por Luis Botinas
Abril 2009
del Sitio Web
DSalud
Luis Botinas –cofundador hace años de Plural-21, Asociación para el
cuidado de la vida en un planeta vivo y actual Presidente - acaba de
terminar sobre este asunto un libro que se presentará probablemente
en junio y que lleva por título El VIH/SIDA no existe. Preguntas
para desmontar un invento “made in USA”.
|
Hace 25 años la Ministra de Sanidad estadounidense afirmó:
“El Dr.
Gallo ha aislado un virus que es la probable causa del Sida”.
En los
días siguientes la palabra “probable” desapareció. Había nacido el
VIH/SIDA.
Pocos después Science publicaba cuatro textos que Gallo
les envió en marzo de 1984 y que son mundialmente considerados,
“los
artículos de referencia que demuestran que Gallo aisló el virus
causante del SIDA”.
Pues bien, publicamos tres documentos que
demuestran que Gallo mintió. Uno revela cómo manipuló el borrador
escrito por su jefe de laboratorio, otro que no había virus en sus
cultivos celulares y el tercero que no es cierto que hubiera
encontrado un virus nuevo.
¿En qué se basa la versión oficial de que el SIDA - acrónimo de
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida - es una enfermedad provocada
por un retrovirus bautizado como Virus de la Inmunodeficiencia
Humana o VIH?
Porque cuando a las autoridades sanitarias, académicas,
hospitalarias y médicas - especialistas en SIDA incluidos - de
cualquier lugar del mundo se les pide formalmente que faciliten los
artículos científicos de referencia que lo demuestran la respuesta
suele ser ¡el silencio!
¿No se lo puede creer? Pues haga la prueba y
solicítelos. Y ya le adelantamos que en los raros casos en que
alguien responde lo hace remitiendo al consultante a que lea el
artículo que el médico estadounidense Robert Gallo publicó en la
revista Science el 4 de mayo de 1984 así como los tres
complementarios que adjuntó.
Lo que hace que saber cómo se gestaron
esos textos sea de sumo interés porque con ellos nació la actual
ficción VIH/SIDA. El primero fue un artículo que ocupó tres páginas
y apareció ilustrado con apenas dos fotos.
¿Y cómo se forjó ese
texto y de dónde se obtuvieron las fotos? Veámoslo porque la verdad
no se ha sabido hasta hace apenas un año pero explica por qué Gallo
no fue premiado con el Nobel de Medicina del 2008 junto a Luc
Montagnier a pesar de que durante años se le consideró codescubridor
del VIH.
Empezaremos diciendo que quienes han investigado con rigor e
independencia el tema del SIDA llegaron ya a mediados de los años
ochenta del pasado siglo XX a la conclusión de que no hay prueba
científica alguna que avale la afirmación de que el VIH causa el
SIDA. La diferencia es que algunos piensan que el VIH sí existe pero
es inofensivo y otros que ni siquiera existe.
En cualquier caso para
quienes están tanto en una como en otra posición lo que sí está
claro es que la versión oficial es falsa. Comparten asimismo la
convicción de que los antirretrovirales utilizados en los hospitales
no sólo son inútiles e innecesarios sino además tóxicos.
Y es que el 30 de junio del 2008 se constató que la tesis oficial de
que el VIH es la causa del SIDA se basa en un fraude científico
perpetrado por el Dr. Robert Gallo. Porque ese fue el día en el que
apareció en Bristol (Reino Unido) el libro de la veterana periodista
Janine Roberts titulado Miedo a lo invisible. Cuán temerosos debemos
estar de virus y vacunas, de VIH y SIDA en el que por primera vez se
hizo pública la documentación que demuestra la vergonzosa actuación
de Robert Gallo.
Veamos pues de forma cronológica y resumida qué se
reveló en él:
-
Finales de ebrero de 1984
El Dr. Mikulas Popovic, jefe del laboratorio del Dr. Gallo, empieza
los ensayos que llevarían - al menos eso se alegaría - a
constatar que el SIDA lo causa un virus desconocido hasta
ese momento que se consigue identificar y aislar mientras el
Dr. Gallo, de gira por Europa, da varias conferencias - incluida una en el Instituto Pasteur
de París - en las que anuncia que están a punto de saber qué virus de
la familia HTLV es la causa del SIDA.
Tan seguro estaba - a pesar de
que Popovic aún continuaba con la investigación y no lo había
logrado en realidad - que antes de viajar había llegado a un acuerdo
con la dirección de Science para concederle la exclusiva de “una
importantísima primicia mundial que revolucionará el SIDA”.
