24 Septiembre 2015
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
Todos lo sabemos ya.
España está a punto de vivir unos comicios determinantes. Unas
elecciones que tienen el potencial de cambiar para siempre el futuro
del país.
Pero que nadie se asuste. En este artículo no vamos a hablar de
política. Ni de Cataluña, ni de España, ni de independencia. No
vamos a manifestarnos ni a favor ni en contra de ninguna opción.
Que cada uno piense lo que quiera sobre
ello...
-
podríamos hablar de políticos
mesiánicos que prometen "tesoros imposibles" a sus pueblos
-
podríamos hablar de políticos
arribistas y corruptos que nunca fueron lo que dicen que son
y que ahora, por puro interés, se han convertido de repente
en líderes de una causa que nunca defendieron
-
podríamos hablar de presidentes
de gobierno tan profundamente estúpidos que no conocen ni
las normas más básicas de la constitución de su país, esa
que tanto dicen defender
-
podríamos criticar a un pueblo
tan estulto e indecente que permite ser gobernado y
esquilmado por imbéciles de este calado
-
podríamos hablar de campañas
basadas en hipócritas sonrisas forzadas y de campañas
basadas en el miedo y las amenazas apocalípticas sin sentido
-
podríamos hablar de nuevos
partidos políticos respaldados por oscuros poderes bancarios
y de partidos creados mediáticamente, que dicen "ser del
pueblo", pero que están dispuestos a seguir la senda de
traición iniciada por sus referentes griegos
-
podríamos hablar de documentos
oficiales falsificados por altas instancias para crear miedo
entre la población y de mentiras y manipulaciones de todo
tipo encubiertas por los medios de comunicación al servicio
de determinados poderes
-
podríamos hablar de muchas cosas
relacionadas con el momento político que estamos viviendo...
Pero no hablaremos de nada de eso.
Simplemente, hablaremos de ESTUPIDEZ.
Del preocupante nivel de profunda estupidez al que hemos llegado
todos. Y de como podemos llegar a construir edificios aparentemente
lógicos, pero cuyos cimientos están formados en realidad por
absurdos e incongruencias.
Algo que están poniendo de relieve estas elecciones catalanas,
es que la población española es incapaz de utilizar el cerebro y
de aplicar la lógica más básica.
Lo más grave, lo realmente terrorífico, es que esa estulticia no
afecta solo a las clases populares; afecta a los periodistas, a
los analistas políticos, a los intelectuales que opinan y a
todos los políticos implicados en el asunto. Gente que se supone
que tiene estudios y una preparación superior a la media.
Sin embargo, como si fuera una epidemia masiva, la falta de
lógica argumental ha inundado el cerebro de todo el mundo,
llevando a construir argumentos sin sentido, basados en la más
pura incoherencia.
Eso sí da miedo de verdad.
Vayamos al meollo del asunto sin perder más tiempo.
Analicemos la lógica más básica de los argumentos que defiende
uno de los bandos implicados en esta disputa: el bando del
gobierno español que aboga por la unidad de España y que por lo
tanto, al acumular un mayor poder ejecutivo y legal, debería ser
el que estableciera la pauta a nivel argumental.
Básicamente, podríamos resumir los argumentos en contra de la
independencia catalana que esgrime el gobierno (y los partidos
afines PSOE y Ciudadanos), a través de dos argumentos básicos
que repiten hasta la saciedad:
-
ARGUMENTO 1: la
independencia de Cataluña es IMPOSIBLE porque las leyes,
y concretamente la Constitución Española, no la
permiten. España no reconocerá una Cataluña
independiente.
-
ARGUMENTO 2: Una Cataluña
independiente quedará expulsada de la Unión Europea y
los catalanes dejarán de ser españoles y ciudadanos
europeos.
Estos dos argumentos, están siendo
repetidos incansablemente por los políticos del bando unionista
y por sus portavoces mediáticos en periódicos, tertulias y
púlpitos de todo tipo.
A su vez, estos mismos argumentos,
son discutidos con igual insistencia por parte del bando
independentista catalán.
Prácticamente todo el debate gira alrededor de la afirmación o
negación de estos dos argumentos conjuntos. Un debate que, no lo
olvidemos, determina el futuro de todo un país.
Estamos sufriendo los efectos de acaloradas discusiones y hondas
disquisiciones alrededor de ellos y nadie se ha dado cuenta de
lo más esencial del asunto: y es que estos argumentos no tienen
ningún sentido lógico y son absolutamente incoherentes y
contradictorios entre sí.
Cualquier cerebro mínimamente pensante debería percatarse de
ello.
