28 Enero 2016
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
Es una noticia que ha pasado prácticamente desapercibida.
Quizás porque no tiene una excesiva relevancia y porque es la típica
noticia de carácter diplomático y protocolario que la mayoría de
gente percibe como ruido de fondo en los telediarios.
¿Y cuál es la noticia en cuestión?
Pues bien, que los Reyes de España tenían planeado visitar Arabia
Saudita este mes de febrero.
Una visita que ha sido anulada por ser considerada "inconveniente"…
especialmente después de las denuncias que han realizado desde
determinados círculos y partidos políticos de izquierdas, como
Podemos y Izquierda Unida, en relación a los abusos
contra los derechos humanos que se producen en el reino Saudita y
especialmente, tras la ejecución de 47 personas por el régimen de
Riad.
Bien, ésta podría resultar una noticia menor, de aquellas que
provocan bostezos, y de hecho lo ha sido a nivel mediático, porque
prácticamente no se ha enterado nadie.
Sin embargo, esta es la típica noticia que oculta en su interior una
enorme carga simbólica.
Habla mucho de cómo es nuestro mundo y del nivel de extrema miseria
humana, indecencia, estupidez, ceguera, incoherencia y bajeza moral
que reina en nuestras sociedades, desde los estratos más bajos de la
sociedad, hasta los más altos círculos del poder.
Para empezar, la primera muestra de bajeza moral e hipocresía,
procede de la propia familia real española, que según fuentes del
periódico oficialista El País, no ha cancelado la visita como
protesta por los abusos y los crímenes del régimen de Riad, sino
porque la situación política española, donde se está en plenas
negociaciones para conformar gobierno,
"obliga a Felipe VI a permanecer en
España".
Es decir, la monarquía española, máxima representación política del
estado español y por lo tanto, de todos los ciudadanos españoles,
oficialmente no dejará de visitar Arabia Saudí por ser un régimen
dictatorial, opresor y criminal, sino,
"porque no les viene bien por
cuestiones de agenda".
¡Y a todo el mundo le parece correcto un
argumento de este tipo!
Resulta asombroso ver hasta qué punto la miseria humana se ha
institucionalizado y adquiere las más variopintas formas
protocolarias, sin que a la mayoría de la población le sorprenda ni
le produzca el más mínimo resquemor.
Quizás a muchos de los lectores les sorprenda este texto, pues
tienen tan asumido que las cosas funcionan así, que probablemente no
crean que un hecho como éste merezca un artículo.
Pero quizás no acaban de comprender hasta qué nivel de profundidad
llega nuestra miseria cuando toleramos actitudes como estas.
Por esa razón, vamos a profundizar un poco más sobre esta visita
(de momento anulada), de los Reyes de España a Arabia Saudí, pues
representa un ejemplo perfecto de hasta dónde puede llegar la
mezquindad de gran parte de la población, incluidos nuestros
execrables gobernantes.
Para empezar, debemos destacar las relaciones de estrecha amistad
que unen a,
-
la familia Real Española (esa familia "tan demócrata y
amante de la paz, la convivencia y la constitución")
-
la Casa de los Saud, una
repugnante mafia criminal que tiránicamente rige los
destinos de Arabia Saudita y a la que tanto gusta de
ejecutar a los opositores políticos, aunque sean pacíficos,
y que tanto disfrute parece encontrar en el noble arte de la
mutilación, la flagelación o la decapitación
Esta amistad entre ambas familias viene de muchas décadas atrás.
Una demostración de ello, es que hace unas semanas, a finales de
2015, el rey de Arabia Saudí, Salmán Bin Abdulaziz, organizó
una cena con todos los honores para homenajear a su estimado amigo,
el rey Juan Carlos de España, durante una visita privada del
monarca español a Arabia Saudita.
Pero,
¿Porqué criticamos tanto la
relación de amistad entre la familia real española y el
régimen de Arabia Saudí?
¿Porqué criticamos que los Reyes de España tuvieran planeado
visitar este país árabe?
Para empezar a argumentarlo, os
ofrecemos un gráfico que ya utilizamos en un artículo del Robot
Pescador, titulado 'Reyes
y Terroristas - La Escandalosa Hipocresía de los Mandatarios
Occidentales'.
