por Aurélien Barrau
08 Diciembre 2007
del Sitio Web
Tendencias21
Nuestro universo podría ser únicamente un islote aislado en el seno
de un inmenso “multiverso”. Muchos modelos actuales, ya sean
admitidos (como la relatividad general) o especulativos (como la
teoría de cuerdas), conducen naturalmente a multiversos. Estos
universos múltiples no son teorías, sino consecuencias
de teorías elaboradas para responder a cuestiones
específicas de la física de partículas o de la
gravitación. Muchos problemas centrales de la física
teórica –complejidad y naturalidad- encuentran así una
explicación natural. Esta propuesta revolucionaria no
está sin embargo exenta de peligros conceptuales y exige
una profunda reflexión epistemológica.
Aurélien Barrau
Aurélien Barrau, físico del Laboratorio de Física Subatómica y
de Cosmología de Grenoble, fue en 2006 Premio Internacional
Bogoliubov para jóvenes científicos por sus investigaciones sobre
“los fenómenos cuánticos en las cercanías de los agujeros negros”.
El artículo que ahora reproducimis se publicó originalmente en el
CERN Courier, Diciembre 2007, págs. 13-16. Se reproduce con
autorización del CERN Courier y de su autor.
Traducción del ingles:
Yaiza Martínez. |
¿Es nuestro universo en su conjunto una pequeña isla contenida
dentro de un meta-mundo infinitamente vasto y diversificado?
Este
hecho podría ser una de las más importantes revoluciones en la
historia de las cosmogonías o, por el contrario, solamente una
engañosa declaración que refleja nuestra incapacidad de comprensión
de la mayoría de las leyes fundamentales de la física.
La idea en sí misma no es nueva: desde Anaximandro hasta David Lewis, los filósofos han considerado a fondo este hecho incierto. Lo
que resulta especialmente interesante hoy día es que emerge, casi de
manera natural, a partir de algunas de nuestras mejores –aunque a
menuda más especulativas- teorías físicas. El multiverso no es un
modelo, sino una consecuencia de nuestros modelos. Ofrece una
comprensión obvia de la peculiaridad del estado físico de nuestro
propio universo. La propuesta es atractiva y creíble, pero requiere
de una profunda reconsideración de la física actual.
A primera vista, el multiverso parece descansar fuera de la ciencia
porque no puede ser observado. ¿Cómo –siguiendo la prescripción de
Karl Popper- puede una teoría ser refutada si no podemos comprobar
sus predicciones? Esta manera de pensar no es en realidad correcta
en el caso del multiverso por varias razones. En primer lugar, las
predicciones pueden realizarse en el multiverso: éste nos conduce
sólo a resultados estadísticos, pero también es cierto que cualquier
teoría física de nuestro propio universo se debe tanto a las
fluctuaciones cuánticas fundamentales como a la medición de
incertidumbres.
En segundo lugar, nunca ha sido necesario comprobar todas las
predicciones de una teoría para considerarla científicamente
legítima. La relatividad general, por ejemplo, ha sido verificada
ampliamente en el mundo visible y esto nos permite aplicarla a los
agujeros de gusano, incluso a pesar de que resulta imposible entrar
en ellos para probarla.
Por último, el racionalismo crítico de
Popper no representa la última palabra en la filosofía de la
ciencia.
Sociólogos, estudiosos de la estética y epistemólogos han demostrado
que existe otro criterio de definición que considerar. La historia
nos recuerda que la definición de ciencia sólo puede proceder de la
praxis: ningún área en actividad de la creación intelectual puede
ser estrictamente delimitada desde fuera. Si los científicos
necesitan modificar las fronteras de su propio campo de
investigación, sería difícil justificar una fórmula filosófica que
los prevenga de hacerlo. Ocurre lo mismo en arte: casi todas las
innovaciones artísticas del siglo XX han transgredido la propia
definición de arte legada por la estética del siglo XIX.