-
Marzo de 1984
Hacia el día 19 el Dr. Popovic redacta el borrador del artículo
central que Gallo había prometido a Science y se lo deja para que
cuando éste regrese de su gira europea lo lea marchándose luego a
esquiar. Y, en efecto, Gallo lo encuentra pero pronto comprueba que
se trata de algo que no cumple en absoluto las expectativas del
sensacional hallazgo que estaba anunciando.
Así que su reacción fue
adaptar la realidad a sus deseos ¡cambiando descaradamente el
contenido! Tachando simplemente lo que no concordaba con lo
anunciado y llenando de correcciones - de su propio puño y letra
- las
diez páginas que le habían dejado. Es más, añadiría cinco folios. Y
posteriormente introduciría otros cambios hasta que finalmente lo
enviaría el día 30 a Science.
Apuntando el texto, obviamente, en la
dirección que había divulgado..
-
Abril de 1984
-
Día 19. Science acepta los artículos remitidos por Gallo.
-
Día 22. El New York Times publica ¡en primera página! un artículo
del influyente Dr. Lawrence K. Altman en el que se dice que el Dr.
James O. Mason - director de los poderosos Centros de Control de
Enfermedades (CDC) de Estados Unidos - considera que,
Los responsables de
los CDC tomaban así una posición contraria a la tesis de que la
causa del SIDA es el nuevo virus que Gallo dice haber descubierto.
-
Día 23: Apenas 24 horas después la entonces Ministra de Sanidad
estadounidense Margaret Heckler anunciaría a bombo y platillo en
rueda de prensa,
Tal “contraataque” lo organizarían los igualmente poderosos
Institutos Nacionales de Salud (NIH), uno de los cuales es el
Instituto Nacional del Cáncer en el que, pura casualidad, trabajaba
Gallo. Con tal apoyo institucional el virus americano tomaba la
delantera mediática y política al virus francés.
Sólo que a partir
de entonces dejó de hablarse del virus como “probable causa” y
aunque nadie había demostrado en realidad que un virus fuera lo que
originaba el SIDA todo el mundo lo dio por hecho. Había nacido la
“verdad política y social” de la relación VIH/SIDA.
-
Mayo de 1984
Science publica el día 4 los artículos finalmente enviados por
Gallo… apenas 35 días después de recibirlos. Algo insólito. Y es que
aunque sólo habían transcurrido once días desde la conferencia de
prensa dada por la ministra de Sanidad norteamericana los textos
fueron ya leídos con las “gafas VIH/SIDA”.
Con lo que la “verdad
político-social” se convirtió en “verdad científico-médica”.
EL DOCUMENTO POPOVIC
Como ya adelantamos Gallo manipuló el texto escrito por Mikulas
Popovic.
Manipulaciones que hoy se conocen. Así, tachó con descaro
la frase “A pesar de los intensos esfuerzos de investigación
efectuados el agente causante del SIDA aún no ha sido identificado”
(página. 4). Inconcebible. Porque el borrador donde se hacía esa
rotunda afirmación, una vez manipulado, fue el que Gallo presentaría
como “prueba científica” de que él y su equipo habían culminado sus
ensayos con “la identificación del agente causal del SIDA”.
De hecho
tuvo la desfachatez de sustituir sin más esa frase en el artículo
que publicó en Science por la de,
“Nuestros hallazgos sugieren que un
retrovirus de la familia HTLV puede ser el agente etiológico del
SIDA”.
Y luego, para apoyar su afirmación, mencionaría “nueve
hallazgos” - con sus respectivas referencias - que no tenían nada que
ver con los experimentos que había hecho Popovic.
Es más, Gallo tachó en diagonal el Abstract (Resumen) hecho por
Popovic y escribió debajo:
“Este resumen es demasiado trivial para
un posible artículo innovador en Science”.
Hasta cambió el título. El de Popovic era Obtención y producción
continua de retrovirus linfotrópico de células T humanas (VLTH-III)
de pacientes con SIDA. El que saldría en Science fue el de Detección,
aislamiento y producción continua de retrovirus citopáticos (VLTH-III)
de pacientes con SIDA y pre-SIDA.
Y eso a pesar de que en el borrador del Dr. Popovic no se hacía
referencia en ningún momento a que sus investigaciones tuviesen como
objetivo “aislar un nuevo virus” ni que se buscase demostrar
‘citopaticidad’ alguna.
Y aún menos, por tanto, podía haber tenido
en mente buscar “el virus que probablemente causa el SIDA”. Entre
otras razones porque eso exige haber aislado antes el presunto virus
responsable y demostrar que mata las células T4 (que es lo que
oficialmente se atribuye al VIH). Lo que nunca se hizo.
