Era una simple señal de «No parking» y no parecía distinta de las otras señales de «No parking» que salpican las calles de la ciudad. Pero, por alguna razón, me dejó totalmente pasmado.
Ni siquiera me daba cuenta de que la estaba mirando fijamente hasta que mi amiga exclamó de repente:
El anuncio me sacó de mi ensoñación y mientras la miraba, la «i» de la palabra «parking» se transformó rápidamente en una «e».
Seguimos andando, pero el incidente me preocupaba. Por primera vez me di cuenta de que el ojo/el cerebro no es una cámara fiel, sino que trata de reparar el mundo antes de ofrecérnoslo.
El lóbulo temporal prepara y modifica la información visual que entra en el cerebro antes de que llegue a la corteza visual. Algunos estudios indican que menos del 50 por ciento de lo que «vemos» se basa realmente en la información que nos entra por los ojos. El 50 por ciento restante se va reconstruyendo en función del aspecto que esperamos que debería tener el mundo (y tal vez con arreglo a otras fuentes, como los campos de realidad).
Puede que los ojos sean los órganos visuales, pero el que ve es el cerebro.
Da igual que estemos mirando un trozo de papel en blanco o una vistosa alfombra persa. El cerebro rellena los huecos ingeniosamente al igual que un sastre experto remienda un agujero en una tela. Y lo que es verdaderamente extraordinario es que el cerebro reteje el tapiz de nuestra realidad visual con tanta maestría que ni siquiera nos damos cuenta de que lo hace.
Las hazañas tecnológicas nos proporcionan unas cuantas respuestas. Por ejemplo, ahora sabemos que las telas de araña, si bien nos parecen blancas y grises, para los ojos sensibles a los rayos ultravioleta de los insectos, a quienes están destinadas, son realmente de colores brillantes y, por tanto, fascinantes.
La tecnología también nos permite saber que las lámparas fluorescentes no dan luz constantemente, sino que, en realidad, se encienden y se apagan a un ritmo demasiado rápido como para que podamos distinguirlo. Y, sin embargo, ese desagradable efecto estroboscópico es visible para las abejas, que tienen que ser capaces de volar sobre un prado a una velocidad de vértigo y aún así ver cada flor que pasa zumbando.
Aunque Pribram empezó estudiando las
frecuencias de nuestro mundo sensorial normal, como las del sonido y
de la luz, ahora utiliza la expresión «dominio de frecuencias» para
referirse a los patrones de interferencia que constituyen el orden
implicado.
FIGURA 8 Como demostración de que el cerebro construye lo que percibimos como realidad, sostén la ilustración a la altura de los ojos, cierra el ojo izquierdo y mira fijamente el círculo que está en medio de la cuadrícula con el ojo derecho. Poco o poco mueve el libro a lo largo de la línea de visión hacia atrás y hacia adelante hasta que desaparezca la estrella (entre unos 25 cm y 40 cm). La estrella desaparece porque cae en tu punto ciego. Ahora cierra el ojo derecho y contempla la estrella. Mueve el libro hacia atrás y hacia adelante hasta que desaparezca el círculo que está en medio de la cuadrícula. Cuando lo haga, fíjate que, aunque el círculo desaparece, las líneas de la cuadrícula permanecen intactas.
Esto se
debe a que el cerebro rellena lo que cree que debería haber ahí. Pribram cree que ahí fuera, en el dominio de frecuencias que no vemos, puede haber toda clase de cosas, cosas que nuestros cerebros han aprendido a eliminar regularmente de nuestra realidad visual.
En su opinión, cuando los místicos tienen experiencias trascendentales, lo que están haciendo realmente es captar destellos del dominio de frecuencias. Según él,
El campo de energía humano
En muchas tradiciones antiguas existe la idea de que hay un campo sutil de energía alrededor del cuerpo humano, una envoltura de luz en forma de halo que trasciende la percepción humana normal. En la India, las escrituras sagradas de más de cinco mil años de antigüedad se refieren a esa energía de la vida como prana.
En China, desde el tercer milenio antes de Cristo se ha denominado chi y se cree que es la energía que fluye por el sistema meridiano de acupuntura. La Cábala, una filosofía mística judía que surgió en el siglo VI antes de Cristo, llama a este principio vital nefish y enseña que es una burbuja ovoide iridiscente que rodea el cuerpo humano.
En su libro Future Science, el escritor John White y el parapsicólogo Stanley Krippner citan 97 culturas diferentes que se refieren al aura con 97 nombres distintos.
En su libro sobre los milagros, Thurston dedica un capítulo entero a los fenómenos luminosos asociados con los santos católicos y se dice que tanto Teresa Neumann como Sai Baba tenían de vez en cuando auras de luz visibles en torno a ellos. Se dice que el gran místico sufí Hazrat Inayat Khan, que murió en 1927, a veces emitía tanta luz que hasta se podía leer a su lado.
La primera vez que vi la neblina de luz distintiva alrededor de mi brazo pensé que era humo y sacudí el brazo para ver si me había prendido fuego en la manga. Naturalmente, no había fuego y descubrí enseguida que la luz me rodeaba todo el cuerpo y formaba un nimbo también alrededor de las otras personas.
Muchos psíquicos afirman que hay siete capas principales, o cuerpos sutiles, y que cada uno es menos denso que el anterior y más difícil de ver. Las diferentes escuelas de pensamiento se refieren a estos cuerpos de energía con nombres distintos.
Un sistema común de nomenclatura denomina a los cuatro primeros como sigue:
Por lo general se cree que el cuerpo etéreo, el cuerpo que se acerca más en tamaño al cuerpo físico, es una especie de plano de energía que participa en la orientación y configuración del crecimiento del cuerpo físico. Como sus nombres sugieren, los tres cuerpos siguientes están relacionados con los procesos emocionales, mentales e intuitivos.
Casi nadie está de acuerdo en cuanto se refiere a la denominación de los tres cuerpos restantes, aunque se acepta en general que tienen que ver con el alma y con el funcionamiento espiritual superior.
