceso se utiliza?


-Pues precisamente en éste. Parte del agua de permeado es desviada a un depósito que contiene agua mezclada con cal... pero "agua portadora de información Grander" con las características y beneficios para la salud que ya conocen ustedes.

 

Después la disolución de hidróxido de cal con agua Grander se mezcla con el resto del agua tratada y de aquí pasa ya a las conducciones que la llevan hasta los hogares de los habitantes de Jávea.

 


-Es decir, que en la planta desalinizadora sólo se revitaliza en realidad una pequeña parte del agua de mar tratada para que luego, al juntarse con la no tratada, la primera transmita la "información" al resto. ¿Y por qué no se revitaliza directamente todo el agua que llega a la planta?


-Porque no es necesario. Nosotros sólo revitalizamos la octava parte de los 640.000 litros de agua de mar que entran por hora en la planta ya que basta para que la misma, tras adquirir la capacidad de autodepurarse y transmitir información, dote de las mismas propiedades a las demás aguas con las que luego entra en contacto.

 


-Pero si lo que Grander afirma es correcto, ¿no sería mejor revitalizar todo el agua de mar desde el principio con su tecnología?


-Por las experiencias a pequeña escala que se han hecho es factible. Y los beneficios serían mayores aunque sólo sea desde el punto de vista industrial. Pero no olvide que las directrices las marca el Ministerio de Sanidad.

 

Por otro lado, existe una dificultad meramente logística y es que en la actualidad no existe un aparato Grander con capacidad suficiente como para revitalizar directamente tal cantidad de agua.

 


-¿Y sabe si los investigadores de Grander están trabajando en la obtención de un equipo que permita hacerlo?


-Sí, me consta que están trabajando en el desarrollo de un prototipo que sea lo suficientemente grande como para que se pueda revitalizar y reinformar el agua tal cual se obtiene de los pozos.

 


-Dice usted que se han hecho experiencias a pequeña escala. ¿A qué se refiere exactamente?


-A que ya se han hecho pruebas con pequeñas cantidades de agua - procedente tanto de pozos de agua salobre como de agua de mar - y se ha confirmado, por ejemplo, que cuando se vitaliza el agua antes de hacerla pasar por las membranas éstas aumentan su tiempo de vida útil.

 

Además el "agua portadora de la información Grander" tiene más capacidad de disolución y en ella la cal no precipita, es decir, no se queda pegada a las paredes de las tuberías de ninguno de los elementos que componen los complejos sistemas de la planta desalinizadora. Y no hace falta que le explique el ahorro económico y energético que supone el simple hecho de que las conducciones de la planta estén siempre limpias y no sea necesario hacer un lavado químico con ácido nítrico para eliminar la cal cada poco tiempo.

 

Eso sin mencionar que, a su vez, los propios ciudadanos podrían beneficiarse ya que las tuberías de sus casas, de sus piscinas, sistemas de riego, etc., también estarían libres de cal.

 


-¿Cuánto tiempo hace que emplean la tecnología Grander en esta planta?


-Año y medio.

 


-Un año y medio en que, quizás sin saberlo, los habitantes de Jávea están disfrutando de un agua de calidad...


-Así es. Y no sólo los ciudadanos sino también el medio ambiente de la población. Recuerde que el agua vitalizada mediante el método de Johann Grander no pierde su condición ya que, como sabe, genera una especie de sistema inmune que la mantiene inalterada durante años y que, además, transmite su información a las aguas con las que entra en contacto.

 


-Un motivo más para que las autoridades competentes en materia de aguas se dieran al menos una vuelta por la planta desalinizadora de Jávea. Gracias, señor Espinós.


-A ustedes.