28 Mayo 2014
del Sitio Web
ElRobotPescador
Eres esclav@ del Sistema. Y no sabes hasta qué punto llegas a
serlo...
De hecho, ninguno de nosotros es capaz de concebir la magnitud de
esta esclavitud. Tan profundas son sus cadenas.
Por regla general, la gente tiende a definir el Sistema desde un
punto de vista sociológico, fijando su atención en aspectos
organizativos de carácter económico, político y de estructura
social.
Pero esto solo es la punta del iceberg, la representación externa y
más aparente de lo que realmente es el Sistema.
En realidad, el Sistema es "software psíquico" instalado en nuestro
cerebro, algo que, en realidad, solo existe en nuestra mente.
Si fuéramos una computadora, el Sistema solo serían ceros y unos,
paquetes de información e instrucciones que posteriormente se
plasman en la realidad a través de las diferentes interacciones
entre los individuos programados; interacciones que acaban
configurando las estructuras sociales, económicas y políticas.
Por esta razón, toda transformación profunda de nuestro mundo, solo
puede traducirse en algo tangible si se hace a escala individual,
borrando esa programación que hay en nuestra psique.
La única Revolución posible empieza en nuestro interior. Podríamos
decir que "va de adentro hacia afuera".
Cualquier cambio que solo vaya "de afuera hacia adentro", es decir,
que pretenda alterar el funcionamiento del Sistema alterando sus
estructuras externas, está destinado al fracaso, porque en realidad,
por muchos cambios sociales o económicos que se produzcan a nivel
estructural, el Sistema "sigue ahí dentro", intacto, instalado en
nuestra psique y tarde o temprano acabará moldeando de nuevo las
estructuras externas.
Por esta razón fracasan todas las Revoluciones sociales y al final
desembocan en nuevas modalidades de injusticia, abuso y
desequilibrio.
Todas ellas son una estafa, un autoengaño y solo acaban sirviendo
para que el Sistema mude de piel como una serpiente y se perpetúe
aún más.
Como decíamos, todos somos esclavos del Sistema que habita en
nuestras mentes y deshacernos de sus cadenas es un reto mayúsculo.
Y lo es porque el Sistema es una entidad inaprensible, una compleja
estructura formada por creaciones abstractas como:
las leyes, la religión, el dinero,
la patria, las normas sociales, la moralidad, la autoridad, la
cultura y un largo etcétera… todas ellas creaciones surgidas de
nuestro poderoso intelecto y a las que hemos otorgado un valor y
un poder determinado.
Pero, en esencia, no son más que
invenciones humanas, como lo es una cuchara, un idioma o un
peinado crepado. Instrumentos que creamos con finalidades concretas.
Sin embargo, a pesar de ser nuestras propias creaciones
intelectuales y haber sido concebidas para estar a nuestro servicio,
hemos acabado sometiendo nuestra voluntad a ellas como si fueran
entes superiores a nuestra voluntad individual, verdades absolutas e
intocables.
Podemos afirmar sin dudarlo:
El ser humano es el único animal
capaz de imaginar entes abstractos y acabar convirtiéndose en su
esclavo
Ese es nuestro pecado...
¿Cómo puede ser que nuestras propias
invenciones, en principio concebidas para estar a nuestro servicio,
hayan terminado por dominar nuestros actos y nuestra forma de ver el
mundo, hasta esclavizarnos?
Para comprender mejor la magnitud de este monstruo, vamos a poner un
pequeño ejemplo.
LA METÁFORA DE
LA ROPA
Para entender el proceso que nos lleva a ser esclavos de nuestras
propias creaciones abstractas, nos fijaremos en una invención con
alto significado simbólico: la ropa o vestimenta.
La relación psíquica que establece el ser humano con la ropa a lo
largo de los tiempos es análoga a la que establece con todas sus
creaciones abstractas y podríamos afirmar, de forma simplificada,
que pasa por diferentes fases.
Fase instrumental o funcional
En esta fase, el ser humano, gracias al desarrollo de su capacidad
intelectual, realiza un primer salto conceptual y crea un
instrumento a su servicio: la ropa; en sus inicios formada por
simples pieles de otros animales para cubrir su cuerpo, a modo de
protección contra el frío y los elementos.