Es el único chakra que yo veo claramente (por lo que parece, mis aptitudes son demasiado rudimentarias como para permitirme ver los demás chakras). Su altura varía desde unos pocos centímetros hasta unos treinta y tantos o más. Cuando la gente está contenta, ese remolino de energía se hace más alto y más brillante; y cuando la gente baila, el chakra se agita y se balancea como la llama de una vela.
A menudo me he preguntado si era eso lo que veía el apóstol Lucas cuando describió «la llama de Pentecostés», las lenguas de fuego que aparecieron sobre las cabezas de los apóstoles cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos.
Sospechó por primera vez que tenía dotes psíquicas cuando de niña descubrió que podía andar por los bosques con los ojos vendados y evitar los árboles simplemente sintiendo con las manos sus campos de energía. Varios años después de convertirse en consejera, empezó a ver halos de una luz coloreada alrededor de las cabezas de la gente. Tras superar el susto y el escepticismo iniciales, se puso a desarrollar esa aptitud y al final descubrió que tenía un don natural extraordinario como sanadora.
A una mujer le dijo, tras mirar su campo de energía, que tenía algo anormal en el útero. La mujer le dijo entonces que el médico le había descubierto el mismo problema y que ya le había provocado un aborto.
De hecho, varios médicos le habían recomendado que se hiciera una histerectomía y por eso buscaba el consejo de Brennan. Ella le dijo que si se tomaba un mes para cuidarse, se resolvería el problema. El consejo resultó ser acertado y un mes después el médico confirmó que el útero había vuelto a la normalidad. Un año después, la mujer dio a luz a un niño sano.
Drogas como el alcohol, la marihuana y la cocaína van también en detrimento de los colores saludables y brillantes del aura y crean lo que ella llama «moco etéreo».
En una ocasión, dejó perplejo a un cliente al decirle qué agujero de la nariz usaba habitualmente para esnifar cocaína, porque el campo de energía, en ese lado de la cara, siempre estaba gris y tenía el moco etéreo pegajoso.
Un individuo con tendencias psicóticas tiene un aura densa en la parte superior. El campo de energía de una personalidad masoquista es grueso y denso y es más gris que azul. El campo de una persona con una visión rígida de la vida también es grueso y grisáceo, pero la energía aparece concentrada en su mayor parte en el borde exterior del aura, etcétera.
La psiquiatra y tanatóloga suiza Elisabeth Kubler-Ross asegura que es,
Bernie Siegel es igualmente laudatorio:
Como física, Barbara Brennan está vivamente interesada en lograr describir el campo de energía humano en términos científicos; cree que el mejor modelo científico que tenemos hasta ahora para comprender el fenómeno está en la afirmación de Pribram de que existe un dominio de frecuencias fuera del alcance de nuestra percepción:
Que el campo de energía humano está en todas partes y tiene un carácter no local hasta que la percepción humana lo saca del dominio de frecuencias lo demuestra el descubrimiento de Brennan de que puede leer el aura de una persona incluso a muchas millas de distancia.
La lectura de un aura a mayor distancia que ha hecho hasta ahora tuvo lugar durante una conversación telefónica entre Nueva York e Italia.
En su fascinante libro Manos que curan, trata ese asunto y otros muchos aspectos de sus dotes extraordinarias.
Asegura que ve auras desde que tiene memoria y que sin duda fue mucho antes de darse cuenta de que las demás personas no podían verlas. De niña, ese desconocimiento le acarreaba problemas con frecuencia, como cuando contaba a sus padres detalles íntimos de sus amigos, cosas que aparentemente no tenía forma de saber.
Pero ni siquiera el poderío estelar de su lista de clientes acierta a transmitir el verdadero alcance de su talento. Por ejemplo, en su lista de clientes también hay médicos, periodistas conocidos, arqueólogos, abogados y políticos; ha utilizado sus dotes para ayudar a la policía y a menudo lleva a cabo una labor de asesoramiento a psicólogos, psiquiatras y médicos.
De hecho, por lo general mantiene los ojos cerrados durante una lectura, pues le ayuda a concentrarse exclusivamente en el campo energético.
Esto no significa que vea el aura sólo con el ojo de la mente.
Como dice ella,
No obstante, no ve las capas estratificadas precisas que describen otros clarividentes y muchas veces ni siquiera ve el contorno del cuerpo físico:
Pero además de ver lo etéreo, dice que en vez de ver las capas del aura como si fueran trozos de bizcocho apilados unos sobre otros, ella las experimenta como sensaciones visuales de texturas e intensidades variables.
Lo compara con estar inmersa en el mar y notar que pasa agua de temperaturas distintas:
Esto no significa que el campo de energía que percibe Dryer sea menos detallado que el que percibe Brennan.
Ve una parte increíble de su estructura y características, nubes caleidoscópicas de colores atravesados por rayos de luz, imágenes complejas, formas relucientes y neblinas sutiles. No obstante, no todos los campos de energía son iguales. Según Dryer, la gente superficial tiene auras superficiales y mediocres.
Y a la inversa, cuanto más compleja es la persona, más complejo e interesante es su campo de energía.
Al igual que Brennan, Dryer también puede diagnosticar enfermedades mirando el aura de una persona y, si quiere, puede ajustar la visión y ver los chakras.
Con todo, su habilidad especial consiste en poder ver en lo profundo de la psique de una persona y darle un informe asombrosamente exacto de sus debilidades, fuerzas, necesidades y salud general de su ser espiritual, psicológico y emocional. Sus dotes en este campo son tan poderosas que, según algunas personas, una sesión con ella equivale a seis meses de psicoterapia.
Numerosos clientes le han atribuido una transformación completa de su vida, y sus archivos están llenos de encendidas cartas de agradecimiento.
En mi primera sesión con ella, aunque no nos conocíamos apenas, empezó a describir cosas sobre mí que ni siquiera saben mis amigos más íntimos. No eran sólo tópicos vagos, sino juicios específicos y detallados de mis dones, debilidades y la dinámica de mi personalidad. Hacia el final de la sesión, de dos horas de duración, estaba convencido de que Dryer no había estado viendo mi presencia física, sino la construcción energética de mi propia psique.
También he tenido el privilegio de hablar con ella y/o de escuchar las grabaciones de sus sesiones con más de dos docenas de clientes y he descubierto que, casi sin excepción, les ha parecido tan acertada y aguda como me pareció a mí.
