¿Meteorito en las Torres Gemelas?

febrero 05, 2007

¿Una foto de Veas-01?.

La verdad es que no se trata de la Gran Roca metálica descubierta en Chile designada con ese nombre, sino que corresponde a una extraña estructura metálica encontrada en los cimientos del World Trade Center, días después que las torres colapsaran, y fue hallada mientras NASA y otros especialistas median con avanzados equipos las temperaturas existentes en la denominada Zona Cero.

No existe hasta la fecha una explicación lógica sobre la formación de este metal o acero fundido, a la que los norteamericanos han llamado “el Meteorito”, y tanto NASA como el NIST han continuado investigando el material, aunque los resultados arrojados por los análisis, dicen los americanos, no han sido difundidos hasta la fecha y la composición química de esta pieza se ha mantenido, al parecer, en reserva.

Cuando colapsaron las World Trade Center (Torre 1 y Torre 2) aquel fatídico 11 de Septiembre de 2001, las nubes emanadas durante la caída fueron definidas por los expertos como,

“Nubes Piroclásticas, formadas sólo en procesos volcánicos o por procesos que implican temperaturas por sobre los 2500ºC”.

Tres semanas después del derrumbe, extrañamente los escombros permanecían aún a una alta temperatura:

“inexplicable, si consideramos sólo los impactos de los aviones”- dicen algunos.

Analicemos brevemente la capacidad del acero para soportar altas temperaturas.
 


Resistencia del Acero al Calor
Aunque en este blog puede encontrarse variedad de información sobre las propiedades del acero, resta sólo agregar lo difícil que es fundir un acero, debido a que se requieren temperaturas por sobre los 1500 ºC.

De acuerdo con el Proceso Crisol Abierto, descrito por la Compañía de Acero del Pacífico (CAP S.A.), se explica que para producir acero a partir de arrabio, se debe quemar el exceso de carbono y otras impurezas presentes en el hierro. Esto hace que, para alcanzar el elevado punto de fusión del acero, 1400 ºC, no se puede utilizar combustibles a base de hidrocarburos como tampoco hornos convencionales.

 

Por ello, para superar esta dificultad, se ha desarrollado el Horno de Crisol Abierto, que funciona a altas temperaturas gracias al precalentado regenerativo del combustible gaseoso y del aire, empleados para la combustión.

 

En efecto, CAP dice:

“En el precalentado regenerativo los gases que escapan del horno se hacen pasar por una serie de cámaras llenas de ladrillos, a los que ceden la mayor parte de su calor. A continuación se invierte el flujo a través del horno, y el combustible y el aire pasan a través de las cámaras y son calentados por los ladrillos. Con este método, los hornos de crisol abierto alcanzan temperaturas de hasta 1.650 ºC”.

De lo anterior se desprende que, el queroseno, combustible utilizado por los aviones, permite sólo temperaturas máximas de 982ºC con lo cual no es posible fundir un acero. Para evaporar parcialmente un acero, como la masa metálica encontrada bajo el WTC denominada “el Meteorito”, se requiere de temperaturas del orden de los 2760ºC.

El Gobierno de los Estados Unidos determinó en sus informes que si bien el combustible de los aviones no era suficiente para derribar las Torres Gemelas, las temperaturas pudieron perfectamente haber alcanzado unos bruscos 650ºC aproximadamente, con lo cual se provoca una deformación en las vigas de acero, aunque no su derretimiento. Más, dicen los informes, que tal deformación fue responsable de la caída de las juntas o uniones que existían entre los pisos y las vigas verticales, haciendo colapsar los pisos superiores sobre los inferiores, creando un efecto "dominó".

 

Resultado: los pisos inferiores no presentaron prácticamente resistencia alguna, fallando todas las uniones, permitiendo que las dos torres cayeran en un promedio de 9.2 segundos; casi como si se tratase de una caída libre.

En efecto, el profesor de ingeniería Ph.D Thomas W. Eager (professor of Material Engineering) del MIT, y su colega Musso, publican en 2001 uno de los informes oficiales utilizados para explicar el colpaso del WTC. En este reporte se explica que el acero pierde la “mitad de su fuerza” a 650 ºC (1202 ºF) y que los fuegos ese día no superaron esa temperatura.

 

Pero recalcan que el incendio no quemó igualmente. Fue esta diferencia de temperaturas la que causó la deformación del acero y que fallaron algunos de los pisos, y que el caer de estos pisos es lo que derriba el edificio entero.

 

Thomas W. Eager y Musso dicen en 2001:

”mientras que fue imposible que el incendio, rico en combustible y en llamas difusas, quemara a una temperatura tan alta como para derretir el hierro, el encendido rápido y calor intenso causó que el acero perdiera al menos la mitad de su resistencia y se deformara, causando una inestabilidad elástica o ruina. Esta debilitación y deformación hizo caer algunos pisos, y éstos aplastaron los pisos de abajo, causando un colapso tipo dominó”.

En lenguaje común y directo del MIT, el calor no fue lo suficiente como para derretir el acero, pero que fuegos desiguales deformaron parte del acero, y que la caída de algunos de los pisos sometidos al fuego desigual destruyeron el edificio entero.

