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			por Luis BotinasAbril 2009
 
			del Sitio Web
			
			DSalud 
			  
				
					
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			Luis Botinas –cofundador hace años de Plural-21, Asociación para el 
			cuidado de la vida en un planeta vivo y actual Presidente - acaba de 
			terminar sobre este asunto un libro que se presentará probablemente 
			en junio y que lleva por título El VIH/SIDA no existe. Preguntas 
			para desmontar un invento “made in USA”. |  
			Hace 25 años la Ministra de Sanidad estadounidense afirmó:
 
				
				“El Dr. 
			Gallo ha aislado un virus que es la probable causa del Sida”.
				 
			En los 
			días siguientes la palabra “probable” desapareció. Había nacido el 
			VIH/SIDA.  
			  
			Pocos después Science publicaba cuatro textos que Gallo 
			les envió en marzo de 1984 y que son mundialmente considerados,  
				
				“los 
			artículos de referencia que demuestran que Gallo aisló el virus 
			causante del SIDA”.  
			Pues bien, publicamos tres documentos que 
			demuestran que Gallo mintió. Uno revela cómo manipuló el borrador 
			escrito por su jefe de laboratorio, otro que no había virus en sus 
			cultivos celulares y el tercero que no es cierto que hubiera 
			encontrado un virus nuevo.
 ¿En qué se basa la versión oficial de que el SIDA  - acrónimo de 
			Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida - es una enfermedad provocada 
			por un retrovirus bautizado como Virus de la Inmunodeficiencia 
			Humana o VIH?
 
			  
			Porque cuando a las autoridades sanitarias, académicas, 
			hospitalarias y médicas  - especialistas en SIDA incluidos - de 
			cualquier lugar del mundo se les pide formalmente que faciliten los 
			artículos científicos de referencia que lo demuestran la respuesta 
			suele ser ¡el silencio!  
			  
			¿No se lo puede creer? Pues haga la prueba y 
			solicítelos. Y ya le adelantamos que en los raros casos en que 
			alguien responde lo hace remitiendo al consultante a que lea el 
			artículo que el médico estadounidense Robert Gallo publicó en la 
			revista Science el 4 de mayo de 1984 así como los tres 
			complementarios que adjuntó.  
			  
			Lo que hace que saber cómo se gestaron 
			esos textos sea de sumo interés porque con ellos nació la actual 
			ficción VIH/SIDA. El primero fue un artículo que ocupó tres páginas 
			y apareció ilustrado con apenas dos fotos.  
			  
			¿Y cómo se forjó ese 
			texto y de dónde se obtuvieron las fotos? Veámoslo porque la verdad 
			no se ha sabido hasta hace apenas un año pero explica por qué Gallo 
			no fue premiado con el Nobel de Medicina del 2008 junto a Luc 
			Montagnier a pesar de que durante años se le consideró codescubridor 
			del VIH. 
			Empezaremos diciendo que quienes han investigado con rigor e 
			independencia el tema del SIDA llegaron ya a mediados de los años 
			ochenta del pasado siglo XX a la conclusión de que no hay prueba 
			científica alguna que avale la afirmación de que el VIH causa el 
			SIDA. La diferencia es que algunos piensan que el VIH sí existe pero 
			es inofensivo y otros que ni siquiera existe.
 
			  
			En cualquier caso para 
			quienes están tanto en una como en otra posición lo que sí está 
			claro es que la versión oficial es falsa. Comparten asimismo la 
			convicción de que los antirretrovirales utilizados en los hospitales 
			no sólo son inútiles e innecesarios sino además tóxicos. 
			Y es que el 30 de junio del 2008 se constató que la tesis oficial de 
			que el VIH es la causa del SIDA se basa en un fraude científico 
			perpetrado por el Dr. Robert Gallo. Porque ese fue el día en el que 
			apareció en Bristol (Reino Unido) el libro de la veterana periodista
			Janine Roberts titulado Miedo a lo invisible. Cuán temerosos debemos 
			estar de virus y vacunas, de VIH y SIDA en el que por primera vez se 
			hizo pública la documentación que demuestra la vergonzosa actuación 
			de Robert Gallo.
 
			  
			Veamos pues de forma cronológica y resumida qué se 
			reveló en él: 
				
					
					
					Finales de ebrero de 1984El Dr. Mikulas Popovic, jefe del laboratorio del Dr. Gallo, empieza 
			los ensayos que llevarían -  al menos eso se alegaría -  a 
					constatar que el SIDA lo causa un virus desconocido hasta 
					ese momento que se consigue identificar y aislar mientras el 
					Dr. Gallo, de gira por Europa, da varias conferencias -  incluida una en el Instituto Pasteur 
			de París -  en las que anuncia que están a punto de saber qué virus de 
			la familia HTLV es la causa del SIDA.
   
					Tan seguro estaba  - a pesar de 
			que Popovic aún continuaba con la investigación y no lo había 
			logrado en realidad - que antes de viajar había llegado a un acuerdo 
			con la dirección de Science para concederle la exclusiva de “una 
			importantísima primicia mundial que revolucionará el SIDA”.
					