Sin embargo, en esta fase inicial, el ser humano sigue manteniendo
como estado natural su desnudez y considera esos ropajes como una
herramienta circunstancial, como lo puedan ser un palo o una piedra.
Fase de abstracción
Con el paso del tiempo y el desarrollo del intelecto, la ropa gana
en elaboración y complejidad. Se crean piezas para diferentes partes
del cuerpo con funciones concretas.
Algunas de esas piezas adquieren un significado social, pues solo
las llevan determinados miembros del grupo.
Así, lo que en sus inicios era un mero instrumento de protección
contra el frío adquiere un significado adicional, de carácter
social.
Éste es el segundo salto conceptual que realiza la mente humana,
mediante el cual, la ropa deja de ser un simple objeto físico y
adquiere un significado abstracto adicional.
Fase de distorsión
Este es el momento clave, el salto conceptual que lo cambia todo. Se
produce cuando el ser humano deja de concebir la desnudez como su
estado natural.
Esto se produce cuando ir desnudo es
penalizado por la sociedad, es decir, cuando implica un
desprestigio social o se asocia a actitudes inmorales o
antisociales.
Como te sucedería a ti si ahora salieras en pelotas a la calle… ¿qué
pensarían tus vecinos de ti?
En este punto, la percepción de la realidad se distorsiona, pues se
da más valor a una creación abstracta de nuestra mente (el concepto
social asociado a la ropa) que a la realidad natural de las cosas
(estar desnudo).
Fase de poder
Entramos en esta fase cuando a la ropa se le otorga un "poder" que
altera el valor del individuo en sí.
Esto se produce cuando la sociedad empieza a valorar a las personas
por su indumentaria y no por lo que son o lo que hacen.
Llegados a este punto la ropa no solo distorsiona la percepción de
la realidad, sino que además somete la voluntad de los individuos,
obligados a vestir determinados ropajes para adquirir el valor que
la sociedad les asocia.
Se crea una realidad paralela, que solo existe en la mente humana y
los individuos acaban subyugados por ella.
Fase de esclavitud
Es la fase culminante, en la que se acumulan gran cantidad de
conceptos abstractos sobre la ropa, hasta que acaban creando una
realidad paralela tan compleja, que se hace prácticamente imposible
desprenderse de ella.
Entran en juego conceptos como la moda, el valor de marca o las
tribus urbanas.
Llegados aquí, la indumentaria ya no solo distorsiona la percepción
de la realidad y la valoración social del individuo. Sirve además
para clasificarlo, determinando a ojos de los demás su actitud, su
carácter, su ideología, su origen y el espacio temporal en el que
vive.
Sin la indumentaria adecuada, la sociedad o los diferentes grupos
que la conforman, no aceptan al individuo, tanto da cuales sean sus
virtudes, logros o características personales.
Por poner un ejemplo:
¿Crees que un neo-nazi, aunque fuera
la mismísima reencarnación de Adolf Hitler, conservaría la
configuración original de sus huesos y articulaciones si se
presentara a una reunión de Amanecer Dorado peinado a lo afro,
con babuchas y chilaba?
La ropa es un claro exponente de cómo, una herramienta creada
originalmente a nuestro servicio, acaba convirtiéndose en un
complejo mecanismo psíquico que nos convierte en sus esclavos.
Para captarlo aún mejor, pongamos el ejemplo concreto de unos
pantalones.
UN MUNDO
FICTICIO EN TUS PANTALONES
En el mundo real, unos pantalones son solamente trozos de tejido
cosidos entre sí, cuya función es protegernos del frío y las
rozaduras.
Pero en el asfixiante mundo ficticio que hemos creado en nuestras
mentes, unos pantalones implican mucho más que eso.
Constan de una capa real (el cuerpo físico de los pantalones y su
función como instrumentos) y varias capas ficticias superpuestas que
solo existen en nuestra mente, cada una de ellas con un mecanismo
psíquico asociado, que distorsionan nuestra visión de los pantalones
y de la propia realidad hasta límites surrealistas.