Un profesional médico que se lo toma en serio es la neuróloga y psiquiatra Shafica Karagulla. Obtuvo el título de doctora en Medicina y Cirugía en la Universidad Americana de Beirut, Líbano, y realizó prácticas de psiquiatría con un conocido psiquiatra, el catedrático sir David K. Henderson, en el Royal Hospital de Edimburgo para desórdenes mentales y nerviosos.
También pasó tres años y medio como investigadora adjunta con Wilder Penfield, el neurocirujano canadiense cuyos famosos estudios sobre la memoria indujeron tanto a Lashley como a Pribram a iniciar su búsqueda.
Hizo varios sondeos entre sus amigos y colegas, pero al principio
iba muy despacio. Los médicos de quienes se decía que tenían esa
aptitud ni siquiera querían reunirse con ella. Tras haber sido
rechazada repetidamente por uno de esos médicos, acabó concertando
una cita para verle en calidad de paciente. Entró en la consulta, pero en vez de dejar que le hiciera un reconocimiento médico para diagnosticar lo que le pasaba, le retó a utilizar su percepción sensorial superior.
Él se rindió, al darse cuenta de que estaba acorralado.
Luego le recorrió el cuerpo con la mirada y le dio un rápido informe oral de su salud, en el que figuraba la descripción de una dolencia interna que acabaría requiriendo una operación y que ella misma se había diagnosticado en secreto.
Cuando extendió la red de sus contactos, Karagulla conoció a un médico tras otro que tenían dones similares.
En su libro Breakthrough to Creativity describe sus encuentros con ellos. La mayoría no sabía que había otros médicos que tenían dotes similares y creían que eran únicos y especiales a ese respecto. No obstante, invariablemente describían lo que veían como «un campo de energía» o como «una red de energía en movimiento» que rodeaba el cuerpo y se mezclaba con él.
Algunos veían chakras, pero como desconocían el término, los describían como,
Y casi sin excepción, mantenían su habilidad en secreto por miedo a que perjudicara su reputación profesional.
Y concluye su informe con la siguiente observación:
No todos los profesionales de la salud se oponen a que se conozcan públicamente sus habilidades.
Uno de ellos es la doctora Dolores Krieger, profesora de enfermería de la Universidad de Nueva York. Krieger se interesó por el campo de energía tras participar en un estudio sobre las aptitudes de Oscar Estebany, un sanador húngaro muy famoso. Tras descubrir que Estebany podía elevar los niveles de hemoglobina en pacientes enfermos con sólo manipular el campo de energía, Krieger se propuso aprender más acerca de las misteriosas energías implicadas en el mismo.
Se zambulló en el estudio del prana, de los chakras y del aura y finalmente se hizo alumna de Dora Kunz, otra clarividente muy conocida. Guiada por Kunz, aprendió a sentir los obstáculos que aparecen en el campo de energía y a sanar manipulando el campo con las manos.
Lo enseñó por primera vez en la Universidad de Nueva York, en un curso de un máster de enfermería, titulado «Los límites de la enfermería: la actualización del potencial de la interacción en el campo terapéutico». Tanto el curso como la técnica tuvieron tanto éxito que, desde entonces, Krieger ha enseñado el toque terapéutico a miles de enfermeras literalmente y ahora se utiliza en hospitales del mundo entero.
Para ello, ideó un estudio a doble ciego en el que un grupo de enfermeras con experiencia en la técnica pasarían las manos sobre el cuerpo de un grupo de pacientes cardíacos. Un segundo grupo de enfermeras, sin experiencia, pasaría las manos sobre el cuerpo de otro grupo de pacientes cardíacos, pero sin aplicar la técnica de verdad.
Averiguó que los niveles de ansiedad en los pacientes que recibieron el tratamiento autentico disminuyeron un 17 por ciento tras sólo cinco minutos de terapia; pero no hubo cambio alguno en los niveles de ansiedad de los pacientes que recibieron el tratamiento «falso».
Su estudio constituyó el artículo de fondo de la sección «Science Times» del New York Times del 26 de marzo de 1985.
Al principio, en lugar de ver el aura, sólo era capaz de sentir su presencia con las manos.
Él lo cuenta así:
A continuación descubrió que todos sus pacientes tenían radiaciones palpables en forma de cilindro que emanaban no sólo del estómago, sino también de otros puntos del cuerpo.
Pero no se dio cuenta de que había descubierto, o redescubierto mejor dicho, los chakras hasta que leyó un libro antiguo hindú sobre el sistema de energía humana. Como Brennan, Joy piensa que el modelo holográfico supone la mejor explicación para entender el campo de energía humano.
A su juicio, todos tenemos latente la capacidad de ver las auras:
Para demostrar su teoría, Joy pasa ahora la mayor parte del tiempo enseñando a otras personas a sentir el campo de energía humano.
Uno de sus alumnos es Michael Crichton, autor de best sellers como La amenaza de Andrómeda y Esfera, y director películas como Coma y El gran robo del tren. En su exitosa autobiografía, Viajes y experiencias, Crichton, que se licenció en Medicina por la Universidad de Harvard, cuenta cómo aprendió a sentir y, finalmente, a ver el campo de energía humano estudiando tanto con Joy como con otros profesores con el mismo don.
La experiencia le asombró y le transformó.
Patrones holográficos del caos
En los últimos veinte años, Valerie Hunt, terapeuta física y profesora de quinesiología de la UCLA, ha creado un método para confirmar experimentalmente la existencia del campo de energía humano. La ciencia médica sabe desde hace tiempo que los seres humanos son seres electromagnéticos.
Los médicos utilizan rutinariamente electrocardiógrafos para hacer electrocardiogramas (ECG), o gráficos que registran la actividad eléctrica del corazón, y electroencefalógrafos para hacer electroencefalogramas (EEG) de la actividad eléctrica cerebral. Hunt ha descubierto que un electromiógrafo, un aparato utilizado para medir la actividad eléctrica de los músculos, puede captar también la presencia eléctrica del campo de energía humano.
Al final, amplió la investigación para que abarcara a las personas que pueden ver el campo de energía humano y ahí fue donde hizo los descubrimientos más significativos.
