Se ha pensado que cada
célula del cuerpo de un individuo posee el mismo código
de ADN, y que la forma particular en que se "interpreta"
ese genoma indica la función celular y define a cada
persona.
Para muchos tipos de células de nuestro cuerpo, sin
embargo, este concepto resulta una simplificación
excesiva.
Investigaciones realizadas en la última década
sobre los genomas neuronales han revelado, por ejemplo,
la existencia de cromosomas adicionales o ausentes; o de
fragmentos de ADN que pueden replicarse y pegarse a sí
mismos a través de esos genomas.
La única manera de saber con certeza que las neuronas de
un mismo individuo portan un ADN único es perfilando los
genomas de sus células individuales, en lugar del genoma
de poblaciones celulares, que lo que arroja es un
promedio.
Ahora, usando la secuenciación de una sola célula,
investigadores del
Salk Institute for Biological Studies de Estados
Unidos y sus colaboradores han demostrado que las
estructuras genómicas de las neuronas individuales
difieren entre sí, incluso más de lo que se esperaba.
El
hallazgo ha aparecido publicado en
Science, en "Mosaic
Copy Number Variation in Human Neurons".
Un
mosaico de ADN
"Al contrario de lo que alguna vez pensamos, la
composición genética de las neuronas del cerebro no es
idéntica, sino que forma un mosaico de ADN", explica
Fred Gage, uno de los autores de la investigación,
en un
comunicado de dicho Instituto.
En el estudio, dirigido por
Mike McConnell, los investigadores aislaron unas 100
neuronas de tres personas tras su muerte y observaron
todo su genoma para buscar las llamadas variaciones en
el número de copias
(CNV), que son segmentos de ADN cuyo número de
copias es variable si se compara con un genoma de
referencia.
Descubrieron así que hasta un 41% de las neuronas
analizadas tenían al menos una única y masiva CNV
surgida espontáneamente, esto es, no transmitida por un
progenitor.
Estas variaciones en el número de copias se
extendían por todo el genoma.
Diferencias también en neuronas derivadas
Para que pueda ser secuenciada, la minúscula cantidad de
ADN presente en una sola célula debe ser químicamente
amplificada muchas veces.
Este proceso es técnicamente
difícil, por lo que el equipo pasó un año descartando
posibles fuentes de error en el proceso.
"Una buena parte de nuestro estudio ha consistido en
hacer experimentos de control para demostrar que esto no
es un producto artificial", explica Gage.
"Tuvimos que
hacerlo porque resulta sorprendente descubrir que las
neuronas individuales del cerebro tienen diferente
contenido de ADN."
El grupo encontró asimismo una cantidad similar de
variabilidad en las CNV dentro de neuronas individuales
derivadas de células de la piel de tres personas sanas.
Los científicos usan rutinariamente estas células madre
pluripotentes inducidas (iPS) para estudiar neuronas vivas en laboratorio.
Dado que las iPS provienen de células individuales de
piel, cabría esperar que sus genomas fueran los mismos.
Pero,
"lo sorprendente es que no lo son", afirma el
científico. "Hay un buen número de supresiones y
amplificaciones únicas en el genoma de neuronas
derivadas de una línea de iPS".
Curiosamente, las células de la piel también eran
genéticamente diferentes, aunque no tanto como las
neuronas.
Este hallazgo, junto con el hecho de que las
neuronas presenten CNV únicas, sugiere que esos cambios
genéticos se producen durante desarrollo, y no se
heredan de los padres ni pasan a la descendencia.
Tiene sentido que las neuronas tengan genomas más
diversos que las células de la piel, señala McConnell.
"Lo que pasa con las neuronas es que, a diferencia de
las células de la piel, interactúan unas con otras.
Forman grandes circuitos complejos, en los que una
célula con unas variaciones en el número de copias que
la hacen diferente puede influir en toda esa red
cerebral".
¿Por qué esos cambios?
Las CNV espontáneas habían sido ya relacionadas con el
riesgo de ciertos trastornos cerebrales, como la
esquizofrenia o el autismo, en estudios con muchas
neuronas.
Estas investigaciones han señalado que ese tipo de CNV
afectaría a múltiples células cerebrales, si no a todas,
de lo que se deduce que se producirían en fases
tempranas del desarrollo.
En cuanto al cerebro sano, el propósito de las CNV en él
aún no está claro, pero los investigadores tienen
algunas ideas. Creen que estas modificaciones podrían
ayudar a las personas a adaptarse a nuevos entornos o a
sobrevivir a una infección viral masiva.
Cuestiones pendientes
Los científicos trabajan ahora en formas de alterar la
variabilidad genómica de las neuronas derivadas o iPS
para probarlas de manera específica en cultivo.
Las células con genomas diferentes probablemente
producen ARN únicos y, a continuación, proteínas.
Sin
embargo, hasta el momento, sólo se ha podido aplicar una
tecnología de secuenciación a las células individuales.
"Cuando se aplique más de un método a una sola célula,
podremos ver si las células con genomas diferentes
presentan diferentes
transcriptomas (conjunto de todos los ARN
celulares) de manera predecible", afirma McConnell.
Además, será necesario secuenciar muchas más células y,
en particular, más tipos de células.
Todavía queda, por
tanto, mucho trabajo por hacer para comprender realmente
si nuestros hallazgos son específicos de las neuronas o
están relacionados con parámetros diversos, como la edad
o el genotipo, concluyen los científicos.