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			por Fulton Oursler  
			
			traducción de 
			
			Adela Kaufmann 
			
			
			version 
			original 
			
			de el Sitio Web
			
			TheMillenniumGroup 
			
			  
			
			De “Mundos En Colisión”, Clifton Fadiman dijo: 
			 
			
				
				“Bien podría resultar ser tan de épocas como El Origen de las 
			Especies de Darwin o el Principia de Newton.”  
			 
			
			A la luz de sus nuevas deducciones y especulaciones, el Dr. 
			Gordon À. 
			Atwater, presidente y curador del planetario de Hayden del Museo 
			americano de Historia Natural, sugiere que “el apuntalamiento de la 
			ciencia moderna puede ahora ser repasado”; y John J. O'Neill, editor 
			de ciencias del periódico Herald Tribune de Nueva York, declara:  
			
				
				“Esta magnífica pieza de investigación de eruditos levanta la 
			historia mundial a un nivel de interés superlativo.”  
			 
			
			El autor de 
			este nuevo y excitante volumen, el Dr. Immanuel Velikovsky, nacido 
			en Rusia, estudió ciencias naturales en la Universidad de Edimburgo, 
			Historia, Ley y Medicina (M.D.) en Moscú, Biología en Berlín, las 
			actividades del cerebro en Zurich, Psicoanálisis en Viena. Él vino a 
			este país en 1939. Los Mundos En 
			 Colisión fue escrito después de 
			diez años de extensa investigación, en los cuales el autor consultó 
			con estudiosos y especialistas por el mundo.  
			 
			Hace aproximadamente 25 años, un maestro de escuela en una provincia 
			en Tennessee les dijo a sus muchachos acerca la teoría de Darwin de 
			evolución. Por esta violación a una ley estatal, que prohibía toda 
			instrucción contraria a la Biblia, el maestro fue arrestado, y el 
			mundo sentó a ver una de los juicios más extraordinarios en la 
			historia. 
			 
			Llamado al estrado de los testigos como defensor de la fe estaba un 
			candidato por tres veces a la Presidencia, William Jennings Bryan. 
			El defensor de John T Scopes, maestro escolar, era Clarence Darrow, 
			un eminente agnóstico. Furiosamente, Darrow atacó los cuentos de 
			milagros de la Biblia, interrogó a Bryan, como creyente en mitos y 
			cuentos de hadas. 
			
				
				“Sr. Bryan, cree usted que Josué hizo que el sol se quedara 
			quieto?” “Mr. Darrow, sí lo creo!” “¿No habría sido la misma tierra que se detuvo? Un si eso es en lo 
			que usted cree, no cree usted que si alguna vez la tierra dejara de 
			girar, se convertiría en una masa fundida de materia?” 
			 
			
			El indignado Darrow parecía estar hablando con conocimiento exacto. 
			Pero la ciencia nunca es tan dogmática. Un cuarto de un siglo 
			después del juicio, un científico está publicando un libro que 
			declara que dentro de los tiempos históricos, la tierra hizo una 
			pausa en su rotación diaria, y que durante más de un día, el sol 
			permaneció visible sobre Josué y sus tropas. 
			 
			Mientras esto sólo es incidental al propósito del autor, el libro 
			tiende a confirmar la Biblia en otras cuentas milagrosas; los 
			familiares cuentos de milagros no surgen como mitos, sino como el 
			reportes exactos de eventos reales. 
			 
			El erudito que levanta estas posibilidades, el Dr. Immanuel 
			Velikovsky, llama su libro, Mundos En Colisión. Como lo hizo Darwin, 
			él prepara ciertas hipótesis originales, y las estriba con 
			impresionante erudición. Como un detective entre las ciencias, (arqueología, 
			paleontología, geología, astronomía, psicología, antropología, 
			físicas) él ha reunido, por medio de razonamiento deductivo una 
			cadena de evidencias circunstanciales que pueden afectar profundamente 
			el mundo de los hombres pensantes. 
			 