Hunt descubrió que los electrodos del electromiógrafo podían recoger otro campo de energía que irradiaba desde el cuerpo, un campo mucho más sutil y de menor amplitud que el campo de la electricidad corporal tradicionalmente reconocido, pero con frecuencias de entre 100 y 1.600 cps, y a veces más altas incluso.
Además, en vez de emanar desde el cerebro, el corazón o los músculos, el campo era más potente en las zonas del cuerpo asociadas con los chakras.
Descubrió también que cuando el lector de un aura veía un color en particular en el campo de energía de una persona, el electromiógrafo recogía siempre un patrón de frecuencias específico que ella aprendió a asociar con ese color.
Miraba el patrón en un osciloscopio, un aparato que convierte las ondas eléctricas en un modelo visual, en una pantalla de vídeo monocroma. Por ejemplo, cuando el lector del aura veía el color azul en el campo de energía de una persona, Hunt podía confirmar que era azul mirando el patrón en el osciloscopio. En un experimento llegó a probar hasta 8 lectores de auras simultáneamente para ver si estaban de acuerdo entre ellos y con el osciloscopio.
Y aseguró que «el resultado era siempre el mismo, punto por punto».
Esos sistemas se encuentran repartidos por el cuerpo globalmente, al igual que la información en un holograma. Por ejemplo, la actividad eléctrica medida por un electroencefalógrafo es más intensa en el cerebro, pero también puede obtenerse un electroencefalograma poniendo un electrodo en el dedo gordo del pie.
De manera similar, se puede hacer un electrocardiograma en el dedo pequeño.
En el corazón, el electrocardiograma tiene más intensidad y mayor amplitud, pero la frecuencia y el patrón son los mismos en cualquier parte del cuerpo. A juicio de la profesora Hunt, esto es muy significativo. Aunque cada parte de lo que ella denomina «la realidad del campo holográfico» del aura contiene aspectos de todo el campo de energía, las diferentes partes no son absolutamente idénticas entre sí.
Y explica que la diferencia de amplitud impide que el campo de energía sea un holograma estático y permite en cambio que sea dinámico y fluido.
Por otra parte, las personas que son psíquicas o que tienen capacidad de sanar tienen frecuencias en su campo de entre 400 y 800 cps.
Las personas capaces de entrar en trance y de canalizar aparentemente otras fuentes de información a través de sí mismos se saltan totalmente las frecuencias «psíquicas» y operan en una banda más estrecha de entre 800 y 900 cps.
Las personas con frecuencias por encima de los 900 cps son lo que ella llama «personalidades místicas».
En su opinión, mientras que los psíquicos y los médiums muchas veces son meros conductos de información, los místicos poseen la sabiduría necesaria para saber qué hacer con la información. Son conscientes de la interrelación cósmica que existe entre todas las cosas y están en contacto con todos los niveles de la experiencia humana.
Están anclados en la realidad ordinaria, pero a menudo tienen capacidades tanto para entrar en trance como psíquicas.
Sin embargo, sus frecuencias se extienden muy por encima de las bandas asociadas con tales capacidades. Utilizando un electromiograma modificado (un electromiograma normalmente sólo puede detectar frecuencias hasta 20.000 cps), Hunt ha encontrado a individuos con frecuencias de hasta 200.000 cps en sus campos de energía.
Es inquietante, porque las tradiciones místicas se refieren muchas veces a individuos espiritualmente superiores diciendo que poseen «una vibración más alta» que la gente normal. Si los descubrimientos de Hunt son correctos, parecen dar credibilidad a dicha afirmación.
Al final, la estructura de la corriente se rompe y se hace turbulenta. Se dice que el humo turbulento es caótico porque su conducta ya no la puede predecir la ciencia. Otros ejemplos de fenómenos caóticos son el agua que choca con el fondo de una catarata, las fluctuaciones eléctricas aparentemente azarosas que se desencadenan en el cerebro de un epiléptico durante un ataque y el clima cuando chocan temperaturas diferentes y frentes de aire de presiones distintas.
Los científicos han encontrado también métodos matemáticos para hallar la regularidad oculta en los fenómenos caóticos. Uno de ellos lleva aparejado un tipo especial de análisis matemático capaz de convertir datos de fenómenos caóticos en formas visibles en la pantalla de un ordenador. Si los datos no contienen patrones ocultos, la forma resultante será una línea recta.
Pero si el fenómeno caótico sí contiene pautas regulares ocultas, se verá en la pantalla del ordenador una forma parecida a los dibujos de espirales que hacen los niños cuando enrollan hilos de colores alrededor de una serie de clavos insertados en un tablero.
Esas formas se denominan «patrones de caos» o «atractores
extraños» (porque parece que las líneas que componen la forma son
atraídas una y otra vez hacia ciertas zonas de la pantalla del
ordenador, al igual que se diría que el hilo es repetidamente
«atraído» hacia los clavos alrededor de los cuales está enrollado). Cuando Hunt observó los datos del campo de energía en el osciloscopio, se dio cuenta de que cambiaba constantemente.
A veces aparecía formando grandes grupos compactos y a veces se desvanecía y se volvía desigual, como si el propio campo de energía estuviera en un estado incesante de fluctuación. A primera vista, parecía que los cambios ocurrían al azar, pero ella pensó intuitivamente que poseían algún tipo de orden.
Se dio cuenta de que el análisis del caos podría revelar si tenía razón o no y buscó a un matemático. En un principio, emitieron cuatro segundos de datos de un electrocardiograma en el ordenador para ver qué pasaba. Obtuvieron una línea recta. Después emitieron la misma cantidad de datos de un electroencefalograma y de un electromiograma.
El primero produjo una línea recta y el segundo, una línea ligeramente inflada, pero aún no crearon un patrón de caos. Obtuvieron una línea recta incluso cuando metieron datos de las frecuencias más bajas del campo de energía humano. Pero cuando analizaron las frecuencias más altas del campo tuvieron éxito.
Según ella,
Aquello significaba que los cambios caleidoscópicos que tenían lugar en el campo de energía, si bien parecía que se debían al azar, eran cambios muy ordenados en realidad y respondían a un patrón muy complejo.