El gráfico compara los castigos que aplican, para los mismos
delitos, el régimen de Arabia Saudita y esos "malignos terroristas"
de Estado Islámico.
Como decíamos en ese articulo, el "super-mega-monstruo-terrorista"
del Estado Islámico y el Reino de Arabia Saudita, ofrecen un trato
muy similar a los ciudadanos que se saltan sus leyes impuestas por
la fuerza. Prácticamente no hay diferencia entre ambos.
Pero bueno, eso a los Reyes de España no parece importarles
demasiado y por lo visto, a sus súbditos tampoco.
Tampoco les debe importar la brutal represión a la que se ven
sometidas las mujeres en Arabia Saudita, ni la brutal represión a
los homosexuales; ni tampoco la persecución a los disidentes
políticos.
Bien, hasta aquí, hemos ido utilizando los argumentos habituales que
esgrimen los grupos de activistas o partidos políticos como Podemos
o Izquierda Unida, entre otros.
Es el argumentario habitual que se pone sobre la mesa para criticar
las relaciones con el régimen Saudita, basado en las verdades
oficiales más obvias.
Pero hay otras verdades, no tan obvias y que son bien sabidas sobre
el régimen Saudita, pero que disimuladamente se pasan por alto o se
dicen con la boca pequeña y sin insistir demasiado, porque pondrían
de relieve la enorme hipocresía de nuestros gobernantes y de
nuestras sociedades.
Las personas mínimamente informadas, ya sabrán de qué estamos
hablando:
el régimen de Arabia Saudita lleva décadas promoviendo y
financiando el terrorismo yihadista a nivel internacional.
Es algo que saben todas las cancillerías del mundo y que es
sobradamente conocido por todos los mandatarios, incluido el Rey de
España (a no ser que sea tan limitado intelectualmente como lo
parecen ser sus dos hermanas).
Todo el mundo conoce, porque además está ampliamente documentado,
que Arabia Saudita lleva décadas promoviendo el Wahabismo, la rama
más radical del Islam.
Y todo el mundo sabe, porque también está ampliamente documentado,
que el régimen de Arabia Saudita es la fuente principal de
financiación de grupos terroristas como Al-Qaeda (del que
posteriormente surgió Estado Islámico) o los Talibán, entre
muchísimos otros.
Repetimos:
lo saben TODOS los gobernantes del
planeta y la información al respecto está ampliamente disponible
en las redes para cualquier persona que quiera y sepa leer.
Así pues, llegados aquí, la pregunta lógica que debería asaltar
cualquier mente mínimamente racional es:
-
¿Cómo puede ser que una familia
real como la española, que pasa por ser un ejemplo de
"respeto a la democracia, la constitución, la convivencia,
el diálogo y los derechos humanos", sea tan amiga de una
familia de dictadores, promotores del fanatismo islámico y
el terrorismo internacional, y que tanto gustan de ejecutar
a los que se oponen a sus designios?
-
¿Qué puede unir a nivel personal
a los miembros de la familia real española con elementos de
esta calaña, capaces de alentar las peores atrocidades por
todo el mundo?
Recordemos que estamos hablando de una
estrecha amistad, cultivada a lo largo de décadas.
Bien, que cada uno responda a estas preguntas en la cálida intimidad
de sus respectivos hogares…
A modo de ejemplo y reflexión, imaginen ustedes por un momento, que
sus vecinos son un clan mafioso que se dedica a decapitar y mutilar
a quienes no les obedecen, que trata a las mujeres como esclavas y
que promueve el terrorismo y el asesinato contra personas inocentes
en todos los rincones del mundo.
Pues bien, los Reyes de España y el
resto de mandatarios del mundo, sí lo hacen.
Y parecen estar muy satisfechos con ello.
¿Les parece bien a ustedes que gente
como ésta les represente o les gobierne?
¿Están cómodos sabiendo que personajes de esta ralea están "ahí
arriba" dirimiendo los destinos de toda una nación?
A la mayoría de gente no parece
incomodarle en absoluto y eso explica porqué sucede lo que sucede
por todo el mundo.