			Los vínculos de su razonamiento son sacados de la historia y 
			literatura de antiguas y modernas tribus y naciones por toda la 
			tierra. El texto y notas a pie de página rebosan con datos que la 
			confirman, de la Biblia y el Talmud, del papiro egipcio, de las 
			lápidas astronómicas babilónicas, calendarios mayas y aztecas, del 
			folklore de Arabia, India, América del Norte, Tíbet, China, Perú. 
			
			 
			El cuento del sol quedándose quieto todavía ilustra uno de sus 
			principales métodos para llegar a los hechos. Claramente si el sol 
			“se dio prisa para no ponerse en un día entero”, el fenómeno no 
			podría ser meramente un espectáculo local. Toda el área terrestre 
			tuvo que ser afectada: si el sol se mantuviera el cielo de la mañana 
			sobre Gibeon, entonces en otra parte en el mundo también el 
			crepúsculo o la oscuridad se prolongaron por el mismo período. 
			 
			El Dr. Velikovsky produce registros procedentes de toda la tierra, 
			que concuerdan con el tiempo y las porciones alteradas de luz del día 
			y oscuridad en cada área. El testimonio similarmente concertado se 
			repite de nuevo y de nuevo en otras historias maravillosas. Para 
			cada uno de esos incidentes que él analiza, el Dr. Velikovsky cita 
			docenas, incluso cientos de confirmaciones. 
			 
			Para la historia más increíble de la Biblia – El que la luna y el 
			sol se detuvieron mientras Josué derrotaba al enemigo - hay 
			evidencia mundial, dice el Dr. Velikovsky, al comienzo de una larga 
			serie de citas: 
			
				
				“Permitiendo la diferencia en la longitud, debe de haber sido 
			principio de la mañana o noche, en el Hemisferio Occidental. Vamos a 
			los libros con las tradiciones históricas de los aborígenes de 
			Centroamérica. En los Anales mexicanos de Cuauhtitlan--la historia 
			del imperio de Clohuacan y México, escrito en Nahua-indio 
			(Nahuatl)--está relacionado que durante una catástrofe cósmica que 
			ocurrió en el pasado remoto, la noche no acabó durante mucho tiempo. 
			Podríamos seguir una senda alrededor de la tierra e inquirir en las 
			varias tradiciones, acerca de una noche prolongada y un día 
			prolongado, con el sol y la luna ausentes o quedándose atrás en 
			diferentes puntos a lo largo del zodíaco.” 
			 
			
			Lo cual el continúa haciendo. ¿Qué pasó, entonces, en ese misterioso 
			día?  
			
			  
			
			La teoría de Mundos en Colisión descansa en catástrofes 
			causadas por un gran cometa que pasó cerca de la tierra dos veces, 
			la primera, aproximadamente 1500 A.C., en el tiempo del Éxodo, y de 
			nuevo, 52 años después, en el tiempo de Josué; y una repetición de 
			las catástrofes anteriores a una escala más pequeña, debido a 
			algunos roces con el planeta Marte unos 700 a 800 años más tarde. 
			Estos cataclismos astrales causaron que pasaran cosas extrañas en la 
			tierra y en el cielo. 
			 
			La explicación del milagro de Josué es que si un cometa lo 
			suficientemente grande llegara muy cerca de la tierra, tales 
			espectaculares sucesos pasarían. El encuentro haría más lenta la 
			rotación de la tierra en su rotación diaria, y las personas que 
			piensan que el sol le da la vuelta a la tierra verían, entre otras 
			místicas vistas, al sol y a la luna como si de repente se hubieran 
			detenido en los cielos. Esto, afirma Velikovsky, es exactamente lo 
			que ocurrió. 
			 
			El bandido misterioso en el firmamento, el cometa que causó la 
			división de los mares, que levantó un pilar de nube de día y un 
			pilar de fuego de noche, realmente era un vagabundo-celeste, nacido 
			y expulsado por la erupción espontánea de la masa hirviente del 
			planeta Júpiter. El nuevo cometa pasó zumbó como rayo alrededor de 
			nosotros en el espacio, hasta que después de siglos fue cogido y 
			entrampado como miembro permanente de nuestro sistema solar, 
			estableciéndose brillantemente en una órbita redonda, y 
			transformándose en un vistoso planeta que rota alrededor de nuestro 
			sol--la linda estrella que los hombres llaman Venus. 
			 
