VI -
EL PASO
Si sólo contáramos con nuestras propias fuerzas, sería prácticamente
imposible atravesar esa trama microscópica de la mente física.
Es
una trama elástica: la empujamos, y se vuelve a cerrar; la
golpeamos, y se escurre, y podríamos seguir así durante siglos –eso
es lo que asegura la estabilidad de la especie.
Pero sucede un
fenómeno muy interesante de vez en cuando, durante unos pocos
segundos, las mallas se aflojan produciéndose una formidable
invasión, y no exageramos al llamarla “formidable”.
Pronto se
comprende además por que no dura más que unos segundos: hace falta
una adaptación. Si sumergiéramos una carpa a dos mil metros de
profundidad quedaría aplastada. Y esos segundos se repiten
pacientemente a través de los años hasta que el organismo se adapta;
pues si se da, una sola vez, una primera abertura, entonces se
repite automáticamente, irreprimiblemente, ya que no hay nada, más
testarudo que la materia.
En efecto, este descenso a la capa de la mente física es tan
sofocante que él mismo crea un irresistible clamor por el aire y
acaba provocando un día u otro la primera invasión del otro “medio”.
Parece ser que se da la misma ley en toda la escala de las especies:
es necesario un considerable grado de sofoco o de demolición de un
medio ambiente para que pueda manifestarse otro medio.
El obstáculo
es la palanca.
Nuestra época se parece extraordinariamente a la del
final de los dinosaurios sobre una tierra que ellos mismos habían
devastado; tenemos que encontrar otro medio de vivir o de respirar,
o de no sofocarnos. Y en cada especie hay siempre un pionero, un
primer pez que hace el experimento de la respiración pulmonar, un
ser que da el primer paso.
Sri Aurobindo y Madre no son filósofos,
ni sabios, ni santos; son los pioneros o los experimentadores de la
próxima especie.
La vibración Supramental
La primera vez que se hizo un agujero en la trama fue en 1958, el
año de la muerte de Juliot-Curie y del primer satélite americano.
Después del fenómeno se repitió en dosis cada vez más fuertes hasta
la gran salida al otro estado, en 1962. Pero dejemos a Madre
describir la experiencia, siempre muy semejante:
58.811 –Yo descendía como por una grieta entre dos peñascos,
abrupta, unos peñascos que estaban hechos de algo más duro que el
basalto, pero metálicos al mismo tiempo. Era como sin fin y sin
fondo, y se iba estrechando: cada vez más estrecho, como un embudo.
Y no se veía el fondo: un agujero negro. Y descendía y descendía,
así, sin aire, sin luz…, sofocante. De pronto fue como si hubiera
tocado un resorte que se encontraba en lo más hondo –un resorte que
ya no había visto pero que actuó al instante con una potencia
formidable –y que de un solo golpe me hizo surgir, me proyectó fuera
de aquella grieta, en una inmensidad sin límites, sin forma. Y era
algo todopoderoso, de una riqueza infinita, como si esa inmensidad
estuviera hecha de innumerables puntos imperceptibles –unos puntos
que no ocupaban lugar en el espacio-, de un oro cálido oscuro. Y
todo era absolutamente vivo, vivo, con una potencia que parecía
infinita. Y, sin embargo, inmóvil. Una inmovilidad perfecta, ¡pero
con una intensidad de movimiento y de vida increíbles! Y tenía una
vida… incalculable, hasta tal punto que lo único que se puede decir
es que era infinita, de tan llena de imágenes. Y una intensidad con
una potencia, una fuerza, y una paz… la paz de una eternidad. Un
silencio, una calma. Un PODER capaz de todo. De todo. Daba toda la
impresión de potencia, de calor, de oro… No era una cosa fluida: era
como una polvareda. Y cada una de aquellas “cositas” (no se las
podrá llamar parcelas, ni fragmentos, ni siquiera puntos a no ser
que tomemos la palabra punto en su sentido matemático, algo que no
ocupa lugar en el espacio), era como oro vivo, una polvareda de oro
cálido: no se puede decir que era brillante, ni se puede decir que
era oscuro; tampoco era luz; una multitud de puntitos de oro, sólo
eso. ¡Y conteniendo una potencia y un calor… era formidable! Y
además, al mismo tiempo, un sentimiento de plenitud, la paz de la
omnipotencia. Era el movimiento al máximo, infinitamente más rápido
que todo cuanto podamos imaginar, y al mismo tiempo era la paz
absoluta, la tranquilidad perfecta.
