por Vanessa Marsh
28 Octubre 2007
del Sitio Web
Tendencias21
Cosmólogos norteamericanos han
detectado lo que podrían ser las huellas de otro
universo que colisionó con el nuestro poco después del
Big Bang. Estos investigadores señalan que la existencia
de otros universos podría demostrarse gracias a la
medición de la radiación de fondo de microondas, ya que,
si en el inicio de nuestro universo, éste hubiera
colisionado con otros universos, hipotéticamente tal
choque quedaría registrado en la distribución de dicha
radiación.
Hasta ahora nadie ha
intentado buscar dicha irregularidad, pero los autores
de este estudio han encontrado al menos una llamativa
asimetría anómala en el cosmos que, aunque no se atreven
a afirmar que se trata de la huella de otro universo,
consideran que esta hipótesis puede ser el comienzo de
un largo proyecto de investigación.
Vanessa Marsh |
Si existen otros universos aparte del nuestro, éstos podrían ser
detectables, predicen científicos en un nuevo estudio cuyos
resultados han sido publicados en la revista
Physical Review.
En
este estudio,
Matthew C. Johnson y sus colaboradores,
Anthony
Aguirre y Assaf Shomer, de la universidad de California en Santa
Cruz, explican que han evaluado la posibilidad de que existan
algunos efectos observables o “marcas” distinguibles que otros
universos hubieran dejado en el nuestro, debido a colisiones entre
ellos acaecidas en la época en que nuestro universo era aún muy
reciente.
La idea de que existen otros universos es controvertida en la
cosmología actual. Si realmente existieran, lo más probable es que
no sean perceptibles y sería muy difícil probar su existencia. Lo
que aporta el nuevo estudio es la hipótesis de que, si realmente
existieron otros universos que colisionaron con el nuestro,
hipotéticamente podríamos hoy detectar su presencia, lo que en
opinión de los autores de este estudio constituye un trascendental
descubrimiento.
Al mismo tiempo, estos investigadores reconocen que las
consecuencias de esa eventual colisión entre universos continúan
siendo una cuestión abierta, ya que, aunque se considera que si hubo
colisión entre universos ambos habrían sido destruidos, lo que
proponen estos científicos es una nueva aproximación.
Johnson ha declarado al respecto a la revista
World Science que aún
queda por definir qué tipo de secuelas habría que buscar para
confirmar el choque entre los universos.
Algunas teorías físicas
señalan que realmente existen otros universos, llamados
universos
burbuja y que cada uno de ellos tiene sus propias características e
incluso valores diferentes de las constantes físicas.
Demostrar la transmultiversalidad
Tras la idea de los universos burbuja subyace la hipótesis de que,
aparentemente, el espacio entero contiene energía, la llamada
energía del vacío, que es una energía de fondo de origen puramente
cuántico y responsable de efectos físicos mensurables, como el
efecto Casimir (fuerza física ejercida entre objetos separados
debido a la resonancia de los campos energéticos en el espacio entre
los objetos).
Algunos cosmólogos han propuesto que, si se dan ciertas
circunstancias, esta energía puede crecer de manera explosiva dando
lugar a un nuevo universo –como ocurrió con el nuestro-.
Esto podría
estar sucediendo continuamente, generando muchos universos que
coexistirían con el que conocemos de la misma forma que coexisten
las burbujas en un baño espumoso.
Analizar la radiación del fondo cósmico
¿Pero cómo saberlo?
Johnson y sus colegas creen que cualquier
encuentro o colisión entre los universos habría producido efectos
que se propagarían en ambas direcciones. Dichos efectos quizá
dejaran huellas en la forma de material expelido, que podrían
afectar a la distribución de la materia en cada universo afectado.
Si un tipo de colisión así hubiera acontecido recientemente, desde
la perspectiva temporal de nuestro universo, resultaría indetectable
dado que el universo es demasiado extenso como para que se vea
notablemente afectado. Sin embargo, si los hechos ocurrieron hace
mucho tiempo, es decir, cuando el universo era aún muy pequeño, la
marca podría ser aún visible al haberse expandido.
Cuando el universo medía aproximadamente menos de una milésima parte
de lo que mide actualmente, se cree que sufrió una transformación.
Según se fue expandiendo, se enfrió lo suficiente como para que se
formaran los átomos. Entonces se volvió transparente.
Antes de esto, el universo había consistido en una espesa niebla con
pequeñas variaciones de densidad en diversos puntos.
Las partes más
densas siguieron aumentando y al unirse dieron lugar a las galaxias.
Investigaciones pendientes
Pero esta niebla es aún visible porque muchas de las ondas lumínicas
que se produjeron en ese momento en ella nos llegan ahora y son
observables en la forma de un débil resplandor que llena universo
por completo.
Estas ondas han sido denominadas
radiación de fondo de microondas,
que es una forma de radiación electromagnética considerada por
muchos cosmólogos como la prueba principal del modelo cosmológico
del Big Bang que diera lugar al universo. Esta radiación es asimismo
considerada el borde de nuestro universo conocido.
Los astrónomos plantean que una colisión entre universos podría
haber generado un patrón que habría reordenado las fluctuaciones de
densidad en estas circunstancias y que, si pudiera registrarse dicha
reordenación, aparecería como un área de irregularidad simétrica.
Hasta ahora nadie ha intentado buscar dicha irregularidad, pero los
autores de este estudio han encontrado al menos una llamativa
asimetría anómala en el cosmos que , aunque no se atreven a afirmar
que se trata de la huella de otro universo, consideran que esta
hipótesis puede ser el comienzo de un largo proyecto de
investigación.
El caso es que las variaciones de temperatura en el fondo cósmico de
microondas se cree que reflejan las variaciones de densidad en el
universo primitivo, pero aún quedarían por hacer numerosas
investigaciones para poder llegar a una respuesta.
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