Cuando vas a escoger qué pantalones te pones, en tu mente se
accionan todos esos mecanismos y aunque tus ojos solo capten un
conjunto de piezas de tejido confeccionado, tu psique construye una
realidad diferente, formada por las siguientes capas:
Capa 1 - Código básico social
Éste es el mecanismo psíquico asociado a la "obligación de
vestir ropa" que dicta la sociedad. Este mecanismo psíquico
básico te obliga a vestir los pantalones aunque sientas que
irías más cómodo sin ellos.
Cuando se activa, este mecanismo te hace pensar que es más
aceptable salir a la calle con unos pantalones pasados de moda,
antiguos, viejos, sucios o agujereados, que enfrentar la
vergüenza de salir sin pantalones.
Un ejemplo anecdótico de la importancia y generalización social
de este mecanismo: es muy improbable que te den trabajo si vas a
una entrevista sin pantalones, aunque tengas el mejor currículum
del mundo.
Capa 2 - Código genérico
Éste es el mecanismo psíquico que te obliga a vestir ropa
asociada a tu género sexual.
Cuando entra en funcionamiento, este mecanismo psíquico impide a
un hombre heterosexual vestir unos pantalones anchos de mujer,
unos panties o unas faldas, aunque puedan parecerle algo cómodo
y útil en un momento determinado.
Capa 3 - Rango social
Éste es el mecanismo psíquico asociado al valor monetario de la
ropa y a su prestigio asociado. Su única función es indicar tu
posición social y tu poder adquisitivo.
Es el mecanismo psíquico que, por ejemplo, mataría de vergüenza
a un millonario obligado a entrar en el Grand Casino de Mónaco
vestido con unos pantalones de chándal del mercadillo.
Capa 4 - Rango temporal
Éste es el mecanismo psíquico asociado a la época en la que
vives, que te obliga a vestir adecuadamente, según los cánones
temporales de tu tiempo.
Por ejemplo, entraría en
funcionamiento si tuviéramos que escoger entre ponernos unos
pantalones tejanos o los viejos pantalones de nuestro
tatarabuelo, por muy cómodos que éstos resultaran.
Capa 5 - ámbito cultural
Éste mecanismo psíquico está asociado a la cultura o etnia a la
que pertenecemos.
Cuando se activa, nos hace ver a un Escocés vestido con falda
paseando por Edimburgo como a un "amante de la tradición".
En cambio nos hace ver a un Francés con falda paseando por
Marsella como a una "prostituta transexual que busca clientes".
Capa 6 - moda de caracterización
Éste mecanismo psíquico está asociado a nuestra ideología,
aficiones musicales o culturales, tribu urbana o edad.
Es el mecanismo que nos impide ver a gente vestida al estilo
Death Metal en un concierto de Justin Bieber.
(Desgraciadamente no hay ningún mecanismo psíquico que nos
impida ver a Justin Bieber)
Capa 7 - moda de tendencia
Éste mecanismo psíquico está asociado a la última tendencia
creada por los diseñadores de moda, dentro de cada corriente de
caracterización.
Es el absurdo mecanismo sin sentido que nos dice que "debemos ir
a la última" y que dicta si durante una temporada "se llevan"
las hombreras, los colores chillones o las tachuelas.
Es la ridícula traba mental que avergüenza a determinadas
personas si visten ropa "pasada de moda".
Increíblemente, las masas siguen estas tendencias sin
preguntarse ni por el sentido que tienen, ni por la dudosa salud
mental de los diseñadores que las crean.
Capa 8 - moda de marcas
Éste mecanismo psíquico está asociado al prestigio de una marca
comercial. Mediante este mecanismo, las personas intentan
apropiarse del valor y el prestigio asociado a una determinada
marca de ropa.
Para conseguirlo, no dudan en hacer ostentación y por lo tanto,
publicidad gratuita de la propia marca, luciendo bien grande el
logo o etiqueta que la identifica.
Es, sin lugar a dudas, uno de los mecanismos que más claramente
reflejan la profunda estupidez y distorsión psicológica a la que
ha llegado nuestro mundo.
Y probablemente, podríamos encontrar muchas más capas
psicológicas asociadas a unos simples pantalones. Éstas solo
eran algunos ejemplos.
