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por Kingsley L. Dennis 2014 del Sitio Web KingsleyDennis
La necesidad humana de encontrar sentido, bienestar y crecimiento personal entraba en conflicto con un tipo de mundo externo diferente.
Para Fromm, la resolución de este enfrentamiento debía encontrarse en un 'cambio radical del corazón humano'.
Para mí, el tema del bienestar personal gira en torno
a la percepción y la experiencia de libertad. La capacidad de
reconocer e internalizar el bienestar está básicamente ligada a cómo
la persona experimenta su libertad.
El propio Erich Fromm escribió en abundancia sobre el miedo humano a la libertad. [i]
Fromm concluía que nuestro miedo innato a buscar la libertad frente al condicionamiento social tenía su origen en el proceso humano de nacimiento. La indefensión del niño recién nacido y su necesidad tan prolongada de dependencia y protección continúan durante la vida adulta en forma de necesidad de seguridad. Fromm considera por tanto que nuestra susceptibilidad al condicionamiento social se basa en una predisposición biológica.
Quizá esto explique por qué a menudo tendemos a buscar una autoridad externa (padre, maestro, pareja/amante) como un poder o fuerza que compense nuestra sensación de aislamiento personal. La sociedad moderna ha explotado esa tendencia aprobando y sustentando nuestra dependencia de sistemas sociales externos.
De igual modo, nuestras culturas a menudo desaprueban a aquellos individuos que muestran altos niveles de autosuficiencia e independencia.
En un mundo que se dirige hacia una mayor conectividad, colaboración y compasión compartida, la existencia de libertad individual es crítica. Durante demasiado tiempo nos hemos centrado en la representación de la libertad tal y como se exhibe externamente - mediante poderes manifiestos - en tanto permanecemos ciegos a las restricciones de la libertad personal.
Para mí, la libertad no es nada si no es libertad del
corazón.
En muchas situaciones y para muchas personas esto ha sido cierto. Asimismo, si una persona ha sido secuestrada, o se la mantiene en prisión/confinamiento, la libertad se convierte en una auténtica realidad física. Pero ésta es solo una manifestación de la esencia de la libertad humana.
Para lo que aquí me interesa me gustaría discutir la
libertad como un estado del ser.
Es importante que creemos libertad para movernos hacia ella, de otro modo ¿hacia dónde vamos?
Si deseamos desplazarnos hacia un lugar o estado del ser diferente podemos crear nuestra libertad a partir del pasado e incluso del presente. Por ejemplo, nuestro pasado no debería definir cómo deseamos que sea nuestro presente.
Podemos aprender de él y desarrollarnos a partir de su experiencia; pero si ya no sigue siendo útil, o incluso resulta prejudicial, necesitamos aprender cómo dejarlo atrás.
Todos tenemos la capacidad de elegir dónde queremos
Ser.
Tampoco olvidemos que nuestra libertad interior va con nosotros allá donde sea que nos dirijamos.
Si sentimos internamente una falta de verdadera libertad eso mismo viajará con nosotros ya sea que estemos en un retiro de meditación en la India, o en los Andes de Sudamérica. Después de todo, no podemos escapar de nuestro propio yo.
Es por tanto esencial que tengamos la libertad de afrontar los hechos que nos afectan cotidianamente. No podemos controlar lo que nos ocurre pero tenemos la libertad de escoger cómo respondemos ante ello. Progresando mediante nuestras experiencias y escogiendo las conexiones y situaciones alineadas con nuestro corazón, podemos llegar a ser viajeros intencionados más que aleatorios.
La pregunta fundamental que debemos formularnos es: ¿cómo
queremos vivir?
También es aquí donde nuestra imagen del mundo y su realidad física se fusionan. Si podemos darnos cuenta de que solo experimentamos el mundo 'tal como somos', entonces la libertad que encontramos en el mundo no es sino un reflejo de la libertad que consciente o inconscientemente percibimos internamente. En otras palabras, nuestro sentido de la libertad está tan cerca o tan lejos como lo concibamos.
Puede sonar contradictorio, pero lo que precisamos conseguir es la liberación de nuestras propias percepciones de la libertad.
La razón por la que muchos de nosotros no nos detenemos a tomarlo en consideración, o quizá no lo veamos necesario, es que ¡aún no tenemos la libertad para evaluar el estado de nuestra propia libertad! Como he dicho antes, la libertad no es una posesión, es un proceso - una acción - y por tanto algo en lo que trabajar, con lo que involucrarse.
Nuestra propia libertad es un proceso de
participación.
O podría ser la libertad de empezar a realizar un cambio modificando las cosas de una en una. Nuestras vidas forman parte de un gran tapiz humano viviente.
Haciendo una pequeña modificación podemos influir en
el cambio de muchas otras maneras gracias a innumerable conexiones
visibles e invisibles. La libertad consiste en tener la opción de
hacer esos cambios, y responsabilizarnos de nuestra participación en
el tapiz viviente que es la vida.
Esto me recuerda a Rumi que describió la diferencia entre la inteligencia instintiva y la adquirida:
Este segundo conocimiento - nuestra inteligencia instintiva - ya está dentro de cada uno de nosotros.
Como seres humanos tenemos este saber de forma inherente. Para mí, la libertad es ser capaz de conectarse con este conocimiento interno - y actuar de acuerdo a él.
Al fin y al cabo, la verdadera libertad es un estado del corazón humano.
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