De pronto, parece que Madre había desembocado en el nivel atómico y
que su cuerpo vivía la física cuántica. Un movimiento fulminante en
una masividad inmóvil, tal parece ser la constante.
Después, el
experimento se fue repitiendo con precisiones cada vez más grandes y
en dosis cada vez más masivas.
58.169 –El otro día, fue en mi cuarto de baño, me vino y me cogió
todo el cuerpo. Subió así; todas las células temblaban. ¡Y con una
potencia! Entonces dejé que se desarrollara , y la vibración iba
amplificándose, amplificándose, creciendo, y todas las células del
cuerpo estaban cogidas por una intensa aspiración… como si todo el
cuerpo se ensanchara –llegó a hacerse formidable-. Tenía la
impresión de que todo iba a estallar. ¡Y eso tiene un poder de
transformación!... Tuve la impresión de que si continuaba iba a
pasar algo, en el sentido de que cierto equilibrio de las células
del cuerpo cambiaría. Y tiene una gran acción, una grandísima
acción, puede impedir un accidente.
Es un misterio sobre le cual volveremos cuando el experimento tome
toda su amplitud
58.115 –Es curioso, eso coagula algo; toda la vida celular se vuelve
una más sólida, compacta, y de una concentración formidable, UNA
SOLA vibración. En lugar de todas las vibraciones habituales es del
cuerpo, una sola vibración. Como si todas las células del cuerpo
formaran… una sola masa.
61.241 –Todo el cuerpo se había transformado en UNA SOLA vibración
extremadamente rápida e intensa, pero inmóvil. No sé si podrás
explicártelo, porque era algo que no se movía en el espacio, y sin
embargo era una vibración (es decir, que no era inmóvil), pero
estaba inmóvil en el espacio. Era en el cuerpo, y era como si en
CADA célula hubiera una sola vibración, y que todo fuera un solo
BLOQUE de vibración.
No podemos dejar de pensar en el torbellino de los electrones
alrededor del núcleo, tan rápido que parece inmóvil y que da a la
materia su apariencia sólida.
63.185 -¡Era una masa tan fuerte! Era mucho más sólida que la
Materia. Era algo muy peculiar, ¡y sólido! más sólido y más material
que la Materia. Y tenía una potencia, un peso, una densidad…
¡extraordinarias!
60.1110 – Esa extraordinaria vibración… como una pulsación en las
células. Durante los primeros meses, yo tenía una consciencia casi
al detalle de las miríadas de células que se abrían con esa
vibración.
Es a esa vibración a la que Madre iba a llamar la "vibración supramental", y que los físicos pueden llamar con otro nombre de su
vocabulario, pero es la misma.
66.1511 – Es algo que se ampara del cuerpo: una vibración tan
cálida, tan suave, ¡y al mismo tiempo tan terriblemente poderosa!
64.253 –Y esa vibración parece fuego. Es un efecto una vibración con
la intensidad de un fuego superior. Incluso el cuerpo ha sentido
varias veces que es como una fiebre.
60.1211 – Hay que aprender a ensanchar y ensanchar no sólo la
consciencia interior, sino también este conglomerado de células,
ensanchar esta especie de cristalización, si queremos ser capaces de
aguantar esa fuerza. Bien que lo sé. Dos o tres veces he tenido la
impresión de que el cuerpo me iba a estallar. Y he estado a punto de
decir: "Estalla y acabemos de una vez". Y por eso se pasan
semanas enteras y a veces meses entre una cosa y otra, para que les
venga la elasticidad a estas células imbéciles. Se pierde bastante
tiempo. Pero tres veces he tenido verdaderamente la impresión de que
estaba a punto de… de que todo esto se dislocara. La primera vez me
vino tal fiebre…, estaba hirviendo de los pies a la cabeza, todo se
volvió de un rojo dorado, así, y luego… se acabó.
72.152 – Mi cuerpo está viviendo el proceso.