Para mayor sorpresa, tampoco el artículo finalmente publicado en
Science aborda ni el aislamiento ni la citopaticidad de un supuesto
‘nuevo virus HTLV-III’ ¡aunque lo proclamaba en el título! Es más,
los añadidos a mano del Dr. Gallo tampoco lo pretendieron.
En
realidad se limitaron a expresiones generales y vagas del tipo,
“Sugerimos que (la causa del SIDA) puede ser…” o “Esta hipótesis se
basa en…”.
De hecho la conclusión de los experimentos de Popovic fue
efectivamente tan trivial que éste ni siquiera llegó a redactarla.
Y
el Dr. Gallo sólo se atrevería a escribir frases como,
“se ha abierto
el camino para detectar,” “proporciona una primera oportunidad de
realizar un análisis detallado” o “este sistema abre el camino hacia
la detección rutinaria y rápida del HTLV-III y variantes citopáticas
de HTLV asociadas".
En suma, meras posibilidades.
El DOCUMENTO GONDA
En cuanto a las fotos el Dr. Gallo hizo enviar al Laboratorio de Microscopía Electrónica muestras de sus cultivos celulares
- los que
presuntamente contenían el virus HTLV-III - para que se obtuviesen
las correspondientes imágenes a fin de ilustrar los artículos de Science.
Pues bien, el Dr. Matthew A. Gonda
- director del
laboratorio - respondería el 26 de marzo de 1984 a esa iniciativa con
una carta de diez líneas que decían:
“El Dr. Gallo deseaba estos
micrógrafos para publicar porque contenían partículas HTLV. (…) Y me
gustaría puntualizar que las ‘partículas’ (…) son desechos de una
célula degenerada. No se han observado en parte alguna del
precipitado partículas libres entre las células ni ‘partículas
semejantes-a-virus’ extracelulares.
Las pequeñas vesículas
extracelulares (…) son por lo menos un 50% más pequeñas que las
partículas maduras de HTLV vistas de tipo I, II o III. Insisto:
estas vesículas pueden ser encontradas en cualquier precipitado
celular”.
Y por si alguien dudara Gonda concluye agregando de forma
rotunda:
‘No creo que ninguna de las partículas fotografiadas sea de HTLV I, II o III’.
¿Y qué decidió ante tan desazonadora respuesta el Dr. Gallo?
Hacer
caso omiso y adjuntar el 30 de marzo al artículo manipulado algunas
de las fotos (a pesar de que según Gonda no constataban la
existencia de virus alguno) como lo demuestra que en la nota 17 del
segundo artículo publicado en Science se le agradece expresamente a
éste las fotos publicadas.
El DOCUMENTO MINOWADA
Cabe añadir que el 29 de marzo de 1984 - el día anterior a que
remitiera sus artículos a Science - Gallo envió una carta muy
reveladora al Dr. Jun Minowada - de la Universidad de Loyola en
Illinois (EE.UU.) - en cuya parte final decía:
“No me sorprende que no
haya encontrado usted expresión de la proteína p19 en células
frescas de pacientes de SIDA. Es extremadamente infrecuente
encontrar células frescas que expresen el virus (…) Para inducir el
virus parece ser necesario el cultivo de células. Lo que
probablemente se debe a que así se eliminan los factores inhibidores
presentes en el paciente”.
En otras palabras, el Dr. Gallo reconoce abiertamente en esa carta
que el VIH - e insistimos en que en realidad habla de un virus
hipotético que nunca aisló - solo se puede expresar ¡in vitro, en
cultivos celulares! pero no en un ser vivo porque las defensas del
organismo lo impedirían al eliminarlo.
Además que no había
encontrado virus alguno al que responsabilizar del SIDA lo demuestra
la última frase de la carta:
“Por último, ahora sabemos que hay
muchas variantes de HTLV-I. Y creemos que la causa del SIDA es una
variante mucho más citopática”.
En suma, todo apunta a que aún
estaban buscando algún virus. A pesar de lo cual al día siguiente
enviaba sus cuatro artículos a Science diciendo que ya lo había
descubierto.
TRES DOCUMENTOS DEMOLEDORES
Es evidente que los tres documentos mencionados - y seguro que hay
más por lo que luego explicaremos - demuestran de manera irrefutable
que el Dr. Gallo manipuló y tergiversó de forma consciente e
intencionada tanto el contenido real de sus investigaciones como los
resultados.
Se trata pues de documentos de importancia capital y
alcance mundial. ¿Y cómo han sido obtenidos?