Al igual
que la ciencia y los científicos, el arte viene definido desde el
interior, por los propios artistas.
Una posibilidad real
Por todas estas razones, se debe considerar seriamente la
posibilidad de que vivamos en un multiverso. Esto podría ayudar a
comprender los problemas de la complejidad y de la sencillez. El
hecho de que las leyes y consensos de la física parezcan tan
afinados como para permitir la existencia de la vida en ingentes
cantidades procedentes de valores extremadamente “improbables”,
resulta obvio a partir de la suposición de que nuestro universo es
sólo una pequeña parte de un vasto multiverso, en el que las
diferentes regiones presentan leyes distintas.
Desde esta
perspectiva, vivimos en una de las áreas “antrópicamente
favorables”. (En cosmología el
principio antrópico establece que
cualquier teoría válida sobre el universo tiene que ser consistente
con la existencia del ser humano. N. de la R.)
Esta selección antrópica posee dimensión estrictamente teleológica y
no teológica, sin ninguna relación con cualquier tipo de “diseño
inteligente”. No sería otra cosa que la generalización evidente del
efecto de selección que ya debe ser considerado dentro de nuestro
propio universo. Cuando se maneja cualquier muestra, resulta
imposible no preguntarse si es representativa del conjunto entero, y
esta cuestión por supuesto debe extenderse cuando se considera
nuestro universo dentro del multiverso.
El multiverso no es una teoría. Aparece como consecuencia de algunas
teorías, que además tienen otras predicciones que pueden probarse
dentro de nuestro propio universo.
Existen muchos tipos distintos de multiversos posibles, dependiendo de las teorías particulares,
estando algunas de ellas incluso posiblemente entretejidas.
El multiverso más elemental
El multiverso más elemental es simplemente el espacio infinito
predicho por la relatividad general –al menos para las geometrías
plana e hiperbólica-. Un número infinito de volúmenes de Hubble (o
universo observable, N. de la R.) debería llenar este meta-mundo. En
una situación así, cualquier cosa posible (por ejemplo, compatible
con las leyes de la física tal y como las conocemos) podría ocurrir.
Esto es verdadero porque un acontecimiento con una probabilidad no
desvanecida tiene que darse en algún lugar, si el espacio es
infinito.
La estructura de las leyes de la física y de los valores de los
parámetros fundamentales no puede ser explicada por este multiverso,
pero numerosas circunstancias específicas sí pueden comprenderse a
partir de las selecciones antrópicas. Algunos lugares son, por
ejemplo, menos homogéneos que nuestro volumen de Hubble, así que no
podríamos vivir en ellos porque son menos propicios para la vida que
nuestro propio universo, en el que las fluctuaciones primordiales
están perfectamente adaptadas para dar lugar a la formación de
estructuras.
La relatividad general también se enfrenta al tema del multiverso
cuando trata los agujeros negros. La máxima extensión analítica de
la geometría de Karl Schwarzschild, como se expone conforme a los
diagramas de Penrose-Carter, muestra que podría observarse otro
universo desde el interior de un agujero negro. Se sabe con
seguridad que esta interesante característica desaparece cuando el
colapso se considera dinámicamente.
La situación se vuelve sin embargo aún más interesante en los
agujeros negros, cargados eléctricamente y rotantes, en los que un
conjunto infinito de universos con gravedad atractiva o repulsiva
aparecen en el diagrama. Los agujeros de gusano que probablemente
conectan estos universos son extremadamente inestables, pero eso no
altera el hecho de que esta solución revela en sí otros universos (u
otras partes de nuestro propio universo, según la topología),
accesibles o no. Este multiverso es, empero, muy especulativo, y
podría ser sólo una entelequia matemática.
Aún más, nada nos permite
comprender de manera explícita como se ha formado.