Pero dejemos de fijarnos en
la evidente psicopatía de nuestros
mandatarios y gobernantes y centremos la mirada crítica donde la
tenemos que centrar: en nosotros mismos, la población.
Para hacerlo, seguiremos con el ejemplo de la visita de los Reyes de
España a Arabia Saudita y su entrañable amistad con la familia de
sátrapas y degenerados que gobiernan ese país.
Como hemos indicado antes, está perfectamente documentado que el
régimen saudí es el principal promotor del terrorismo islamista a
nivel internacional y que más concretamente, es la principal fuente
de financiación del grupo terrorista Al-Qaeda.
Bien, ¿alguien recuerda lo que sucedió
en España el 11 de marzo de 2004?
Para quien no lo recuerde (por lo visto, el 100% de la población
española), ese día un atentado de Al-Qaeda (según la versión oficial
aceptada a nivel internacional), provocó la muerte de 193 personas y
heridas a 1858 personas más, muchas de las cuales han quedado
mutiladas de por vida.
Es decir, según la versión oficial (aceptada también por la propia
familia real española), un grupo terrorista financiado
principalmente por el régimen de Arabia Saudita y cuya ideología se
basa en
el Wahabismo, promovida amplia y
activamente por la familia real de Arabia Saudita durante décadas,
asesinó impunemente a 193 ciudadanos españoles inocentes y hirió a
1858 más.
Podríamos decir, sin riesgo a equivocarnos, que obedeciendo a la
verdad oficial de los hechos, la familia real de Arabia Saudita
promovió y financió ese atentado en España.
Y por lo visto, para los Reyes de España, eso no significa el más
mínimo impedimento para seguir conservando una estrecha y entrañable
amistad con ellos, cerrando tratos y negocios y asistiendo a sus
generosas fiestas de homenaje.
Para decirlo de forma clara y castiza:
cuando los reyes asisten a
fiestas organizadas por la familia real Saudita o cuando realizan
visitas oficiales al reino saudí, marcadas por la cordialidad y las
buenas relaciones, nuestros estimados monarcas escupen sobre las
tumbas de los muertos del 11-m.
Y lo repetimos por si a alguien no le ha quedado suficientemente
claro:
LOS REYES DE ESPAÑA ESCUPEN SOBRE LAS TUMBAS DE LOS MUERTOS
DEL 11-M...
Ese es el nivel de respeto que muestran por "sus súbditos" y más
concretamente, por los fallecidos en los atentados.
Y de hecho, así son la mayoría de mandatarios del mundo.
Sí, son,
-
esos mismos mandatarios que
verás con gesto compungido ante los familiares de las
víctimas de cualquier atentado terrorista, financiado por
sus socios o perpetrado por sus propios servicios de
inteligencia
-
esos mismos mandatarios a los
que escucharás hablando de "acabar con la violencia de
género" o "con el terrorismo" mientras cierran negocios con
aquellos que lo promueven
-
los mismos a los que verás
haciendo grandes discursos sobre la democracia mientras
asisten a fiestas organizadas por sátrapas; los mismos a los
que verás hablando de "paz mundial" mientras promueven la
venta de armas…
Pero no te engañes.
No mienten por casualidad o por desconocimiento.
Saben perfectamente lo que hacen a cada momento.
Lo saben mientras pronuncian cada palabra de sus insoportables
discursos vacíos…
Lo saben mientras miran desvergonzadamente a los ojos a las madres
de los muertos…
FUNERAL DE ESTADO EN EL DÉCIMO ANIVERSARIO DEL 11M
Pero como decíamos antes, lo peor no es la total falta de respeto
que tienen hacia la población nuestros mandatarios o representantes
políticos.
Al fin y al cabo, en el caso de ese aciago 11 de marzo, las personas
que murieron fueron trabajadores y estudiantes, casi todos
procedentes de zonas humildes del extrarradio de Madrid, que
viajaban en abarrotados trenes de cercanías para asistir a sus
puestos de trabajo o a sus centros de estudio.
No podemos exigir a personas de alta alcurnia, como los Reyes de
España, que no han trabajado durante generaciones y que llevan desde
pequeñitos desplazándose en lujosos coches oficiales pagados por el
erario público, que sientan ningún tipo de empatía por ellos.