La verdad es que los experimentos del Dr. Gallo y su equipo - desde
la invención del SIDA en 1981 hasta la invención del VIH/SIDA en
1984 - fueron sometidos a una muy intensa inspección. Nada menos que
por cuatro comisiones de investigación establecidas al máximo nivel
estadounidense.
Vigilancia que se decidió hacer tras la publicación
del llamado Informe Crewdson que con una extensión de 50.000
palabras fue publicado el 19 de noviembre de 1989 en 16 páginas del
periódico Chicago Tribune con el título
The Great AIDS Quest (La
gran búsqueda del SIDA).
Escrito por el periodista John Crewdson
- Premio
Pulitzer en 1981 - tras veinte meses de investigación éste llegó a la
conclusión de que,
“la historia que emerge es menos heroica de lo que
se suele presentar pero no menos espectacular: datos falseados y
experimentos secretos, virus fantasmas y genes desaparecidos,
resultados irreproducibles y notas de laboratorio embrolladas,
cultivos sin etiquetar y fotografías manipuladas. (...)
Es la
historia de un científico influyente e intimidador que persiguió un
virus erróneo durante más de un año para luego invertir la situación
y emerger con un hermano virtual genéticamente gemelo del virus que
había sido realmente descubierto por sus rivales de París y que le
habían entregado meses atrás.
Lo que ocurrió en el laboratorio de Robert Gallo durante el invierno del 83 al 84 es un misterio que
quizás no será nunca definitivamente aclarado pero la evidencia es
abrumadora: o fue un error o un robo”.
Contundente y demoledor.
Lo que a Crewdson se le escapó sin embargo
–o no quiso ver - es que tampoco en París se había sido aislado
ningún virus. Que el Dr. Gallo utilizase - sin reconocerlo - los
cultivos celulares del Dr. Montagnier no significa que le robase
virus alguno sino simplemente que pudo reproducir los mismos
fenómenos biológicos - en particular, la trascripción inversa, es
decir, la conversión de ARN a ADN - y que los utilizó asimismo como
indicadores indirectos de la presencia de un supuesto retrovirus.
Y
añadiremos, por si aun tiene alguna duda de que Gallo utilizó las
muestras enviadas por Montagnier, que el propio Dr. Popovic lo
reconoció por dos veces en su borrador.
Frases que Gallo tacharía
anotando al lado respectivamente:
“No termino de creérmelo. Eres
absolutamente increíble” y “Mika, estás LOCO” (así, en mayúsculas).
Es por cierto ilustrativo de cómo es y actúa el Dr. Gallo saber la
actitud que tuvo ante Crewdson: sólo le contestó una vez - por
teléfono - a algunas preguntas y no aceptó entrevista personal alguna.
Entre otros intentos - y a petición del abogado del Dr. Gallo
- el
Chicago Tribune le envió el 19 de diciembre de 1988 una lista con
188 preguntas. No hubo respuesta. El 28 de julio de 1989 se le envió
otra lista de preguntas. Tampoco hubo respuesta. En octubre de 1989
volvió a remitírsele otra carta indicando en ella que la ausencia de
respuesta sería considerada una negativa a conceder entrevista
alguna.
De nuevo silencio. Y agregaremos que la actitud saboteadora
de Gallo incluyó a su entorno pues también se negaron a conceder
entrevistas sus colaboradores, entre ellos el Dr. Popovic.
Bueno, pues fue a raíz de la publicación de ese reportaje/informe
cuando entre 1990 y 1994 se pusieron en marcha varias
investigaciones oficiales sobre Gallo que terminarían dando lugar a
cuatro informes de instituciones oficiales estadounidenses del
máximo nivel. Una de ellas llevada a cabo ¡por el propio servicio
secreto encargado de la seguridad del Presidente de Estados Unidos!
que encontró suficientes evidencias de fraude como para remitir la
investigación al Fiscal General.
Lo “singular” es que como había
transcurrido demasiado tiempo desde la presunta comisión del delito
Gallo no pudo ser procesado penalmente.
De forma breve diremos que tras rescatar y compilar más de 300
documentos relacionados con los ensayos efectuados en el laboratorio
del Dr. Gallo las principales conclusiones a las que llegaron los
investigadores fueron que había evidencias aplastantes de que las
repetidas afirmaciones de Gallo de que había aislado el VIH eran
falsas, que el experimento de febrero de 1984 fue tan defectuoso y
cuestionable en tantos aspectos que poca o nula confianza se podía
depositar en los hallazgos proclamados y que las instituciones
gubernamentales, al decidir proteger a Gallo, defendieron durante
años lo indefendible.