Pluriverso y agujeros negros
Un pluriverso mucho más interesante está asociado con el interior de
los agujeros negros cuando se tienen en cuenta las correcciones
cuánticas a la relatividad general. Los saltos deberían sustituir a
las singularidades en la mayoría de las aproximaciones a la gravedad
cuántica, y esto conduce a una región del espacio-tiempo en
expansión en el interior del agujero negro, que puede ser
considerada como un universo.
En este modelo, nuestro propio universo podría haber sido creado por
un proceso de este tipo, y podría tener también un gran número de
universos descendientes, gracias a sus numerosos agujeros negros
estelares y supermasivos.
Este hecho podría conducir a una especie de selección natural
cosmológica en la que las leyes de la física tendieran a maximizar
el número de agujeros negros (porque este tipo de universos generan
más universos del mismo tipo).
Por otro lado, también permitiría diversas pruebas posibles de
observación que podrían refutar la teoría y que no se afianzarían en
el uso de ningún argumento antrópico.
Sin embargo, no está claro cómo las constantes de la física podrían
ser heredadas de un universo progenitor por los universos
descendientes con sólo pequeñas variaciones arbitrarias, y el modelo
detallado relacionado con este escenario aún no existe.
Multiverso y Teoría de Cuerdas
Uno de los multiversos más ricos es el asociado con el hallazgo
fascinante de la cosmología inflacionaria y la teoría de cuerdas.
Por un lado, la inflación eterna puede ser comprendida considerando
un campo escalar masivo que tendría fluctuaciones cuánticas que, en
la mitad de las regiones, incrementarían su valor. En la otra mitad,
las fluctuaciones reducirían el valor del campo.
En la mitad en que los campos aumentan, la cantidad extra de
densidad de energía originaría una expansión del universo más rápida
que en la otra mitad, en la que los campos disminuyen.
Tras un tiempo, más de la mitad de las regiones tendrían un valor
mayor que el del campo, simplemente porque se expanden más rápido
que en las regiones de campo débil. La media del valor del volumen
del campo se elevaría entonces, y siempre habría regiones en las que
el campo es alto: la inflación se convertiría en eterna.
Las
regiones en las que el campo escalar fluctuaría a la baja se
desgajarían del árbol de inflación eterna y saldrían de la inflación.
Tercer cambio de paradigma
Por otro lado, la teoría de cuerdas ha afrontado recientemente un
tercer cambio de paradigma. Tras las revoluciones de la
supersimetría y de la dualidad, ahora tenemos el “paisaje”. Esta
metáfora hace referencia a un gran número (quizá 10 elevado a 500)
de posibles falsos vacíos de la teoría. Las leyes de la física
conocidas podrían simplemente corresponder a una isla específica
entre muchas otras. El gran número de posibilidades surge a partir
de diferentes elecciones de variedades de Calabi-Yauh y de
diferentes valores de flujos magnéticos generalizados sobre
diferentes ciclos de homología.
Entre otros enigmas, el increíblemente extraño valor de la constante
cosmológica (¿por qué están los 119 primeros decimales del valor
“natural” exactamente compensados por algunos fenómenos misteriosos,
pero no los 120 primeros?) podría aparecer simplemente con un efecto
de selección antrópica, dentro de un multiverso donde casi cada
valor posible está concretado en algún lugar.
En esta etapa, cada universo-burbuja está asociado con una
realización de las leyes de la física y contiene en sí mismo un
espacio infinito en el que todos los fenómenos contingentes ocurren
en algún lugar. Dado que todas las burbujas se encuentran
desconectadas causalmente para siempre (debido a la rápida “creación
espacial” por la inflación), no sería posible viajar y descubrir
nuevas leyes físicas.
Este multiverso –si fuera verdadero- supondría un cambio radical en
nuestra profunda comprensión de la física. Las leyes reaparecerían
como tipos de fenómenos; el precepto ontológico de nuestro universo
debería ser abandonado. En otros lugares del multiverso existirían
otras leyes, otras constantes, otra cantidad de dimensiones; y
nuestro mundo sería sólo una pequeña muestra.