			El extraño nacimiento de esa estrella de la mañana es de lo que 
			trata realmente el libro de Velikovsky. Todas las otras partes de su 
			caso dependen de este prolongado y espectacular cataclismo.  
			 
			Presentando su teoría, el Dr. Velikovsky empieza con humildad, 
			confesando la ignorancia de la ciencia, del “homo ignorante.” Lo que 
			el hombre no sabe, llenaría un libro más grande que todos los libros 
			escritos. Él todavía tiene que aprender las cosas más simples y más 
			esenciales: qué es la vida, o cómo vino a ser. No se puede decir si 
			la vida, en cualquier forma, existe en cualquier otra parte en las 
			colmenas-de-estrellas del cielo, ni que es esa misteriosa fuerza se 
			llama la gravedad. El nacimiento del sistema solar todavía está más 
			allá de la comprensión de los científicos. 
			 
			El primer paso que un científico debe tomar es estudiar un planeta, 
			el que está bajo nuestros pies, 
			
				
				“entonces, por método deductivo, 
			para aplicar los resultados a otros miembros del sistema solar.”
				 
			 
			
			Esto es lo que está intentando hacer el Dr. Velikovsky, trayendo a 
			su razonamiento el nuevo conocimiento de electromagnetismo y físicas 
			nucleares.
			Él sostiene que lo que pasa en los cielos es semejante a lo que pasa 
			en un átomo donde los electrones rotan alrededor del núcleo, como 
			los planetas alrededor del sol. Pero de vez en cuando, los 
			electrones cambian sus posiciones.  
			
			  
			
			Alguien objeta:  
			
				
				“Nosotros no 
			leemos en el periódico de la mañana que de repente Saturno y Marte 
			cambiaron sus posiciones.”  
			 
			
			Cierto; nosotros no lo leemos en los 
			periódicos, porque no es algo que ocurre a diario, pero sí leemos 
			sobre los antiguos registros citados en este nuevo libro. En un 
			átomo, un planeta de vueltas alrededor del sol millones de veces en 
			un segundo. Puede seguir rotando por billones o rotaciones, o años 
			atómicos, sin cambiar su órbita. Pero luego el átomo absorbe un poco 
			de energía y el electrón se mueve a una órbita más alta, donde su 
			año es más largo; o el átomo emite un poco de energía y el electrón 
			se deja caer a una órbita más cercana al núcleo y su año se vuelve 
			más corto. En la escala más grane del sistema solar, siglos o aun 
			milenios pueden pasar entre un evento correspondiente y su 
			repetición. 
			 
			Una vez se entiende la idea del autor--que se han promulgado 
			violentos y cataclísmicos cambios a una escala miniatura, dentro del 
			centro de un átomo, en una gran pero igualmente súbita escala en el 
			universo de soles, planetas y cometas—se comienzan a aclarar algunos 
			viejos y tercos misterios. 
			 
			Por supuesto, cada astrónomo sabe que el contacto con otro cuerpo de 
			suficiente masa pudiera irrumpir en la rotación de la tierra y su 
			ritmo. Hasta el momento, millones de cometas están sueltos en el 
			espacio, un peligro para nosotros, remoto real. Nosotros sabemos que 
			nuestra tierra puede y ha chocado ya con masas de meteoritos; a 
			menudo tales piedras chirriantes caen a la tierra. Incluso este 
			conocimiento es muy reciente. 
			 
			Tan tarde como el tiempo de nuestros bisabuelos, nadie en el mundo 
			erudito creía que una piedra pudiera caer del cielo. Ese 
			escepticismo era compartido por Copérnico, Galileo, Kepler y Newton, 
			entre muchos otros, en 1803, cuando una lluvia de meteoritos cayendo 
			sobre L'Aigle en Francia fue investigada por la Academia Francesa de 
			Ciencias. Entonces, por primera vez, el hombre educado reconoció 
			que una cosa salvaje en el cielo podría chocar con nosotros. 
			 