					Marzo de 1984Hacia el día 19 el Dr. Popovic redacta el borrador del artículo 
			central que Gallo había prometido a Science y se lo deja para que 
			cuando éste regrese de su gira europea lo lea marchándose luego a 
			esquiar. Y, en efecto, Gallo lo encuentra pero pronto comprueba que 
			se trata de algo que no cumple en absoluto las expectativas del 
			sensacional hallazgo que estaba anunciando.
   
					Así que su reacción fue 
			adaptar la realidad a sus deseos ¡cambiando descaradamente el 
			contenido! Tachando simplemente lo que no concordaba con lo 
			anunciado y llenando de correcciones  - de su propio puño y letra 
					- las 
			diez páginas que le habían dejado. Es más, añadiría cinco folios. Y 
			posteriormente introduciría otros cambios hasta que finalmente lo 
			enviaría el día 30 a Science.    
					Apuntando el texto, obviamente, en la 
			dirección que había divulgado..
					
					Abril de 1984 
						
						
						Día 19. Science acepta los artículos remitidos por Gallo.
						
						Día 22. El New York Times publica ¡en primera página! un artículo 
			del influyente Dr. Lawrence K. Altman en el que se dice que el Dr. 
						James O. Mason  - director de los poderosos Centros de Control de 
			Enfermedades (CDC) de Estados Unidos - considera que,    
						Los responsables de 
			los CDC tomaban así una posición contraria a la tesis de que la 
			causa del SIDA es el nuevo virus que Gallo dice haber descubierto.
						
						Día 23: Apenas 24 horas después la entonces Ministra de Sanidad 
			estadounidense Margaret Heckler anunciaría a bombo y platillo en 
			rueda de prensa,    
						Tal “contraataque” lo organizarían los igualmente poderosos 
			Institutos Nacionales de Salud (NIH), uno de los cuales es el 
			Instituto Nacional del Cáncer en el que, pura casualidad, trabajaba 
			Gallo. Con tal apoyo institucional el virus americano tomaba la 
			delantera mediática y política al virus francés.    
						Sólo que a partir 
			de entonces dejó de hablarse del virus como “probable causa” y 
			aunque nadie había demostrado en realidad que un virus fuera lo que 
			originaba el SIDA todo el mundo lo dio por hecho. Había nacido la 
			“verdad política y social” de la relación VIH/SIDA.
					
					Mayo de 1984Science publica el día 4 los artículos finalmente enviados por 
			Gallo… apenas 35 días después de recibirlos. Algo insólito. Y es que 
			aunque sólo habían transcurrido once días desde la conferencia de 
			prensa dada por la ministra de Sanidad norteamericana los textos 
			fueron ya leídos con las “gafas VIH/SIDA”.
   
					Con lo que la “verdad 
			político-social” se convirtió en “verdad científico-médica”. 
			
 EL DOCUMENTO POPOVIC
 
			Como ya adelantamos Gallo manipuló el texto escrito por Mikulas 
			Popovic.
 
			  
			Manipulaciones que hoy se conocen. Así, tachó con descaro 
			la frase “A pesar de los intensos esfuerzos de investigación 
			efectuados el agente causante del SIDA aún no ha sido identificado” 
			(página. 4). Inconcebible. Porque el borrador donde se hacía esa 
			rotunda afirmación, una vez manipulado, fue el que Gallo presentaría 
			como “prueba científica” de que él y su equipo habían culminado sus 
			ensayos con “la identificación del agente causal del SIDA”. 
			  
			De hecho 
			tuvo la desfachatez de sustituir sin más esa frase en el artículo 
			que publicó en Science por la de,  
				
				“Nuestros hallazgos sugieren que un 
			retrovirus de la familia HTLV puede ser el agente etiológico del 
			SIDA”.  
			Y luego, para apoyar su afirmación, mencionaría “nueve 
			hallazgos”  - con sus respectivas referencias - que no tenían nada que 
			ver con los experimentos que había hecho Popovic. 
			Es más, Gallo tachó en diagonal el Abstract (Resumen) hecho por 
			Popovic y escribió debajo:
 
				
				“Este resumen es demasiado trivial para 
			un posible artículo innovador en Science”. 
			Hasta cambió el título. El de Popovic era Obtención y producción 
			continua de retrovirus linfotrópico de células T humanas (VLTH-III) 
			de pacientes con SIDA. El que saldría en Science fue el de Detección, 
			aislamiento y producción continua de retrovirus citopáticos (VLTH-III) 
			de pacientes con SIDA y pre-SIDA.
 
			Y eso a pesar de que en el borrador del Dr. Popovic no se hacía 
			referencia en ningún momento a que sus investigaciones tuviesen como 
			objetivo “aislar un nuevo virus” ni que se buscase demostrar 
			‘citopaticidad’ alguna.  
			  
			Y aún menos, por tanto, podía haber tenido 
			en mente buscar “el virus que probablemente causa el SIDA”. Entre 
			otras razones porque eso exige haber aislado antes el presunto virus 
			responsable y demostrar que mata las células T4 (que es lo que 
			oficialmente se atribuye al VIH). Lo que nunca se hizo. 
			Para mayor sorpresa, tampoco el artículo finalmente publicado en 
			Science aborda ni el aislamiento ni la citopaticidad de un supuesto 
			‘nuevo virus HTLV-III’ ¡aunque lo proclamaba en el título! Es más, 
			los añadidos a mano del Dr. Gallo tampoco lo pretendieron.
 