72.297 – Es con el fin de mostrar que para vencer a la muerte hay
que estar dispuesto a pasar por la muerte, Y estos experimentos
muestran que hay una diferencia, justo una diferencia de actitud,
por la que el cuerpo puede dislocarse o transformarse, y es… es casi
el mismo proceso.
72.297 – Es con el fin de mostrar que para vencer a la muerte hay
que estar dispuesto a pasar por la muerte. Y estos experimentos
muestran que hay una diferencia, justo una diferencia de actitud,
por la que el cuerpo puede dislocarse o transformarse, y es… es casi
el mismo proceso. Y de nuevo la trama se vuelve a cerrar:
72.197 – En el subconsciente del cuerpo hay una acumulación de
derrotismo, y es necesario que cambiemos eso por completo. Hay que
clarificar el subconsciente para que la nueva raza pueda llegar. Es
fangoso. Está lleno de derrotismo, su primera reacción es
derrotista, Y eso se remonta… hay una energía FORMIDABLE que está
bloqueada por eso, por esa innoble cosa.
Luego el paso comienza a verse claro: se pasa de lo microscópico a
lo macroscópico, de la polvareda de la energía atómica a la
"ondulación" del otro estado.
63.35 – Ahora resulta que el cuerpo tiene la impresión no solo de un
movimiento terrestre, sino de un movimiento universal que es de una
rapidez tan formidable que es imperceptible, sobrepasa la
percepción. Es como si hubiera algo que no se mueve en el espacio,
pero que está a la vez más allá de la inmovilidad y más allá del
movimiento, en el sentido de que es de una rapidez absolutamente
imperceptible para todos los sentidos. Es una cosa nueva. He
observado que, en ese estado, el movimiento sobrepasa la fuerza o el
poder que concentran las células para hacer con ellas una forma
individual (es por lo que Madre se desmayaba al principio). Y es un
estado que parece ser todopoderoso. Debe ser el paso a la cosa
verdadera. Y es constante. Es una cosa constante: pasar de este
estado al otro, de este al otro… y hasta tal punto – es tan fuerte –
que hay un segundo un minuto, o en fin, algún espacio, no sé, en el
que no se es ni esto ni aquello: entonces da la impresión de que ya
no hay nada. Es casi instantáneo. Si durara, se traduciría
probablemente por un desmayo, o no sé por qué. Pero es constante: de
lo uno a lo otro, de lo uno a lo otro, de esto a aquello. Y entre
esto y aquello hay un paso… es una vida muy rara que no es ni esto
ni aquello. Y entre esto y aquello hay un paso… es una vida muy
rara, que no es ni esto ni aquello, y que tampoco es una mezcla de
ambos estados, ni una yuxtaposición, es como si los dos funcionaran
uno a través del otro, debe ser algo intercelular, es decir que la
mezclar debe ser muy microscópica, de superficie.
Se pasa a través de las paredes de la pecera, o a través del muro de
electrones.
Y es ahí, en ese paso, en el momento en el que los dos
estados parecen funcionar simultáneamente, o “uno a través de otro”,
como dice “Madre”, cuando se captan extraordinarios secretos que
serán quizá el cuento de hadas de la próxima especie.
Verdaderamente, no sabemos si ha habido un acontecimiento más
capital en toda la historia de la humanidad que el experimento de
Sri Aurobindo y de Madre.
Nuestras fisiones del átomo parecen juegos
de niños a su lado, aunque todos esos descubrimientos científicos
nos han preparado para comprender mejor este experimento en curso.
Entre dos estados
Esta travesía del muro, o de la trama, no se opera de una vez para
siempre - uno se sale, y luego ya está, se acabó, vive ya en el otro
medio.
Si fuera así, es probable que el viejo cuerpo moriría por
haber terminado ya su función evolutiva que era simplemente hacernos
pasar al otro estado. Pero el anfibio no pierde su viejo cuerpo:
adquiere la posibilidad de una nueva forma de respiración pulmonar,
que le permite desembarcar en otro estado, al aire libre en las
orillas de la tierra firme, y poco a poco las condiciones mismas del
nuevo medio le obligan a desarrollar nuevos órganos y una nueva
manera de vivir sobre la Tierra.