			En las cuentas de la Biblia, el autor encuentra una extraordinaria 
			confirmación de la presencia de un cometa durante esos 
			desconcertantes días. Por ejemplo, si la cabeza de un cometa se 
			acercara a la tierra, una lluvia, un torrente de meteoritos caería, 
			ciertamente, sobre nosotros. En el libro de Josué, sólo dos versos 
			antes de que el sol se suspendiera en lo alto, leemos cómo el “Señor 
			lanzó hacia abajo grandes piedras del Cielo.” Aunque el hombre que 
			escribió el Libro de Josué no sabía nada sobre la conexión entre las 
			piedras cayendo del cielo y una obstrucción en la tierra, da una 
			vívida y científicamente exacta descripción. 
			 
			El período de la primera visita del cometa fue el tiempo cuando el 
			Faraón mantuvo a los judíos en la esclavitud en Egipto, y 
			
			Jehovah 
			envió plagas de langostas como aviso, lluvias de sangre y fuego, y 
			una oscuridad que no se levantaría, para obligar al viejo rey a 
			cambiar su parecer. Todos estos cuentos, los habría creído Bryan y 
			se habría mofado Darrow, pero ninguno hubiera podido probar nada, de 
			uno u otra manera. Velikovsky parte para demostrar que todo eso 
			pasó, así como está registrado, la historia Bíblica de los 
			Israelitas, siguiendo estrechamente el orden astronómico de los 
			eventos. 
			 
			Por ejemplo, durante las plagas, el mundo se volvió rojo. Uno de las 
			primeras señales del encuentro con el cometa fue la lluvia de 
			partículas de pigmento oxidado, al pasar el cometa cepillando la 
			tierra con su cola gaseosa. Parecía convertir los lagos, ríos y 
			mares en sangre; la misma tierra parecía toda oxidada. Hay relatos 
			de testigos oculares de esta saturación roja en la Biblia, pero en 
			el Manuscrito Quiche de los mayas, y en un papiro egipcio por Ipuwer 
			quien vio el mismo el fenómeno.  
			
				
				“El río es sangre,” lamentó, y esto 
			corresponde con el Libro del Éxodo: “Todas las aguas que estaban en 
			el río se convirtieron en sangre.”  
			 
			
			La contaminación de las aguas 
			frescas mató a los peces,  
			
				
				“y el río hedía,” dice el Libro del Éxodo. 
			Ellos “no podían beber el agua del río.”  
			 
			
			El reportero egipcio está 
			de acuerdo y exclama:  
			
				
				“Los hombres se encogen de saborear; los seres 
			humanos tienen sed después del agua. ¿Qué haremos? Todo es ruina!”
				 
			 
			
			Y no solo en el medio Oriente. El polvo-manchado-de- rojo irritaba 
			la piel de hombres y animales y levantó ampollas, causando 
			enfermedad y muerte, también se registró en muchas otras tierras. 
			 
			Vinieron después las plagas egipcias finales, un reino de oscuridad 
			que duró siete días, culminando con violentos levantamientos. 
			Naturalmente, también, dice Velikovsky, porque el cuerpo del cometa 
			se acercó a la tierra. Este acercamiento, indicarían los informes 
			contemporáneos, fue seguido por una lluvia de piedras y cantos 
			rodados y estática de la tierra; se estremeció y dejó de rotar 
			varias veces antes de corregirse y seguir rotando. 
			 
			Las naciones y tribus en muchos otros lugares tienen tradiciones 
			sobre una catástrofe cósmica durante la cual el sol no brilló; la 
			larga oscuridad es recordada en Finlandia, Babilonia y Perú, por los 
			indios americanos, por las gentes en todo el mundo. Cientos de miles 
			de hombres y animales fueron muertos durante un levantamiento que 
			sacudió el mundo. 
			