			  
			En 
			realidad se limitaron a expresiones generales y vagas del tipo, 
				
				“Sugerimos que (la causa del SIDA) puede ser…” o “Esta hipótesis se 
			basa en…”. 
			De hecho la conclusión de los experimentos de Popovic fue 
			efectivamente tan trivial que éste ni siquiera llegó a redactarla.  
			  
			Y 
			el Dr. Gallo sólo se atrevería a escribir frases como,  
				
				“se ha abierto 
			el camino para detectar,” “proporciona una primera oportunidad de 
			realizar un análisis detallado” o “este sistema abre el camino hacia 
			la detección rutinaria y rápida del HTLV-III y variantes citopáticas 
			de HTLV asociadas".  
			En suma, meras posibilidades.
 
			  
			
			El DOCUMENTO GONDA
 
			En cuanto a las fotos el Dr. Gallo hizo enviar al Laboratorio de Microscopía Electrónica muestras de sus cultivos celulares 
			-  los que 
			presuntamente contenían el virus HTLV-III -  para que se obtuviesen 
			las correspondientes imágenes a fin de ilustrar los artículos de Science.
 
			  
			Pues bien, el Dr. Matthew A. Gonda 
			- director del 
			laboratorio - respondería el 26 de marzo de 1984 a esa iniciativa con 
			una carta de diez líneas que decían:  
				
				“El Dr. Gallo deseaba estos 
			micrógrafos para publicar porque contenían partículas HTLV. (…) Y me 
			gustaría puntualizar que las ‘partículas’ (…) son desechos de una 
			célula degenerada. No se han observado en parte alguna del 
			precipitado partículas libres entre las células ni ‘partículas 
			semejantes-a-virus’ extracelulares.    
				Las pequeñas vesículas 
			extracelulares (…) son por lo menos un 50% más pequeñas que las 
			partículas maduras de HTLV vistas de tipo I, II o III. Insisto: 
			estas vesículas pueden ser encontradas en cualquier precipitado 
			celular”. 
			Y por si alguien dudara Gonda concluye agregando de forma 
			rotunda:  
				
				‘No creo que ninguna de las partículas fotografiadas sea de HTLV I, II o III’. 
			¿Y qué decidió ante tan desazonadora respuesta el Dr. Gallo?  
			  
			Hacer 
			caso omiso y adjuntar el 30 de marzo al artículo manipulado algunas 
			de las fotos (a pesar de que según Gonda no constataban la 
			existencia de virus alguno) como lo demuestra que en la nota 17 del 
			segundo artículo publicado en Science se le agradece expresamente a 
			éste las fotos publicadas.
 
			  
			
			El DOCUMENTO MINOWADA
 
			Cabe añadir que el 29 de marzo de 1984 -  el día anterior a que 
			remitiera sus artículos a Science -  Gallo envió una carta muy 
			reveladora al Dr. Jun Minowada -  de la Universidad de Loyola en 
			Illinois (EE.UU.) -  en cuya parte final decía:
 
				
				“No me sorprende que no 
			haya encontrado usted expresión de la proteína p19 en células 
			frescas de pacientes de SIDA. Es extremadamente infrecuente 
			encontrar células frescas que expresen el virus (…) Para inducir el 
			virus parece ser necesario el cultivo de células. Lo que 
			probablemente se debe a que así se eliminan los factores inhibidores 
			presentes en el paciente”. 
			En otras palabras, el Dr. Gallo reconoce abiertamente en esa carta 
			que el VIH -  e insistimos en que en realidad habla de un virus 
			hipotético que nunca aisló - solo se puede expresar ¡in vitro, en 
			cultivos celulares! pero no en un ser vivo porque las defensas del 
			organismo lo impedirían al eliminarlo.  
			  
			Además que no había 
			encontrado virus alguno al que responsabilizar del SIDA lo demuestra 
			la última frase de la carta:  
				
				“Por último, ahora sabemos que hay 
			muchas variantes de HTLV-I. Y creemos que la causa del SIDA es una 
			variante mucho más citopática”.  
			En suma, todo apunta a que aún 
			estaban buscando algún virus. A pesar de lo cual al día siguiente 
			enviaba sus cuatro artículos a Science diciendo que ya lo había 
			descubierto.
 
			  
			
			TRES DOCUMENTOS DEMOLEDORES
 
			Es evidente que los tres documentos mencionados -  y seguro que hay 
			más por lo que luego explicaremos -  demuestran de manera irrefutable 
			que el Dr. Gallo manipuló y tergiversó de forma consciente e 
			intencionada tanto el contenido real de sus investigaciones como los 
			resultados.
 