Tal fue la razón de que finalmente se ofreciera al Gobierno francés
el reconocimiento público por parte de los NIH de que “el Instituto
Pasteur había encontrado el VIH primero” a lo que se añadió el
compromiso de pagar una compensación económica por los royalties de
los llamados “tests del SIDA”.
Obligándose de paso a Gallo a
abandonar los NIH (tras lo cual la industria farmacéutica, siempre
encantada de tener a sus órdenes personas con ética, le ofrecería de
inmediato su propio centro privado de “investigación”).
ACTITUDES INCOMPRENSIBLES
Llegados a este punto suponemos que el lector se preguntará por qué
los investigadores que investigaron el asunto no se dieron cuenta
del fraude.
Y una posible respuesta es que quizás lo único que de
verdad les preocupaba era determinar la “paternidad” del supuesto
virus responsable del SIDA. Aunque lo más sangrante es que ni la
documentación de Gallo ni la de Montagnier demostraba la existencia
de que hubiera un virus nuevo y menos aún que causaba el SIDA. Algo
que antes o después saldrá a la luz.
Como ha salido lo que hizo el
Dr. Gallo - para su sorpresa - por la sencilla razón de que estaba
convencido de que sus manipulaciones se habían quedado entre Mika
Popovic y él, y de que la prueba de su falsificación había sido
destruida. Lo que no ocurrió porque Popovic, muy preocupado al ver
el alcance de los cambios introducidos por Gallo en su texto,
decidió protegerse y enviar una copia de todo a su hermana que vivía
en Austria.
Que hizo bien lo demuestra que a poco de comenzar las
investigaciones oficiales le pidió a ésta que se la devolviese. Y es
que tras un interrogatorio Popovic recibió una grabación que
contenía no sólo las respuestas que dio a las preguntas que le
habían sido formuladas por los investigadores sino ¡los comentarios
que tras su marcha éstos hicieron!
Algo que le alarmó profundamente
ya que en ellos se indicaba claramente que iba ser acusado de mala
práctica científica en lugar del Dr. Gallo. Con lo que a la mañana
siguiente su abogado entregó el borrador manipulado a los
investigadores que pronto verificaron que los cambios habían sido
hechos efectivamente a mano por Gallo.
Bueno, pues debemos decir que a pesar de todo esto aún hay quien
otorga credibilidad científica a Gallo. Sin embargo, ¿cuál ha sido
en los últimos años su actitud?
Hace ahora un lustro la versión on
line del British Medical Journal alojó un debate entre quienes creen
en la versión oficial del VIH/SIDA y los científicos que niegan esa
relación. Un debate que se desarrolló entre el 28 de febrero del
2003 y el 17 de abril del 2005. Y en él, entre otros muchos asuntos,
se abordó algo tan simple y fundamental como si el VIH ha sido
alguna vez aislado.
Pues bien, aunque el Dr. Gallo fue invitado
reiteradamente a dar explicaciones y pruebas de ello se negó siempre
en redondo. Como se negaría - de mala manera - a formar parte del
panel de expertos que con presencia de defensores y detractores de
la versión oficial se constituyó el año 2000 para debatir las dudas
existentes por iniciativa del entonces presidente de Sudáfrica Thabo
Mbeki.
(Invitamos al lector a leer en nuestra
Web - www.dsalud.com - el
amplio reportaje que esta revista publicó sobre ello en el nº 18
correspondiente a Julio del 2000 con el título ¿Comienza por fin el
debate sobre el SIDA?).
Claro que quien esto escribe ha pedido personalmente dos veces al
Dr. Gallo,
“las pruebas científicas que demuestran que realmente
aisló el VIH”.
La primera el 16 de abril de 1997 cuando entregué una
propuesta escrita a La Caixa - que había traído a España al Dr. Gallo
para impartir en sus instalaciones una conferencia titulada
precisamente El descubrimiento de los retrovirus y del VIH - en la
que proponía que se abriera tras la misma un debate sobre el tema
con Gallo sin que se dignaran a responderme - aunque Gallo, informado,
despachó la cuestión desde su mesa de conferenciante diciendo
textualmente:
“Algunos, para hacerse famosos, se colgarían de una
avioneta fosforescente volando a gran altura”.
La segunda fue
durante la XII Conferencia Internacional de SIDA celebrada en
Ginebra en 1998.
En el transcurso de una rueda internacional de
prensa en la que el Dr. Gallo era el invitado principal tomé el
micrófono y le pregunté:
“Dr. Gallo, ¿entregará Ud. a los
huelguistas de hambre que están a las puertas del Congreso las
pruebas científicas que piden de que usted aisló el VIH?”
