Jesuitas y la Historia de Veas-01
septiembre 02, 2007
Resumen de Antecedentes de Veas-01
Cuando llegue el próximo 30 de octubre, Veas-01 estará en su
cumpleaños número cuatro desde la fecha exacta en que dicho
Meteorito fue retirado desde la plaza Julio Donoso de la Comuna de
San Joaquín.
Aunque bastante dinero y muchas horas de investigación
han sido invertidas por los Propietarios de Veas-01, faltando
todavía recursos económicos y mayor disponibilidad de tiempo, para
deducir el misterio sobre el Origen de ella, el objetivo del
presente informe será proporcionar un resumen previo y tentativo
sobre la historia de Veas-01 en la superficie terrestre.
Como hemos mencionado en los artículos previos, los análisis
químicos y metalográficos, han arrojado la conclusión de que Veas-01
se trataría de un Meteorito Metálico, Siderito, pero con
características nunca antes descritas en otros de su clase, las que
de ser certificadas, lo convertiría en el primer Meteorito Metálico
No Clasificado, y de gran tamaño, descubierto en Chile.
La baja
presencia de Ni, la presencia de Troilita (FeS estequiométrico) y de
la inclusión nunca antes vista (Fe,Mn)S, microfotografías con las
características líneas perpendiculares entre sí (tipo "maclas"),
típicas de meteoritos metálicos, y la presencia de aluminosilicatos
no clasificados en la corteza, son todos algunos de los argumentos
que avalan que el metal y partes de la corteza no tuvieron un origen
antropogénico o natural terrestre, no quedando más que determinar
que Veas-01 es en verdad un Siderito No Clasificado.
No obstante, la presencia de dos orificios perfectamente
rectangulares, indicativos de un objeto de área de contacto de
dimensiones 22 x 5.5 cms, aproximadamente, mas otras dos marcas de
estructuras rectangulares, con ángulos rectos perfectos, del tamaño
aproximado de 8 x 8 cms, presencia de Leucita en partes de la
corteza de Veas-01, y una Austenia descomunalmente grande y además
antiferromagnética (lo que no concuerda con la Moderna Teoría de los
Aceros), parecen ser indicativas que el Meterito Original que cayó
hace siglos, fue posteriormente trabajado, quizá en un intento
infructuoso por recuperar el fierro que forma parte de esta Roca.
En efecto, cuando los meteoritos impactan la superficie terrestre,
las presiones de choques calculadas pueden llegar fácilmente a los
22 GPa, de modo que muchos de los feldespatos ricos en K o en Na se
vaporizan o "vitrifican" convirtiéndose en Aluminosilicatos. Sin
embargo, dichos aluminosilicatos se formarán dependiendo de la
presión ejercida.
Por ejemplo, cuando se produce una presión por
sobre los 2 Gpa, pero bastante menor a los 11 GPa, los feldespatos
ricos en K se convierten en un compuesto llamado Leucita (KAlSi2O6)
o bien en un aluminosilicato del tipo leucitoide (KAlSi3O8).
A
presiones mucho mayores, por ejemplo, a 20 ó 23 GPa, ya no es
posible tener Leucita sino un aluminosilicato con Na, llamado
Maskelinita (o Maskelynite, NaAlSi308), el cual es muy típico en los
meteoritos pétreos o lititos. Como el K y el Na son dos "extremos"
del Sistema KAlSi308 – NaAlSi308, es decir, pertenecen a la misma
familia química, la ocurrencia de uno u otro compuesto estará
definido sólo por la presión ejercida.
En términos sencillos, la Maskelinita y las formas Leucitoides, son "dos caras de una misma
moneda", sólo estando la presión que las genera de por medio.
Para validar esta hipótesis, en junio de 2006, la Dra. Xi Liu, del
Centro de Investigaciones Geodinámicas, de la Universidad de Ehime
en Japón, demostró en un horno de laboratorio que, aplicando
presiones a un alumino-silicato que contenía porciones tanto de K
como de Na, (K0.2NaO.8) AlSi3O8, en un rango de 14 a 25 Gpa, podía
obtener una conclusión interesante sobre la petrogénesis de la
Lingunita (o Lingunite), lo que demostraría experimentalmente que la
presencia de Lingunite con Hollandite y Maskelynite, hallados en
algunos meteoritos, era un producto de desequilibrio en este sistema.
A diferencia de lo anterior, nuestro caso era el siguiente en
Veas-01: la presencia de líneas perpendiculares entre sí, en la
matriz metálica de esta Piedra, del tipo "maclas", eran indicativas
de presiones probablemente por sobre los 14 Gpa, de modo que en la
corteza pétrea deberíamos tener Maskelynite u otros compuestos como
los descritos por el experimento de Xi Liu, pero no Leucita, la cual
se forma a presiones en torno a los 2 Gpa (mas no a las que
verifican durante el impacto de meteoritos).
Por ello, luego de
nuestra consulta a esta investigadora, su respuesta fue:
"La Leucita es una forma a alta temperatura de un feldespato rico en
K, a presiones por sobre y en torno a los 2 Gpa. Como el peak para
la condición P-T (Presión – Temperatura) duante el impacto del
meteorito es mucho mayor, no sería posible encontrar Leucita formada
(en la superficie del meteorito) bajo esta condición. Sin embargo,
si posterior al impacto, sucediese un proceso de cristalización a
partir de la Maskelynite, entonces sí sería posible encontrar
Leucita."
En otras palabras, deberíamos hallar las condiciones que
determinaron un proceso de cristalización de la Maskelinita formada
en la superficie de Veas-01, luego del impacto, para haber formado
Leucita (o un compuesto Leucitoide).
En todos lo meteoritos que
hemos buscado, del tipo lititos, descritos en la literatura y
hallados en Brasil, USA, Canadá, Asia o Europa, todos absolutamente
describen la presencia exclusiva de la forma Maskelinita, pero nunca
en la forma de Leucita o Leucitoide.
Si Veas-01, que ya se sabe es
un meteorito, presenta Leucita en ciertas zonas de su superficie, y
como dice la Dra. Xi Liu tuvo lugar un proceso de cristalización
posterior al impacto:
-
¿podríamos pensar que ésta es una prueba o
confirmación de que Veas-01 fue efectivamente trabajado
posteriormente a su impacto?
-
¿habrían sido efectivamente, estos
orificios rectangulares de 22 x 5.5 cms, practicados con algún tipo
de herramienta u objeto a una muy alta temperatura?.
Aunque se ha comentado que, estos orificios rectangulares podrían
haber venido ya practicados en la superficie de Veas-01, nuestro
equipo científico ha descartado esta hipótesis totalmente, por las
razones que indicamos a continuación.
-
Primeramente, en torno a
los dos orificios rectangulares puede verificarse la presencia de un
compuesto oscuro vítreo, tipo "escoria", el cual puede
fácilmente
ser desprendido con un martillo o cincel.
-
Segundo, en torno a la
segunda perforación existe una cavidad irregular que cruza la Roca y
sale al otro extremo de ella. En esta cavidad existen pequeñas
protuberancias, con formas de "rosas" compuestas fundamentalmente
por Magnetita y Wustita; estructuras que pueden ser quitadas sin
mayor dificultad.
-
Tercero, las otras dos huellas de 8 x 8 cms,
situadas en una zona totalmente diferente a donde se ubican las
primeras dos perforaciones rectangulares, poseen bordes de la misma
estructura vítrea, ya antes descrita, extremadamente bien definidos
y pulidos, como si una estructura lisa a alta temperatura hubiese
estado en contacto con la superficie de esta zona de la Roca.
Todos
estos tres puntos mencionados demostrarían claramente que, si las
perforaciones rectangulares de 22 x 5.5 cms, y las huellas de 8 x 8
cms, todas ya venían en Veas-01 antes de su caída a la superficie de
la Tierra, el resultado hubiese sido que toda esta "especie de
escoria" vítrea, en forma de "rosas" y pulimentada, simplemente
habría desaparecido producto de la temperatura y de la alta presión
generadas al momento del impacto.
No hay razones para pensar que
Veas-01 viniese con dichos orificios y marcas.
En cambio, existen numerosas pruebas que indicarían y probarían que,
luego, y posterior a la caída del Meteorito Veas-01, se habría
intentado al menos una vez, recuperar el fierro de la Roca para
posteriores utilizaciones.
Aquí describimos sucintamente las
pruebas.
-
Primeramente, el Dr. Jorge Garín, Metalúrgico de la
Universidad de Santiago, en informe entregado el 1 de diciembre de
2003, analiza y efectúa una metalografía sobre un trozo superficial
extraído de la zona cercana a uno de las perforaciones rectangulares
de 22 x 5.5 cms, observando (No el grano de Austenita Magnética, que
se verifica en el interior de la Piedra a unos 5 a 10 cms de
profundidad, y que ha sido informado en anteriores artículos) sino
un grano irregular con precipitados de Sulfuro de Mn y Fosfuros de
Fe en los bordes de grano.
En efecto, el profesor Jorge Garín
explica que, habiendo atacado con ácido la superficie, y luego de
preparar la muestra mediante las técnicas usuales de lijado y pulido,
observó dos zonas diferentes de la probeta, encontrándose una de
ellas en una parte relativamente libre de macroporos en tanto la
otra tenía poros de gran tamaño.
El grano ferrítico era irregular,
tanto en su morfología como en su tamaño, además de gran cantidad de
microporosidad. No se verificó ningún tipo de estructura tipo
Widmanstaetten. Destaca en la zona una gran cantidad de partículas
cuasi-esféricas de MnS, precipitadas en el interior de microporos,
interior de granos y bordes de grano. Esta cantidad inusual relativa
de MnS, dice el Dr. Garín, concuerda con el alto contenido de azufre
del material. Por otra parte, concluye el informe, el también alto
contenido de P se manifiesta en la precipitación de partículas más
finas de Fe3P, probablemente en la forma de Esteadita en los bordes
de grano.
-
Segundo, al observar las dos perforaciones
rectangulares de 22 x 5.5 cms, se puede apreciar en una de ellas que
el material ferrítico "derramó" hacia los costados debido a la
gravedad terrestre, mientras el objeto candente intentaba penetrar
sin éxito Veas-01 (el objeto "entró" unos 12 cms); la segunda
cavidad, en tanto, aunque sus dimensiones son idénticas (prueba de
la utilización de mismo objeto a alta temperatura), el resultado
parece haber sido otro: el objeto candente que se utilizó para
perforar la superficie debió haberse encontrado con un "bolso de
gas", el cual estalló violentamente, provocando la cavidad irregular
que cruza una zona de menor espesor de Veas-01, generando la
sustancia vítrea oscura de Magnetita y Wustita, depositada en todo
el perímetro de esta zona.