			  
			Se trata pues de documentos de importancia capital y 
			alcance mundial. ¿Y cómo han sido obtenidos? 
			La verdad es que los experimentos del Dr. Gallo y su equipo  - desde 
			la invención del SIDA en 1981 hasta la invención del VIH/SIDA en 
			1984 - fueron sometidos a una muy intensa inspección. Nada menos que 
			por cuatro comisiones de investigación establecidas al máximo nivel 
			estadounidense.
 
			  
			Vigilancia que se decidió hacer tras la publicación 
			del llamado Informe Crewdson que con una extensión de 50.000 
			palabras fue publicado el 19 de noviembre de 1989 en 16 páginas del 
			periódico Chicago Tribune con el título 
			
			The Great AIDS Quest (La 
			gran búsqueda del SIDA).  
			  
			Escrito por el periodista John Crewdson 
			-  Premio 
			Pulitzer en 1981 -  tras veinte meses de investigación éste llegó a la 
			conclusión de que,  
				
				“la historia que emerge es menos heroica de lo que 
			se suele presentar pero no menos espectacular: datos falseados y 
			experimentos secretos, virus fantasmas y genes desaparecidos, 
			resultados irreproducibles y notas de laboratorio embrolladas, 
			cultivos sin etiquetar y fotografías manipuladas. (...)    
				Es la 
			historia de un científico influyente e intimidador que persiguió un 
			virus erróneo durante más de un año para luego invertir la situación 
			y emerger con un hermano virtual genéticamente gemelo del virus que 
			había sido realmente descubierto por sus rivales de París y que le 
			habían entregado meses atrás.    
				Lo que ocurrió en el laboratorio de Robert Gallo durante el invierno del 83 al 84 es un misterio que 
			quizás no será nunca definitivamente aclarado pero la evidencia es 
			abrumadora: o fue un error o un robo”. 
			Contundente y demoledor.  
			  
			Lo que a Crewdson se le escapó sin embargo 
			–o no quiso ver - es que tampoco en París se había sido aislado 
			ningún virus. Que el Dr. Gallo utilizase  - sin reconocerlo - los 
			cultivos celulares del Dr. Montagnier no significa que le robase 
			virus alguno sino simplemente que pudo reproducir los mismos 
			fenómenos biológicos -  en particular, la trascripción inversa, es 
			decir, la conversión de ARN a ADN -  y que los utilizó asimismo como 
			indicadores indirectos de la presencia de un supuesto retrovirus.  
			  
			Y 
			añadiremos, por si aun tiene alguna duda de que Gallo utilizó las 
			muestras enviadas por Montagnier, que el propio Dr. Popovic lo 
			reconoció por dos veces en su borrador.  
			  
			Frases que Gallo tacharía 
			anotando al lado respectivamente:  
				
				“No termino de creérmelo. Eres 
			absolutamente increíble” y “Mika, estás LOCO” (así, en mayúsculas). 
			Es por cierto ilustrativo de cómo es y actúa el Dr. Gallo saber la 
			actitud que tuvo ante Crewdson: sólo le contestó una vez  - por 
			teléfono - a algunas preguntas y no aceptó entrevista personal alguna. 
			 
			  
			Entre otros intentos  - y a petición del abogado del Dr. Gallo 
			- el 
			Chicago Tribune le envió el 19 de diciembre de 1988 una lista con 
			188 preguntas. No hubo respuesta. El 28 de julio de 1989 se le envió 
			otra lista de preguntas. Tampoco hubo respuesta. En octubre de 1989 
			volvió a remitírsele otra carta indicando en ella que la ausencia de 
			respuesta sería considerada una negativa a conceder entrevista 
			alguna.  
			  
			De nuevo silencio. Y agregaremos que la actitud saboteadora 
			de Gallo incluyó a su entorno pues también se negaron a conceder 
			entrevistas sus colaboradores, entre ellos el Dr. Popovic. 
			Bueno, pues fue a raíz de la publicación de ese reportaje/informe 
			cuando entre 1990 y 1994 se pusieron en marcha varias 
			investigaciones oficiales sobre Gallo que terminarían dando lugar a 
			cuatro informes de instituciones oficiales estadounidenses del 
			máximo nivel. Una de ellas llevada a cabo ¡por el propio servicio 
			secreto encargado de la seguridad del Presidente de Estados Unidos! 
			que encontró suficientes evidencias de fraude como para remitir la 
			investigación al Fiscal General.
 
			  
			Lo “singular” es que como había 
			transcurrido demasiado tiempo desde la presunta comisión del delito 
			Gallo no pudo ser procesado penalmente. 
			De forma breve diremos que tras rescatar y compilar más de 300 
			documentos relacionados con los ensayos efectuados en el laboratorio 
			del Dr. Gallo las principales conclusiones a las que llegaron los 
			investigadores fueron que había evidencias aplastantes de que las 
			repetidas afirmaciones de Gallo de que había aislado el VIH eran 
			falsas, que el experimento de febrero de 1984 fue tan defectuoso y 
			cuestionable en tantos aspectos que poca o nula confianza se podía 
			depositar en los hallazgos proclamados y que las instituciones 
			gubernamentales, al decidir proteger a Gallo, defendieron durante 
			años lo indefendible.
 