Esto podría suponer la
cuarta herida narcicista, tras las producidas por Copérnico, Darwin
y Freud.
Multiverso y mecánica cuántica
La mecánica cuántica se encuentra probablemente entre las primeras
ramas de la física que han conducido a la idea del multiverso. En
algunas situaciones, predice de manera inevitable la superposición.
Para evadir la existencia de los
gatos de Schrödinger macroscópicos,
simultáneamente muertos y vivos, Bohr introdujo un postulado de
reducción que presenta dos desventajas considerables: la primera,
que lleva a una interpretación filosófica extremadamente intrincada
en la que la correspondencia entre las matemáticas subyacentes de la
teoría física y el mundo real dejaría de ser isomórfica (al menos no
lo sería en todos los tiempos) y, en segundo lugar, viola la
unitariedad (una propiedad matemática de las ecuaciones, N. de la
R.). Ningún fenómeno físico conocido – ni aún la evaporación de los
agujeros negros en las descripciones modernas- hace esto.
Existen buenas razones para considerar seriamente la interpretación
de muchos mundos de Hugh Everett. Cada resultado posible de cada
acontecimiento puede definirse o existir en su propia historia o
universo, a través de la decoherencia cuántica, versus el colapso de
la función de onda.
En otras palabras, hay un mundo donde el gato está muerto y otro en
el que sigue vivo. Esto es, simplemente, una manera de ajustarse
estrictamente a las ecuaciones fundamentales de la mecánica
cuántica. Los mundos no se encuentran separados espacialmente, sino
que existirían más como universos “paralelos”.
Esta interpretación sorprendente resuelve algunas paradojas de la
mecánica cuántica, pero resulta vaga en lo que se refiere a la
determinación del momento en que los universos se concretan.
Este multiverso es complejo y, dependiendo de la naturaleza cuántica de
los fenómenos de otros tipos de multiversos, podría originar niveles
más o menos altos de diversidad.
El Multiverso, una consecuencia
Asimismo, pueden imaginarse multiversos más especulativos,
relacionados con un tipo de democracia matemática platónica o con el
relativismo nominalista. En cada caso, resulta importante subrayar
que el multiverso no es una hipótesis inventada para contestar a una
cuestión específica. Simplemente, es una consecuencia de una teoría
normalmente construida con otro propósito.
Lo curioso es que esta consecuencia también resuelve muchos
problemas complejos y naturales. En la mayoría de los casos, incluso
parece que la existencia de muchos mundos se acerca al principio de
economía de Ockham, que determina que la asunciones ad hoc deberían
añadirse a los modelos para eludir la existencia de otros universos.
Con un modelo dado, por ejemplo, el paradigma de la inflación de las
cuerdas, ¿es posible hacer predicciones en el multiverso? En
principio, sí, al menos en una aproximación de Bayes.
La probabilidad de observar el vacío i (y las leyes físicas
asociadas) es simplemente Pi = Piprior fi, donde Piprior viene
determinado por la geografía del paisaje de la teoría de cuerdas y
las dinámicas de la inflación eterna, y el factor fi de selección
caracterizaría los cambios para un observador para evolucionar en el
vacío i.
Esta distribución concede la probabilidad a un observador
seleccionado aleatoriamente para estar en un vacío dado. Claramente,
las predicciones sólo pueden hacerse por probabilidades, pero esto
ya sucede en la física estándar.
El hecho de que podamos observar sólo una muestra (nuestro propio
universo) no cambia el método cualitativamente y aún permite la
refutación de modelos a ciertos niveles dados de fiabilidad.