Vamos a razonarlo...
Cuando el gobierno y los partidos por la Unidad de España
utilizan el Argumento 1, afirman que la independencia catalana
es IMPOSIBLE porque la ley y la Constitución no la permiten y
sostienen que España no la va a reconocer jamás, como tampoco lo
harán los demás países del mundo, por ser "ilegal".
Este es un argumento fuerte, concluyente y definitivo, que
convierte cualquier otro argumento que lo acompañe, en un
argumento subyugado.
Cualquier cosa que esgriman los defensores de este argumento,
por lógica debería quedar supeditada a él.
Sin embargo, el gobierno y los partidos por la Unidad de España,
lo acompañan con un Argumento 2, en el que se afirma que en una
Cataluña INDEPENDIENTE, sus habitantes perderían la nacionalidad
española y con ella, la ciudadanía europea (lo que conllevaría
que cayeran sobre ellos todas las calamidades económicas y
políticas del universo).
Es decir, el Argumento 2 habla de los peligros de una Cataluña
independiente, contradiciendo totalmente al Argumento 1, que
calificaba de IMPOSIBLE una independencia catalana.
Según el Argumento 1, Cataluña no puede ser independiente de
ninguna manera porque ni España (ni ningún otro país), no la
reconocerá legalmente como tal.
De lo que se deduce que los
catalanes jamás podrán perder la nacionalidad española ni la
europea, puesto que eso solo podría suceder si el gobierno
español reconociera la independencia de Cataluña, algo que el
Argumento 1 esgrime que no sucederá jamás. Por lo tanto, los
catalanes seguirían estando sometidos a la Constitución
española, lo que les garantizaría automáticamente nacionalidad
española y ciudadanía europea, aunque ellos no quisieran.
¿Entonces, como se puede amenazar a los catalanes con la
pérdida de la nacionalidad española y la ciudadanía europea?
Como vemos, al esgrimir el Argumento 2 para asustar a los
catalanes sobre las consecuencias de su independencia, los
propios defensores de la Unidad de España, están negando el
Argumento 1.
Los Argumentos 1 y 2 son totalmente contradictorios entre sí y
no pueden convivir a la vez en un mismo paquete argumental.
Si tú afirmas concluyentemente que la independencia es imposible
y que no la reconocerás, acto seguido no puedes amenazar con las
consecuencias que tendrá aquello cuya posibilidad acabas de
negar taxativamente.
Es una estructura argumental tan incoherente, que resulta
incomprensible que pueda sostenerla una persona adulta
mínimamente pensante.
Pues bien, lo más grave, es que a partir de esta incoherencia
sin ningún sentido lógico, se ha construido un argumentario
que han abrazado tanto los unionistas como los independentistas,
unos defendiéndolo y otros atacándolo.
Parece mentira que ningún defensor de la unidad de España se
haya dado cuenta de la tremenda debilidad de una tesis tan
contradictoria y resulta aún más sorprendente que ningún
independentista haya visto la oportunidad de poner de relieve
algo tan obvio.
Sobre esta profunda incongruencia, se ha organizado un acalorado
debate sobre el futuro de todo un país y parece que ninguno de
los 47 millones de personas se ha percatado de que la base de la
discusión carece de lógica interna alguna.
Todo el mundo ha acabado cegado por los miles de referencias
legales, políticas y económicas que han desviado la atención de
lo esencial: el sinsentido de los argumentos sobre los que se
construye todo el debate.
Deberíamos preguntarnos:
¿Es un buen síntoma que un país
entero, con sus personas tontas y sus personas inteligentes,
con sus iletrados y sus expertos, no sea capaz de ver algo
tan básico como esto?
Y no, no estamos hablando de
interpretaciones de la Constitución, ni de leyes y tratados
internacionales. Estamos hablando de la coherencia interna de
los razonamientos en su sentido más elemental.
Pero vayamos más allá.
Sabiendo que los dos argumentos son contradictorios entre sí,
uno podría concluir que al menos uno de los dos es falso.
Y puesto que el "argumento fuerte" que determina el sentido de
toda la estructura es el primero, es decir, el que niega la
posibilidad de la independencia de Cataluña y puesto que el
segundo argumento es añadido de forma innecesaria a riesgo de
negar el primero, podemos deducir que los defensores de la
Unidad de España no creen en la veracidad ni en la fuerza de su
argumento principal, puesto que si lo creyeran, no esgrimirían
jamás el segundo.