-
Tercero, para probar la formación de
la "escoria vítrea" ya detectada se efectuó el siguiente experimento:
se extrajo un par de trozos desde un sector superficial anguloso de
Veas-01, material que, luego de masado (1206 gramos) fue puesto en
un crisol de grafito aglomerado marca Diamond, y luego todo en un
horno de Inducción trifásico modelo Power-Trak 35-96, con una
potencia de 20 KW, mas 10 KW adicionales al agregar en la cubierta
del horno una gran masa de grafito.
Con este esquema se esperaba
obtener una temperatura efectiva, al interior del crisol que
contenía trozos de Veas-01, cercana a los 2000º C. Para la medición
de la temperatura se utilizó una termocupla de platino, traída desde
el Brasil, las que soportan temperaturas de hasta 2000º C.
La
termocupla se conectó a un medidor digital que medía hasta 1650º C.
Todo el proceso fue supervisado, paso a paso, por el metalúrgico y
profesor de la USACH, don Froilan Barra. Para evitar que el carbono
del crisol pasara, en una cantidad importante, a la muestra metálica,
durante el proceso de fundición, se procedió a pintar dicho crisol
con pintura refractaria.
A los 10 minutos de haberse logrado los
1650º C, medidos con el instrumento digital, fue monitoreándose cada
10 minutos el estado de los 1206 gramos. Sorprendentemente, por 54
minutos las muestras permanecieron intactas, sin deformarse ni
fundirse, aunque la temperatura interior era cercana a los 1850 ó
1900º C.
Sólo en el minuto 56 el fondo de las
muestras comenzó a
deformarse parcialmente.
A la hora y 6 minutos se escuchan unas
explosiones internas, como "chisporroteos" de gran vigor,
probablemente producidos por gases atrapados en el metal y por la
oxidación del Fe, pero la fusión sólo ha ocurrido en la base de los
trozos metálicos. Luego de 1 hora y 35 minutos se logra que las dos
masas se deformen y adquieran la forma del crisol.
Aunque el centro
de las estructuras metálicas nunca llegaron a fundirse, el material
adquirió la forma de una plasticina maleable, con una delgada capa
superficial de escoria, que resultó luego ser magnetita y wustita (idéntico
al material que mostraba una parte de la superficie de Veas-01). Si
el material era fundamentalmente Fe, no se ha logrado comprender el
que sólo luego de 1 hora y 35 minutos los 1.2 kilogramos de metal de
Veas-01 hayan sido parcialmente fundidos.
Los tres puntos anteriores, demuestran que la Wustita y Magnetita
podían ser obtenidas mediante un proceso de fusión como el actual, y
que el gas acumulado en los trozos metálicos, provocaban explosiones
súbitas.
En otras palabras, la "escoria" observada y verificada en
una zona de Veas-01, además de los indicios de explosiones que
habrían originado una cavidad irregular, podría perfectamente ser
explicada por una manipulación inteligente de la Roca, luego de su
caída, y que quizá esta sea la explicación mas concreta de la
aparición de Leucita en las zonas superficiales inmediatamente
adyacentes a dicha cavidad irregular.
Más, todavía quedaba una pregunta por formular: ¿a qué temperatura
era posible efectuar los orificios perfectamente rectangulares de 22
x 5.5 cms, si el Horno de Inducción lograba un "fierro pastoso" con
una estructura parcialmente fundida?
Para responder esta interrogante, se procedió a utilizar un soplete
alemán cuya "boquilla" entregaba, de acuerdo al manual, una
temperatura efectiva de hasta 2500º C. El resultado fue que,
análogamente al experimento del Horno de Inducción, no fue posible
derretir en 30 minutos unos 300 gramos aproximadamente de metal
ferrítico de Veas-01. Lo que sí pudo ser advertido fue que cuando el
soplete se aplicaba de lleno, a unos pocos milímetros de separación
de la superficie, el material se desprendía por capas muy finas, las
cuales luego de muchos segundos, "caían" una detrás de la otra.
A
pesar de ello, y en 30 minutos, no pudo mas que desprenderse de
estas capas un espesor de menos de un centímetro, pero nunca pudo "licuarse"
el trozo entero. El operador del soplete, para demostrarnos que el
instrumento realmente alcanzaba los 2500º C, acercó varios trozos de
acero de diversa calidad, algunos grandes y especialmente
resistentes y sólidos para soportar altas temperaturas, los cuales
en menos de 25 segundos, al entrar en contacto con la flama del
soplete, quedaban sobre la mesa de trabajo convertidos totalmente el
"líquidos" sin quedar absolutamente ningún trozo del acero original
"en pie".
¿Cómo era posible que un trozo de metal de Veas-01, cuyos informes
químicos indicaban que era fundamentalmente Fe, soportara todas
estas pruebas de calor?.
Y si alguien en el pasado, si bien no logró
reutilizar el metal de Veas-01, al menos alcanzó a practicar los dos
orificios rectangulares, ¿qué instrumento o tecnología pudo disponer
dicha persona para lograr su objetivo, si durante todo el siglo XX
en la comuna de San Joaquín no existió capacidad técnica para
proceder de este modo?.
Si hoy nos ha sido difícil, con las modernas técnicas, fundir
parcialmente parte de algunos trozos de Veas-01, ¿cómo pudo alguien
desarrollar conocimientos metalúrgicos avanzados con anterioridad al
siglo XX, y quiénes habitaban el lugar donde Veas-01 fue encontrado?.
Antes de intentar responder estos cuestionamientos en el siguiente
subtítulo, baste decir aquí que, como conclusión preliminar, todas
estas pruebas y experimentos realizados, si bien muestran que
Veas-01 fue intervenido y "trabajado" por personas con avanzados
conocimientos metalúrgicos, también no es menos cierto que, en forma
paralela, estos mismos tests confirman que el metal de Veas-01 no
tiene un origen antropogénico, ni antiguo ni moderno, ya que aunque
el metal tiene la dureza del Fe, y su composición sea en más de un
98% Fe, no funde a 1515º C, como tampoco a 1900º C, aún luego de un
prolongado tiempo de exposición a estas altas temperaturas.
Si a
esto agregamos lo expuesto al comienzo, esto es, la presencia de
estructuras tipo "maclas" (presentes sólo en meteoritos metálicos, y
nunca en aceros), mas inclusiones indicativas de alta presión en la
formación del metal de Veas-01, como lo son el FeS estequiométrico y
el (Fe,Mn)S, no queda otra alternativa que descartar a Veas-01 como
un acero humano, o producto de un volcán, o de un cataclismo
natural, quedando sólo por concluir que se trata de un Meteorito No
Clasificado.
Karl von Haimbhausen - el Jesuita precursor de la Industria en Chile
En un artículo anterior expusimos con detalle los avances de la
industria acerera y metalúrgica del siglo XIX y XX, tanto en Chile
como en el extranjero, pasando por los altos hornos de Corral, y
finalmente con la creación de la CAP, describiendo entre otros, los
procesos de fabricación de acero a partir del invento del
metalúrgico inglés Henry Bessemer en 1855, etc.
Como esto
supondremos conocido por el lector, sólo bastará comentar que entre
1800 y mediados del siglo XX, en la zona de San Joaquín (donde
Veas-01 se encontró) nada espectacularmente de interés sucedió en
materia de técnicas metalúrgicas.
En efecto, la plaza Julio Donoso donde Veas-01 estaba situado, está
a escasos dos kilómetros al poniente de la entrada principal del
Campus San Joaquin que hoy pertenece a la Pontificia Universidad
Católica de Chile. Hacia el 1891, lo que hoy son 83 hectáreas, era
un terreno de la sucesión de doña Honoria Gandarillas Valdés, que se
ampliaba mucho mas, llegando presuntamente hasta la Avda.
Santa
Rosa, y por tanto abarcando la plaza y territorio que ocupó Veas-01.
Por 115 años, entre 1776 y 1891, en todo este terreno no habrían
existido fundiciones, con tecnologías o técnicas, que pudiesen haber
alcanzado temperaturas superiores a 1400º C.
Pero, entonces ¿qué
funcionaba en esta zona con anterioridad a 1767? ¿A quién
pertenecían estos terrenos con anterioridad a esta época?
Los documentos históricos recopilados, desde el Fondo Jesuitas de
nuestro Archivo Nacional, por el Dr. Guillermo Bravo Acevedo,
señalan que esta zona, donde Veas-01 se encontró, correspondía a la
parte sur de la Hacienda Jesuita denominada La Ollería, la cual,
luego del Extrañamiento y Ocupación de Temporalidades de los bienes
en 1767, que fue de los Regulares de la Compañía de Jesús, fue
tasada en 7659 pesos y 7 reales, para luego de 9 años, en 1776, ser
adquirida por don Juan José Santa Cruz en 7569 pesos y 7 reales.
La
Hacienda de La Ollería tenía una extensión de 122 cuadras, y partía
desde la calle Marcoleta hasta el Zanjón de la Aguada, en el sur.
Otras cuadras más corrían al sur, al otro lado del Zanjón,
incluyendo terrenos en los deslindes de lo que hoy es Américo
Vespucio. Las oficinas administrativas de esta hacienda
presuntamente se ubicaban en lo que hoy corresponde a la Facultad de
Arquitectura y Edificios Administrativos de la Universidad Católica
de Chile.
Entre los documentos que pueden hallarse, parece ser que esta
hacienda tenía su fabrica y una fundición hacia el extremo
sur-oriente de ella, en la zona donde hoy estaría el sector de la
plaza Julio Donoso (donde se halló Veas-01), ya que cuando el
Ministro Oidor y Alcalde de la Corte de la Real Audiencia, don Juan
de Balmaceda, procede a ingresar a las 3 de la madrugada del día 26
de agosto de 1767 en los terrenos del Colegio Máximo de San Miguel,
al final de este día llegan los 3 alemanes desde el sur, encargados
del funcionamiento de la Chacrilla de la Ollería.
Los jesuitas alemanes responsables de esta Chacrilla de la Ollería,
donde estaría la fábrica, eran los siguientes: el Hermano Coadjutor,
Joseph Amborz, y los sacerdotes Joseph Arnalt y Pedro Weingartner.
El padre Pedro Weingartner procedía, al parecer, de la misma zona
alemana de Dachau donde había nacido el padre Procurador General de
la Orden, Karl von Haimbhausen, y cuyos padres, el Conde y la
Condesa de Haimbhausen administraban las tierras en el extremo
oriental de Dachau, en una zona extensa conocida hasta la fecha como
Haimbhausen.
Decimos esto, puesto que 20 años mas tarde, y desde
Alemania, el padre Pedro Weingartner escribiría en Latín sus
memorias y recuerdos de Chile y el momento de su expulsión, dando la
fecha de fallecimiento del padre Haimbhausen el día 7 de abril de
1767, de la enfermedad de La Gota.