Las
claves aquí son las peculiaridades bien conocidas de la cosmología,
incluso en un solo universo:
-
el observador se encuentra sumergido en
el sistema descrito
-
las condiciones iniciales son críticas
-
el
experimento es irreproducible “localmente”
-
las energías
involucradas no han sido probadas experimentalmente en la Tierra
-
la flecha del tiempo debe ser conceptualmente revertida
Atajos técnicos
Sin embargo, esta aproximación estadística para testar el multiverso
sufre severos atajos técnicos. Primero, mientras parece natural
identificar la probabilidad previa con la fracción de volumen
ocupada por un vacío dado, el resultado depende sensiblemente de la
elección de una hiper-superficie similar al espacio en la que la
distribución debe ser evaluada. Este es el llamado “problema de
medida” en el multiverso.
Segundo, es imposible proporcionar cualquier sensible estimación de
fi. Esto requeriría de una comprensión sobre lo que es la vida –e
incluso sobre lo que es la conciencia- y simplemente queda fuera del
alcance por el momento. Exceptuando algunos casos favorables –como,
por ejemplo, cuando todos los universos del multiverso presentan una
característica dada que resulta incompatible con nuestro universo-
es difícil refutar explícitamente un modelo en el multiverso. Pero
la dificultad práctica no significa que esto sea intrínsicamente
imposible. El multiverso permanece dentro del campo de la ciencia popperiana.
Cualitativamente no difiere de otras propuestas relacionadas con las
formas comunes de hacer física. Claramente, se necesitan nuevas
herramientas matemáticas y predicciones más ajustadas al paisaje
(que básicamente es completamente desconocido) para que la
falsabilidad sea algo más que un principio abstracto en este
contexto.
Además, la falsabilidad es sólo un criterio entre muchos
otros posibles y probablemente no debería ser sobredeterminado.
Dos posibles hipótesis
Cuando afrontamos la cuestión del increíble ajuste requerido por los
parámetros fundamentales de la física para permitir la emergencia de
la complejidad, existen varias vías posibles de pensamiento. Si no
se desea utilizar a Dios o a un increíble azar que hayan provocado
unas condiciones iniciales extremadamente precisas, quedan dos
hipótesis posibles.
La primera sería considerar que dado que la complejidad –y, en
particular, la vida- es un proceso adaptativo, podría haber emergido
en casi cada tipo de universo. Esta es una respuesta seductora, pero
nuestro propio universo nos ha demostrado que la vida requiere de
condiciones muy específicas para existir. Resulta difícil imaginar
la vida en un universo sin química o con otro número de dimensiones.
La segunda idea es aceptar la existencia de muchos universos con
diferentes leyes, y que nosotros estaríamos en uno de ellos,
compatible con la complejidad. El multiverso no se imaginó para
contestar esta cuestión específica, pero “espontáneamente” aparece
en teorías físicas serias, por lo que puede ser considerado como la
explicación más simple a la misteriosa cuestión de la naturalidad.
Esto por supuesto no prueba que el modelo sea correcto, pero se debe
resaltar que no hay en absoluto un antropocentrismo
“pre-copernicano” en este proceso de pensamiento.
¿Idea engañosa?
Bien podría ser que la idea entera de múltiples universos sea
engañosa. También que el descubrimiento de las leyes más
fundamentales de la física vuelvan obsoletos los mundos paralelos en
unos cuantos años o que con el multiverso la ciencia esté entrando
en un camino sin retorno.
La prudencia es una máxima cuando la física nos habla de los
espacios invisibles. Pero también podríamos encontrarnos ante un
profundo cambio de paradigma que revolucionaría nuestra comprensión
de la naturaleza y que abriría nuevos campos de posibles
pensamientos científicos.
Dado que reposa en la frontera de la ciencia, estos modelos son
peligrosos, pero ofrecen una extraordinaria posibilidad para la
interrelación constructiva con otras ramas del conocimiento humano.
El multiverso es una idea arriesgada pero, de nuevo, no debemos
olvidar que el descubrimiento de nuevos mundos siempre resulta
peligroso.
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