Hunt cree que su descubrimiento fue el primer patrón auténtico de caos encontrado en un sistema electrobiológico importante. Recientemente, otros investigadores han encontrado patrones de caos en electroencefalogramas, pero necesitaron muchos minutos de datos procedentes de numerosos electrodos para obtenerlos.
Ella obtuvo un patrón de caos con 3 o 4 segundos de datos grabados con un solo electrodo, lo que indica que el campo de energía humano es mucho más rico en información y posee una organización mucho más compleja y dinámica que la actividad eléctrica del cerebro incluso.
Como dice ella,
¿Qué energía es esa que no se ha descubierto todavía?
Hoy no lo sabemos. Una de las mejores pistas que tenemos se deriva del hecho de que los psíquicos, casi sin excepción, afirman que tiene una frecuencia o una vibración mucho más alta que la de la energía/materia normal. Tal vez debiéramos tomarnos en serio dicha observación, dada la exactitud inquietante con que los psíquicos de talento perciben enfermedades en el campo de energía.
El carácter universal de tal percepción - hasta en la antigua literatura hindú se afirma que la energía del cuerpo posee una vibración superior a la de la energía de la materia normal - podría indicar que estamos intuyendo algo importante sobre el campo de energía.
Es interesante, porque Bohm también cree que, más allá del átomo, en el nivel subcuántico, hay muchas energías sutiles que la ciencia no conoce todavía.
Confiesa que no sabe si el campo de energía humano existe o no, pero al comentar la posibilidad de su existencia, afirma que,
Merece la pena observar que lo cierto es que no sabemos qué es un campo.
Como dice Bohm,
Cuando descubrimos una nueva clase de campo nos parece misterioso.
Después le damos un nombre, nos acostumbramos a discutir sobre él y a describir sus propiedades y ya no nos parece misterioso. Pero seguimos sin saber qué es realmente un campo eléctrico o un campo gravitacional. Como vimos en un capítulo anterior, ni siquiera sabemos qué son los electrones. Sólo podemos describir su comportamiento.
Todo esto indica que, al final, el campo de energía humano se definirá también en función de su comportamiento y que investigaciones como la de Hunt sólo mejorarán nuestra comprensión del mismo.
Si el campo de energía humano está formado por energías excesivamente sutiles, podemos descansar con la seguridad de que poseen propiedades distintas de las que tienen los tipos de energía con los que estamos familiarizados. Una de esas propiedades es evidente en las características no locales del campo de energía humano.
Otra, especialmente holográfica, es la capacidad del aura para manifestarse como un contorno borroso de energía o para formar imágenes tridimensionales en alguna ocasión. Psíquicos expertos afirman que con frecuencia ven esos «hologramas» flotando sobre las auras de las personas.
Habitualmente son imágenes de objetos o ideas que ocupan una posición destacada en los pensamientos de la persona alrededor de la cual se ven. Hay tradiciones ocultistas que sostienen que esas imágenes son fruto de la tercera capa del aura, o capa mental, pero hasta que dispongamos de los medios necesarios para confirmar o negar tal afirmación, debemos limitarnos a las experiencias de los psíquicos que pueden ver imágenes en el aura.
Ahora hace interpretaciones para gente de toda clase y condición social, desde amas de casa a directores ejecutivos de empresas, y han aparecido artículos sobre ella en publicaciones tan diversas como New York, World Tennis y New York Woman.
La mujer se rió y le dio su tarjeta de visita.
Las imágenes no siempre se limitan a flotar en el aura, a veces pueden parecer extensiones fantasmales del propio cuerpo.
En una ocasión, Dryer vio una especie de tenue capa holográfica colgando de los brazos y manos de una mujer. Como la mujer iba impecablemente acicalada y llevaba un atuendo caro, Dryer no podía imaginar por qué tenía en la mente la idea de andar tocando una especie de lodo viscoso.
Le preguntó si entendía la imagen y la mujer asintió con la cabeza; le explicó que era escultora y que esa misma mañana había estado ensayando un nuevo producto que se le había pegado en manos y brazos exactamente como había descrito Dryer.
Una vez, mientras estaba sumido profundamente en mis pensamientos acerca de una novela sobre hombres lobo en la que estaba trabajando (como se darán cuenta algunos lectores, soy aficionado a escribir relatos de ficción sobre temas populares), me di cuenta de que se había formado una imagen fantasmal de un hombre lobo alrededor de mi propio cuerpo.
Me gustaría recalcar que fue un fenómeno puramente visual y que en ningún momento sentí que me había convertido en un hombre lobo. Sin embargo, la imagen holográfica que envolvió mi cuerpo era tan real que cuando levanté el brazo pude ver uno a uno los pelos de la piel y las garras caninas que salían de la mano lobuna que envolvía mi mano.
En efecto, aquellos rasgos parecían absolutamente reales en todo salvo en que eran translúcidos y podía ver mi propia mano de carne y hueso por debajo. Debería haber sido una experiencia aterradora, pero por alguna razón no lo fue y me encontré a mí mismo fascinado simplemente por lo que estaba viendo.
Reaccionó inmediatamente y me dijo:
Comparamos notas y descubrimos que ambos veíamos los mismos rasgos.
Nos enfrascamos en la conversación y, a medida que mis pensamientos se desviaban de la novela, se fue desvaneciendo lentamente la imagen del hombre lobo.
Rich dice que ve con frecuencia lo que parece una pequeña película transparente en torno a la cabeza del cliente:
También Dryer afirma que ve lo que parecen películas tridimensionales en el campo de energía:
Yo puedo atestiguar la exactitud de sus descripciones.
Siempre he sido una persona organizada y de niño fui bastante precoz en ese aspecto. Una vez, cuando tenía 5 años, estuve varias horas almacenando y organizando meticulosamente todos mis juguetes en un armario. Cuando terminé, enseñé a mi madre lo que había hecho y le advertí que hiciera el favor de no tocar nada porque no quería que enredara y trastocara el orden cuidadoso que yo había dispuesto.
El relato de mi madre del incidente ha servido de diversión a mi familia desde entonces.