Los descendientes de ambos
sacerdotes continuaron desarrollándose al parecer en la Región de Haimbhausen, en Dachau, ya que en mi investigación encontré que uno
de los últimos familiares registrados del padre Haimbhausen, la
condesa Viktorine Busser de Haimbhausen, nacida en diciembre de
1811, y fallecida el 2 de febrero de 1902, fue enterrada en la
Iglesia de San Nicolás de Haimbhausen, donde hasta la fecha su tumba
y la de otros antepasados puede visitarse.
Y precisamente es en esta
iglesia, donde un probable descendiente del padre Pedro Weingartner,
procedió a hermosearla y redecorarla en el año 1958, después de
concluida la Segunda Guerra Mundial. Se trata de don Micheal P.
Weingartner, fallecido en 1997.
Las 5 iglesias o capillas denominadas con el apellido "de
Haimbhausen" (Haimbhausen-Rockerl, Haimbhausen-St.Nikolaus,
Haimbhausen Schlosskapelle, Haimbhausen Bruendlkirche, y Haimbhausen
Klausenkapelle) fueron rediseñadas con un estilo barroco entre
comienzos del siglo XVII y principio del XVIII por los padres del
sacerdote jesuita Karl von Haimbhausen, donde la confección de
bellos y bien construidos órganos tuvo lugar, y del cual el padre
bávaro heredaría su interés en las artes, trayendo mas tarde a
Chile, a la Hacienda de Calera de Tango, las técnicas y tácticas
para la construcción de dichos órganos en nuestro territorio,
fabricando el Órgano de Coro de la Catedral de Santiago.
Pero no
sólo órganos, campanas y relojes exactos, fueron fabricados por el
impulso del padre Haimbhausen, sino también parece ser que él y sus
hermanos dominaban interesantes técnicas metalúrgicas para fabricar
vigas de fierro estructural y acero de gran calidad, además de un
gran interés en las aplicaciones de la electricidad, y de su
generación por medio de maquinarias.
Cuando comencé este trabajo de "rastreo" en busca de antecedentes
que permitieran a los Propietarios de Veas-01 conocer de las
condiciones por medio de las cuales las perforaciones rectangulares
tuvieron lugar en la superficie de la Piedra, sólo presunciones me
hacían sospechar de la participación de los Jesuitas en el intento
por reutilizar el metal de Veas-01.
Con ocasión que el Museo de la
Catedral me entregara por escrito una autorización para investigar
los textos y documentos relativos a las piezas que allí se
encuentran, y que fueron de los jesuitas, el sacerdote benedictino
Mauro Mathei me envía un recado diciéndome que "no gaste mi tiempo
en buscar técnicas industriales en fierro o acero, puesto que los
jesuitas de Haimbhausen no tenían mayores conocimientos como no
fuera plata y cobre".
Sin embargo, pocos meses después nuestra
investigación mostraría lo contrario.
Es así como, durante todo el mes de mayo me trasladé a Copiapó para
visitar y "rastrear" muchos lugares precolombinos, en particular la
Fundición de Viña del Cerro, a 86 kilómetros hacia la cordillera
desde la ciudad de Copiapó, a pocos kilómetros del Acueducto de
Amolanas (de fines del siglo XIX). Esta fundición se supone funcionó
hasta alrededor del año 1470 (unos 60 años antes de la llegada de
los españoles al pie del Cerro Bramador, en la hacienda Toledo), y
fue reconocida por la calidad del cobre que ahí se fabricaba, no
superada por ninguna otra fundición en todo Chile de ese entonces.
Pero, aún así, y con toda la técnica que hasta entonces los
diaguitas y atacameños tenían, no habrían jamás logrado trabajar el
fierro, y no existen indicios que prueben su uso o conocimiento.
Como durante los siglos venideros, y hasta fines del siglo XVII, los
progresos en técnicas de manejo de fierro eran desconocidas, porque
aún Europa no tenía ni los conocimientos ni las capacidades
tecnológicas para fabricar acero, sólo me restaba concluir lo
siguiente:
-
hasta antes de 1470 el fierro no se conocía en el
Reino de Chile
-
entre 1492 y 1700, el fierro que se conocía en
el territorio provenía de Europa, pero no existían técnicas para
producirlo localmente, y menos el acero
-
luego de 1800 y hasta
1940 no existían tecnologías en Chile que permitiesen no sólo la
fabricación de fierro o acero de calidad, con un contenido de
carbono inferior al 2%, sino que no se lograron dispositivos para
elevar la temperatura por sobre el punto de fusión del Fe,
descartando que pudiesen reutilizar algún tipo de acero, sea cual
fuere su característica
-
los españoles, y también en cierta
medida, los ingleses, despreciaban y conferían poca importancia a
las Artes Manuales y a los Oficios, demostrando la historia que toda
la tecnología en metales que dicho país tenía, provenía única y
exclusivamente de los conocimientos proporcionados por los maestros
bávaros, holandeses y suizos
Resultado: quedaba sólo un margen de poco menos de 100 años que
"pesquisar", esto es, entre 1690 y 1767, que corresponde
especialmente al punto de máximo desarrollo y expansión de la
Compañía de Jesús.
Y dentro del siglo XVIII, en Chile y Argentina,
sólo un hombre pudo haber tenido los conocimientos y la inteligencia
para haber relacionado y combinado historia, ciencia (estudios sobre
la electricidad), matemática, teología, estudios filológicos, con
técnicas metalúrgicas de avanzada: el sacerdote alemán Karl von
Haimbhausen o Carlos von Haymhausen.
Breve Cronología Histórica de los aportes de la Compañía de Jesús
-
Año 1540: Cuando el papa Paulo III aprobó el 27 de septiembre de
1540 la Bula Regimini Militantis Ecclesiae, naciendo así la Compañía
de Jesús, este mismo año el Rey Carlos V (un monarca muy interesante
desde el punto de vista histórico), que da suma importancia a la
creación de esta Orden, funda el Archivo General de Simancas (AGS)
en la ciudad de Valladolid; localidad bastante alejada con una
población que no superaba los 90 habitantes (aún hoy no posee mas de
4000 habitantes).
El Rey Carlos V, por ello, había dispuesto que en
Simancas se edificara un castillo especial para contener todos los
volúmenes e información de interés que fueran obteniéndose desde los
terrenos descubiertos de Las Indias (Continente Americano), y los
jesuitas ayudarían a ello.
A muchos les ha llamado la atención que
el Rey de España no creara dicha Biblioteca en Madrid, o en
Aranjuez, o en urbes pobladas, escogiendo una zona tan apartada.
-
Año1549: Francisco Javier llegó a Kyoto en Japón para intentar
convertir al emperador japonés. Para ello Fco. Javier llegó al Japón
haciendo gala de las ciencias y de la dialéctica que muy bien
aprendió en Paris. En China, los jesuitas llegaron llamados por el
mismo emperador, quien se entusiasmó con las novedades de occidente
traídas por los religiosos. Chateaubriand dice: "los jesuitas que
partían para la China se armaban de un telescopio y de un compás, se
aparecían en las cortes de Pekín con la urbanidad de las cortes de
Luis XIV y rodeados del aparataje de las ciencias".
-
Año 1570: un grupo de misioneros jesuitas llega al terreno conocido
hoy como El Chaco, en la República Argentina, y descubren un
conjunto de piedras metálicas esparcidas por la superficie de la
Región. Estos jesuitas, y luego otros capitanes españoles, descubren
que los indígenas utilizaban boleadoras cubiertas con cera de
abejas, y en su interior trozos de un fierro de alta calidad.
Como
los indígenas no conocían el fierro ni tenían la capacidad de
producirlo, los misioneros jesuitas y los soldados españoles les
preguntaron de dónde obtenían este material, a lo cual los indígenas
llevaron a los asombrados jesuitas ante un trozo de 22 toneladas de
peso, con forma de una mesa (parecido al meteorito de Hoba, en
Namibia), el cual fue estudiado por más de 200 años, hasta 1790,
cuando desapareció misteriosamente sin dejar rastro hasta la fecha.
Esta "mesa" de fierro, fue bautizada y conocida como "El Mesón de
Fierro". A partir de este año de 1580, los jesuitas fueron
descubriendo nuevas y numerosas extrañas Rocas metálicas, y otras
más, marcadas, en lugares como Brasil, Paraguay, Córdoba, Mendoza y
presumiblemente Chile.
-
Año de 1580: el sacerdote jesuita Manuel de Nobrega, misionando el
Brasil, dice haber encontrado allí Rocas extrañas en dicho
territorio, con algunas inscripciones y perforaciones curiosas, que
lo llevan a pensar y a anunciar que alguna civilización habría
estado con mucha antelación a la llegada de los españoles.
-
Año de 1585: el emperador Rodolfo II de Habsburgo, interesado en
todos los manuscritos antiguos y misteriosos, compra un extraño
libro al "Jefe de Inteligencia Británico", matemático y astrólogo,
John Dee, de quien hoy se presume que, junto a un experto
falsificador, lo confeccionó y copió a partir de un grupo de textos
y pergaminos que el propio Dee no entendía, pero que estaban en los
depósitos de documentos ingleses y que eran muy antiguos (quizá del
año 416 d.C, de textos que procedían de la Biblioteca de Alejandría
desaparecida el 417 d.C).
Como
John Dee necesitaba de dinero, pues
se decía había caído en desgracia en la Corona Británica, junto a un
subalterno habrían buscado entre todos los pergaminos misteriosos
algunos que por años ellos mismos no habrían podido descifrar. De
este modo, efectuaron una recopilación de varios temas escritos en
este desconocido lenguaje, le agregaron una tapa y empaste, y lo
vendieron a Rodolfo II. A la muerte del emperador, el libro pasa al
Botánico Real, y de ahí es entregado a los jesuitas para que
procedan a descifrarlo.
Cuando los Jesuitas venden siglos después, en
1913, el manuscrito al editor y coleccionista William Voynich, dicho
libro sería conocido como "Manuscrito Voynich", hoy en poder de la
Universidad de Yale, pero también de interés del académico de la
Universidad de Birmingham, Dr. Gabriel Landini, quien actualmente
está formando un grupo multidisciplinario para intentar traducirlo.
-
Año de 1629: el sacerdote jesuita italiano,
Niccola Cabeo, se había
interesado por décadas en los trabajos de Thales de Mileto (del 300 a.C), y descubre los fenómenos de la atracción y repulsión
eléctrica. Sus investigaciones y observaciones las plasma en su
libro "Philosophia Magnetica" que publica este año.