			Tal fue la razón de que finalmente se ofreciera al Gobierno francés 
			el reconocimiento público por parte de los NIH de que “el Instituto 
			Pasteur había encontrado el VIH primero” a lo que se añadió el 
			compromiso de pagar una compensación económica por los royalties de 
			los llamados “tests del SIDA”.
 
			  
			Obligándose de paso a Gallo a 
			abandonar los NIH (tras lo cual la industria farmacéutica, siempre 
			encantada de tener a sus órdenes personas con ética, le ofrecería de 
			inmediato su propio centro privado de “investigación”).
 
			  
			
			ACTITUDES INCOMPRENSIBLES
 
			Llegados a este punto suponemos que el lector se preguntará por qué 
			los investigadores que investigaron el asunto no se dieron cuenta 
			del fraude.
 
			  
			Y una posible respuesta es que quizás lo único que de 
			verdad les preocupaba era determinar la “paternidad” del supuesto 
			virus responsable del SIDA. Aunque lo más sangrante es que ni la 
			documentación de Gallo ni la de Montagnier demostraba la existencia 
			de que hubiera un virus nuevo y menos aún que causaba el SIDA. Algo 
			que antes o después saldrá a la luz.  
			  
			Como ha salido lo que hizo el 
			Dr. Gallo - para su sorpresa - por la sencilla razón de que estaba 
			convencido de que sus manipulaciones se habían quedado entre Mika 
			Popovic y él, y de que la prueba de su falsificación había sido 
			destruida. Lo que no ocurrió porque Popovic, muy preocupado al ver 
			el alcance de los cambios introducidos por Gallo en su texto, 
			decidió protegerse y enviar una copia de todo a su hermana que vivía 
			en Austria.  
			  
			Que hizo bien lo demuestra que a poco de comenzar las 
			investigaciones oficiales le pidió a ésta que se la devolviese. Y es 
			que tras un interrogatorio Popovic recibió una grabación que 
			contenía no sólo las respuestas que dio a las preguntas que le 
			habían sido formuladas por los investigadores sino ¡los comentarios 
			que tras su marcha éstos hicieron!  
			  
			Algo que le alarmó profundamente 
			ya que en ellos se indicaba claramente que iba ser acusado de mala 
			práctica científica en lugar del Dr. Gallo. Con lo que a la mañana 
			siguiente su abogado entregó el borrador manipulado a los 
			investigadores que pronto verificaron que los cambios habían sido 
			hechos efectivamente a mano por Gallo. 
			Bueno, pues debemos decir que a pesar de todo esto aún hay quien 
			otorga credibilidad científica a Gallo. Sin embargo, ¿cuál ha sido 
			en los últimos años su actitud?
 
			  
			Hace ahora un lustro la versión on 
			line del British Medical Journal alojó un debate entre quienes creen 
			en la versión oficial del VIH/SIDA y los científicos que niegan esa 
			relación. Un debate que se desarrolló entre el 28 de febrero del 
			2003 y el 17 de abril del 2005. Y en él, entre otros muchos asuntos, 
			se abordó algo tan simple y fundamental como si el VIH ha sido 
			alguna vez aislado.  
			  
			Pues bien, aunque el Dr. Gallo fue invitado 
			reiteradamente a dar explicaciones y pruebas de ello se negó siempre 
			en redondo. Como se negaría  - de mala manera - a formar parte del 
			panel de expertos que con presencia de defensores y detractores de 
			la versión oficial se constituyó el año 2000 para debatir las dudas 
			existentes por iniciativa del entonces presidente de Sudáfrica Thabo 
			Mbeki.  
			  
			(Invitamos al lector a leer en nuestra 
			Web - www.dsalud.com - el 
			amplio reportaje que esta revista publicó sobre ello en el nº 18 
			correspondiente a Julio del 2000 con el título ¿Comienza por fin el 
			debate sobre el SIDA?). 
			Claro que quien esto escribe ha pedido personalmente dos veces al 
			Dr. Gallo,
 
				
				“las pruebas científicas que demuestran que realmente 
			aisló el VIH”.  
			La primera el 16 de abril de 1997 cuando entregué una 
			propuesta escrita a La Caixa  - que había traído a España al Dr. Gallo 
			para impartir en sus instalaciones una conferencia titulada 
			precisamente El descubrimiento de los retrovirus y del VIH - en la 
			que proponía que se abriera tras la misma un debate sobre el tema 
			con Gallo sin que se dignaran a responderme - aunque Gallo, informado, 
			despachó la cuestión desde su mesa de conferenciante diciendo 
			textualmente: 
				
				“Algunos, para hacerse famosos, se colgarían de una 
			avioneta fosforescente volando a gran altura”.  
			La segunda fue 
			durante la XII Conferencia Internacional de SIDA celebrada en 
			Ginebra en 1998.  
			  
			En el transcurso de una rueda internacional de 
			prensa en la que el Dr. Gallo era el invitado principal tomé el 
			micrófono y le pregunté:  
				
				“Dr. Gallo, ¿entregará Ud. a los 
			huelguistas de hambre que están a las puertas del Congreso las 
			pruebas científicas que piden de que usted aisló el VIH?” 
				 