Durante mi primera sesión con Dryer, me describió ese episodio con detalle, así como otros muchos acontecimientos de mi vida que veía aparecer en mi campo de energía como en una película. También ella se reía mientras lo describía.
Su visión holográfica no se limita a hechos de la vida de la persona en cuestión.
También ve representaciones virtuales de las operaciones de la mente inconsciente. Como todos sabemos, el inconsciente habla en un lenguaje de símbolos y metáforas. Por eso nos parece muchas veces que los sueños son misteriosos o que no tienen sentido. No obstante, una vez que se aprende a interpretar el lenguaje del inconsciente, se esclarece el significado de los sueños.
Los sueños no es lo único que está escrito en la jerga del inconsciente. Las personas familiarizadas con el lenguaje de la psique - al que el psicólogo del lenguaje Erich Fromm llama «el lenguaje olvidado» porque la mayoría de nosotros hemos olvidado cómo interpretarlo - reconocen su presencia en otras creaciones humanas tales como los mitos, los cuentos de hadas y las visiones religiosas.
Dryer es capaz de separar de la persona su ser en estado normal de vigilia para contemplar directamente el río incesante de imágenes que fluye continuamente en el inconsciente.
Y gracias a la práctica y a sus dotes intuitivas naturales se muestra extraordinariamente hábil a la hora de descifrar el lenguaje del inconsciente.
Además, tiene un método especial para saber si ha interpretado una imagen correctamente o no:
A su juicio, eso ocurre porque el propio inconsciente del cliente elige qué imágenes mostrarle. Como Ullman, cree que la psique siempre está intentando enseñar al ser consciente lo que necesita saber para ser más feliz y más sano y para crecer espiritualmente.
Al principio, la secuencia de imágenes fantasmales me resultaba extrañamente familiar, pero a medida que Dryer iba desentrañando y explicándome los símbolos y metáforas uno por uno, fui reconociendo las maquinaciones de mi yo interno, tanto las cosas que yo aceptaba como las que estaba menos dispuesto a admitir.
La tarea que llevan a cabo psíquicos como Rich y Dryer pone de manifiesto que hay una cantidad enorme de información en el campo de energía. Uno se pregunta si no sería ése el motivo de que Valerie Hunt obtuviera un patrón de caos tan pronunciado cuando analizó los datos del aura.
Al comentar la incapacidad de otras personas para ver esa sustancia ondulante alrededor del cuerpo, observó:
Swedenborg también podía ver retratos en su propio campo de energía:
Valoración del cuerpo holográfico
Como dice Barbara Brennan,
Ronald Wong Jue, psicólogo clínico de California, está de acuerdo.
Jue, anterior presidente de la Association for Transpersonal Psychology además de un magnífico clarividente, ha descubierto que los «patrones de energía» inherentes en el cuerpo contienen hasta la historia de una persona.
En su opinión,
Como Dryer y Rich, también él tiene la capacidad psíquica de sintonizar con películas sobre los asuntos importantes de la vida de una persona, pero en vez de verlos en el campo de energía, los convoca con el ojo de la mente imponiendo las manos sobre la persona y psicometrizando literalmente su cuerpo.
Asegura que esa técnica le permite determinar con rapidez los guiones emocionales, los asuntos esenciales y los modelos relaciónales más destacados en la vida de la persona y que la utiliza con frecuencia para facilitar el proceso terapéutico.
Además de usarla en su consulta, imparte seminarios en los que enseña a utilizarla a otras personas.
Esta idea está respaldada aparentemente por otra facultad que poseen muchos clarividentes y que consiste en ver dentro del cuerpo de una persona, literalmente. Las personas con la capacidad de ver el campo de energía muchas veces también pueden ajustar la vista y ver a través de la carne y los huesos como si fueran sólo capas de niebla coloreada.
Escribió lo que sentía justo antes de reunirse con ella:
Karagulla sometió a Diane a una larga serie de pruebas, le presentó a varias personas y le pedía que hiciera diagnósticos sobre la marcha.
En una de esas ocasiones, Diane dijo que el campo de energía de una mujer estaba «marchito» y «roto en pedazos» y que eso indicaba un problema serio en el cuerpo físico. Luego le miró el interior del cuerpo y vio que tenía una oclusión intestinal cerca del bazo.
Aquello sorprendió a Karagulla porque la mujer no mostraba ninguno de los síntomas que indican normalmente ese grave trastorno. Sin embargo, la mujer acudió al médico y las radiografías revelaron una oclusión precisamente en la zona que había indicado Diane. Tres días después operaron a la mujer para eliminar aquella oclusión que ponía en peligro su vida.
Una de las veces, Diane miró a una paciente, a la que ninguna de ellas conocía, y le dijo a Karagulla que la mujer no tenía glándula pituitaria (una glándula situada en el interior del cerebro), que el páncreas tenía pinta de no funcionar bien, que había tenido una enfermedad en el pecho y que ahora le faltaba el pecho, que de cintura para abajo no le pasaba energía suficiente por la columna vertebral y que tenía problemas en las piernas.
El historial médico de la mujer reveló que le habían quitado la glándula pituitaria en una operación, que estaba tomando hormonas que afectaban al páncreas, que había tenido una doble mastectomía por causa del cáncer y una operación en la espalda para descomprimir la médula espinal y mitigar el dolor de las piernas y que tenía dañados los nervios, por lo que le era difícil vaciar la vejiga.
Como asegura Karagulla:
También Brennan puede ver dentro del cuerpo humano y denomina a esa habilidad «visión interna».
Utilizándola, ha diagnosticado exactamente una amplia gama de alteraciones médicas entre las que se cuentan fracturas óseas, tumores fibrosos y cáncer. Dice que muchas veces puede decir el estado en que se encuentra un órgano por el color; por ejemplo, un hígado saludable se muestra de un color rojo oscuro, un hígado con ictericia presenta un tono enfermizo amarillento marronáceo, y el hígado de una persona que está recibiendo tratamiento de quimioterapia es de color marrón verdoso generalmente.
Como muchos otros psíquicos con visión interna, Brennan puede ajustar y enfocar su mirada para ver incluso estructuras microscópicas, como virus y células sanguíneas individuales.