Su
respuesta fue desplazar la silla hacia atrás, estirar las piernas
hacia delante, cruzar los pies, ponerse las manos detrás de la nuca
y farfullar en voz baja “Shut up!" (¡Cierra el pico!).
Y yo pregunto:
¿es ésa la respuesta que daría un científico que no tiene nada que
ocultar? Bueno, pues su negativa no le pareció improcedente ni
significativa a ninguno del centenar largo de autocalificados
“periodistas especializados en VIH/SIDA” de medio mundo allí
presentes.
Afortunadamente quienes sí saben de qué va esto han empezado a
movilizarse.
El 1 de diciembre del 2008 treinta y siete
investigadores de 14 países dirigieron una carta al actual Editor
Jefe de Science, Bruce Alberts, en la que apoyándose en los tres
documentos aquí mencionados le piden que la revista retire
formalmente los artículos de Gallo publicados en 1984 una vez
demostrado que son un fraude.
Una carta que concluye así:
“Para la
credibilidad de la investigación científica es vital que sean
retirados los artículos que se demuestre que son defectuosos o están
falsificados. Y como quiera que hoy existen documentos públicos que
demuestran que los artículos de Gallo sacan conclusiones
injustificadas su retirada de Science es muy importante para
mantener la integridad científica.
Los futuros investigadores deben
también entender que no pueden basar sus declaraciones sobre VIH y
SIDA en los artículos de 1984 de Gallo. Todos los autores de
artículos que se basaron en esos cuatro textos deberían tener la
oportunidad de reconsiderar sus propias conclusiones por si resultan
debilitadas por estas revelaciones”.
Estamos a mediados de marzo del 2009 y aún no ha habido respuesta.
Claro que ya en su número de 8 de enero de 1993 Science publicó un
artículo titulado
HHS: Gallo Guilty of Misconduct
- es decir,
Ministerio de Sanidad: Gallo culpable de mala práctica - cuyo
subtítulo decía: El veredicto es que al ocultar el hecho de que su
laboratorio puso el virus francés en una línea celular permanente Robert Gallo intentó engañar a la comunidad científica. Cierto.
Luego, ¿por qué se ha seguido dando crédito a Gallo?
Sencillamente
porque detrás de todo esto hay algo muy grave a tapar que además ha
generado un gigantesco negocio. Absolutamente fraudulento todo
porque, ¿sabía que los experimentos que Gallo aseguró haber
realizado en 1984 en su laboratorio no se han reproducido jamás?
Este simple hecho los descalifica a nivel científico.
Y los
experimentos que indican algunos manuales de Virología para
“producir, detectar y aislar el VIH” son un entretenimiento
académico sin base virológica alguna porque tal cosa nunca se ha
logrado realmente.
Y MONTAGNIER TAMPOCO HA AISLADO EL VIRUS
Mucha gente lo ignora pero a la mayoría de los expertos en SIDA que
a Montagnier se le diera en el 2008 el Nobel de Medicina no les
gustó nada.
¿Por qué? Pues porque le consideran casi ¡un disidente!
Y no les falta razón.
Lo es doblemente: tanto en lo que se refiere a
la presunta causa del SIDA como en cuanto al tratamiento. A fin de
cuentas ya en 1990 reconoció que en la aparición del SIDA tenía que
haber,
“otros cofactores puesto que el VIH no puede por sí solo matar
célula alguna. Hace falta - añadiría - que exista otro factor que
actúe al mismo tiempo sobre la misma célula”.
Reconocimiento que le
llevó a buscar durante una década ese cofactor - o cofactores
- en
micoplasmas y otros microbios…¡sin encontrar ninguno!
De ahí que
llegase a la conclusión hace unos años de que tales cofactores no
eran microbianos sino nutricionales y psicoemocionales: malos
hábitos de vida, miedo, angustia, problemas psicológicos, etc.
Es
más, cuando en 1997 el periodista Djamel Tahi insistió en
preguntarle sobre el aislamiento del llamado “virus del SIDA”
Montagnier contestó:
“Se lo repito: no purificamos”.
Con lo que
reconoció implícitamente no haber aislado nunca el presunto virus
conocido como VIH.
Disiente asimismo Montagnier de los tratamientos que deben aplicarse
a las personas catalogadas como enfermas de SIDA porque hace ya más
de diez años comenzó a recomendar que los fármacos antirretrovirales
se tomasen sólo unos pocos meses –sabedor de que son muy tóxicos - y
empezó a poner el acento en ¡ingerir antioxidantes y llevar una vida
sana!