-
Año de 1650: el jesuita Simon de Vasconcellos, misionando en Brasil,
encontró extrañas Rocas con inscripciones, además de indígenas que
decían que un gran sabio blanco de barba los había instruido muchos
siglos antes de los españoles. Las leyendas decían que el sabio se
llamaba Sumé.
-
Año 1663: luego de décadas que el padre Provincial jesuita Diego de
Torres ordenara la creación de una Misión en Mendoza, para
expandirse desde Córdoba, y habiendo ya recibido la donación de
haciendas y dinero del capitán Lope de la Peña, el capitán José de
Villegas efectúa donación de su Hacienda de Uco, con una cantidad de
10.000 cabezas de ganado, para que los sacerdotes jesuitas tuviesen
de todo.
Las viñas de esta hacienda y las anteriores les permiten
fabricar excelentes vinos que venden en Buenos Aires, y a cambio
proveerse de los insumos provenientes de Europa para vender en sus
negocios de Mendoza. Como Mendoza y Córdoba eran parte del Reino de
Chile, el provincial les ordena a la comunidad explorar como siempre
la hacienda donada. Es así como descubren en dicha Hacienda de Uco
una Gran Roca con inscripciones y marcas en su superficie.
Como
Europa se interesa en este nuevo descubrimiento, que se sumaba a las
ya conocidas Piedras Metálicas de El Chaco, las de Córdoba, y de
Brasil y Paraguay, el padre Diego de Rosales efectúa un molde de la
misma y con la copia fiel de las inscripciones, las envía a los
ávidos eruditos y lingüistas europeos, quienes al ver las
inscripciones no logran entender ni un solo signo, y no se logran
poner de acuerdo en su significado.
-
Año 1666: el sacerdote jesuita alemán
Athanasius Kircheri (o
Atanasio Kircher, de Wurtburgo), quien escribiera unos años antes su
libro sobre el significado de los Jeroglíficos de Egipto en su obra
"Lingua Agyptiana", recibe el libro que había sido de Rodolfo II
(que se conocería después como "Manuscrito Voynich"), e
infructuosamente intenta descifrar este extraño lenguaje. Se dice que
este libro habría excitado particularmente a los jesuitas
exploradores, porque en el "prólogo" habrían leído que el libro
había sido copiado de un original que estaba en una ciudad
subterránea en una cordillera que corre de norte a sur, en un
continente al sur del planeta. Los jesuitas entonces interpretaron
que dicha cordillera debía ser la Cordillera de los Andes.
Y como la
presunta leyenda hablaba de una máquina llamada Nilotrona, que había
sido usada por una civilización antigua de Sudamérica para fabricar
túneles y cavernas bajo la cordillera, los jesuitas comenzaron
incansablemente la búsqueda de estas ciudades y túneles dejados por
antiguos habitantes. El padre italiano Nicolás Mascardi, amigo y
discípulo de Kircheri, decide venir a Chile, y abrir misiones en las
zonas donde cree pueden estar estos túneles y los sitúa al norte de
la laguna Puyehue (al norte de lo que es hoy San Carlos de
Bariloche), de modo que insta la creación de la misión de
Nahuel-Huapi para evangelizar a los indígenas.
Además, por estos
años, el sacerdote jesuita Kircheri inventa la Linterna Mágica,
precursor del Cinematógrafo, en base al diseño de una cámara oscura,
la cual recibía imágenes del exterior haciéndolas visibles en el
interior de la misma, que al invertir el proceso, se podían llevar
las imágenes desde dentro hacia fuera. El artefacto consistía en una
cámara oscura con un juego de lentes y un soporte corredizo en el
que colocaban transparencias pintadas sobre placas de vidrio.
Como
en esa época no había luz eléctrica, las imágenes se iluminaban con
una lámpara de aceite.
-
Año de 1670: el sacerdote Jesuita flamenco
Ferdinand Verbiest (n.
1623 – f. 1688), misionero jesuita en China y en la Isla de Macao,
es el precursor de la Turbina, y desarrolla lo que sería el Primer
Automóvil conocido. Sus conocimientos en las áreas de la técnica y
en las Ciencias, obteniendo el título de honor de Astrónomo del
Emperador de China, lo ponen a la cabeza de la cátedra en esta
materia en dicho país, y a su muerte ocurrida el 28 de enero de
1688, en Beijing, el Emperador le rinde los honores que sólo estaban
destinados a Altas Personalidades imperiales.
-
Año 1672: el padre Nicolas Mascardi, quien provenía de una familia
de nobles, muere envenenado por los indígenas de Nahuel-Huapi,
quienes dicen que el "padre" estaba mas interesado en conocer y
despojarlos de sus secretos que de evangelizarlos y proporcionarles
la fe cristiana.
-
Año 1691: el sacerdote jesuita de
origen suizo, Martin Schmidt,
comienza la construcción de la Iglesia de Chiquitos, en México,
usando algo de fierro estructural y acero para ciertos dinteles, y
para algunos herrajes. Esto constituiría una novedad ya que
presuntamente no sería sino hasta 1734, cuando el inglés Abraham
Darby descubriese la forma de extraer el azufre del fierro reducido,
evitando que éste sea quebradizo. Por otra parte, el acero no se
conocería como tal sino con la invención del Horno de Bessemer en
1855.
-
Año 1730, aprox.: Misioneros Jesuitas descubren en la localidad de
Sonora, México, un par de meteoritos metálicos que pesan en total
635 kilos aproximadamente. Una de estas dos piezas tiene la curiosa
forma de un anillo. En el año 1736, el capitán español Juan Bautista
Anza, luego de conocer, por intermedio de los jesuitas, de estos
extraños metales, intenta llevarlos a España, pero no tiene éxito,
hasta que finalmente en 1863 este meteorito es transportado a Nueva
York, al Instituto Smithsoniano.
-
Año 1736: el procurador general de los Jesuitas del Reino de Chile,
padre Karl von Haimbhausen, envía varias cartas al gobernador Joseph
Manso de Velasco, para que autorice a la Compañía de Jesús con una
Licencia para Fabricar Fierro en Chile, en las fábricas que sus
iglesias disponen. En efecto, con ocasión del Terremoto de 1730, que
desolara la capital, el padre Haimbhausen escribe al gobernador que
ellos (los jesuitas) disponen de la técnica y conocimientos para
reconstruir la ciudad y sus edificios, usando para ello vigas de
fierro estructural, permitiendo así que estas nuevas edificaciones
soporten los próximos terremotos.
El Gobierno de Chile se niega
sistemáticamente a otorgar licencia para la confección e ingreso de
fierro en quintales provenientes del puerto de Buenos Aires,
iniciándose una demanda interpuesta por los jesuitas en contra del
Gobierno, por lo que ellos consideran una medida arbitraria. Estos
autos fueron hallados en el Fondo Capitanía General (Vol. 1035). El
capitán de navío Francisco García Huidobro, presta declaración ante
el tribunal en 1736, indicando que los jesuitas saben cómo producir
fierro y clavazón tan preciado, para las minas y edificios.
-
Año 1748: Debido a que muchos jesuitas y teólogos jesuitas de
Alemania, y otros clérigos, habían decidido controlar las Logias
Masónicas, entre ellas, la Gran Logia de Londres creada en 1717, y
por el hecho que todos estos sacerdotes y clérigos continuaban al
mismo tiempo dentro de la Iglesia Católica, el Papa Benedicto XIV
procedió en 1748 a excomulgar a los Masones (Albañiles y Orfebres,
en idioma inglés).
Extrañamente, ese mismo año, el padre Karl von
Haimbhausen trajo a Chile, a la Hacienda de Calera de Tango, a mas
de 50 maestros herreros, albañiles, fundidores, etc. todos ellos
provenientes principalmente de Baviera y de los alrededores de
Munich, ayudado económicamente por su prima, Juana de Portugal.
Todos ellos fueron los precursores de la Industria Nacional, y de
las grandes maravillas técnicas producidas por los jesuitas del
siglo XVIII.
Como punto curioso e inquietante, 24 años mas tarde, el
papa Clemente XIV, expulsaría también a la Compañía de Jesús, sin
permitirle un juicio para oír sus descargos. Este mismo año de 1748,
el padre Haimbhausen trae desde Alemania una imprenta con todos sus
utensilios, aparejos y herramientas, e impulsa en Paraguay, Córdoba
y Calera de Tango en Santiago, la confección de textos y tomos
escritos con presuntamente todos los desarrollos, descubrimientos y
misiones que los jesuitas tenían en las Tierras de La India,
incluyendo las misteriosas expediciones del padre Nicolas Mascardi,
y del padre Leguna, a los presuntos túneles existentes al norte de
la laguna de Nahuel-Huapi. La técnica de impresión se conoció en
Paraguay y en Córdoba como "Estilo Haimbhausen", y entre 1763 y 1767
en Córdoba habría alcanzado su máximo esplendor.
Sobre la imprenta
de Haimbhausen escribirían posteriormente en 1921, el investigador
Guillermo Furlong Cardiff, y en 1938, Juan Canter. Por último, este
año de 1748 el arquitecto Antonio Acuña comienza la construcción de
la actual Catedral de Santiago de acuerdo a los planos propuestos
por los arquitectos del padre Haimbhausen, de la Hacienda de Calera
de Tango.
-
Año 1755: El sacerdote jesuita
Tomás Cerdá, tan sólo tres años
después que Benjamin Franklin demostrara la naturaleza eléctrica de
los rayos e inventara el pararrayos, y luego de conocer en Alemania
y Holanda de los avances de estos países en materia de investigación
en electricidad, magnetismo, matemáticas y ciencias experimentales,
en general, realiza tertulias en el Seminario de Nobles de Santiago
de Cordelles de Barcelona, y propone la creación de un centro
científico que desarrolle Máquinas Eléctricas, investigación
experimental y aplicada. Entre 1757 y 1764, el jesuita Cerdá dicta
una cátedra pública de "Matemática y Física Moderna" en el Seminario
de Cordelles, dirigido entonces por la Compañía de Jesús.
El interés
que se genera es tal que a fines de 1765, mediante una Real Cédula
(un Decreto Real), el rey Carlos III de España convierte esta
institución en la Real Conferencia Física.
Desde entonces las
disciplinas dictadas serían las siguientes:
-
álgebra y geometría
-
estática, hidrostática, y meteorología
-
electricidad,
magnetismo, y otras atracciones
-
óptica, y sus partes
-
neumática y acústica
-
historia natural
-
botánica
-
química
Poco después, en 1766, y al parecer por voluntad explícita de Carlos III, se añadió la dirección de agricultura. Posteriormente esta
entidad se transformaría en la Real Academia de Ciencias de
Barcelona (RACBA).