En una ocasión, no sólo me diagnosticó acertadamente un problema médico interno, sino que además me dio una información sorprendente de un carácter completamente distinto. Hace unos cuantos años, empecé a tener problemas con el bazo. Para intentar remediar la situación, comencé a realizar ejercicios diarios de visualización, en los que veía imágenes de mi bazo en un estado de plenitud y salud, lo veía bañado por una luz sanadora, etcétera.
Como desgraciadamente soy una persona muy impaciente, me enfadaba si no tenía éxito de la noche a la mañana. En la siguiente meditación, regañé mentalmente al bazo y le advertí en términos inequívocos que sería mejor que empezara a hacer lo que yo quería. Ese incidente tuvo lugar estrictamente en la intimidad de mis pensamientos y lo olvidé enseguida.
Ella, sin embargo, describió inmediatamente el mal estado del bazo y luego hizo una pausa y frunció el ceño como si estuviera confundida:
Lo admití tímidamente. Dryer estuvo a punto de levantar las manos en un gesto de desesperación:
Sacudió la cabeza con preocupación:
El incidente no sólo puso de manifiesto la destreza con que ve Dryer el interior del cuerpo humano, también parecía sugerir que el bazo tiene una especie de mentalidad o de consciencia propia.
Además de recordarme la afirmación de la doctora Pert de que ya no sabe dónde termina el cerebro y dónde empieza el cuerpo, me hizo preguntarme si los componentes del cuerpo - glándulas, huesos, órganos y células - no tendrían su propia inteligencia.
Si el cuerpo es holográfico de verdad, quizá la observación de Candace Pert sea más correcta de lo que pensamos y todas las partes del todo contengan en gran medida la consciencia del todo.
En los pueblos indios araucanos de las pampas chilena y argentina, se enseña a los chamanes recién iniciados a rezar expresamente para obtener ese poder. En la cultura araucana, el principal papel del chamán consiste en diagnosticar y curar las enfermedades y por tanto se considera esencial la visión interna. Los chamanes australianos la denominan «ojo potente», o «ver con el corazón».
Los indios jíbaros de las boscosas laderas orientales de los Andes ecuatorianos adquieren la visión interna bebiendo un extracto de una planta de la jungla llamada ayahuasca, que contiene una sustancia alucinógena que, según ellos, confiere aptitudes psíquicas a la persona que la bebe.
Según Michael Harner, antropólogo de la New School for Social Research de Nueva York, especialista en estudios chamanísticos, la ayahuasca permite al chamán jíbaro,
De hecho, la capacidad de «ver» una enfermedad - tanto si implica ver el interior del cuerpo realmente, como si la enfermedad se ve representada como una especie de holograma metafórico, como una imagen tridimensional de una criatura demoníaca y repulsiva que está dentro del cuerpo o cerca de él - es universal en las tradiciones chamanísticas.
Pero con independencia de la cultura en la que esté
presente, las consecuencias de la visión interna son siempre las
mismas. El cuerpo es una construcción de energía que quizá no es tan
esencial en última instancia como el campo de energía que lo
envuelve.
El campo de energía como plano cósmico La idea de que el cuerpo físico es sólo otro nivel de densidad dentro del campo de energía humano y, en sí mismo, una especie de holograma surgido de los patrones de interferencia del aura puede explicar tanto los extraordinarios poderes curativos de la mente como el enorme control que la mente tiene sobre el cuerpo en general.
Muchos psíquicos creen que la enfermedad se origina en realidad en el campo de energía, ya que puede aparecer en él semanas y hasta meses antes de que aparezca en el cuerpo. Esto indica que el campo es más primario que el cuerpo físico, en cierto modo, y que funciona como una especie de plano del que el cuerpo obtiene sus claves estructurales.
Dicho de otra forma: puede que el campo de energía sea la versión que tiene el cuerpo de un orden implicado.
De momento, la ciencia médica no puede explicar que una imagen mental cree una enfermedad real.
Pero, como hemos visto anteriormente, las ideas que destacan en nuestros pensamientos aparecen rápidamente en el campo de energía en forma de imágenes. Si el campo de energía es el plano que guía y moldea el cuerpo, es probable que cuando imaginamos una enfermedad, aunque sea inconscientemente, y reafirmamos repetidamente su presencia en el campo de energía, estamos programando efectivamente el cuerpo para que la manifieste.
De manera similar, esa misma vinculación dinámica entre las imágenes mentales, el campo de energía y el cuerpo físico podría ser una de las razones que explica que las imágenes y la visualización también puedan curar el cuerpo. Puede ayudar incluso a explicar por qué la fe y la meditación sobre imágenes religiosas permite a los estigmatizados desarrollar protuberancias carnosas similares a clavos en las manos.
Si bien la interpretación científica actual no puede explicar esa capacidad biológica, la oración y la meditación constantes pueden hacer que las imágenes lleguen a grabarse de tal modo en el campo de energía, que con su repetición constante acaben por tomar forma en el cuerpo.
En su opinión,
Gerber cree que las distintas capas que algunos psíquicos ven en el aura son también un factor en la relación dinámica que existe entre el pensamiento, el campo de energía y el cuerpo físico.
A su juicio, así como el cuerpo físico está subordinado al cuerpo etéreo, éste está subordinado al cuerpo astral/emocional y éste, al cuerpo mental, etcétera, y cada cuerpo sirve de plantilla para el cuerpo anterior.
De este modo, cuanto más sutil sea la capa del campo de energía en donde se manifieste una imagen o un pensamiento, mayor será la capacidad para curar y reconstituir el cuerpo.
El físico Tiller está de acuerdo:
Tiller cree que el motivo de que las enfermedades a menudo sean recurrentes es que la medicina actual trata solamente el nivel físico. A su juicio, si los médicos pudieran tratar también el campo de energía, sus curaciones serían más duraderas.
Y afirma que, hasta entonces, muchos tratamientos,
En una amplia especulación, Tiller insinúa que el propio universo empezó siendo un campo de energía sutil y se fue volviendo denso y material gradualmente a través de un efecto ratchet similar.
