por Brad Hunter 20 Mayo 2008 del Sitio Web LiberacionAhora
La esperada unión entre ciencia y espiritualidad ya está aquí para cambiar la manera
en la que definimos la realidad de la existencia.
MISTICISMO Y FÍSICA CUÁNTICA
Durante centurias las religiones y la ciencia ortodoxa tomaron el control del conocimiento para dividirlo, en una feroz competencia, entre la religiosidad de la Iglesia y el materialismo de la ciencia.
Así fue como toda la dinámica universal se consideró un inmenso mecanismo predecible y en el que el hombre no tenía incidencia.
Todo estaba en manos de Dios, arbitrando una puja eterna en su creación: entre el bien y el mal, el caos y el orden. Mucho se habla en estos días sobre la Física Quántica, pero en definitiva, ¿qué es la Física Quántica?
Si comparamos a la Física Quántica con un sistema monetario basado en el peso, la unidad mínima de dicho sistema es el centavo.
La llamada Física Clásica se encargaría entonces de estudiar el sistema a partir de la unidad peso (átomo) mientras que la Física Quántica lo haría a partir del centavo (quanto). Entonces esto puede llevarnos a definirla como una ciencia subatómica. La Física Quántica comienza a abrir un nuevo camino al conocimiento verdadero reconociendo la divinidad en nosotros mismos y el poder de co-creación que todos poseemos.
El
hombre dejó de ser un “astronauta” del destino para darse cuenta de
que puede elegir y crear de forma consciente cómo quiere
interrelacionarse con la realidad.
Los experimentos llevados a cabo en los más avanzados laboratorios que estudian la física de partículas han demostrado que, en el nivel más pequeño de la materia, el nivel de las partículas elementales, todo es energía.
Para comprenderlo mejor digamos que la materia es luz condensada.
En los laboratorios se descubrió que las partículas y antipartículas se aniquilan entre sí, dando lugar a la aparición de la energía radiante y de la pura energía. En el mundo quántico surgen procesos de creación y destrucción, demostración científica de que energía y materia no son más que dos polos de la misma esencia, de una única sustancia universal.
El hombre mismo está formado de esta misma sustancia universal: luz pura y radiante.
Cada uno de nosotros es un sistema de energías en vibración continua. Es decir que las moléculas de que se compone cualquier clase de materia, inclusive nuestros cuerpos, están en constante vibración. Nuestros cuerpos crean, entonces, bandas de energía electromagnética con una determinada amplitud de onda que les permite, al mismo tiempo, emitir y absorber información.
Así estamos en continua comunicación con una matriz quántica universal de carácter holográfico.
Durante la segunda mitad del siglo XX, Herbert Fröhlich y Fritz Popp estudiaron este patrón energético de los seres vivos. Se descubrió por entonces que las moléculas vibran al unísono y se comportan como una sola supermolécula, estableciendo un patrón energético coherente y único.
Así se pudo detectar una emisión lumínica por parte de los átomos similar a la de un láser.
La misma fue conocida con el nombre de “radiación mitogenética de láser” y constituye la clave para asegurar que el ser humano es un complejo quántico que posee la capacidad de conexión e interacción con el universo; y que su equilibrio, bienestar y salud dependen - como en el caso de una conexión a Internet - de la calidad de recepción y emisión de dicha señal.
Para favorecer esta coherencia se puede interaccionar con estos campos sutiles de energía mediante terapias que utilizan luz, escalas cromáticas y frecuencias de sonido que ayudan a reestablecer la comunicación con la matrix.
Existe una conectividad instantánea entre la parte y el resto de las otras partes, y entre las partes con el Holograma entero. Aquello que promulga el misticismo que reza “descubre la verdad dentro tuyo” es una verdad irrefutable en la teoría del Holograma Quántico.
Esta propiedad de no-localidad de información es un principio postulado por la dinámica quántica en el Teorema de Bell y demostrada en el primer experimento realizado al respecto en el espacio por el astronauta Edgar Mitchell en su misión del Apolo XIV. Nuestro Universo sería un gigantesco almacén de información al que puede accederse desde cualquier otro lugar del universo en cualquier momento que se desee.
Al igual que un ordenador central de una red informática, toda la información queda almacenada en un disco rígido al que puede accederse desde cualquier computadora del sistema cuando el operario lo considere oportuno.
A niveles cuánticos, la conciencia es parte integrante, esto significa que la realidad quántica no es objetiva; entonces el observador forma parte de la realidad y tiene incidencia sobre la misma.
Esto puede comprenderse bajo un principio clásico de la dinámica quántica, el de la dualidad onda-partícula:
La visión es una propiedad de la conciencia, entonces la conciencia co-crea lo que observamos.
Somos partícipes de un mundo quántico que cambia de estado de acuerdo a los observadores-participantes de la realidad. La dinámica quántica es un pilar clave en la unión entre la materia y la conciencia, estableciendo una nueva concepción de nosotros mismos.
La dualidad de la existencia onda-partícula (o bien energía-materia) está entonces determinada por nuestra observación.
A esto habría que agregarle que el perceptor (sujeto) y la fuente de emisión (objeto) están en una interrelación de resonancia conocida con las siglas PCAR, que permite que la información sea adecuadamente recibida. Esto puede simplificarse asegurando que cada individuo recibe la información que merece o puede entender de acuerdo con su nivel de comprensión y asimilación consciente de recepción.
Este proceso calificado de información y regido por ciclos resonantes de retroalimentación es conocido como Bio-Feed Back.
James E. Lovelock fue quien postuló el concepto de la Tierra como un ser vivo, con esencia vital y conciencia. La naturaleza geométrica de la naturaleza, la cual se expande fractalmente, puede aplicarse a nuestro universo y a las leyes que lo rigen.
El universo completo podría imaginarse como un gigantesco fractal expandiéndose permanentemente dentro de una matriz energética consciente.
Uno de los aspectos cruciales de la comprensión filosófica de la dinámica quántica es responder a la siguiente pregunta:
Queda claro que los procesos cuánticos no son, por sí solos, capaces de mantener la continuidad de la luz en materia.
Una de las explicaciones la dio uno de los padres de la física quántica, Max Planck, al declarar que detrás de la realidad física debe existir una mente consciente que le permita existir. Entonces, detrás de este gigantesco universo debe existir también una gigantesca mente consciente que le da vida y le permite existir materialmente.
Como decía el genial escritor Jorge Luis Borges:
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