			 
			Según el relato bíblico, el cual Velikovsky no cita, después de esas 
			aterradoras experiencias de oscuridad y terremotos, el Faraón 
			consintió permitir marcharse al pueblo de Moisés. Pero cuando la 
			vida se volvió normal de nuevo, él se arrepintió de su decisión, y 
			con su ejército montado en los carruajes los siguió para forzar a 
			los fugitivos a regresar--montando a toda prisa hacia un milagro, el 
			cual los profetas dieron gracias a Dios durante los siglos 
			siguientes: el cruce del Mar Rojo. 
			 
			¿Tal cosa sucedió históricamente?  
			
			  
			
			El lógico Velikovsky está seguro 
			que sí pasó. El veloz cambio de la atmósfera bajo el impacto de las 
			partes gaseosas del cometa, la corriente de aire atraída por el 
			cuerpo del cometa, y la precipitación de la atmósfera, resultado de 
			la inercia, cuando la tierra dejó de rotar, todo ayudó a producir 
			vientos de enorme fuerza y velocidad, así como está descrito en el 
			Antiguo Testamento. El tema de tal huracán cósmico es reiterado en 
			México, India, Persia, y los Mares del Sur. Pero ésa no es la 
			historia completa. 
			 
			En medio de tal tormenta de viento, un cometa con una cabeza tan 
			grande como la misma tierra, pasando suficientemente cerca, 
			afectaría espantosamente las mareas del océano. El cometa levantó 
			las aguas del océano millas de alto. De Japón a Perú, entre los 
			indios Choctaw y en tribus en el otro lado del mundo, la memoria de 
			esta persiste y desgarradora y rugiente marea, se separaron los 
			mares, un evento tan raro que se volvió la más impresionante 
			recolección en la larga historia de los pueblos, ya que todas las 
			naciones fueron primero azotadas por las mismas plagas y el fuego, y 
			sacudidas por la misma furia. 
			 
			Y ahora allí vino a pasar una cabalgata en el cielo, que había de 
			impresionar profundamente la imaginación de los hombres y su 
			literatura. Los cielos parecían un campo de batalla, una escena de 
			incomparable terror y esplendor. Por este tiempo, la cabeza del 
			cometa, habiendo pasado previamente cerca del sol, estaba prendida 
			en fuego. Candente y espectacular, se balanceó en la misma órbita de 
			la tierra, y así, los judíos errantes siguieron un pilar de nube de 
			día y un pilar de fuego de noche. Entretanto, la cabeza del cometa 
			se enredó con su cola, y luchando en medio del firmamento, debe de 
			haberse visto como la batalla entre un globo de fuego y una oscura 
			columna de humo.  
			 
			No es extraño que, como lo dicen todavía hoy sus épicas y sus 
			canciones, los pueblos en muchas partes de la tierra creían estar 
			viendo una lucha entre un monstruo celeste en forma de serpiente y 
			el dios de luz, quien ganó la victoria y salvó al mundo. Es difícil 
			de encontrar un pueblo o una tribu en la tierra que no incluya el 
			mismo motivo en sus creencias religiosas. 
			 
			Así, ahora viene un fenómeno para ser por siempre recordado. Una 
			tremenda chispa saltó hacia adelante en el momento del acercamiento 
			más cercano del cometa, cuando el aguas de la tierra se apilaron a 
			su mayor altitud antes de caer hacia abajo. Muchas gentes recuerdan 
			esta chispa como 
			
			un rayo relámpago tirado hacia abajo por un dios, a 
			un mundo cubierto con diluvio y fuego.  
			
			  
			
			Los informes del Éxodo:  
			
				
				“Y el Ángel de Dios que fue ante el campamento de Israel los quitó y 
			fue detrás de ellos; y el pilar de la nube fue ante su cara y se 
			quedó de pie, detrás de ellos... y era una nube y oscuridad, pero 
			dieron claridad de noche.”  
			 
			
			Un viento sumamente fuerte y relámpagos partieron la nube. Por la 
			mañana las aguas se levantaron como una pared y se separaron...  
			
