01 Marzo 2016
del Sitio Web
ElRobotPescador
El fantasma de Fukushima aún sigue ahí, representando un peligro
para todo el mundo, aunque los medios de comunicación hayan decidido
ignorarlo convenientemente.
Una de las últimas investigaciones que apenas han trascendido en
algunos medios, es que los investigadores han hallado la presencia
de un nuevo tipo de material relacionado con
el accidente de la central nuclear de
Fukushima Daiichi.
Anteriormente, ya se había informado del hallazgo de "un material
negruzco" por todo Japón. Se trataba de un polvo negro altamente
radiactivo que se halló en cunetas y carreteras en lugares tan
alejados de Fukushima como Tokio.
Hablamos de ello en el artículo
¡Fukushima,
mucho peor de lo que nos dicen!
El correspondiente análisis de materiales de esa sustancia negruzca,
la relacionó con la fusión dentro de los reactores de Fukushima
Daiichi.
Imagen microscópica de una partícula
de la sustancia de
polvo negro hallada en Namie
El nuevo material hallado sigue la misma senda y también está
vinculado directamente con las fusiones de los reactores.
Los investigadores en Japón han encontrado nuevos materiales que
describieron como,
"pequeñas partículas esféricas de
cristal altamente radiactivas".
Estas nano-partículas de vidrio son
estructuralmente muy diferentes a la sustancia negra y incluyen
incluyen altos niveles de cesio radiactivo.
Una partícula de vidrio con la etiqueta
NWC-1 se recogió en Nihonmatsu en 2011 después del desastre inicial.
Nihonmatsu es una población de 56.000
habitantes situada aproximadamente a 40-45 Km. en línea recta al
oeste de Fukushima Daiichi, pero que está situada fuera de la zona
de evacuación.
Así pues, en la actualidad está habitada
sin restricciones de ningún tipo.
Los investigadores descubrieron que la radiactividad era más alta en
el centro de la partícula, lo que indica que el contenido en
Cesio fue incorporado a la
partícula de vidrio durante la fase de fundido de los reactores,
durante
el incidente de 2011.
La partícula de vidrio también contiene materiales que indican que
alberga hormigón de la vasija de contención del reactor, o agua de
mar que se inyectó durante la fusión para detener los incendios.
Este dato es significativo, ya que muestra que este material se
formó después de que el combustible fundido empezara a
quemar la vasija del reactor e indica también que había
comenzado a quemar el suelo de hormigón del recipiente de
contención, o que en todo caso, se formó después de que se
inyectara agua de mar para apagar los incendios.
Las inyecciones de agua de mar se produjeron bastante tarde durante
la crisis y investigaciones más recientes muestran que la totalidad
o la mayor parte del agua inyectada en los edificios fluyó en la
dirección equivocada y no llegó a las vasijas de los reactores.
El momento de la creación de estas esferas de vidrio microscópicas
estaría pues entre el momento de la primera fractura de la vasija
del reactor y el inicio de la inyección de agua de mar que se
realizó a continuación.
Esto puede ayudar en el futuro a
identificar de qué reactor en concreto procede y qué eventos
específicos pueden haber creado estas nano-esferas.
Lo que sí ha trascendido es que la ubicación de la partícula,
hallada en la ciudad de Nihonmatsu, ha resultado ser algo inesperado
por los científicos.
Nihonmatsu está situada al oeste de la planta y por lo tanto, no se
encuentra en la trayectoria de los penachos radiactivos documentados
que se desplazaron al noroeste y hacia el sur de la zona del
desastre.
Esto parece indicar que los materiales contaminados expulsados de
los reactores fueron transportados mucho más allá de lo que en un
principio se creía.
De hecho, una segunda nano-esfera de cristal altamente radiactiva
fue encontrada en la hoja de un cedro en Fukushima, en una área que
no ha sido especificada. Estas partículas de vidrio son lo
suficientemente pequeñas en tamaño como para ser potencialmente
inhaladas por los seres humanos u otros animales.
En este momento los investigadores desconocen el grado de
diseminación geográfica de este material.
Este hecho demuestra que los materiales expulsados directamente
desde el interior de los reactores durante las explosiones de las
primeras horas del incidente, se distribuyeron a una gran distancia.
Debido a la alta radiactividad acumulada dentro de estas esferas de
vidrio, podrían plantear un riesgo significativo para la salud.
Este descubrimiento se produjo a principios de febrero, poco antes
de que se hiciera oficial que Japón acusa a tres ex-directivos de
TEPCO por el desastre nuclear de Fukushima.
Al respecto, la Oficina Fiscal de Tokio ha organizado un comité de
investigación judicial para definir si tres de los antiguos
ejecutivos de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) son
responsables de no haber tomado medidas a tiempo para evitar el
accidente que vivió la central nuclear de Fukushima en marzo de 2011
tras recibir
el azote de un tsunami.
La prueba principal de la acusación es un informe que los ejecutivos
recibieron en junio de 2009. En ese documento se detallaba el riesgo
de que las instalaciones recibieran el impacto de un tsunami de 15,7
metros de altura.
Además, la Fiscalía acusa a estos
exdirigentes de ser culpables indirectos de la muerte de las 44
personas que fallecieron a causa de la catástrofe.
Sin embargo nadie habla de la amplia responsabilidad del
gobierno de Japón, corrompido hasta la médula por los
intereses de las grandes industrias y particularmente de TEPCO, el
operador de la central nuclear de Fukushima.
De la misma forma, nadie habla del silencio cómplice de todos
los medios de comunicación a escala mundial,
que han decidido ignorar las graves consecuencias medioambientales
que puede tener a largo plazo el accidente de Fukushima y que lo han
acabado enterrando en noticiarios y informativos diversos, como si
fuera una anécdota del pasado sin más consecuencias.
Por lo visto, el periodismo actual puede dedicar millones a
retransmitir todo tipo de deportes, informarnos sobre cotilleos de
los futbolistas o de los parásitos improductivos de la alta sociedad
y dedicar horas y horas a hablar de los dichosos vestidos que
llevaban las actrices en la última gala de los Óscar.
Sin embargo, no parece haber demasiados periodistas dispuestos a
indagar sobre la verdad que nos ocultan en el accidente de
Fukushima:
por lo visto, 'su amo' no les ha
dado permiso para hacerlo.
Así de miserable es la gran mayoría del
periodismo actual, hasta el punto de que no les parece importar ni
su propia salud ni la salud del planeta que habitan.
Pero que nadie se preocupe… sigamos distraídos con la última
memez de Cristiano Ronaldo o con el último vómito verbal de
la "princesa del pueblo"…
Fuente
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