-
Año 1756: Los jesuitas de Calera de Tango, dirigidos por el padre Haimbhausen, terminan el
Órgano de la Catedral de Santiago, conocido
como Órgano de Coro. Otro de los Órganos fabricado por estos
jesuitas está en el Monasterio de las Benedictinas de Rengo.
-
Año 1757: El jesuita
Joaquín Camaño y Bazán, natural de La Rioja, y
dedicado al estudio de las lenguas indígenas, y especialista en
cartografía, confeccionó un mapa de toda la zona de El Chaco, y
descifró una leyenda indígena que se repetía en las memorias de los
indios de Brasil, sobre la caída del Sol a la Tierra, durante la
noche, en dos días seguidos, y que los trozos metálicos y rocas
esparcidas por doquier eran trozos de "este Sol" despedazado.
En la
década de 1960, el geólogo norteamericano William Cassidy dice que
estos trozos corresponden a un descomunal meteorito metálico que se
partió, y que tuvo reingresos a la superficie terrestre en dos días,
cayendo trozos de este siderito incluso en Chile y en el fondo del
océano pacífico. La fecha de caída se sitúa entre el 3800 y 4100
antes de Cristo.
-
Año 1766: este año en la localidad de Albareto, cerca de la ciudad
de Modena, en Italia, cae un interesante meteorito, el cual es
analizado por el sacerdote jesuita italiano Dominic Troili, quien
logra identificar una inclusión mineral hasta ese momento
desconocida, FeS, la cual estaba presente en este cuerpo.
En honor a
dicho jesuita, dicha inclusión fue bautizada con el nombre de Troilita. Este mismo año el químico Joseph Priestley demuestra que
la fuerza ejercida entre dos cargas eléctricas varía inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. 10 años
después, en 1776 (cuando se crea Estados Unidos) Charles Agustin de
Coulomb mide con exactitud la fuerza eléctrica y se publica la ley
que lleva su nombre.
-
Año de 1767: misteriosamente, y aunque no existen antecedentes que
el resto de la comunidad de Calera de Tango y de la Chacrilla de la
Ollería, haya desarrollado síntomas de la enfermedad de La Gota,
sólo el procurador general, padre Haimbhausen manifiesta a comienzos
de este año estos síntomas y comienza a agravarse hacia marzo de
este año.
Se comenta que debido a los dolores sufridos, el padre
hace uso de numerosos silicios para mortificarse, falleciendo el 7
de abril a la edad de 72 años. Los restos fueron dispuestos en un
ataúd puesto de pie, y junto a otros ataúdes de anteriores
procuradores jesuitas, también puestos de pie formando un círculo,
el padre Haimbhausen fue enterrado bajo una bóveda subterránea que
se ubica en el ala derecha (vista desde el altar) de la Iglesia
Jesuita de Calera de Tango.
Para acceder a dicha bóveda, el acceso
se hacía por la escalera y cripta directamente bajo el altar de esta
Iglesia, la cual hoy se encuentra sellada, y con orden de no
difundir esta información. Pero con motivo del terremoto de 1985, la
bóveda se partió y dejó al descubierto la extraña disposición de los
ataúdes en forma de un círculo, con los sarcófagos todos de pie,
entre los cuales se encontró el del padre Karl von Hauimbhausen. El
26 de agosto de 1767, a las 3 de la mañana, se procede a expulsar y
a tomar posesión de todas las propiedades y bienes de los Jesuitas,
aunque se sabe que al menos cuatro días antes, el 21 de agosto, toda
la comunidad fue avisada del Real Decreto firmado por el propio Rey
Carlos III, que ordenaba su inmediata expulsión.
Por la tarde, y
mientras Juan Antonio Archimbano procedía a inventariar todos los
objetos ubicados en la Hacienda de Calera de Tango, se encuentra que
existe una Maquina Eléctrica, y que sus piezas están todas puestas
dentro de un cajón. Luego que el Ministro don Joseph Clemente de
Traslaviña hallara en el Colegio Máximo de San Miguel, la inusual
cantidad de 25 quintales y 50 libras de Acero, y de 391 quintales y
19 libras de fierro reducido de Suecia, y 20 quintales y 3 libras de
fierro platina, entre otros muchos productos fabricados de fierro y
acero, dicho Ministro escribe en uno de los resúmenes de inventarios
una Nota de Advertencia respecto de la hacienda donde la Maquina
Eléctrica había sido hallada.
Esta nota dice así:
-
20 de septiembre de 1767:
-
"En esta hacienda llamada Calera (de
Tango) se hallará crecidamente porción de Herramientas y de
Utensilios, de fierro, de acero y de cobre, así también como en la
Estancia de San Pedro, un gran número de carretas. En el almacén se
hallará porción de acero y de fierro dedicada a la obra de
fortificación del Fuerte de Valdivia.
Se hallará porción de cuero, y
costales para mas de 1000 fanegas, como también se hallará material
preciado en La Cancha de la Piedra, ya sacado de la mina, que darían
para 7.000 u 8.000 fanegas. Permanecen ahí 3 hornos hechos a todo
costo, que están bajo techo: un edificio se hizo para los obreros,
una despensa y un oratorio todo de teja. Hay dos galpones grandes de
techo de teja para mantener la Cal. Existe otro galpón grande con
techo de paja que sirve de abrigo y vivienda para los peones. Hay
otro de la misma calidad en el cerro de la mina, y la tasación que
se hiciere de estas oficinas dará a conocer las crecidas sumas de
dinero que se han gastado en su construcción."
Mas adelante se
señala (Vol 7, fs 347, Fondo Jesuitas): "según la cuenta que formó
respectiva a la Calera (de Tango) después de quedar satisfecho lo
que se había recibido, las cales existentes dieron un total de 8273
pesos y 2 reales. Y se previene se hallaría en dicha hacienda de la
Calera excedidísima porción de herramientas de fierro, acero y cobre,
y en la Estancia de San Pedro, mucho número de carretas, porción de
fierro y acero".
Entre lo encontrado, durante la confección del
inventario del Colegio del Noviciado, figuran un libro del autor Barua
titulado "El Arte de los Metales", además de "2 carretones
corrientes ya comenzados a armar, con sus ruedas ya comenzadas, y
las llantas en el agua".
El Cáliz de Plata de Calera de Tango
Cuando a comienzos del siglo XVIII, algunos jesuitas y teólogos de
la Universidad de Munich, y de la zona de Baviera, deseaban avanzar
hacia campos de la investigación hasta entonces no explorados, se
producen algunos roces entre los grupos mas conservadores y los más
entusiastas, de modo que el Padre General de la Orden estima no
continuar con estudios mas profundos, en campos que pudiesen ser
sensibles dentro del seno de la Iglesia Católica, y para el Tribunal
de la Inquisición, que había estado bastante activo hasta 1668,
aunque ahora estaba avocado a los nuevos cristianos o conversos.
Lo concreto es que, algunos de estos jesuitas mas osados planifican
penetrar organizaciones que gusten de los temas secretos, y de las
llaves, y de los temas ocultistas.
Es así como algunos agudos
estrategas jesuitas alemanes vieron que los gremios de los canteros
y albañiles formaban grupos bastante "cerrados", con códigos y
simbolismos para guardar algunos de sus aportes técnicos a la
construcción de edificios e iglesias, pero que no revestían peligro
alguno, ya que estos gremios sólo buscaban proteger sus secretos de
construcción frente a otros gremios, tener trabajo para todos los
miembros de la Logia, y realizar grandes actividades sociales.
Este
simplicidad y debilidad de los grupos canteros, en inglés masones,
fue utilizado por los jesuitas para "ingresar" o "penetrar" a dichas
logias con todo el conocimiento y la erudición de siglos de saber,
en sus exploraciones tanto hacia América como en dirección a los
países de Oriente, donde Francisco Javier y Mateo Ricci habían sido
los precursores.
En comparación a los Jesuitas del siglo XVIII, los
Masones de esa época eran locales, simples, amantes de las
actividades sociales, departir una "buena mesa", pero sin ambiciones
otras que "tener trabajo y dinero para ellos y sus familias". Los
jesuitas, en cambio, con su natural "peso histórico" y sus avanzados
estudios lingüísticos, y el saber de antiguas civilizaciones y
culturas, no tardaron en subyugar a los cándidos e ingenuos Masones
y a todas sus cofradías, y ni siquiera las Logias de Londres y de
Irlanda pudieron "escapar" al "empuje" jesuita.
Los propios
japoneses y chinos, de una prestigiosa cultura ancestral, habían
sucumbido al arte y a las ciencias de los misioneros de la Cia de
Jesús, ¿podrían los Masones haberse resistido a estos conocimientos,
que se les abría ante sus ojos gratuitamente?. Evidentemente, No.
Con el adiestramiento que los jesuitas y clérigos católicos hicieron
sobre las logias masónicas, también existieron algunos Masones que
se interesaron en algo mas que "comer y beber, y tener trabajo
seguro".
Estos masones fueron enseñados secretamente por eximios
jesuitas principalmente alemanes, en las ciencias y las artes que
dentro de la Iglesia Católica estaban prohibidas, de modo que ya
hacia 1750 los conocimientos de la Masonería se acercaban
fuertemente a los que hasta hacía unas décadas atrás les eran
propios sólo a los Altos Miembros de la Cia. de Jesús. Hasta los
simbolismos entre ambas corrientes fueron idénticos.
Por ejemplo, el
Ojo inscrito sobre un Triángulo fue un símbolo netamente usado por
los Jesuitas, y sólo por ellos interpretado. Con las disenciones
surgidas al interior de la Orden Jesuita, los jesuitas bávaros
trasladaron todo este lenguaje simbólico hacia las Logias Masónicas
inglesas e irlandesas, propagándose hacia el 1760 al resto de
Europa.
Por ello, cuando
Adam Weishaupt, educado e instruido por
jesuitas en instituciones también de la Compañía, funda en 1776 la
Orden de los Iluminati de Bavaria, en realidad lo que forma es sólo
un atisbo o "punta de Iceberg" del proceso de migración secreta de
muchos jesuitas desde seno de la Iglesia hacia las Logias Masónicas
también ahora controladas por ellos.
Así, parte de los secretos
guardados por siglos y que eran de propiedad de los Jesuitas, quedan
ahora en manos de las Logias Masónicas, resultando en una "pérdida
de memoria" para los nuevos miembros de la Orden de Jesús que
ingresan luego de ser nuevamente autorizada en 1815.
Estos nuevos
jesuitas y los que seguirían durante todo el siglo XIX y XX, ya no
poseían los grandes conocimientos y los secretos de sus pares de
antaño, quienes con su muerte o expulsión en 1767, y luego
excomulgados por el papa en 1772, quedaron fuera del recuerdo de la
Historia.