Llegados a este punto:
-
¿Eres consciente de la cantidad
de mecanismos abstractos que conlleva una simple pieza de
ropa?
-
¿Tomas conciencia de la cantidad
de mecanismos absurdos que se activan en nuestro cerebro
cuando queremos escoger unos simples pantalones del armario?
El sistema consiste en esto: en una multitud de pequeños mecanismos
mentales que crean una realidad paralela ficticia y condicionan
todos y cada uno de nuestros actos, por pequeños que sean.
Mecanismos abstractos que nos manejan como los cables de un títere y
aprisionan nuestra libertad de acción como si fueran pesadas
cadenas.
Pero son tan sutiles y los tenemos tan interiorizados que ni tan
solo nos percatamos de que están ahí.
Si volvemos al ejemplo de los pantalones y nos centramos en la
realidad física y tangible, la auténtica función de los pantalones
es que sean útiles y cómodos. Que sean una buena herramienta a
nuestro servicio.
Ese es su valor real.
Las 8 capas ficticias que acompañan a esos pantalones y que solo
existen en nuestra mente, tienen un valor relativo. Tienen
exactamente el valor que nosotros les queramos otorgar.
Sin embargo, en el mundo absurdo que hemos creado, concedemos tanto
valor y poder a esas 8 capas ficticias, que unos simples pantalones
acaban subyugando nuestra libertad individual, nuestra voluntad y
nuestros actos.
¡Y eso que solo se trata de unos simples pantalones!
Imaginemos que en su lugar hablamos de grandes inventos humanos como
la moral, las leyes, la religión, el dinero, las normas sociales, la
cultura o la patria, todas ellas creaciones abstractas de hondo
calado en nuestra forma de ver la realidad.
Su influencia en nuestras mentes lo determina todo: nuestros
pensamientos, nuestras relaciones, nuestros valores, nuestros
deseos, nuestra "bondad" y nuestra "maldad", nuestro "éxito" y
nuestro "fracaso"…
Es difícil tomar conciencia del tamaño y la complejidad que estas
estructuras adquieren en nuestra psique y de hasta qué punto
distorsionan nuestra visión del mundo hasta esclavizarnos.
Muchos afirmarán que este edificio abstracto es la base de la
civilización y que eliminarlo representaría retornar a la animalidad
y al primitivismo.
Y evidentemente, no estamos abogando por castrar nuestra capacidad
de abstracción, quizás el instrumento más maravilloso del que
dispone el intelecto humano. Hacerlo sería ridículo...
Simplemente, decimos que es hora de hacer un reset. De poner las
cosas en su lugar y reordenar nuestra mente a escala global.
De recordar, cada segundo de nuestra existencia, que los
instrumentos que creamos son eso, instrumentos a nuestro servicio y
que no debemos subyugarnos a ellos.
Es hora de tomar conciencia de que por mucha "ropa" que vistamos y
por lujosa que sea, siempre estamos "desnudos".
Mientras lees
estas palabras
estás desnud@.
Cuando paseas por la
calle, viajas en metro, o conversas con alguien,
estás desnud@.
Mientras trabajas, comes
o duermes, estés solo o acompañado,
estás desnud@.
No importa cuanta ropa lleves encima de tu piel.
Aunque lleves 20 capas
de ropa, como una cebolla.
Porqué la ropa que vistes no forma parte de ti.
Es un objeto ajeno a tu
persona.
TÚ no eres la "ropa" que te cubre.
TÚ, siempre estás desnud@,
desde que naces hasta
que mueres,
cada segundo de tu
existencia.
Sin embargo, en nuestra mente hemos acabado creando una imagen falsa
de nosotros mismos, hasta el límite de que muchas personas, cuando
se visualizan a sí mismas, se visualizan "vestidas". Algo
completamente absurdo...
Eso es lo que ha conseguido el Sistema: que sintamos vergüenza de
nuestra auténtica naturaleza, ocultándola bajo capas y más capas de
"ropa".
Así pues, ¿quieres cambiar el mundo? Ya sabes lo que tienes que
hacer…
Simplemente… "Desnúdate"...
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