Y sigue pensando que es lo adecuado. Lo demuestra que en
diciembre del 2007 acudió Madrid para visitar el laboratorio Catalysis para conocer de primera mano cómo obtenían sus potentes
antioxidantes (el lector puede leer en nuestra web -
www.dsalud.com - la entrevista que esta revista mantuvo con Luc Montagnier en ese
laboratorio y que apareció en el nº 102 correspondiente a febrero
del 2008 donde no tuvo reparo en decir textualmente: “El VIH sólo es
un problema grave si el sistema inmune está deprimido”).
Posición que no modificó al recibir el Nobel porque cuatro días
después de saber que se le había concedido contestó a la pregunta ¿Qué
personas tienen más riesgo de desarrollar el SIDA? lo siguiente:
“El
virus actúa en aquellos organismos que presentan ya una situación
degradada por el consumo de drogas o por una vida complicada, con
abuso de alcohol o escasa atención a la alimentación. Algunas
personas sanas pueden ser infectadas por el virus durante un breve
periodo pero pueden desembarazarse de él enseguida. La moraleja de
todo esto es que hay que llevar una vida responsable y evitar otras
infecciones".
(El País, 12 de octubre de 2008).
EL SIDA ES MÁS QUE UN SIMPLE NEGOCIO
Terminamos este texto recordando que poco después de la aparición
del libro antes mencionado de Janine Roberts - Miedo a lo invisible
- el veterano policía y detective californiano Clark Baker definió
directamente el montaje SIDA como algo puramente delictivo.
De hecho
en el informe que presentó tras investigarlo y que tituló El huevo
de Gallo afirmaría:
“No se precisa de formación médica alguna para
investigar conductas fraudulentas o criminales así como la
financiación utilizada (…) No se requiere un cerebro de
neurocirujano para ver que ningún científico ha demostrado nunca que
el VIH:
-
existe
-
ataca células
-
causa el SIDA
(…) La
clave de todo este enorme entramado se encuentra (…) en la
declaración original misma del propio Dr. Gallo sobre el VIH. (…)
Tras haber investigado miles de crímenes y haber arrestado a
centenares de miembros de bandas criminales y otras gamas de
depredadores reconozco un asunto criminal en cuanto lo huelo. El VIH/SIDA
convierte la estafa de Enron en un juego de niños”.
El Huevo de Gallo
por Clark
Baker
del Sitio Web
TigOrg
NOTA INTRODUCTORIA Y
ACLARATORIA
La Semmelweis Society Interrnational (SSI)
es una asociación con base en los USA cuyo nombre honra
al médico húngaro
Ignaz Philipp Semmelweis
(1818-1865).
El Dr. Semmelweis
descubre en 1846 que simplemente desinfectando las manos
de los médicos que atienden a las mujeres que van a dar
a luz, baja drásticamente la fiebre puerperal que mata
un alto porcentaje (¿20%?) de las parturientas. Su
trascendental hallazgo se traduce en despidos,
marginación, etc. En 1965 muere ridiculizado por casi
todos los grandes catedráticos universitarios y jefes de
hospitales.
La SSI está formada por investigadores, médicos,
enfermeras y, en general, personas interesadas en que la
Medicina funcione bien y en defender a los profesionales
y enfermos que sufren represalias por denunciar s mal
funcionamiento.
El 13 de mayo de este año, la SSI concedió sus premios
anuales Manos Limpias (Clean Hands) al profesor del
Departamento de Bilogía Molecular de la Universidad de
California en Berkeley, Dr.
Peter Duesberg, y a la
periodista estadounidense
Celia Farber por su
rechazo de la versión oficial del SIDA y por su
formulación, defensa y divulgación de hipótesis
causativas alternativas.
Tanto entidades y personas ajenas a la SSI como algunos
de sus miembros y ex miembros protestaron ante dichas
nominaciones. El Presidente de la SSI, Dr. Roland
Chalifoux, hizo público
un Comunicado de Prensa
el 1 de junio reafirmando la importancia y la justicia
de los Premios concedidos. Ante la persistencia de
algunas críticas, el Dr. Chalifoux pidió al
experimentado detective californiano Clark Baker que
investigase el caso. El 21 de julio hizo público el
Informe titulado “Gallo’s
Egg”, que había entregado unos días antes a
la SSI.
A modo de Presentación tanto del oficial Baker como de
su Informe, he reagrupado, he ordenado y he traducido
las siguientes frases, extraídas del Informe, de su
Introducción, de comentarios en la web
www.californiaconservative.com
o en el blog
www.exlibhollywood.blogspot.com
(Auto) Presentación
Mi nombre es Clark Baker. Soy un detective privado, con
licencia en California. He sido detective durante 28
años, tanto privado como en el Departamento de Policía
de Los Ángeles (1980-2000).