Sería antinatural que quienes se consideran con un derecho de
nacimiento superior al resto, sintieran algún tipo de empatía por la
plebe.
A quien le debemos exigir ese sentimiento de identificación con los
fallecidos del 11-m, es al resto de la población española. A los que
podrían ser sus familiares, sus amigos o sus vecinos… todos aquellos
que podrían haber viajado en esos trenes.
A estos es a quienes debemos exigirles una respuesta indignada ante
el atropello indecente que significa que los Reyes de España sean
tan amigos de los que promovieron esa masacre.
¿Dónde están las manifestaciones
públicas de protesta contra el Rey por mantener vínculos con
esos asesinos y terroristas?
¿Alguien ha visto alguna?
¿Alguien ha expuesto públicamente y de forma notoria la relación
entre la familia real saudí, la familia real española y los
atentados del 11-m?
Y es que aquí donde se produce otra
vuelta de tuerca en todo este asunto:
la vuelta de tuerca que
demuestra el nivel de bajeza al que hemos llegado los ciudadanos en
las sociedades actuales.
LA GRAN
CONTRADICCIÓN DE LOS SÍMBOLOS
Si algo demuestra el ejemplo que exponemos en este artículo, es que
vivimos en un mundo absurdo, vacío y repleto de personas sin ninguna
consistencia.
Por ejemplo, en España tenemos a gran parte de la población, que
como sucede en el resto de países del planeta, se muestra
extremadamente respetuosa y celosa de sus símbolos nacionales:
-
la
bandera
-
el himno
-
la constitución
-
la monarquía
Gente que se ofende legítimamente cuando alguien insulta o falta al
respeto a alguno de estos símbolos nacionales.
Sin ir más lejos, podemos poner el ejemplo de los silbidos al Rey de
España o al himno español en recientes finales de la Copa del Rey de
fútbol, protagonizados por aficionados del FC Barcelona y del
Athletic de Bilbao y que tanto rechazo provocaron en todo el
territorio nacional.
Es fácil deducir que si tanta gente se sintió íntimamente ofendida
por ese ataque contra los símbolos nacionales, se debe a que
consideran que esos símbolos les representan de alguna manera, ¿no?
Se puede deducir que se identifican con ellos.
Paralelamente a este respeto hacia los símbolos nacionales, gran
parte de la población también da gran importancia a toda una
panoplia de gestos simbólicos diversos, como son minutos de
silencio, concentraciones, homenajes diversos o manifestaciones,
relacionados con la violencia de género, la homofobia, la paz
mundial y de forma aún más generalizada y transversal, la repulsa
contra los actos terroristas.
Lo hemos visto centenares de veces y muchos de nosotros hemos
participado en ellos.
En definitiva, los hechos demuestran que la gran mayoría de la
población española da una gran importancia a los símbolos nacionales
y a los gestos simbólicos como método de expresión social.
Así pues, si los españoles nos mostramos tan celosos con toda esta
expresividad simbólica,
¿cómo podemos tolerar que el máximo
representante del Estado, el Rey de España, máximo símbolo
político de la nación y de la patria, se abrace con los
dirigentes criminales de un país donde el maltrato a la mujer y
la homofobia están institucionalizados, donde la libertad de
expresión está perseguida y donde se promueve el terrorismo?
Al aceptar sin rechistar este gesto
simbólico de amistad entre ambas
familias reales, lo que están
diciendo esos ciudadanos tan respetuosos con la simbología, es que
están de acuerdo,
-
con la tiranía
-
con el fanatismo religioso
-
con el
maltrato institucionalizado a la mujer
-
con la persecución de los
homosexuales
-
con la represión de la libertad de expresión…
Y lo que es más sangrante:
al aceptar este gesto simbólico de
amistad entre ambas familias reales sin abrir la boca, la
población española se muestra conforme con el asesinato de esos
193 españoles en
los atentados del 11-m.
Y llegados aquí, deberíamos
preguntarnos:
-
¿De qué cojones sirven tantos
gestos simbólicos, en forma de minutos de silencio por las
mujeres maltratadas o en forma de manifestaciones por los
derechos de gays y lesbianas?