Se dice que una de las actividades famosas y secretas de los
jesuitas de Baviera, Suiza y Holanda (desconocidas por los Jesuitas
de España, Francia e Inglaterra) era la de grabar sus importantes
descubrimientos en los cálices y copones de Misa, o en las
Custodias.
El procedimiento era aparentemente simple:
-
Se confeccionaba una masa de metal, acero o fierro de gran
pureza, se procedía a grabar la información en clave y algunos
dibujos (generalmente relacionando ciertos aspectos geológicos o
formaciones naturales distinguibles). Las imágenes grabadas o los
textos, o siglas, dibujos de llaves, etc. imposibles de interpretar
para cualquiera, podían ser perfectamente leídas por otros jesuitas
con similares conocimientos, y por ejemplo, ubicar la zona o la
montaña a la que se hacía alusión sin necesidad de intercambiar una
sólo palabra.
-
Finalizado el lento y laborioso copiado-grabado en la superficie
metálica maciza del Cáliz, el jesuita procedía a recubrir toda la
superficie externa con plata (nunca con oro, pera evitar su robo),
recubriendo también las figuras grabadas, en dicho Copón, para
finalmente proceder nuevamente a grabar sobre la película de plata,
figuras sólo decorativas y con alusión a motivos bíblicos.
De esta manera, cuando un sacerdote era trasladado de un país a
otro, podía llevarse su Misal, su Patena, y su Cáliz para
consagración. Y en caso que el Cáliz fuera robado, que era sólo de
metal con recubrimiento en plata, pocos se atreverían a fundirlo (si
es que podían), y sólo lograrían extraer la plata, pero el metal de
acero quedaría intacto, no existiendo en aquel entonces tecnología
para refundir el material acerado, a excepción del Horno donde se
forjó. Así, la información perduraría con el tiempo, aún después de
la muerte del fraile o sacerdote.
Es así como, en la Hacienda de Calera de Tango, por un espacio de 19
años, pacientemente un hermano jesuita, entre 1748 y 1767,
confeccionó lo que se conocería como la Obra de Arte más Perfecta
jamás efectuada en toda América (norte y sur de América); Cáliz que
se confeccionó en un Horno de Platería que hoy puede ser visitado en
la Hacienda de Calera de Tango, y que se ubica en el extremo
sur-este de dicha propiedad.
Aunque muchos se admiran del trabajo arduo del hermano jesuita que
confeccionó el Cáliz, y por la belleza de los grabados efectuados en
el recubrimiento de plata del mismo por espacio de 19 años, algunos
piensan que la explicación puede ser otra que la de solamente
efectuar una obra de arte: la batalla que se libraba desde el
Vaticano en contra de los sacerdotes y clérigos que habían abrazado
la Masonería estaba por alcanzar el territorio del Reino de Chile, y
quizá los hermanos albañiles y plateros, y arquitectos, traídos en
1748 por Karl von Haimbhausen a territorios del Reino de Chile, no
eran del agrado de muchos obispos y cardenales que para entonces ya
comenzaban a ver con malos ojos la tremenda expansión de la Compañía
de Jesús por todo el Mundo.
El padre Haimbhausen debió conocer lo
sucedido, mas de un siglo antes, en 1616, cuando el General de la
Orden, el jesuita Mucio Vitellechi, quemó toda la documentación de
la Compañía, para evitar un ataque sobre ella, y preservar la
continuidad de la misma.
Evidentemente, la envidia y el
resentimiento hacia quienes tenían grandes conocimientos en las
ciencias y en las artes, además de grandes sumas de dinero, no era
desconocida por el padre Haimbhausen, quien provenía de una familia
noble, y quizá en forma muy inteligente planificó cuidadosamente la
acción de ocultar la información obtenida, por él y su grupo selecto
de hombres, de toda esta Región de las Indias, y decidió entonces
escribir textos impresos haciendo uso de la Imprenta traída en 1748
y cuyas copias se confeccionaban tanto en Chile como en Córdoba.
Cuando "la Caída de los Jesuitas" estaba por concretarse, para
entonces los padres bávaros Haimbhausen y Juan Nepomuceno Walther ya
habían asegurado sus libros y enciclopedias en diversos puntos y en
terrenos probablemente subterráneos y secos, sin humedad que
deterioren los textos. Lo que quedaría en las estanterías de las
Haciendas Jesuitas serían sólo material común, y sin gran
importancia, tales como copias de tratados de matemáticas, física,
astronomía, medicina, etc., todas traídas de Europa.
Como una
biblioteca vacía sería sospechoso para los Ministros y Oficiales
encargados de la incautación e inventario de los bienes de los
jesuitas, éstos se habrían asegurado con al menos dos años de
antelación, del ocultamiento de las cosas y piezas importantes,
reemplazándolas por cosas y libros de menos valor, o de poco
interés.
Por ello, cuando el Cáliz de Plata fabricado en Calera de Tango
terminó en la Catedral de Santiago, junto con la Custodia y otros
numerosos objetos recubiertos en plata, nadie probablemente sospechó
que bajo el recubrimiento de plata de dicho Copón estaría guardada
cierta información que el padre Haimbhausen no comentó con la
comunidad entera, y que probablemente le costó sacrificar su vida
por tal silencio (como veremos en el siguiente subtítulo).
En la
superficie del acero, bajo el recubierto, podría haber estado las
indicaciones geográficas de los lugares explorados por los
misioneros jesuitas, como Curicó y la Laguna de Nahuel-Huapi, o las
posiciones de cerros donde buscar la documentación oculta.
Habiendo
transcurrido casi 215 años desde la Expulsión de los Jesuitas, hacia
el año 1982 pocos podrían interesarse en el Cáliz de Plata Jesuita,
custodiado en el Museo de la Catedral, sometido a la legislación del
Consejo de Monumentos Nacionales, como no sea un eximio conocedor de
las técnicas jesuitas bávaras traspasadas a la Masonería Británica.
¿Fue asesinado o envenenado el Padre Karl von Haimbhausen?
Ya hemos visto a la luz de los hechos expuestos que, mi
investigación, lejos de ser atractiva para algunos, ha creado un
terror colectivo entre jesuitas como los padres Renato Poblete Ilharneborden (ex Director del Hogar de Cristo) y Fernando Montes
Matte (actual Rector de la Universidad Alberto Hurtado, UAH),
incluyendo además al personal y miembros del Museo de la Catedral de
Santiago.
En efecto, y aunque hace más de un mes solicité por escrito al padre
Poblete, capellán de la Fundación Esperanza Nuestra de Maipú, la
autorización para visitar palmo a palmo todas y cada una de las
dependencias que conforman la Hacienda de Calera de Tango, hasta el
momento, y aunque he reiterado mi petición a su correo directo, no
he recibido ni una llamada por teléfono o respuesta a mi correo.
En efecto, en dicha carta que le he escrito al padre Poblete,
expongo que me pareció insólito que, cuando sucedido el terremoto de
marzo de 1985, y hallados los restos del padre Haimbhausen y otros
jesuitas, lejos de ser reconocidos y analizados y puestos en algún
lugar decente y de honor, por el legado entregado a Chile, se
procede en cambio a rellenar con arena toda la fosa, se sella y
cementa todo el acceso a la cripta desde el altar, y posteriormente
se cubre todo nuevamente, sin dar indicios del portentoso hallazgo
de la persona que diera uno de los principales impulsos industriales
a nuestra región.
-
¿Por qué los actuales jesuitas no quieren "tener noticias" del padre Haimbhausen, ni dar a conocer del hallazgo de su
tumba?.
-
¿Por qué, a los historiadores, los jesuitas les dicen que no
existe ningún cementerio en esta hacienda?.
Antes de hablar con Poblete, acudí a entregar carta de presentación
de mi investigación al padre Montes, rector de la UAH, quien me
remitió al primero.
La secretaria de Montes, Magdalena, al regresar
con mi carta, aprovecha de comentarme que nadie se interesará en
cooperar o proporcionarme antecedentes en mi investigación del padre Haimbhausen, porque según lo que ella había escuchado a los curas,
"los jesuitas le tenían mala al padre Haimbhausen", y que aún hoy "a
los curas no les agradaba este alemán".
Extrañamente, las opiniones vertidas por Magdalena, secretaria del
rector de la UAH, no podían ser "antojadizas" ni "ficticias" y su
afirmación coincidía perfectamente con mis conjeturas: que el padre
Karl von Haimbhausen, bávaro de noble nacimiento, políglota,
teólogo, inventor, músico, amante de las ciencias y de las artes,
pudo haber sido asesinado o envenenado por su gravitante influencia,
y por no querer revelar el lugar donde depositó sus secretos y
descubrimientos más preciados, de los cuales las perforaciones
rectangulares efectuadas sobre Veas-01 podría ser mudos testigos de
las capacidades tecnológicas de los jesuitas de antaño.
Puede
existir una alta probabilidad de que Veas-01 fuera conocido por
estos padres, y por el propio Haimbhausen, y que ciertos documentos
estén hoy, todavía escondidos entre los inventarios de las
temporalidades de los jesuitas, o en poder del Director de la
Specola Vaticana, con sede en el Vaticano y en la Universidad de
Arizona.
En efecto, cuando 2 años atrás solicitamos ayuda con
laboratorios y tests, al sacerdote jesuita y antiguo director de
esta entidad, George Coyne, él respondió que no poseía ni los
equipos, ni los laboratorios ni el conocimiento necesario para
analizar Veas-01.
-
¿Respondió esto simplemente porque no quería tomar
parte en la investigación, implicando que mintió (lo que es grave
para un sacerdote)?.
-
¿O bien ya tenía anteriores conocimientos de
esta Piedra y de sus misterios, y simplemente no se sentía, de
verdad, en condiciones de estudiarla?.
Regresemos al tema del año de fallecimiento del padre Haimbhausen.
El 1 de abril de 1767 el Rey Carlos III firma secretamente la
Expulsión de los Jesuitas de todas Las Indias, decreto que no sería
conocido en Chile sino hasta agosto de ese año. Pero curiosamente,
seis días mas tarde, el 7 de abril de 1767, el padre Haimbhausen
muere de la enfermedad de La Gota, sin ser afectados el resto de la
comunidad, aún existiendo otros sacerdotes y hermanos mayores de 80
años.
Si la dieta hubiese sido la causa de esta enfermedad, sería de
suponer que toda la comunidad de edad avanzada estuviese aquejada de
similar dolencia, más no únicamente su Procurador.
Hacia el año 2000 a.C los griegos conocían de la enfermedad llamada
Saturnismo o Plumbosis, y sabían que se producía por envenenamiento
por Plomo (Pb), cuando dicho elemento era ingestado por el organismo
humano. Por otra parte, hacia los años 1650, en la ciudad de Ulm, en
la rivera del Danubio, los médicos observaron que muchos monjes que
bebían vino enfermaban gravemente, en tanto aquellos que tomaban
sólo agua permanecían saludables.