Como él lo ve, puede ser que Dios creara el universo como un patrón divino o una idea divina. Ese patrón divino, como la imagen que un psíquico ve flotando en el campo de energía humano, sirvió de plano para configurar y moldear niveles cada vez menos sutiles del campo de energía cósmica, «descendiendo a través de una serie de hologramas» hasta que se fundió al final en un holograma de un universo físico.
Además, si nuestros pensamientos pueden hacer que se formen imágenes holográficas fantasmales no sólo en nuestros propios campos de energía, sino también en los planos sutiles de energía de la propia realidad, se explicaría que la mente humana sea capaz de hacer algunos de los milagros que hemos examinado en el capítulo anterior.
Se explicaría también la sincronicidad o el modo en que los procesos y las imágenes de las profundidades más recónditas de la psique se las arreglan para tomar forma en la realidad externa.
Por otra parte, puede que nuestros pensamientos estén influyendo constantemente en los niveles sutiles de energía del universo holográfico, pero sólo los pensamientos que tienen una intensa carga emocional, como los que acompañan los momentos de crisis y transformación - la clase de acontecimientos que parecen generar sincronicidades - son lo bastante potentes como para manifestarse en la realidad física como una serie de coincidencias.
También podrían funcionar si dichos campos formaran un continuo uniforme. De hecho, dado lo sensibles que son con respecto a nuestros pensamientos, debemos tener mucho cuidado cuando intentemos hacernos una idea sobre su organización y estructura. En realidad, lo que creamos de ellos puede ayudar a crear y a configurar su estructura.
Admite que la estructura que ve en el campo de energía es sólo un sistema y que otros han dado con otros sistemas. Por ejemplo, los autores de los tantras (una colección de textos yóguicos hindúes escritos durante los siglos IV al VI después de Cristo) percibían solamente tres capas en el campo de energía.
El investigador japonés Hiroshi Motoyama, psicólogo clínico que ha desarrollado con éxito una técnica para medir la presencia eléctrica de los chakras, dice que en un principio se interesó por ellos porque su madre, una mujer sencilla con un don natural de clarividencia, podía verlos claramente. Sin embargo, durante años se quedaba perpleja porque veía lo que parecía un velero invertido en el chakra del corazón.
Hasta que Motoyama empezó a investigar, no descubrió que lo que su madre veía era la letra sánscrita yam, la misma que veían los antiguos hindúes en el chakra del corazón.
Algunos psíquicos, como Dryer, dicen que también ven letras sánscritas en los chakras. Otros no. La única explicación parece ser que los psíquicos que las ven están sintonizando con las estructuras holográficas que impusieron hace mucho tiempo las creencias de los antiguos hindúes sobre el campo de energía.
Por tanto, debemos ser extremadamente cuidadosos al decir que hemos descubierto una estructura o un modelo particular en el campo de energía humano, porque a lo mejor en realidad hemos creado lo que hemos encontrado.
Esto es, que tenemos dos realidades: una en la que parece que nuestro cuerpo es concreto y posee una posición precisa en el espacio y en el tiempo, y otra en la que parece que nuestro verdadero ser existe primariamente como una nube reluciente de energía cuya localización última en el espacio es un tanto ambigua.
Esta conclusión trae consigo algunas preguntas profundas.
Una es: ¿qué pasa con la mente? Nos han enseñado que la mente es fruto del cerebro; ahora bien, si el cerebro y el cuerpo físico son sólo hologramas, o la parte más densa de un continuo de campos de energía cada vez más sutiles, ¿qué nos dice todo eso de la mente? La investigación sobre el campo de energía humano nos ofrece una respuesta.
Libet y Feinstein midieron el tiempo que tardó un estímulo del tacto de la piel de un paciente en llegar al cerebro como señal eléctrica. Al paciente le pidieron asimismo que apretara un botón cuando se diera cuenta de que le tocaban. Descubrieron que el cerebro registraba el estímulo una diezmilésima de segundo después de que ocurriera, mientras que el paciente tocaba el botón una décima de segundo después de que le aplicaran el estímulo.
Lo que significa que el inconsciente del paciente era el que tomaba la decisión de responder. La consciencia de la acción por parte del paciente fue el más lento de la carrera. Más preocupante aún fue que ninguno de los pacientes de las pruebas de Libet y Feinstein se dio cuenta de que el inconsciente les había hecho apretar el botón antes de que ellos decidieran hacerlo conscientemente.
De algún modo, el cerebro creaba el engaño reconfortante de que habían controlado la acción conscientemente aun cuando no lo habían hecho. Esto llevó a algunos investigadores a preguntarse si la libre voluntad es una ilusión. Estudios posteriores han demostrado que un segundo y medio antes de que «decidamos» mover un músculo, como levantar un dedo, el cerebro ya ha empezado a generar las señales necesarias para llevar a cabo el movimiento.
Entonces, ¿quién toma la decisión, la mente consciente o el inconsciente?
¿Qué significa esto?
En su opinión,
Dryer también se ha dado cuenta de que el campo de energía responde antes de que la persona registre una respuesta conscientemente.
En consecuencia, en vez de intentar juzgar las reacciones de sus clientes contemplando la expresión del rostro, mantiene los ojos cerrados y ve cómo reacciona el campo de energía.
Si la mente no está en el cerebro sino en el campo de energía que impregna tanto el cerebro como el cuerpo físico, se explicaría por qué psíquicos como Dryer ven en el campo una parte tan grande del contenido de la psique de una persona.
También se explicaría cómo se las arregló mi bazo, un órgano que no se asocia con el pensamiento normalmente, para tener su propia forma de inteligencia rudimentaria. De hecho, si la mente está en el campo, tal vez es posible que la consciencia, la parte de nosotros que piensa y siente, no esté limitada siquiera al cuerpo físico; como veremos después, también hay muchos indicios que sustentan esta idea.
La solidez del cuerpo no es lo único ilusorio en un universo holográfico. Como hemos visto, Bohm cree que ni siquiera el tiempo es absoluto, sino que se desenvuelve del orden implicado, lo cual indica que la división lineal del tiempo en pasado, presente y futuro es asimismo un invento más.
En el capítulo siguiente, examinaremos los datos que
respaldan esta idea, así como sus ramificaciones en nuestras vidas,
en el aquí y ahora.
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