He realizado más de
5.000 investigaciones criminales y civiles, y he
investigado, arrestado, procesado y ayudado a detener
más de 2.700 carreras delictivas. También he recibido
más de 80 condecoraciones militares y civiles por mis
servicios como sargento de marines de los USA y como
oficial de policía.
Tras estos 28 años, me considero enormemente escéptico
ante todo hasta que no lo he probado por mí mismo. Hoy
en día, la mayor parte de mi trabajo es
pro bono, por lo que
puedo ser muy exigente con aquellas personas a las que
asisto. Se espera que los testigos mientan, pero si
descubro que un cliente mío me ha tergiversado los
hechos o me ha mentido, normalmente lo abandono.
Soy afortunado por tener el tiempo, la energía y los
recursos para ayudar a que buenas personas puedan salir
de apuros inmerecidos.
Empecé esta investigación en mayo de este año, y desde
entonces he transferido TODAS mis demás investigaciones
a otros detectives. Por estos esfuerzos, no he sido
compensado económicamente. Mi intención es continuar
implicado en este tema hasta que los tribunales y/o los
legisladores hayan terminado con esta empresa criminal
(llamada SIDA).
Hasta ahora, nunca imaginé que algunas de las industrias
farmacéuticas podían apoyar falsa ciencia para financiar
investigadores a fin de que produzcan fármacos caros que
causan sufrimientos y enfermedades por todo el mundo; o
utilizar legislación confusa para forzar a madres sanas
y a sus bebés (bajo amenaza de quitarles la patria
potestad) a ingerir fármacos que matan, y entonces
utilizar las enfermedades y la mortalidad que se generan
como evidencia de que una no-existente enfermedad sí que
en realidad existe.
Si Ud. quiere comprender lo que ahora entiendo que es la
conspiración criminal más importante que nunca pude
imaginar, lea el Informe que he elaborado.
En circunstancias normales, pondría una lista con mi
agradecimiento a todas las personas que me han ayudado
en esta investigación y en el subsiguiente informe.
Debido a las condiciones que existen en la comunidad
científica y en la industria farmacéutica, no tendría
sentido legítimo alguno exponer a estos testigos como
potenciales dianas u objetivos. Cuando llegue el momento
adecuado, el mundo conocerá la diferencia entre aquellos
que sirven a la Humanidad y aquellos que se sirven a sí
mismos a expensas de la Humanidad.
Jamás he escrito sobre algo más importante. Esta
historia ha cambiado mi vida, y si Ud. se toma el tiempo
y la paciencia para comprender lo que he redactado,
también puede cambiar la suya.
No se precisa de formación médica alguna para investigar
conductas fraudulentas o criminales, así como la
financiación utilizada. (…) No se requiere un cerebro de
neurocirujano para ver que ningún científico ha
demostrado nunca que el VIH: 1) existe; 2) ataca
células; ó 3) causa el SIDA.
Argumentar contra las montañas de minucias del VIH/SIDA,
que son interdependientes y que se apoyan las unas a las
otras, requeriría terabytes de capacidad computacional y
la tenacidad de los fanáticos deportivos más detestables
del mundo.
La clave de todo este enorme entramado no se encuentra
en las paredes de cartón-piedra ni en los peones ni en
los corre-ve-y-diles, sino en la declaración original
misma del propio Dr. Gallo sobre el VIH.
Tras haber investigado miles de crímenes y haber
arrestado cientos de miembros de bandas criminales y
otras gamas de depredadores, reconozco un asunto
criminal en cuanto lo huelo.
El VIH/SIDA convierte la estafa Enron en un juego de
póker entre buenos vecinos.
Por malo que fuese Ken Lay (el fundador de Enron), nunca
pudo pensar en envenenar y matar la cantidad de personas
que las empresas farmacéuticas están dañando y matando
en base a la medicina tipo-Mengele de Anthony Fauci y
Robert Gallo.
Escorias como ellos
(y como John Moore, de la Cornell University)
finalmente se pudrirán en el infierno, pero tengo la
intención de que conozcan alguna justicia terrestre
antes de que los chacales del infierno se los merienden. |
Bueno, pues los “expertos” en SIDA siguen tratando a millones de
personas con supuestos antirretrovirales para un virus que ni
siquiera está demostrado que exista.
Lo que sí está demostrado es
que la relación VIH/SIDA se basó en un fraude científico.
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