			Su 
			respuesta fue desplazar la silla hacia atrás, estirar las piernas 
			hacia delante, cruzar los pies, ponerse las manos detrás de la nuca 
			y farfullar en voz baja “Shut up!" (¡Cierra el pico!).  
			  
			Y yo pregunto: 
			¿es ésa la respuesta que daría un científico que no tiene nada que 
			ocultar? Bueno, pues su negativa no le pareció improcedente ni 
			significativa a ninguno del centenar largo de autocalificados 
			“periodistas especializados en VIH/SIDA” de medio mundo allí 
			presentes. 
			Afortunadamente quienes sí saben de qué va esto han empezado a 
			movilizarse.
 
			  
			El 1 de diciembre del 2008 treinta y siete 
			investigadores de 14 países dirigieron una carta al actual Editor 
			Jefe de Science, Bruce Alberts, en la que apoyándose en los tres 
			documentos aquí mencionados le piden que la revista retire 
			formalmente los artículos de Gallo publicados en 1984 una vez 
			demostrado que son un fraude.  
			  
			Una carta que concluye así:  
				
				“Para la 
			credibilidad de la investigación científica es vital que sean 
			retirados los artículos que se demuestre que son defectuosos o están 
			falsificados. Y como quiera que hoy existen documentos públicos que 
			demuestran que los artículos de Gallo sacan conclusiones 
			injustificadas su retirada de Science es muy importante para 
			mantener la integridad científica.    
				Los futuros investigadores deben 
			también entender que no pueden basar sus declaraciones sobre VIH y 
			SIDA en los artículos de 1984 de Gallo. Todos los autores de 
			artículos que se basaron en esos cuatro textos deberían tener la 
			oportunidad de reconsiderar sus propias conclusiones por si resultan 
			debilitadas por estas revelaciones”. 
			Estamos a mediados de marzo del 2009 y aún no ha habido respuesta. 
			 
			  
			Claro que ya en su número de 8 de enero de 1993 Science publicó un 
			artículo titulado 
			
			HHS: Gallo Guilty of Misconduct  
			- es decir, 
			Ministerio de Sanidad: Gallo culpable de mala práctica - cuyo 
			subtítulo decía: El veredicto es que al ocultar el hecho de que su 
			laboratorio puso el virus francés en una línea celular permanente Robert Gallo intentó engañar a la comunidad científica. Cierto. 
			 
			  
			Luego, ¿por qué se ha seguido dando crédito a Gallo?  
			  
			Sencillamente 
			porque detrás de todo esto hay algo muy grave a tapar que además ha 
			generado un gigantesco negocio. Absolutamente fraudulento todo 
			porque, ¿sabía que los experimentos que Gallo aseguró haber 
			realizado en 1984 en su laboratorio no se han reproducido jamás? 
			Este simple hecho los descalifica a nivel científico.  
			  
			Y los 
			experimentos que indican algunos manuales de Virología para 
			“producir, detectar y aislar el VIH” son un entretenimiento 
			académico sin base virológica alguna porque tal cosa nunca se ha 
			logrado realmente.
 
			  
			
			Y MONTAGNIER TAMPOCO HA AISLADO EL VIRUS
 
			Mucha gente lo ignora pero a la mayoría de los expertos en SIDA que 
			a Montagnier se le diera en el 2008 el Nobel de Medicina no les 
			gustó nada.
 
			  
			¿Por qué? Pues porque le consideran casi ¡un disidente! 
			Y no les falta razón.  
			  
			Lo es doblemente: tanto en lo que se refiere a 
			la presunta causa del SIDA como en cuanto al tratamiento. A fin de 
			cuentas ya en 1990 reconoció que en la aparición del SIDA tenía que 
			haber,  
				
				“otros cofactores puesto que el VIH no puede por sí solo matar 
			célula alguna. Hace falta - añadiría - que exista otro factor que 
			actúe al mismo tiempo sobre la misma célula”.  
			Reconocimiento que le 
			llevó a buscar durante una década ese cofactor  - o cofactores 
			- en 
			micoplasmas y otros microbios…¡sin encontrar ninguno!  
			  
			De ahí que 
			llegase a la conclusión hace unos años de que tales cofactores no 
			eran microbianos sino nutricionales y psicoemocionales: malos 
			hábitos de vida, miedo, angustia, problemas psicológicos, etc.  
			  
			Es 
			más, cuando en 1997 el periodista Djamel Tahi insistió en 
			preguntarle sobre el aislamiento del llamado “virus del SIDA” 
			Montagnier contestó:  
				
				“Se lo repito: no purificamos”. 
				 
			Con lo que 
			reconoció implícitamente no haber aislado nunca el presunto virus 
			conocido como VIH. 
			Disiente asimismo Montagnier de los tratamientos que deben aplicarse 
			a las personas catalogadas como enfermas de SIDA porque hace ya más 
			de diez años comenzó a recomendar que los fármacos antirretrovirales 
			se tomasen sólo unos pocos meses –sabedor de que son muy tóxicos - y 
			empezó a poner el acento en ¡ingerir antioxidantes y llevar una vida 
			sana!
 