El cuerpo de Madre seguía estando
perfectamente sobre esta Tierra, pero en unas nuevas orillas un
tanto extrañas a simple vista, una vista que no tenía ya nada que
ver con la vieja visión retiniana de la vieja pecera, y era preciso
por tanto explorar las nuevas condiciones y las nuevas leyes, si es
que había alguna. Un formidable cambio de “programa”.
Y como no se
desembarca de una vez para siempre en la nueva orilla, puesto que es
fácil resbalarse y caer otra vez en la vieja pecera (probablemente
por razones de lenta adaptación), hay que averiguar cuál es la causa
de esa caída en el viejo estado y qué nos permite pasar al nuevo.
¿Cuál es el mecanismo del paso?...
Durante años Madre vivió en un
vaivén basculando entre los dos estados, y es precisamente ese
momento del paso, ese estado híbrido podríamos decir, el que nos ha
permitido no sólo explorar las condiciones y los secretos del nuevo
medio, sino también descubrir la realidad misma de nuestro propio
medio, el que nuestros físicos, nuestros biólogos y nuestros médicos
creen haber clasificado y codificado.
¡Pero su código no vale para
nada!
Sólo está adaptado a una cierta pecera pensante.
Verdaderamente se trata de una revolución cuyo alcance no acabamos
de expresar.
He aquí los primeros balbuceos del nuevo mundo:
61.66 –Toma, por ejemplo, unas condiciones absolutamente idénticas,
con… ni siquiera un día, con unas horas tan sólo de intervalo:
circunstancias idénticas: las mismas circunstancias externas y las
mismas circunstancias internas. Es decir, que “el estado anímico”
sería el mismo; las circunstancias de la vida, las mismas; los
acontecimientos, los mismos; la gente, sin diferencia apreciable. Y
el cuerpo (quiero decir, la consciencia celular, en un caso, siente
una especie de euritmia, de armonía general, que todo está imbricado
de una forma maravillosa, sin roces, sin fricción –todo marcha, se
organiza en una armonía total, todo es maravilloso y el cuerpo está
bien-. Y luego, en el otro caso… Todo es semejante, la consciencia
es semejante, y entonces es ahí donde algo se escapa, y la armonía
desaparece: ¿Por qué razón? Eso ya no lo entiendo. Y entonces el
cuerpo empieza a funcionar al revés. Sin embargo, todo sigue
idéntico y… Hay algo que se escapa, es como si uno corriera tras
algo que se escapa. ¿Y qué es lo que se escapa? No lo entiendo. ¿Qué
podrá ser?... Cada vez más, tengo la impresión de…¿de qué? ¿Cómo
podría explicarlo?... Es cuestión de vibraciones en la materia. Es
incomprensible. Es decir, que escapa totalmente a toda ley mental, a
toda ley psicológica: es algo que existe en si mismo ¡Qué de
interrogantes hay! Cuanto más se mete uno en detalles, más
misterioso se vuelve. Sería casi… es casi como si estuvieran justo
entre dos mundos. Es el mismo mundo y es totalmente diferente:
¿Serán dos aspectos de este mundo?, ni siquiera puedo afirmar eso.
Y, sin embargo, es el MISMO mundo.
Naturalmente, el anfibio desembarca en el mismo mundo, no se trata
de otra Tierra.
Y es tan sutil, si se hace así (Madre inclina ligeramente su mano a
la derecha), todo es perfectamente armonioso; y si se hace así (la
inclina a la izquierda), es absurdo, sin significado y laborioso a
la vez, penoso ¡Y es la MISMA cosa! Todo es la misma cosa. Y
verdaderamente, entonces, si se distancia uno un poco y emplea
palabras grandilocuentes, diría: todo esto (inclina la mano a la
derecha) es la verdad, y todo esto (la inclina a la izquierda) es la
mentira ¡y es la MISMA cosa!
En un caso se es llevado (no sólo el
cuerpo, sino el mundo entero, todas las circunstancias) flotando en
una luz beatifica, y en el otro caso es embrutecedor, pesado,
doloroso, ¡y es exac-ta-mente la misma cosa!, casi las mismas
vibraciones materiales. ¿Qué podrá ser? Quizá si llegáramos a
encontrarlo, lo tendríamos ya todo –el secreto total-. Debió ser así
como la verdad se convirtió en mentira. ¿Pero ese “así”, qué es ese
“así”? ¿Cuál es el mecanismo? Es doble… Es doble. Y hay una especie
de presencia de que es sólo el cuerpo el que puede saber, ¡eso es lo
extraordinario!