Con lo anterior, y usando las versiones oficiales gubernamentales, se podría entonces descartar que “el Meteorito” del WTC sea parte del acero de algunas de las torres o de las vigas de anclaje de las mismas, puesto que nunca se alcanzaron tan altas temperaturas como para fundir el acero o menos vaporizarlo parcialmente, y formar esta masa de gran tamaño.

 

En efecto, se dice que esta pieza de acero fundido y parcialmente evaporado fue hallado el 16 de septiembre cuando la National Aeronautics and Space Administration (NASA) utilizó el Espectrómetro AVIRIS para localizar y medir sitios o “bolsos” calientes.
 


El Meteorito de las Torres Gemelas
Para fundir metal y cemento en una misma estructura es evidente que las temperaturas deben lejos superar los 2760 ºC. Así fue como, con la ayuda de NASA y de los responsables de remover los escombros de la Zona Cero, se encontró uno de los artefactos más inusuales; un objeto con forma de roca la cual ha llegado a conocerse con el nombre de “el Meteorite”. Esta pieza se trata de un elemento de acero y de cemento, como un todo, fundido por el calor.

Aunque hay personas y grupos en Norteamérica que sostienen que tanto el colapso de las torres como de la formación de “el Meteorito” fue producto del uso de explosivos (del tipo Thermite ó Thermate-TH3, capaz de generar temperaturas por sobre 2500 ºC) dispuestos tanto en los pisos altos de las Twin Towers como en los cimientos y subterráneos de ellas, hasta el momento no existen pruebas concretas que indiquen un atentado perpetrado por terceros con acceso a los edificios.

 

Cualquiera sabe que, efectuar una demolición de dos edificios de 110 pisos, más otras edificaciones como la Torre 7, implicaría un movimiento humano y en equipos de grandes proporciones, grandes y prolongados cortes de luz, maquinaria y cableados constantes; acciones que habrían sido notadas de inmediato por las cámaras de seguridad y el personal de vigilancia, incluyendo las sospechas del personal del U.S. Secret Service y de la Central Intelligence Office, quienes ocupaban la Torre 7.

Todo esto hace virtualmente imposible la participación de un operativo terrestre tendiente a “dinamitar” las bases de 5 o 7 edificios situados en torno, sin que nadie, ni una persona notara la presencia de algo extraño. Por tanto, es obvio que la descripción dada por el Dr. Thomas Eager parece ser hasta el momento la más probable.

Con ello, y descartando de plano la utilización de explosivos militares, sólo nos queda dar crédito a esta extraordinaria pieza, “el Meteorito”, como perteneciente a un siderito (meteorito metálico) con restos de aluminosilicatos o zeolitas (que puede confundirse quizá con restos de cemento), sepultado probablemente por años en las bases de las Torres Gemelas.

También existen sismólogos y otros americanos quienes creen puede haber sucedido, precisamente en los días previos a los atentados del 11 de Septiembre, que bajo las torres pudieran haber tenido lugar ciertos procesos magmáticos y piroclásticos naturales, lo cual explicaría la alta temperatura meses después de la tragedia, y el que las nubes emanadas y vertidas sobre el Río Hudson (al colapsar las torres) fueran las que típicamente se observan en los volcanes o en procesos de detonación a alta temperatura.

Sea cual sea el proceso sucedido, y siempre descartando intervención de terceros, puede ser un hito el estudiar esta gran masa metálica descubierta, cuyos análisis químicos y geológicos podrán determinar con exactitud su procedencia.

Que es un hecho el que “el Meteorito” no tiene nada que ver con las Torres Gemelas, se manifiesta a partir de uno de los informes entregados presuntamente por el NIST, y aparecido en Internet, donde se dice:

“La condición del acero encontrado en las ruinas del las WTC, de si estaba o no en un estado fundido, es irrelevante para la investigación del colapso de las torres ya que no proporciona información concluyente de la condición del acero cuando las Torres Gemelas estaban en pie”.

En otras palabras, uno podría leer entre líneas:

“el acero o metal fundido encontrado no tiene relación con el acero de las Torres Gemelas”, de modo que sólo puede significar que el trozo de metal es:

(1) o un Meteorito Metálico con costra de olivinos, piroxenos y silicatos (como sucede con Veas-01) o,

(2) proviene de algún proceso piroclástico ocurrido en las profundidades de la Zona Cero.

Será importante, entonces, saber dónde, en qué institución, hoy se encuentra este trozo metálico y cuáles han sido los análisis practicados desde aquel 16 de septiembre de 2001.

Nuestro equipo ha venido investigando la Gran Roca Veas-01 apenas desde noviembre de 2003, de manera que, evidentemente, y dado el tamaño de sus laboratorios y de los recursos de NASA y NIST, hasta la fecha los análisis practicados sobre “el Meteorito” de las Torres Gemelas deben de ser realmente impresionantes y podrían dar lugar a numerosas publicaciones científicas.

 

Es probable que el Dr. Michael Zolensky del JSC en NASA (quien, en un comienzo, ayudó a determinar el origen de Veas-01) pueda conocer pronto de estos resultados, y darlos a conocer a la opinión pública en los próximos meses.

 

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