				
				“Y 
			los hijos de Israel entraron en medio del mar sobre tierra seca: y 
			las aguas eran una pared encima de ellos, a su mano derecha y a su 
			izquierda. Y los egipcios siguieron. ... Y vino a pasar, que cuando 
			el Señor vió de mañana a la hueste de Egipcios a través del pilar de 
			fuego y de nube… Y las aguas regresaron y cubrieron las carrozas, y 
			los jinetes, y a toda la hueste del faraón que venía hacia el mar 
			detrás de ellos; allí no quedó ni uno solo de ellos.”  
			 
			
			Realmente, toda la tierra estaba haciendo una pausa a través de esos 
			mismos eventos. En China, el tiempo de Yahou fue el tiempo de Moisés 
			en Palestina; en las cronologías chinas, usted encontrará los 
			siguientes informes: El sol no se puso durante varios días; los 
			bosques estaban incendiados; una gigantesca ola, “alcanzando el 
			cielo,” se vertió encima de la tierra. 
			 
			Después de que la tierra hizo una pausa en su rotación, comenzó de 
			nuevo a moverse. Y aquí encontramos un fascinante misterio. Nuestro 
			planeta rota ahora del oeste al este. ¿Siempre ha hecho esto? Los 
			antiguos mapas parecen sugerir por otra cosa. Hay mapas pintados en 
			el techo de una tumba egipcia, que muestran los cielos como eran, 
			sobre del Medio Este, antes y después de estos cataclismos--y hay 
			una completa e inequívoca inversión.  
			
			  
			
			Platón escribió en ”El 
			Estadista”, del, 
			
				
				“cambio en la salida y puesta del sol y otros 
			cuerpos celestes, cómo en esos tiempos ellos solían ponían en el 
			lugar donde ahora se levantan”.  
			 
			
			Y un poco después, agregó:  
			
				
				“En 
			ciertos períodos, el universo tiene su presente movimiento circular, 
			y en otros períodos rota en dirección inversa. De todos los cambios 
			que tienen lugar en los cielos, esta inversión es la más grande y 
			más completa." 
			 
			
			Velikovsky se vuelve a las ciencias naturales para una explicación. 
			Él señala que este globo nuestro es un enorme imán. Cuando un rayo 
			golpea un imán, invierte los polos magnéticos; aquello que antes era 
			el norte es ahora el sur, y viceversa. En una gran escala, un corto 
			circuito entre la tierra y un cuerpo celeste, como el cometa, podría 
			resultar en que los polos magnéticos de la tierra cambian de lugar 
			instantáneamente. 
			 
			Los registros geológicos indican que algo de la índole debe de haber 
			pasado. Velikovsky cita del geofísico Alvin Greene McNish:  
			
				
				“El examen de magnetización de algunas piedras indican que la 
			polaridad de la tierra ha sido completamente invertida dentro de los 
			tiempos geológicos.” 
			 
			
			¿Qué tenía Venus que ver con estas catástrofes que llevaron al mundo 
			al borde de la destrucción?  
			
				
				“Aquí,” dice Dr. Velikovsky, “es una 
			cuestión que nos llevará lejos, de hecho." 
			 
			
			Como él lo ve, allí siguieron siete siglos después de Josué en los 
			cuales las gentes ya diezmadas por gigantescas catástrofes nunca 
			perdieron el miedo de nuevos desastres, un miedo que sus mejores 
			intelectos confirmaron; más problemas estaban de camino, dijeron los 
			profetas. Entretanto, estos años vieron la llegada de un nuevo 
			planeta cuando, del feto del cometa, nació Venus, y tomó su bajo y 
			encantador lugar en nuestro cielo. 
			  
			
			¿Hay evidencia histórica de esto?  
			
			  
			
			Sí, dice al autor. Afirmando que 
			el planeta Venus nació en ese tiempo, él tiene que demostrar que 
			antes de entonces, eran visibles sólo cuatro de los planetas del sol 
			visible, y que en los mapas astronómicos de este período no puede 
			encontrarse ningún Venus. Esta prueba él lleva adelante; en la tabla 
			de planetas hindú, preparada aproximadamente 3100 A.C., sólo Venus 
			está ausente, entre los planetas visibles, aunque los Brahmanes, de 
			un período más tardío, conocieron cinco planetas. Así está en la 
			astronomía egipcia. Los babilónicos llamaban a Venus “la gran 
			estrella que se une a las otras grandes estrellas”. Y en cada país 
			del mundo antiguo hay vívidos mitos del nacimiento del planeta 
			Venus. 
			 