Y en el otro extremo de la curva, años más tarde:
70.184 –Jamás, jamás había vivido tan totalmente en el
otro estado
con plena consciencia, y ha durado dos horas. Y las cosas eran tan
reales, tan precisas como aquí. Es por lo que no sé cuál es la
diferencia. Es una diferencia… muy tenue, no da la impresión de algo
espeso ni pesado, es tenue. Y era verdaderamente digno de observar,
no se hubiera podido decir: “esto es físico sutil (el otro estado),
y esto es físico material. Era… era asombrosamente LO UNO EN LO
OTRO. No da la impresión de DOS cosas, y sin embargo es muy
diferente –sería más bien una modalidad que una diferencia, no sé
cómo decirlo…
Como el primer pájaro que descubría que su nuevo medio no era otro
mundo “sutil”, sino la misma Tierra de otro modo.
Y Madre añade esto
que nos muestra todo el alcance del experimento:
…Recuerdo que esta noche, de pronto, he visto cierto funcionamiento
y me he dicho: “¡Ah, eso es, si supiéramos eso, cuántas cosas,
cuántos miedos, cuántas combinaciones, cuántas… se desmoronarían, no
tendrían ya sentido” Todo eso que consideramos “leyes de la
Naturaleza” cosas “ineludibles” ¡es absurdo, un absurdo! Con la
verdadera consciencia, todo eso se desmorona. ¡Sois VOSOTROS los que
decidís que sea ineludible! Es probablemente una… hay una POSICIÓN
que cambiar, una posición de la consciencia que hay que cambiar.
O a este lado o al otro lado de la trama.
Y hay millares de experimentos fascinantes; harían falta volúmenes
enteros (en efecto, trece volúmenes han hecho falta, de
cuatrocientas a seiscientas páginas cada uno, que forman La Agenda
de Madre). Aquí sólo podemos dar algunas pistas. Pero el hecho
capital es que al otro lado de la trama de la mente física, las
leyes físicas y fisiológicas no son ya las mismas que en este lado.
Y es algo que no está lejos: está justo debajo de este murmullo
pegajoso, en el fondo del cuerpo.
73.173 –Es tal la diferencia que uno se pregunta… ¡A veces me
pregunto cómo es posible! Hay veces que es tan nuevo e inesperado
que casi es doloroso.
(Pregunta:) ¿Es decir que no sales de la materia verdaderamente?
¡No, claro que no!
¿Es un nuevo estado EN la materia?
Sí, sí, eso es. Y además, regido por algo que no es el sol, no sé
qué es Probablemente la consciencia supramental.
70.129 -¿Comprendes?, tengo la impresión de haberme zambullido en un
mundo que ignoro, debatiéndome con leyes que no conozco, y para
efectuar un cambio que también ignoro. ¿Y cuál será la naturaleza de
ese cambio?
Si, pero dulce Madre, tengo totalmente la impresión de que a través
de esa oscuridad y esa ignorancia de las “leyes”, tú eres llevada
expresamente al punto en el que se encontrará la solución.
Tienes razón. Si quieres, podría decir que yo también pienso así (yo
no “pienso”, pero…). ¡Pero lo que queda todavía para eso!
¡Es imposible que no se logre!
¿Por qué?
¡Porque tú eres el cuerpo del mundo! Porque es verdaderamente la
única esperanza.
¿No será eso poesía?
¡Claro que no! Es así. No hay más que verlo: el mundo exterior es
cada vez más infernal.
¡Ah! Eso sí.
Y lo mismo sucede en tu cuerpo.
Es necesario que un ser dé el nuevo paso.