-
¿De qué sirve tanta indignación hacia los que silban al Rey
de España como símbolo nacional, si después permitimos que
ese mismo símbolo insulte a la dignidad de toda la nación
con sus execrables amistades y actividades?
Y sobretodo,
-
¿Para qué sirvió tanta
teatralidad y tanto lloriqueo sensiblero con las víctimas
del 11-m?
-
¿Lo recuerdan ustedes?
-
¿Recuerdan la cantidad de
personas que se concentraron para homenajear a las víctimas,
los actos de repulsa hacia el terrorismo, las declaraciones
conmovedoras, las poesías, las lágrimas de cocodrilo
derramadas ante las cámaras por gente que no conocía a los
fallecidos, las concentraciones silenciosas, las velas, las
flores, los monumentos conmemorativos y los mensajes
emotivos escritos en papelitos y expuestos en la estación de
Atocha?
Solo falta que a la simbólica escupida nacional sobre las sepulturas de
las víctimas, se añada a modo de coro, la insigne ex-diputada
popular Andrea Fabra, con su famoso "¡Que se jodan!".
Eso es lo que le estamos diciendo todos "simbólicamente", a las
víctimas del terrorismo financiado por Arabia Saudí:
"¡Que se
jodan!"
¿Alguien es consciente de la profunda mezquindad que demuestra la
población día tras día?
No estamos hablando del tipo de hipocresía habitual, esa que está
basada en la manipulación de las convenciones sociales por interés
propio. Ese tipo de hipocresía, aunque condenable, merece un cierto
grado de respeto, pues quien la utiliza busca conseguir algún tipo
de fin o beneficio.
El problema es que estamos hablando de una hipocresía basada en el
vacío total de sentido; una hipocresía basada en la programación
mental de la población, que se traduce en gestos y respuestas
automáticas a nivel social, en forma de gestos teatralizados que las
personas repiten por imitación y realizan porque, en alguna línea
del código de programación que rige sus mentes y actitudes, se
indica,
"que toca hacerlo porque es lo que toca hacer y porque lo
hacen todos los demás".
No hay sentido, no hay coherencia, no hay un sentimiento real que
otorgue un contenido real a todos esos gestos… solo hay estupidez
existencial profunda.
¿Alguien considera lógico que tanta gente se encienda de indignación
porque otros realizan el acto simbólico de silbar un himno y no se
encienda de indignación cuando se realiza el acto simbólico de
insultar la memoria de otros compatriotas víctimas de un asesinato
masivo?
Y que quede bien claro que este nivel de miseria existencial de la
población no es exclusivo de España.
En este artículo hemos utilizado el ejemplo de la amistad de los
Reyes de España con el régimen saudí porque es lo que tenemos más
cercano, pero podríamos haber hecho lo mismo, por ejemplo, con la
amistad de
la familia Bush con ese mismo régimen saudí, que
financiando a Al-Qaeda, perpetró los atentados
del 11-s (si es que creemos que fue Al-Qaeda quien lo hizo).
Y con el agravante de que esos atentados, sustentados en esta
miseria existencial de la población, sirvieron de pretexto para
causar centenares de miles de muertos posteriores en gran cantidad
de países de todo el mundo y para realizar un amplio recorte de
libertades ciudadanas que pavimenta la llegada de una dictadura a
escala global.
La situación se repite constantemente entre todas las poblaciones
del mundo.
Llegados a este punto, habrán los que argumenten que nos lo tomamos
todo demasiado en serio y que sacamos las cosas de quicio.
Esa gente argumentará que si los Reyes de España viajan a Arabia
Saudita o mantienen relaciones amistosas con la familia real saudí,
es algo que nosotros no debemos juzgar porque las amistades que
tengan forman parte de sus vidas privadas; y también nos dirán, con
cierto grado de razón, que las relaciones cordiales o amistosas con
todo tipo de regímenes, aunque sean tan criminales como el de Arabia
Saudí, se justifican por los intereses económicos y políticos que
tienen todos los estados.
Cargados de razón, nos dirán que en el "mundo real" domina el
pragmatismo y el interés, que en la política y la economía se hacen
"extraños compañeros de cama" y que a veces es necesario pactar con
el mismísimo diablo en pos del interés nacional (entendiendo por
interés nacional el de las oligarquías financieras que construyen
trenes de alta velocidad, trafican con armas o extraen petróleo
evadiendo impuestos en paraísos fiscales, claro...)