Al analizar los recipientes que se
usaban para guardar vino notaron la presencia de Oxido de Pb, lo que
progresivamente estaba envenenando la sangre de los monjes. A partir
de ese entonces, no sólo se modificaron los envases, sino que muchos
alemanes, y europeos, sabían que dosis pequeñas de Pb en polvo
vertidas sobre el vino o sobre la comida de una víctima en
particular, podría ocasionarle la muerte por envenenamiento, ya que
el Pb es insípido e inodoro, y por tanto, no puede ser detectado por
la persona que ingiere los alimentos.
Hoy sabemos que, las personas adultas que en la actualidad son
envenenadas por Pb, por ejemplo en los Estados Unidos, presentan los
síntomas típicos de la enfermedad conocida como La Gota, en tanto
cuando los pacientes son niños, los síntomas se manifiestan con
diarreas mortíferas.
Y he aquí una de las posibles pruebas de que el padre Karl von
Haimbhausen fue envenenado: el testimonio escrito en Latín del padre
Pedro Weingartner, quien comenta que su amigo había fallecido de La
Gota. Faltaba sólo encontrar una cantidad suficiente de Pb en el
inventario de las Haciendas del Colegio Máximo de San Miguel en
Santiago para certificar esta hipótesis.
Y la prueba fue encontrada en Vol. 7, fs. 339, cuando Joseph de
Traslaviña ingresa al almacén de dicho Colegio, y comienza a
inventariar: 93 cucharas de metal blanco, 123 tenedores de metal
blanco, 189 resmas de papel, 53 libras de acero, 546 libras de plomo
en polvo, etc.
1 Quintal castellano correspondía a 100 libras, que equivale a 46
kilogramos. Por tanto, 1 libra corresponde a 460 gramos, de manera
que 546 libras de Plomo equivalen a 251 kilogramos de Pb (suficiente
para envenenar a un ejército).
Sospechoso de haber puesto el plomo en el alimento puede haber sido
el cocinero de turno que atendía al padre Haimbhausen, quien
probablemente llegaba tarde y comía después de la comunidad. Quien
le daba el Pb en la comida se debía asegurar que ninguno otro
experimentara los síntomas, so-pena de ser descubierto e
interrogado.
Lamentablemente, entre los registros de los sacerdotes
y hermanos encontrados en Calera de Tango no aparece ninguno con la
profesión de cocinero. En la hacienda se hallaron e inventariaron un
total de 117 esclavos de ambos sexos, de varias edades. Habían 13
jesuitas al momento de la llegada de las tropas reales y el ministro
de la Real Audiencia: 4 sacerdotes y 9 hermanos coadjutores.
Los
padres eran:
Los hermanos jesuitas eran:
-
Jofré Hatz
(aleman, tejedor),
-
Francisco Pelanto (platero),
-
Joseph Xeler
(aleman, platero),
-
Santiago Rotmeyer (aleman, herreno),
-
Pedro Roetz
(aleman, relojero),
-
Lorenzo Torrentz (catalán, administrador de la
hacienda),
-
Phelipe Ostermaez (aleman, tejedor),
-
Jorge Kratzer
(aleman, organista demente),
-
Manuel Villegas (chileno donado).
Sólo con una exhumación de las osamentas que yacen bajo la bóveda
subterránea, ahora rellena de tierra por los jesuitas de 1985,
podremos determinar exactamente la causa de fallecimiento de este
destacado procurador bávaro, así como la de los otros jesuitas
dispuestos extrañamente en ataúdes de pie, a la usanza de un ritual,
formando un círculo.
La Meteoritical Society y su pelea con el Gobierno de Argentina
A raíz de nuestra presentación efectuada ante la Meteoritical
Society, para inscribir y certificar Veas-01 como un Meteorito No
Clasificado, tomó contacto con nosotros la editora de esta entidad,
Rihan Jones, para formularnos algunas preguntas relativas a ciertos
minerales hallados en la superficie e interior de la Roca.
Con
ocasión de esto, y mientas estamos en conjunto con el Dr. Brian K. Townley redactando un completo informe para dicha institución,
pudimos notar que en la Meteoritical Society aparece certificado un
Meteorito tipo IAB-MG, en la Región argentina de El Chaco, con una
masa de 50 toneladas métricas, conocido con el nombre de "Campo del
Cielo" y con una certificación de hallazgo del año 1576, al tiempo
que aparece rechazada otra inscripción del Pseudometeorito
denominado "El Chaco Santafecino", por pensarse inicialmente,
"que se
trataba de un meteorito, pero que en realidad no lo era en su
origen".
Por ello nos pusimos en contacto con diversas personas e
instituciones encargadas de velar y custodiar los meteoritos caídos
en el Chaco, para determinar dónde estaban estos otros meteoritos, y
en especial el de 50 TM, conocido como "Campo del Cielo" hallado en
1576.
La respuesta de los argentinos fue aún mas sorprendente:
"la Meteoritical Society está mintiendo a la opinión pública, puesto que
hasta la fecha ninguno de los trozos meteoríticos de El Chaco,
Argentina, ha sido certificado ni publicado en el Meteoritical
Bulletin, debido a que el Gobierno de Argentina mantiene ciertos
pleitos con algunas entidades norteamericanas.
Para que se
certifiquen dichos trozos, la presentación la debe hacer el Gobierno
Argentino, pues la ley es clara, y los meteoritos son de propiedad
del gobierno y no de los particulares".
Se nos dijo además que no
existe, ni existió, en Argentina ningún meteorito con 50 TM hallado
en 1576, y menos con ese nombre, y que los únicos sideritos de El
Chaco que se conocen históricamente son el "Gran Chaco" de 37
Toneladas Métricas, hallado y desenterrado en 1980, en tanto el otro
se trató del "Mesón de Fierro" de unas 22 toneladas, hallado en 1576
pero extraviado en el año 1800, y nada se ha sabido de este trozo
hasta ahora.
Finalmente, hacia el 2003 desde la zona de El Chaco,
fue sustraído un meteorito de poco más de 6 toneladas conocido como
Santiago, o Santiago del Estero, o Tañigo II, el cual tampoco ha
sido certificado por la Meteoritical Society.
Cuando consultamos a algunos argentinos si quizá la certificación
publicada por la Meteoritical Society se refería al hecho de que un
cuerpo madre de 50 toneladas habría caído en el Campo del Cielo y
que se verificó y halló este evento en 1578, ellos nos contestaron:
"si ninguno de los meteoritos de Campo del Cielo han sido
certificados como tales, ¿cómo podría certificarse entonces el
evento completo, sin tener los registros y pruebas certificadas de
los trozos y pedazos individuales?".
Entonces, muy sorprendido por esta presunta irregularidad cometida
por la Meteoritical Society, envié algunas preguntas técnicas al
Director del Museo de Astronomía y de Meteoritos de la UNLP, Dr.
Sixto Gimenez, a quién le pedí me enviara los informes que
certificaran la cantidad de Fe y de Ni, las pruebas metalográficas,
y los análisis químicos, petrográficos y geológicos practicados
tanto en la superficie como en la matriz metálica de alguno de los
meteoritos mas famosos como el Gran Chaco, entre otros.
Como don
Sixto Gimenez efectuó publicaciones sobre la caída de este
gigantesco siderito en la zona conocida como "Campo del Cielo" pensé
que obviamente los análisis obraban en su poder.
Nuevamente la respuesta fue sorprendente: ni él ni su equipo poseen
los análisis químicos, ni tienen certificación de los análisis de
contenido porcentual de Ni, Fe u otros elementos, y que ellos nunca
han visto las pruebas metalográficas, ni los otros exámenes por
nosotros nombrados. Y que aún más, la cantidad de Ni que
supuestamente tiene nunca ha sido verificada, ni certificada en
informe alguno, sino que fue informada verbalmente por
investigadores de NASA.
Por todo esto, y para estar seguros de lo que está sucediendo con la
Meteoritical Society, y para evitar que nuestra Piedra Veas-01 pueda
ser considerada por el Gobierno de Argentina como sacada o "robada"
desde su territorio, en caso que los análisis químicos de los
meteoritos de Campo del Cielo coincidan con los de Veas-01, hemos
procedido a enviar una carta certificada a la Presidencia de
Argentina, con el objetivo que designen a un miembro oficial de
dicho gobierno, para que nos explique lo que está sucediendo
respecto de las irregularidades cometidas y publicadas por la
Meteoritical Society, al tiempo de generar una cooperación
mutua
para estudiar en conjunto los trozos de El Chaco y el encontrado por
nosotros denominado Veas-01.
Si los análisis y las metalografías de
todos estos trozos son similares, y probamos que todos provienen del
mismo cuerpo madre, podríamos demostrar que el Evento de Campo del
Cielo fue global para toda Latinoamérica, y que los trozos
diseminados por todo el continente serían prueba que existieron
varios cuerpos principales que ingresaron a horas diferentes y quizá
en un rango de varios días.
Probable fecha de caída de Veas-01
De todo lo anteriormente descrito, y tomando en consideración los
trabajos del geólogo americano William Cassidy, quien efectuara en
los años 60, la investigación de los meteoritos caídos en Campo del
Cielo, podemos pensar que hace unos 6100 años atrás aproximadamente,
grandes trozos de kilómetros de diámetro cruzaron la atmósfera
terrestre.
Uno de estos trozos ingresó al norte de Argentina, en un
ángulo N 60º E, diseminando sus fragmentos en lo que se conoce hoy
como "Campo del Cielo". Otro trozo también grande desprendido del
Cuerpo Padre, dio una vuelta completa alrededor de la Tierra, luego
de rebotar la primera vez con la atmósfera, y enderezó su
trayectoria a una dirección más cercana a Norte-Sur, donde trozos
cayeron algunos en la zona de Córdoba y Mendoza, en la Cordillera de
los Andes, en Santiago de Chile, y quizá algunos en las costas del
Océano Pacífico.
Puede también que otros fragmentos, también de
tamaño considerable, hayan caído en los territorios de Brasil y
Paraguay, siendo quizá estas las rocas de las que los jesuitas
hablaban durante los siglos XVI y XVII, y de cuyos hechos escribió
don Diego Barros Arana en su artículo publicado en 1872 titulado
"Las Riquezas de los Jesuitas".
Si Veas-01 es uno de los tantos fragmentos que provienen del mismo
Cuerpo Madre que impactó con la Tierra hacia el 4100 antes de
Cristo, y los análisis químicos revelan similitudes entre todos
estos trozos, podríamos establecer una conexión interesante entre
ciertas zonas geográficas de Chile y Argentina, y determinar que
quizá ciertas islas o lagunas pudieron haberse originado producto de
la lluvia de impactos de gran tamaño.