			  
			Y sigue pensando que es lo adecuado. Lo demuestra que en 
			diciembre del 2007 acudió Madrid para visitar el laboratorio Catalysis para conocer de primera mano cómo obtenían sus potentes 
			antioxidantes (el lector puede leer en nuestra web -
			
			www.dsalud.com - la entrevista que esta revista mantuvo con Luc Montagnier en ese 
			laboratorio y que apareció en el nº 102 correspondiente a febrero 
			del 2008 donde no tuvo reparo en decir textualmente: “El VIH sólo es 
			un problema grave si el sistema inmune está deprimido”). 
			Posición que no modificó al recibir el Nobel porque cuatro días 
			después de saber que se le había concedido contestó a la pregunta ¿Qué 
			personas tienen más riesgo de desarrollar el SIDA? lo siguiente:
 
				
				“El 
			virus actúa en aquellos organismos que presentan ya una situación 
			degradada por el consumo de drogas o por una vida complicada, con 
			abuso de alcohol o escasa atención a la alimentación. Algunas 
			personas sanas pueden ser infectadas por el virus durante un breve 
			periodo pero pueden desembarazarse de él enseguida. La moraleja de 
			todo esto es que hay que llevar una vida responsable y evitar otras 
			infecciones".  
				(El País, 12 de octubre de 2008). 
			  
			
			EL SIDA ES MÁS QUE UN SIMPLE NEGOCIO
 
			Terminamos este texto recordando que poco después de la aparición 
			del libro antes mencionado de Janine Roberts  - Miedo a lo invisible 
			- el veterano policía y detective californiano Clark Baker definió 
			directamente el montaje SIDA como algo puramente delictivo.
 
			  
			De hecho 
			en el informe que presentó tras investigarlo y que tituló El huevo 
			de Gallo afirmaría:  
				
				“No se precisa de formación médica alguna para 
			investigar conductas fraudulentas o criminales así como la 
			financiación utilizada (…) No se requiere un cerebro de 
			neurocirujano para ver que ningún científico ha demostrado nunca que 
			el VIH:  
					
						
						
						existe
						
						ataca células
						
						causa el SIDA 
				(…) La 
			clave de todo este enorme entramado se encuentra (…) en la 
			declaración original misma del propio Dr. Gallo sobre el VIH. (…) 
			Tras haber investigado miles de crímenes y haber arrestado a 
			centenares de miembros de bandas criminales y otras gamas de 
			depredadores reconozco un asunto criminal en cuanto lo huelo. El VIH/SIDA 
			convierte la estafa de Enron en un juego de niños”. 
				
					
						| 
						El Huevo de Gallo
 por Clark 
						Baker
 
						del Sitio Web 
						
						TigOrg 
						 NOTA INTRODUCTORIA Y 
						ACLARATORIA
 La Semmelweis Society Interrnational (SSI) 
						es una asociación con base en los USA cuyo nombre honra 
						al médico húngaro
						
						Ignaz Philipp Semmelweis 
						(1818-1865).
 
						  
						El Dr. Semmelweis 
						descubre en 1846 que simplemente desinfectando las manos 
						de los médicos que atienden a las mujeres que van a dar 
						a luz, baja drásticamente la fiebre puerperal que mata 
						un alto porcentaje (¿20%?) de las parturientas. Su 
						trascendental hallazgo se traduce en despidos, 
						marginación, etc. En 1965 muere ridiculizado por casi 
						todos los grandes catedráticos universitarios y jefes de 
						hospitales.
 La SSI está formada por investigadores, médicos, 
						enfermeras y, en general, personas interesadas en que la 
						Medicina funcione bien y en defender a los profesionales 
						y enfermos que sufren represalias por denunciar s mal 
						funcionamiento.
 
 El 13 de mayo de este año, la SSI concedió sus premios 
						anuales Manos Limpias (Clean Hands) al profesor del 
						Departamento de Bilogía Molecular de la Universidad de 
						California en Berkeley, Dr.
						
						Peter Duesberg, y a la 
						periodista estadounidense
						
						Celia Farber por su 
						rechazo de la versión oficial del SIDA y por su 
						formulación, defensa y divulgación de hipótesis 
						causativas alternativas.
 
 Tanto entidades y personas ajenas a la SSI como algunos 
						de sus miembros y ex miembros protestaron ante dichas 
						nominaciones. El Presidente de la SSI, Dr. Roland 
						Chalifoux, hizo público
						
						un Comunicado de Prensa 
						el 1 de junio reafirmando la importancia y la justicia 
						de los Premios concedidos. Ante la persistencia de 
						algunas críticas, el Dr. Chalifoux pidió al 
						experimentado detective californiano Clark Baker que 
						investigase el caso. El 21 de julio hizo público el 
						Informe titulado “Gallo’s 
						Egg”, que había entregado unos días antes a 
						la SSI.
 
 A modo de Presentación tanto del oficial Baker como de 
						su Informe, he reagrupado, he ordenado y he traducido 
						las siguientes frases, extraídas del Informe, de su 
						Introducción, de comentarios en la web
						
						www.californiaconservative.com 
						o en el blog
						
						www.exlibhollywood.blogspot.com
 
 
 (Auto) Presentación
 Mi nombre es Clark Baker. Soy un detective privado, con 
						licencia en California. He sido detective durante 28 
						años, tanto privado como en el Departamento de Policía 
						de Los Ángeles (1980-2000).
 
