por Iam Saums del Sitio Web ZenGardener
traducción de
Adela Kaufmann
Falsa personalidad
Se ha cobrado no sólo la salud, el bienestar, el sentido de pertenencia, conciencia, propósito y destino de sus víctimas, sino también sus propias vidas. Un tirano tan inteligente y eficiente no tiene por qué ejercer nada de su propio esfuerzo o energía para cumplir su siniestro plan.
Simplemente confía en la apatía, la negación, la inconsciencia, la justicia propia y la disonancia cognitiva de su sujeto. Lo que es generado a partir de esta mezcla malévola de auto-olvido es lo que todo ser humano posee, la falsa personalidad.
Es análogo a los brotes de cáncer que crecen en el cuerpo humano,
sin ser detectados hasta que los tumores han establecido su
residencia en los órganos o tejidos del insospechado individuo. Y
cuando se descubre, el primer obstáculo a superar es lo más grande,
la negación de su propia existencia.
A medida que nuestras condiciones humanas se acumulan, eventualmente comenzamos a sacrificar nuestro poder personal, tanto de forma inconsciente como consciente. Nos hemos convertido en desesperadas víctimas mortales, ansiosos y desempoderados de nuestras propias circunstancias, entornos y vidas.
Si la "causa" es la exigencia de nuestra libertad, "efecto" en nuestra sociedad es en gran oferta.
La raza humana está constantemente respondiendo a los estímulos
siendo difundidos desde una estructura autoritaria basada en la fe,
la inteligencia, el entretenimiento y una regla de clases
jerárquicas. Sin embargo,
ciertamente no son los impulsos externos los que nos influyen más. Es
nuestra falsa personalidad la que nos hace prisioneros a nosotros
mismos.
Tenemos la tendencia a poner más caldo en la pérdida de poder de otros y de nosotros mismos, creyendo que este es nuestro poder "real" en vez de aceptar la verdad de nosotros mismos.
Somos nuestra propia inspiración.
Para que podamos trascender su compleja matriz, tenemos que ser nuestro propio observador. Sólo entonces podremos contemplar el gran grado de influencia y el impacto que nuestra falsa personalidad nos impone.
Debemos dar un paso fuera de nuestras creencias, percepciones,
expectativas y derechos para despertar y sostener nuestra conexión
con nuestra verdadera personalidad.
Las cualidades de nosotros mismos las liberamos cuando somos más genuinos y vulnerables. Es la sabiduría intuitiva de nosotros mismos que experimentamos cuando tenemos que recordar lo que fuimos antes de nuestra conversión a la sociedad. Nuestra verdadera personalidad es nuestra inocencia, bondad, aceptación, potencial, inspiración y necesidad universal de relacionarse y pertenecer.
La falsa personalidad es densa en calidad energética, inmutable y fija.
La verdadera personalidad trasciende la propia naturaleza y existencia de la realidad. Su mera presencia transforma el realismo y la dinámica del medio ambiente en el que habita. Su expresión es participante, intimidante, emocionante y revolucionaria. Nuestra verdadera personalidad se desarrolla en el potencial de explorar, descubrir y expresar mayores niveles de conciencia y energía infinita.
Es el emblema de la posibilidad y la creatividad eterna. Cuando vivimos nuestra verdadera personalidad, nuestra falsa personalidad deja de existir. Se abre una puerta de entrada a los reinos superiores de bienestar.
Nuestra verdadera personalidad es la clave para la máxima expresión
de nuestro ser en esta realidad, nuestra autenticidad.
Autenticidad
Después de todo, parecen ser la misma cosa, pero no lo son.
La autenticidad no es sólo una elección; es una expresión, una forma de ser.
Comienza y termina con el cumplimiento de lo que decimos que vamos a hacer y que estamos siendo mientras estamos en acción. Es nuestra integridad, nuestro compromiso y todo por lo que luchamos en nuestras vidas. Aquello que nos inspira, la fuente de nuestra energía, nuestro objetivo, nuestra intención y nos lleva al cumplimiento de nuestro destino.
Nuestra autenticidad no es sólo una medida de nuestros logros o incluso nuestro ser.
Es la expresión de nuestra voluntad y dedicación para transformar no sólo nuestras propias vidas, sino que también las vidas de otros. No s acerca de tener éxito y sobrevivir; es acerca de hacer florecer y empoderar a otros a florecer también. Es la filosofía de que cuando una persona crea poderosas ideas para sí mismos, la comunidad a la que pertenecen se beneficia.
¿Cómo podemos descubrir y disfrutar de esta calidad de realización si no es un esfuerzo compartido? La autenticidad se vive para la ventaja de los muchos a costa de la falsa personalidad.
Ser auténtico es el trabajo más grande al que nos comprometeremos. Nunca podremos ser auténticos con otros hasta que seamos auténticos con nosotros mismos primero. Ser auténtico con uno mismo es la elección de aceptarnos a nosotros mismos por lo que somos y quiénes no somos.
Si nuestra conciencia nos relaciona con nuestra verdadera personalidad, entonces la autenticidad nos une con nuestra alma. Cuando decidimos liberarnos de nuestra falsa personalidad siendo auténticos, estamos haciendo una inversión en la visión de lo que realmente somos.
Nosotros que estamos viviendo a lo que somos destinados, en la medida de lo mejor de nuestras posibilidades.
La autenticidad es la piedra angular de la transformación de nosotros mismos y en última instancia del mundo. Cuando nos comprometemos a vivir una vida auténtica, nos estamos dedicando a hacer una diferencia.
Somos la fuente de nuestra expresión creativa, benevolencia, relación y amor.
Esta es la realización más verdadera de la vida.
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