Conclusión
El Cáliz recubierto en Plata, robado desde la Catedral de Santiago
en 1982, pudo no haber sido elaborado en cualquier metal o acero,
sino probablemente a partir de algún trozo de Siderito hallado por
los jesuitas en esta región, dificultando su elaboración y diseño,
debido a la resistencia del material a ser fundido, tal como sucede
con la matriz metálica de Veas-01.
Si pensamos en 19 años para la
elaboración de un Cáliz o Copón, y descartando dificultades en el
recubrimiento y elaboración de las figuras en plata, lo único que
podría complicar su hechura sería dar la forma y la grabación de la
matriz metálica de dicho objeto. Y si suponemos que importantes
símbolos y figuras diseñadas, bajo la supervisión del padre Haimbhausen, fueron elaboradas durante tanto años, ello permitiría
explicar el extremo mutismo y nerviosismo entre los voluntarios del
Museo de la Catedral, o incluso del padre Acuña, su Dean, o del
propio Angelo Sodano.
La sustracción del Cáliz de Plata de Calera de
Tango no obedeció únicamente a un descuido de los encargados del
Museo, sino a una acción programada y concertada, y cuyo interés y
autores intelectuales correspondieron probablemente a personal
diplomático de Inglaterra, quienes aprovecharon el momento de
"amistad" con nuestro país, mientras sucedía la guerra por el
control de las Islas Malvinas entre dicho país y Argentina.
Por otra
parte, la negativa del jesuita George Coyne, Director en la época
del Museo de Meteoritos del Vaticano y de la Specola Vaticana, en
apoyar nuestra investigación por no poseer los conocimientos ni las
capacidades para estudiar Veas-01, es un indicio de que información
relativa a esta Roca precedía a nuestros básicos análisis, y
probablemente lo que se sabía de ella era muy superior a los
supuestos que nosotros mismos especulábamos.
Los dos orificios perfectamente rectangulares de 22 x 5.5 cms, mas
las dos huellas con bordes de material vitrificado de 8 x 8 cms, y
la escoria de Magnetita y Wustita encontrado a la cavidad irregular,
indicativa de un estallido, más las pruebas de laboratorio en hornos
de inducción, que revelaron que el material estallaba a altas
temperaturas, pero sin licuarse o fundirse luego de casi dos horas
de calor aplicado, es todo una prueba de que Veas-01 no sólo no pudo
haberse fabricado bajo ninguna clase de tecnología existente en el
pasado o actualmente, sino que debió haberse trabajado durante la
época de esplendor de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII, y
principalmente bajo la conducción del sacerdote alemán Karl von
Haimbhausen, verdadero visionario en Chile de convertir al país en
un Centro Industrial.
Prueba de las capacidades industriales de los Jesuitas están no sólo
en la Reseña Histórica y Cronológica de sus grandes aciertos, sino
la Maquina Eléctrica y las grandes cantidades de fierro y acero, que
los propios gobernadores de la época no pudieron comprender.
Y si
pensamos en que los miembros de la Compañía, con años de antelación
sabían de su expulsión en razón a los indicios que se observaban
desde 1748, es lógico suponer que los jesuitas tomaron todas las
precauciones del caso y ocultaron con tiempo todas las pruebas,
tecnologías y libros que los pudiese involucrar en graves
dificultades para con el Tribunal de la Inquisición.
El resultado
fue muy astuto: el Conde de Aranda, y Carlos III, y luego el Papa
Clemente XIV, al no encontrar pruebas de "brujería" o de "complots",
o "acciones de sublevación" por parte de los jesuitas, se limitaron
a expulsarlos y dejarlos en Imola, en Italia, donde continuaron con
sus actividades religiosas. Otros, los que decidieron "colgar su
hábito" se unieron a sus antiguos hermanos que ya operaban desde más
de dos décadas en las Logias Masónicas europeas.
Sólo Veas-01, ocultada convenientemente en el sector mas alejado del
sur de la Chacrilla de La Ollería, quedó como único ícono y muestra
de la capacidad técnica de los Jesuitas de antaño. Pero sólo estas
cuatro marcas en su superficie fueron quizá suficientes para
revelarnos la mano del hacedor, aunque aún no entendamos la técnica
utilizada en ello.
Se cuenta una vez, que un periodista le pidió a un famoso dibujante y
maestro famoso en pintura, le dibujara una obra de arte. El maestro
pintor accedió, fue hacia un pizarrón, tomó una tiza y procedió a
dibujar un gran círculo. Como el artista estaba ocupado, se despidió
del periodista y se marchó.
El reportero se sintió no sólo
desilusionado del Maestro Pintor, sino hasta ofendido y molesto por
lo que consideró una burla. Sin embargo, cuando posteriormente se
analizó el trazo y la excentricidad de la órbita de esta
circunferencia dibujada, se constató que el círculo era perfecto, y
que su trazo era tan bueno como el mejor hecho con compás de
calidad.
Del mismo modo, aunque los jesuitas sólo nos legaron esta Piedra
proveniente desde el espacio, las marcas efectuadas por ellos en su
superficie son los mudos testigos de la habilidad de que estaban
dotados. El "trazo" sobre el metal de Veas-01 y el Cáliz de Plata
extraviado, nos están mostrando poco a poco las tecnologías
desarrolladas en dicha época, y el camino para descifrar su misterio.
Finalmente, podría algún lector perfectamente no estar de acuerdo
con que fuesen los jesuitas los autores del intento de reutilizar el
metal de Veas-01, pero tendría que lidiar con el problema mayor de
buscar en la línea de tiempo un momento donde poder situar esta
acción.
No ha sido posible hallar acero o fierro o tecnologías de
fundición de este metal con anterioridad a la llegada de los
españoles, como tampoco durante el siglo XIX o XX existieron en
Chile, o en la zona que nos compete, fabricas de metales o de
aceros. En efecto, todos los antecedentes históricos que se han
expuesto en el presente artículo apuntan a que los únicos capaces de
haber manipulado el metal de Veas-01 correspondió a los jesuitas.
Pero al mismo tiempo está perfectamente demostrado en este artículo,
que en ningún caso fueron los jesuitas los fabricantes de esta
piedra. Las inclusiones indicativas de una muy alta presión, las
"maclas" en las microfotografías, y el resto de estructuras que sólo
suceden en meteoritos, descartan la participación de los jesuitas en
su hechura.
Actualmente, por el desinterés en aportar fondos para esta
investigación, por parte de las instituciones nacionales científicas
chilenas como el Cimat, dirigido por Fernando Lund, y por el
Centro
de Estudios Científicos de Santiago (en Valdivia) dirigido por
Claudio Teitelboim (o Bunster), y por la negativa del Ministerio de
Cultura, presidido por la actriz paulina Urrutia Fernández, de
aportar fondos para nuestro proyecto, que le fuera presentado en
abril de este año, actualmente el equipo científico investigador de
Veas-01, y sus propietarios, se encuentran sin recursos para
continuar con nuevas pruebas e investigaciones históricas para
desentrañar el misterio de esta Roca Metálica.
Debido a las diversas
áreas del Conocimiento que abarca Veas-01, es probable que los
directores de las actuales instituciones, a las que hemos solicitado
ayuda, no entiendan del todo el problema.
Una actriz como Paulina Urrutia, por su natural desconocimiento de
todos los temas históricos, metalúrgicos, y geológicos, no podrá
evaluar correctamente el alcance de un proyecto como el nuestro.
Un
buen físico como Fernando Lund, o el propio Teitelboim, no
entenderán las razones geológicas ni históricas, como tampoco un
entendido en meteoritos como Rihan Jones, por muchos esfuerzos
loables en intentar entender el metal, no entenderá el tema de la
Austenita porque no es metalúrgico.
O un metalúrgico no entenderá
cuando se le habla de alumino-silicatos o de otros aspectos
geológicos en materia de la corteza de Veas-01; etc.
Sólo obteniendo
fondos de una entidad de envergadura como un Museo o de una Gran
Entidad Filantrópica, o una Fundación Cultural o Histórica de nivel
mundial, y con la ayuda de profesionales de muchas disciplinas,
podremos descifrar el misterio de esta enigmática Roca, con décadas
de historia en el lugar de hallazgo.
Solicitud de Fondos para Investigación
Por las razones antes expuestas, existen dos fundamentos, que
exponemos a continuación, para apelar al interés de instituciones
culturales y científicas extranjeras, o al de algún particular
acaudalado que guste de escudriñar este tipo de misterios:
-
Las entidades científicas y culturales de nuestro país, han
desaprobado otorgar fondos para apoyar la continuación de la
investigación de Veas-01. Como el Consejo de Monumentos Nacionales
no tiene injerencia en el tema de este tipo de minerales o
estructuras provenientes del espacio, y el intento de reutilizar
este material por parte de jesuitas coloniales, no está dentro de
las atribuciones de este Consejo, no existe impedimento alguno para
que una entidad extranjera o un particular otorgue fondos para
destinarlos a la investigación de Veas-01.
-
Debido a los problemas económicos por los que pasa Estados
Unidos, y debido a la inestabilidad política generada al interior
del Gobierno del presidente George W. Bush, que enfrenta nuevos
escándalos y nuevas elecciones, se han producido ciertas tensiones
entre el Director de la Oficina de Investigaciones Navales (ONR) en
Arlington, señor William E. Landay, y su representante en Chile, el
puertorriqueño Elmer L. Roman, todo lo cual parece indicar que la
adquisición de Veas-01 por parte del Gobierno Norteamericano se
dificulta con creces.
De este modo, cualquier Museo, Institución o Grupo Particular que
desee aportar con fondos importantes para continuar con la
investigación de Veas-01, no deberá temer posibles dificultades o
roces ni con el Gobierno de Estados Unidos, que antes estuvo
interesado en comprar esta Piedra, ni con la Legislación propia del
Consejo de Monumentos Nacionales, que protege el Patrimonio Cultural
de Chile.
La ley de esta última entidad, modificada en junio de
2005, no contempla a los Meteoritos ni Sideritos manipulados como
objetos que queden bajo esta legislación.
Por todo esto, y junto con agradecer, a nombre de todo el equipo
científico y Propietarios de Veas-01, el interés que algún Museo o
Fundación Internacional pueda tener en esta investigación nuestra,
desde ya los invitamos cordialmente a realizar su aporte financiero,
en una forma y modo que convengamos mutuamente.
Para contactarse con
nosotros, por favor, no dude en comunicarse al siguiente correo:
Rnovakovic@yahoo.com
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