Ciertamente, comprendemos estos puntos de vista tan pragmáticos.
Es obvio que la política en el mundo real funciona así. Podría
resumirse con el refrán,
"el muerto al hoyo y el vivo al bollo".
Quizás están en lo cierto y deberíamos ser prácticos y abandonar
toda sensiblería moral y toda búsqueda de una coherencia o sentido
profundo en nuestras acciones y gestos.
Pero si vamos a ser tan pragmáticos que solo actuaremos siguiendo el
interés de cada momento, entonces dejemos de lado todos esos gestos
simbólicos vacíos de una vez por todas.
Esperemos que todos estos que nos espetan que la "política es así" y
que se ha de ser pragmático, no hayan asistido jamás a una
concentración de repulsa, a un minuto de silencio, a una
manifestación por la paz, o a un homenaje a las víctimas del
terrorismo.
Si realmente creemos que debe primar el interés nacional del momento
y el pragmatismo, por encima de "las sensiblerías", seamos
coherentes y sinceros con nosotros mismos.
Digamos que toda esa simbología nos importa un rábano.
Digamos que las mujeres maltratadas o las víctimas del terrorismo
nos la traen floja.
Que nos la trae al pairo lo que signifique simbólicamente el Rey de
España, la bandera, el himno o cualquier otro símbolo nacional y que
no nos va a importar en absoluto que alguien lo insulte, lo silbe o
lo queme.
Eso implicaría ser coherente y pragmático.
Pero, ¿saben una cosa?
Este ejercicio de coherencia, no lo veremos jamás...
Muchos de esos que ahora defienden el pragmatismo de la política y
consideran natural que el Rey de España se relacione con fanáticos
terroristas por "interés nacional", entran en cólera cuando alguien
maltrata el "trapito nacional".
Es cierto:
a estas personas las mujeres maltratadas, los
homosexuales, los demócratas o las víctimas del terrorismo, no les
importan en absoluto. Las personas que les rodean, les importan una
mierda, hablando en plata.
Pero serían capaces de matar si alguien ataca uno de sus símbolos
patrióticos.
Y eso significa que, en una última pirueta de su incoherencia y
vacío de sentido, estas personas han sido programadas para defender
una especie de vómito psicológico difuso llamado "patria", que nada
tiene que ver con el respeto a las personas que habitan el país, ni
con la auténtica dignidad de la comunidad nacional que lo conforma.
El concepto de "patria" que la mayoría de personas defienden, es un
concepto vacío de contenido real, que solo está relacionado con
símbolos abstractos como la bandera, el himno, o las instituciones
representativas del estado.
Este mecanismo mental sin sentido alguno, es el que permite, en el
caso concreto de España, que un ciudadano considere normal que el
Rey, como símbolo nacional, rebaje hasta el nivel del betún la
dignidad del país al relacionarse con los criminales que matan a sus
propios ciudadanos, y a la vez monte en cólera cuando alguien falta
al respeto a la figura del monarca.
Y es que no sólo estamos programados mentalmente como autómatas,
sino que además, esa programación, en muchos casos, no guarda ningún
tipo de coherencia interna, como hemos tratado de plasmar en este
artículo.
Así se explica que los mismos que nos oprimen fomenten este
patriotismo vacío desde las escuelas.
Eso les ha permitido, desde hace siglos, mantener sus privilegios y
la cabeza sobre los hombros, mientras nos conducían a guerras donde
somos masacrados como chinches, defendiendo sus intereses.
Así es
como han conseguido que sigamos ciegamente a lideres políticos y
religiosos que solo nos han traído la desesperación, el sufrimiento
y la muerte.
Estamos inmersos en un gran baile de máscaras… un baile organizado en
el patio de un manicomio, donde los locos son tan dementes, que
creen que las grotescas máscaras que llevan puestas, en realidad son
sus propias caras y cuya enajenación es tan extrema, que ni tan solo
saben que están bailando…
¿Alguien se ha planteado que a lo mejor nos merecemos todo lo que
nos hacen...?
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