			Venus finalmente se estabilizó en su presente órbita, después de un 
			cepillazo con el planeta Marte -- un flirteo como se refiere a 
			menudo a esto en la mitología. Este encuentro aventó 
			desagradablemente a Marte fuera de su órbita, y en intervalos de 
			15-años, Marte también pasó cerca de la tierra. En 747 A.C. y 687 
			A.C., Marte vino tan cerca que hubo una repetición de las anteriores 
			catástrofes. 
			 
			De la segunda serie de catástrofes, los registros están mucho mejor 
			conservados, ya que esta era la era de los profetas hebreos. Esos 
			ancianos inspirados eran astrónomos de primera clase, así como 
			poetas y videntes; ellos pudieron y predijeron con precisión dos 
			levantamientos geológicos de su tiempo. Amos fue puesto a la muerte 
			por sus oscuras predicciones, pero la catástrofe llegó a tiempo; El 
			Rey Uzziah estaba en el altar cuando una gran brecha se rasgó en el 
			Templo de Salomón con el temblor de la tierra.  
			
			  
			
			Esta calamidad era 
			sólo un preludio.  
			
				
				“El día espeso con noche” predicho por Isaías llegó sobre la tierra; 
			“la tierra”, como lo registra la Biblia, “está totalmente 
			destruida“. 
			 
			
			Y luego, el drama Bíblico del ejército de Sennacherib, de 
			Israel. Se describe más lacónicamente en el Libro de Reyes. 
			
				
				“Y vino pasar esa noche que el Ángel del Señor fue, y golpeó con 
			violencia en el campamento de los Asirios a ciento ochenta y cinco 
			mil; y cuando se levantaron temprano por la mañana, ¡mirad! todos 
			ellos eran cuerpos sin vida”.  
			 
			
			La historia idéntica se repite en el 
			Libro de Crónicas, el Talmud, y otras fuentes antiguas. 
			 
			Obviamente, la muerte simultánea de decenas de miles de guerreros no 
			podría ser debido a una plaga; esta espectral matanza sucedió 
			durante la noche. La Biblia dice: “Una explosión cayó del cielo” en 
			el campamento de Sennacherib. La muerte de esas huestes de enemigos 
			de hombres se explica es explicada en el Talmud como causada por 
			masas gaseosas, penetrando la atmósfera, que pudo, en ciertas áreas, 
			asfixiar toda respiración. 
			
			 
			De nuevo, tal fenómeno no se localizaría, y no se localizó; el fuego 
			en el cielo y los gases que se cayendo a la tierra fueron 
			registrados en los Libros de Bambú de China, en las inscripciones 
			mayas, y en los archivos en otras partes del mundo. Al anochecer, 
			antes de la destrucción del ejército, según la Biblia, la sombra del 
			sol regresó 10 grados. En China y en otras partes se registró lo 
			mismo. Ellos están de acuerdo que la fecha fue el 23 de marzo de 687 
			A.C. 
			 
			¿Qué cambios en el movimiento de toda la tierra resultaron de estas 
			colisiones cercanas de la tierra y reajustes que se extendieron por 
			un período de 200 años, o aun mucho más tiempo? Muchas gentes 
			antiguas inventaron calendarios exactos. Antes de 747 A.C., los 
			Israelitas, los egipcios, los Mayas, chinos y otros, usaron 
			calendarios de 12 meses de 30 días cada uno, y un año de 360-días. 
			Es improbable que un error de cinco días se pasase inadvertido, ya 
			que dentro de unos pocos años habría un marcado cambio en la 
			estación de cosecha. En 747 A.C., un nuevo calendario fue 
			introducido en el Medio Oriente, y durante el séptimo siglo A.C., 
			todos estos pueblos agregaron cinco días a sus calendarios. Esto, 
			escribe el Dr. Velikovsky, significa que la órbita de la tierra 
			cambió en ese tiempo, causando que la jornada anual alrededor del 
			sol tomara mucho más tiempo. 
			 
