Marzo 18, 2012
del Sitio Web PreventDisease
traducción de
Adela Kaufmann
Versión
original
Una nueva investigación hecha por científicos de la Universidad de
Boston encuentra impactantes asociaciones entre cargas corporales de
sustancias químicas de dos tipos diferentes de productos químicos y
niveles socioeconómicos.
Los pobres, especialmente los niños pequeños que dependen de la
asistencia alimentaria, fueron más propensos a tener niveles más
altos de bisfenol A (BPA), mientras que las personas más ricas
eran más propensas a tener altos niveles de compuestos perfluorados (PFCs).
Si esto es confirmado con estudios adicionales, los resultados
pueden obligar a re-evaluaciones en la utilización masiva de
alimentos enlatados en los programas de alimentos de emergencia
que abordan inseguridad alimentaria en familias, o, alternativamente,
desarrollar sustitutos de forros para lata con bases de BPA.
Apenas la semana pasada, las Sopas enlatadas Campbell anunciaron que
estarían retirándose del uso del BPA en los forros de sus latas.
En contraste con los hallazgos de la seguridad alimentaria, los
científicos encontraron asociaciones más débiles e inconsistentes
entre la carga corporal y la educación o la ocupación. Los
estadounidenses de origen mexicano tenían los niveles más bajos de
los dos tipos de químicos que cualquier grupo racial/étnico, y los
mexicano-americanos que no han nacido en los Estados Unidos tenían
niveles mucho más bajos que los nacidos en los Estados Unidos.
Este es el primer estudio que examina en detalle cómo la carga
corporal de estos dos tipos de químicos está asociada a la posición
socioeconómica, en particular en relación a la seguridad alimentaria. La
seguridad alimentaria mide la disponibilidad de alimentos, el acceso
y uso.
Los resultados son consistentes con
un estudio anterior más pequeño
publicado en Environmental Health Perspectives en 2007.
El presente estudio no aborda los riesgos potenciales para la salud
asociados con estos tipos de químicos. Un
extenso trabajo
experimental con animales, sin embargo, ha mostrado que el BPA
causa una serie de efectos adversos en los animales expuestos,
incluyendo a niveles dentro del rango de exposición común que
experimentan las personas.
Los efectos incluyen impactos de comportamiento, cambios de
desarrollo que aumentan el riesgo de tumores de mama y de próstata,
disminución del recuento de espermatozoides y mayor riesgo de
diabetes tipo 2 y obesidad. Estudios epidemiológicos recientes sobre
el BPA con personas han reportado resultados consistentes con
alteraciones en el desarrollo neurológico y mayor riesgo de diabetes
y enfermedades del corazón.
La
investigación sobre los efectos en la salud de los PFC no es tan
extensa como las de la BPA. El trabajo con PFC en animales encuentra
retrasos en el desarrollo de los animales expuestos y también
tumores en ciertos órganos. La investigación con reportes de
personas con asociaciones de respuesta inmune suprimida, peso al
nacer, niveles de colesterol e infertilidad.
Estos nuevos resultados surgieron de un análisis de datos recogidos
por los Centros estadounidenses para el Control y Prevención de
Enfermedades (CDC) en su Encuesta Nacional de Salud y
Nutrición (NHANES),
una encuesta nacional de salud en curso del pueblo estadounidense y
de los factores de riesgo asociados, como la carga corporal de
varios cientos de contaminantes químicos.
Los participantes suministraron muestras de orina y reportaron
información socioeconómica a través de encuestas y entrevistas.
La Dra. Patricia Hunt, una experta en BPA de la Universidad Estatal
de Washington, que no participó en este estudio, dice que "las
fuentes comunes de exposición al BPA incluyen alimentos enlatados,
plásticos de policarbonato y térmicos, tales como los emitidos por
máquinas automáticas, bombas de gasolina y los cajeros en las
tiendas ".
Según el Dr. Glenys Webster, un miembro post-doctoral en la
Universidad Simon Fraser, quien estudia los PFC y quien tampoco
participó en este estudio, dice que la exposición a los PFC puede
venir de su uso en,
"Envases de comida rápida, incluyendo las bolsas de palomitas de
microondas, envoltorios de hamburguesas y contenedores de papas
fritas, así como su uso en productos químicos repelentes de manchas
aplicadas a las alfombras y a la tapicería de los muebles."
NHANES estimó la seguridad alimentaria haciendo una serie de
preguntas.
Por ejemplo:
"¿Estuvo usted alguna vez con hambre pero no comió porque no le
alcanzaba el dinero para comprar comida?" "¿Su hijo alguna vez se salteó comidas, porque no había dinero
suficiente para comprar alimentos?"
También se registra si el participante de la encuesta o un miembro
de su familia ha recibido ayuda alimentaria de emergencia.
En general, la carga del cuerpo de BPA - según las estimaciones de
la concentración de BPA en la orina - fue mayor en los niños, las
mujeres y los participantes con ingresos más bajos. Las personas que
recibieron ayuda alimentaria tenían niveles más altos de BPA y
menores niveles de PFC.
La asociación con baja seguridad alimentaria y el uso de ayuda
alimentaria de emergencia era "marcadamente más fuerte en los niños
de 6-11 años de edad."
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