						  
						He realizado más de 
						5.000 investigaciones criminales y civiles, y he 
						investigado, arrestado, procesado y ayudado a detener 
						más de 2.700 carreras delictivas. También he recibido 
						más de 80 condecoraciones militares y civiles por mis 
						servicios como sargento de marines de los USA y como 
						oficial de policía.
 Tras estos 28 años, me considero enormemente escéptico 
						ante todo hasta que no lo he probado por mí mismo. Hoy 
						en día, la mayor parte de mi trabajo es
						
						pro bono, por lo que 
						puedo ser muy exigente con aquellas personas a las que 
						asisto. Se espera que los testigos mientan, pero si 
						descubro que un cliente mío me ha tergiversado los 
						hechos o me ha mentido, normalmente lo abandono.
 
 Soy afortunado por tener el tiempo, la energía y los 
						recursos para ayudar a que buenas personas puedan salir 
						de apuros inmerecidos.
 
 Empecé esta investigación en mayo de este año, y desde 
						entonces he transferido TODAS mis demás investigaciones 
						a otros detectives. Por estos esfuerzos, no he sido 
						compensado económicamente. Mi intención es continuar 
						implicado en este tema hasta que los tribunales y/o los 
						legisladores hayan terminado con esta empresa criminal 
						(llamada SIDA).
 
 Hasta ahora, nunca imaginé que algunas de las industrias 
						farmacéuticas podían apoyar falsa ciencia para financiar 
						investigadores a fin de que produzcan fármacos caros que 
						causan sufrimientos y enfermedades por todo el mundo; o 
						utilizar legislación confusa para forzar a madres sanas 
						y a sus bebés (bajo amenaza de quitarles la patria 
						potestad) a ingerir fármacos que matan, y entonces 
						utilizar las enfermedades y la mortalidad que se generan 
						como evidencia de que una no-existente enfermedad sí que 
						en realidad existe.
 
 Si Ud. quiere comprender lo que ahora entiendo que es la 
						conspiración criminal más importante que nunca pude 
						imaginar, lea el Informe que he elaborado.
 
 En circunstancias normales, pondría una lista con mi 
						agradecimiento a todas las personas que me han ayudado 
						en esta investigación y en el subsiguiente informe. 
						Debido a las condiciones que existen en la comunidad 
						científica y en la industria farmacéutica, no tendría 
						sentido legítimo alguno exponer a estos testigos como 
						potenciales dianas u objetivos. Cuando llegue el momento 
						adecuado, el mundo conocerá la diferencia entre aquellos 
						que sirven a la Humanidad y aquellos que se sirven a sí 
						mismos a expensas de la Humanidad.
 
 Jamás he escrito sobre algo más importante. Esta 
						historia ha cambiado mi vida, y si Ud. se toma el tiempo 
						y la paciencia para comprender lo que he redactado, 
						también puede cambiar la suya.
 
 No se precisa de formación médica alguna para investigar 
						conductas fraudulentas o criminales, así como la 
						financiación utilizada. (…) No se requiere un cerebro de 
						neurocirujano para ver que ningún científico ha 
						demostrado nunca que el VIH: 1) existe; 2) ataca 
						células; ó 3) causa el SIDA.
 
 Argumentar contra las montañas de minucias del VIH/SIDA, 
						que son interdependientes y que se apoyan las unas a las 
						otras, requeriría terabytes de capacidad computacional y 
						la tenacidad de los fanáticos deportivos más detestables 
						del mundo.
 
 La clave de todo este enorme entramado no se encuentra 
						en las paredes de cartón-piedra ni en los peones ni en 
						los corre-ve-y-diles, sino en la declaración original 
						misma del propio Dr. Gallo sobre el VIH.
 
 Tras haber investigado miles de crímenes y haber 
						arrestado cientos de miembros de bandas criminales y 
						otras gamas de depredadores, reconozco un asunto 
						criminal en cuanto lo huelo.
 
 El VIH/SIDA convierte la estafa Enron en un juego de 
						póker entre buenos vecinos.
 
 Por malo que fuese Ken Lay (el fundador de Enron), nunca 
						pudo pensar en envenenar y matar la cantidad de personas 
						que las empresas farmacéuticas están dañando y matando 
						en base a la medicina tipo-Mengele de Anthony Fauci y 
						Robert Gallo.
 
						  
						Escorias como ellos 
						(y como John Moore, de la Cornell University) 
						finalmente se pudrirán en el infierno, pero tengo la 
						intención de que conozcan alguna justicia terrestre 
						antes de que los chacales del infierno se los merienden. |  
			  
			Bueno, pues los “expertos” en SIDA siguen tratando a millones de 
			personas con supuestos antirretrovirales para un virus que ni 
			siquiera está demostrado que exista.  
			  
			Lo que sí está demostrado es 
			que la relación VIH/SIDA se basó en un fraude científico.
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