			También ocurrieron grandes cambios geológicos. Las edades de hielo 
			parecen haber acabado con la súbita catástrofe; las regiones de 
			clima apacible pasaron al instante al círculo polar; la capa de 
			hielo en América y Europa empezó a fundirse. Uno no tiene que ser 
			científico para ver un mapa y ver el cuadro por uno mismo. Un 
			círculo centrado en alguna parte cerca de la orilla oriental de 
			Groenlandia, abrazando la región de la capa de hielo de la última 
			edad glacial, excluirá Siberia nororiental pero incluirá el valle 
			del Missouri abajo hasta los 39 grados de latitud norte. 
			 
			En el último siglo, los científicos estaban confundidos por el 
			exterminio del mamut, un animal mucho mejor desarrollado que el 
			elefante, que sobrevivió. Ellos imaginaron que quizás los cambios 
			lentos en la tierra habían forzado a las grandes bestias hacia las 
			desnudas colinas, donde se extinguieron gradualmente de inanición. 
			Pero nosotros sabemos ahora que los mamut no murieron por falta de 
			comida. Sus cuerpos han sido encontrados, conservados en el hielo 
			del norte, y sus barrigas estaban llenas con hojas de césped aún no 
			digeridas. Ese follaje no digerido crece hoy, no en la región donde 
			la bestia murió, sino que mil millas más lejos. Sólo las súbitas 
			catástrofes naturales de mucha violencia podrían explicar éstos y 
			otros enigmas cósmicos. 
			 
			La pregunta es inevitable: ¿No estuvo el polo Norte en algún momento 
			localizada pasados los 20 grados o más de distancia del punto ocupa 
			ahora, y más cerca de América?  
			
			  
			
			Así, también, el polo Sur estaría más 
			cercano a Australia. La súbita alteración explica por qué los mamut 
			desaparecieron de repente, como por asfixia o electrocución, 
			cualquiera de esto es posible. Ellos vivían en un clima moderado. 
			Vino la catástrofe y los mamut murieron. En unas horas, 
			Norteamérica cambió de la zona frígida del círculo polar, a una zona 
			moderada, mientras que Siberia nororiental entró en dirección 
			opuesta, de zona moderada al círculo polar. 
			 
			Es natural que al cierre de su libro, el autor deba especular sobre 
			lo que puede pasar al mundo en el futuro. El sistema solar no es 
			inmutable; si han caído catástrofes, pueden repetirse quizás con un 
			resultado diferente, aún fatal. Existe una posibilidad que algún día 
			ocurra una colisión entre dos planetas. El problema podría venir de 
			las lunas de Júpiter que cruzan sus órbitas, o del planeta Plutón, 
			que cruza bajo un ángulo de la órbita de Neptuno. 
			 
			Es más, cometas - como Venus antes de que se volviera estrella - pueden 
			de nuevo acercarse o incluso golpear la tierra; un cometa grande 
			podría encontrarse con uno de los planetas y podría empujarlo de su 
			órbita; entonces el caos podría empezar nuevamente. Y así un fin del 
			mundo, como nosotros lo conocemos, no es, por ningún medio, 
			imposible. 
			
			 
			Esta, en esencia, incompletamente afirmado, es la teoría de 
			Velikovsky. 
			 
			Así, un solo estudioso ha buscado una síntesis del conocimiento y ha 
			razonado en los campos de ciencia, leyenda y religión. El resultado 
			es una teoría de la historia de la tierra, como planeta, fascinante 
			como un cuento de Julio Verne, sin embargo, documentado con una 
			erudición digna de Darwin o Eans.
			Para la ciencia, los Mundos en Colisión abren un vasto nuevo debate; 
			a los millones de verdaderos creyentes en el Antiguo Testamento, 
			vendrá como una respuesta imprevista y tranquilizante a la crítica 
			racionalista de los últimos 75 años.  
			 
			Cuan extraño parecería todo esto a Clarence Darrow, e igualmente a 
			William Jennings Bryan, si ellos pudieran saber 
			
			  
			
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