Sin embargo, algunas líneas muy persistentes se dibujan:
68.412 –El cuerpo está siendo sometido todo el tiempo –todo el
tiempo, sin cesar –a este experimento: cuando se está así (Madre
inclina ligeramente su mano a la derecha), las cosas se organizan
milagrosamente –milagrosamente, es increíble: y basta con estar así
(la inclina a la izquierda) para que todo se vuelva desagradable,
para que todo vaya mal y todo chirríe; un pequeñísimo movimiento. Y
luego, de nuevo, todo se vuelve milagrosamente milagroso. Y respecto
a cosas microscópicas, “sin importancia”, es decir TODO (sin eso de
“cosas importantes” y “no importantes”), todo se vuelve maravilloso,
¡y resulta que es la MISMA cosa! Pero en un caso, uno tiene dolores,
sufre, se siente miserable, y en el otro…y es lo mismo. El cuerpo
tiene esta experiencia ¿No?, está totalmente desorganizado, está
acatarrado, le duele aquí, allá, y cuando esta en una cierta
actitud, todo desaparece. Ya no existe, no queda ni huella, ya no
tiene catarro, ni dolor, ni nada. ¡Todo se le va! Pero existe el
riesgo de que le vuelva otra vez si se recae en la otra posición. Y
no solo se va, sino que las CIRCUNSTANCIAS del entorno ¡Cambian! En
un caso todo está en contra de uno, torcido, y en el otro…y es algo
que no lleva tiempo, no se trata de un “largo proceso” de
transformación, es como algo que gira de pronto: (¡Pumba! ¡Pumba!
Madre inclina su mano a izquierda y derecha). Es como una demostración evidente de la maravillosa consciencia que
está viniendo en la que todo eso se desvanece…como algo que no tiene
ninguna consistencia, ninguna realidad, y se desvanece. Y una
demostración que se da no en la imaginación, sino que se da en los
HECHOS; una demostración del poder por el que todo ese…ese vano
sueño de la vida, tal y como es, podría transformarse en una
maravilla, tiene la impresión de estar encerrado en algo – si,
encerrado -, encerrado como en una caja, pero ve a través de ella,
ve y puede también tener una acción (limitada) a través de algo que
todavía está ahí y que debe desaparecer. Así que el cuerpo está
empujando y empujando para atrapar el secreto, da la impresión de
que uno lo va a encontrar y luego…
69.315 – He tenido l repetición exacto de la experiencia que tuvo el
Buda Siddharta pero EN EL CUERPO. El dijo: no hay más que una
salida, el Nirvana. Y al mismo tiempo he tenido el estado de
consciencia verdadero; la solución de Buda y la solución verdadera.
Y era muy interesante. Cómo la solución está más allá ¿Qué es, pues,
esta creación? Separación, y por tanto maldad, crueldad, y de ahí el
sufrimiento, de ahí toda la descomposición, la enfermedad, la
muerte, la destrucción (todo eso forma parte de una misma cosa). Y
la experiencia que he tenido era la de la REALIDAD de esas cosas,
como si hubiéramos (entrado en una Mentira irreal y todo eso
desapareciera cuando salimos de ella –NO EXISTE, no es -. ¡Eso es lo
tremendo!, que eso que, para nosotros, es tan real, tan concreto,
tan terrible, ¡todo eso no existe!, solo es…que hemos entrada en la
Mentira ¿Por qué?, ¿cómo?...
Esa “Mentira irreal” es la definición misma de la pecera mental.
Aunque la respiración braquial no es una “mentira”, ¿no?, solo
sucede que el aire soleado y la respiración pulmonar son la “otra
cosa”.
Y Madre añade eso:
…Y todos los medios –que podríamos llamar artificiales, incluido el
Nirvana -, todos los medios para salirse de ahí no valen para nada.
No sé. Pero la salvación es FÍSICA, no es en lo absoluto mental,
sino física. Quiero decir que no está en la huida: está AQUÍ. Y no
es algo que esté velado, escondido o lo que sea: está AQUÍ mismo
¿Por qué?, ¿qué es lo que nos priva del poder de vivir “eso”? No sé.
Está aquí. Esta AQUÍ. Y todo lo demás, incluso la muerte se conviene
verdaderamente en una mentira, es decir, en algo que no existe.
Pero el viejo estado no se disuelve al instante, es como si hiciera
falta permanecer dentro de él para disolverlo desde dentro, o para
infiltrar dentro de él el nuevo estado vibratorio.