Conclusión: el gobierno de España y los partidos que defienden
la unidad de España, creen que Cataluña puede ser independiente
y que si los catalanes toman la decisión de ser independientes
unilateralmente, no podrán impedirlo con la aplicación de
ninguna ley, ni de ninguna constitución; por eso utilizan un
segundo argumento basado en amenazas para causar miedo entre los
catalanes, aunque ello implique caer en una contradicción lógica
que debilite su argumento principal (de hecho, no lo debilita,
sino que lo NIEGA, convirtiéndolo automáticamente en FALSO).
Así pues, no son los independentistas catalanes los que
debilitan los argumentos unionistas.
Es la estructura contradictoria utilizada por los defensores de
la unidad de España, la que debilita la lógica interna de sus
propios argumentos
Estamos pues ante una demostración de profunda debilidad del
Estado, reflejada en la forma en que construye su
argumentario lógico.
¿Es esto lo que se debe esperar del gobierno responsable de un
país de 47 millones de habitantes?
¿Como puede ser que ni unos ni otros hayan visto algo tan obvio
y evidente?
En ninguno de los múltiples debates televisados o radiofónicos,
nadie ha esgrimido la base ilógica de todos estos argumentos.
Todo lo contrario: los unionistas han reforzado cada vez más el
Argumento 2, basado en el miedo a la independencia; y por su
parte, los independentistas se han dedicado a discutir ese
argumento del miedo, en lugar de atacar la raíz del asunto que
es la contradicción argumental básica y la debilidad evidente
del unionismo español al caer en dicha contradicción.
De lo que se puede concluir que en este país la gente ya no es
capaz de pensar, ni de analizar los hechos desde un punto de
vista mínimamente frío y analítico.
Ni los unos ni los otros.
Y esto es precisamente lo que queríamos destacar en este
artículo.
No estamos hablando de política, ni pretendemos defender a un
bando o a otro.
Lo que queremos es poner de relieve la incapacidad flagrante de
47 millones de personas, que cegadas por la pasión política, son
incapaces de detectar contradicciones lógicas básicas en los
argumentos sobre los que decidirán su destino.
Estamos hablando de estupidez funcional generalizada.
De millones de personas a las cuales "un árbol les ha tapado el
bosque".
***
Es un síntoma de lo que está ocurriendo en las sociedades modernas,
no solo en la española (aunque aquí seamos líderes mundiales en
ello).
Hemos llegado a un punto, en el que dejamos que nuestro cerebro se
inunde con detalles y elementos complementarios e irrelevantes y
acabamos perdiendo el sentido de la lógica más básica sobre el que
deberíamos fundamentarlo todo.
Esto es lo que, por ejemplo, nos ha llevado al borde de la
destrucción del planeta por culpa de nuestros esfuerzos por vivir
más cómodamente en él.
Hemos centrado toda nuestra atención en construir miles de
artefactos y chismes para tener una vida más cómoda y al hacerlo
hemos ido destruyendo, por poner un ejemplo, todas nuestras fuentes
de agua, sin las cuales no hay posibilidad de vida humana, ni cómoda
ni incómoda.
Y lo mismo hemos hecho con la atmósfera, con los bosques y con los
mares...
Si en primera instancia nos hubiéramos centrado en la estructura
lógica más básica de nuestros actos y objetivos, nos habríamos
centrado en salvaguardar todo aquello que garantiza nuestra
supervivencia. Y después, a partir de ahí, habríamos construido el
resto del edificio lógico que nos permitiría vivir mejor en este
planeta.
Pero hace tiempo que nos hemos olvidado de analizar y fijar la
lógica básica de todos nuestros actos y argumentos y solo nos
fijamos en los detalles irrelevantes y anecdóticos.
Con ello acabamos actuando de forma incoherente, construyendo
edificios de humo basados en mentiras y contradicciones sin sentido.
Lo que estamos viendo en los argumentos básicos esgrimidos en estas
elecciones catalanas, es solo un pequeño ejemplo de ello.
A base de escuchar discursos repetidos una y otra vez, como un
mantra, y de no pensar y analizar por nosotros mismos,
acabamos por perder la capacidad para razonar con claridad como
individuos y para organizar los argumentos de forma coherente a
nivel individual y social.
Si somos capaces de decidir algo tan importante como el futuro de un
país basándonos en contradicciones y argumentos ilógicos, puesto que
a la vez somos capaces de enviar satélites al espacio o de fabricar
artefactos nucleares capaces de borrarnos de la faz de la tierra,
podemos deducir que, en estos momentos, la humanidad camina con paso
firme y decidido hacia ninguna parte y sin ningún rumbo trazado
por la razón…
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