por Isaac Davis
22 Julio 2015
traducción de
Adela Kaufmann
Una vez, tuvimos horrores como la trata de esclavos holandesa, y ahora tenemos los horrores de la esclavitud de la deuda mundial.
A medida que más naciones como Grecia colapsan bajo el peso de las obligaciones de deuda en el cartel internacional de la banca, y mientras más gente en el mundo se ve obligada a la austeridad y el sufrimiento con el fin de apaciguar a las personas más ricas del mundo, se volverá cada vez más claro que el sistema global de la esclavitud de la deuda finalmente se derrumba.
En algún momento de nuestra evolución, los seres humanos desarrollaron el miedo a la muerte y el miedo a la pérdida futura, rasgos que los animales no comparten.
Cuando se utiliza en contra de nosotros, estos miedos irracionales sin duda nos hacen altamente explotables, y como tales, los seres humanos han sido durante mucho tiempo el recurso más valioso del planeta, capaz de los logros más extraordinarios, y con demasiada frecuencia recibe el tratamiento más inhumano.
Originalmente, la esclavitud era horrible, brutal y bastante directa, pero ha evolucionado en el último número de siglos para incluir medios más sofisticados y astucia de enjaular personas.
Más como una operación psicológica que una plantación ahora, la gestión de la explotación humana de hoy se lleva a cabo mediante el establecimiento de límites, de forma continua sobre-estimulación de los temores y fantasías, premiando la alta productividad, y violentamente castigando divergencia.
Nacimos en una jaula que ha estado en construcción durante generaciones.
Su fundación es la institución del gobierno, el Estado, que utiliza la economía y la violencia como las principales herramientas para gestionar los pueblos del mundo como si fueran ganado. Granjas humanas con ganado humano manejadas por seres humanos seleccionados que actúan como productores encargados de la supervisión de la máxima rentabilidad posible.
Con el fin de mantenernos en línea y productivos, somos adoctrinados a creer en la autoridad y la necesidad del Estado.
Entonces se nos enseña cómo ser competitivos y divisivos, aprender a ver a nuestros compañeros y colegas como rivales. Después de que hemos sido martillados con la programación de miedo toda nuestra vida, constantemente se nos dice cuándo agacharnos y cuándo correr.
Al dársenos una caja lo suficientemente cómoda para vivir, somos de hecho bastante productivos, y así se nos ofrece la píldora azul, la gran ilusión de la libertad. Cuando somos felices, producimos más, y cuando producimos más se nos premia con más dinero, que ofrece mejoras en la jaula y adornos en el estilo de vida.
Las libertades que el Estado nos permite están allí para darnos suficiente espacio en el pasto a aceptar con bastante facilidad a una vida enjaulada.
La historia de su esclavitud
La granja humana está en la raíz de las estructuras de poder y control en nuestro mundo.
Nosotros, el pueblo, alimentamos la máquina con lo que sea que necesita, y si tratamos de liberarnos somos rápidamente redondeados y puestos de vuelta entre el rebaño.
Pocos explican cómo funciona esto mejor que el filósofo de Internet y anarquista Stefan Molyneux, quien sucintamente explica el concepto de la granja humana en este excelente vídeo de corta duración:
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