67.197 –El hábito milenario de ser de la vieja forma está tan
fuertemente arraigado que da la impresión… es como estar estirando
una goma: mientras estiramos el efecto persiste, pero en cuando cesa
la tensión, aunque sea un segundo, se escoge por hábito. Cuando el
nuevo movimiento se establezca, entonces será algo natural, no habrá
ya necesidad de esa tención. Y da esa extraordinario impresión de la
irrealidad del sufrimiento, de la irrealidad de las enfermedades, de
la irrealidad…Hay momentos de una gloria inexpresable. Pero lo otro
sigue ahí, cercando, apretando.
68.49 –Sobre toda la creación material hay un tejido –un tejido que
podríamos llamar “catastrófico” –de malas voluntades. Es decir, una
especia de trama si, de trama derrotista, catastrófica, por la que
todo cuanto queremos hacer lo estropeamos, por la que existen todos
los accidentes posibles, todas las malas voluntades. Está como
mezclada con la fuerza que se realiza y se expresa, es como algo que
se mezcla con la creación material. Es la causa de las enfermedades,
es la causa de los accidentes, es la causa de todas las cosas
destructoras.
Luego, la cualidad vibratoria de los dos estados se va definiendo.
62.412 –La cualidad de estas dos vibraciones (que todavía se
superponen de forma que uno puede ser consciente de las dos) ¡es
indescriptible! Sin embargo, una es una fragmentación –una
fragmentación infinita –y una inestabilidad absoluta y la otra es
una inmovilidad eterna una inmensidad infinita de luz absoluta. Y la
consciencia sigue pasando todavía de la una a la otra.
69.304 –Es como una demostración. El hombre da una gran importancia
a la vida y la muerte; para él existe una gran diferencia, y la
muerte supone un acontecimiento un tanto capital (¡). Pues bien ,
continuamente me está mostrando el desequilibrio que en determinadas
circunstancias se traduce por lo que los hombres llaman la “muerte”;
y cómo las dos cosas están ahí todo el tiempo: esa armonía que lo
contiene todo (el otro estado), que es la esencia misma de la vida y
esa división, esa fragmentación –aparente, irreal, que tiene una
existencia artificial –y que es la causa de la muerte; cómo los dos
estados están imbricados de tal forma que podemos pasar del uno al
otro en cualquier momento y en cualquier ocasión. Y no es en
absoluto lo que los hombres creen que hace falta algo “grave”: se
trata simplemente de estar aquí o de estar ahí (ligera inclinación a
la derecha e izquierda) y eso es si está ahí (inclinación a la
derecha)… es la vida perpetua, el poder absoluto y…ni siquiera se
puede hablar de paz, ¿no?, es…inmutable. Y todo el tiempo ambos
están ahí; ese estado y el otro están ahí los dos.
65.2311 y 63.78 -¿Sabes lo que es encontrarse totalmente mal, no
poder respirar, tener náuseas, sentirse impotente, no poder ni
moverse siquiera ni pensar ni nada, totalmente hecho polvo, y luego,
de pronto…la consciencia –la consciencia corporal de la vibración de
amor, que es la esencia misma de la creación-, y en un segundo la
vida se ilumina y ¡paff! Todo se va? Entonces uno se mira asombrado:
“¡se ha ido todo!” Es como la inversión de un prisma: todo
desaparece, de repente. Solo queda ese estúpido hábito del cuerpo de
acordarse. Y entonces al acordarse…En una caso, es una especie de
silencio interior en las células, una tranquilidad profunda que no
impide el movimiento, ni siquiera el movimiento rápido, pero está
como establecido en una vibración eterna; y en el otro caso, es esa
precipitación interior, esa trepidación.
La definición misma de la mente física.
61.26 –Y me voy con la experiencia, y me doy cuenta diez minutos
después de que estaba en ese estado ¡con la pluma en la mano! Me he
encontrado en situaciones así, en las que uno no comprende ya nada,
no sabe nada, no piensa ya nada, no quiere nada, no puede ya nada;
uno está…así, parado. Y entonces veo, veo a la gente que me rodea,
que está venga a mirar y decirse; “¡Ah! Madre está estirando en la
segunda infancia…”
69.1810 –El cuerpo tiene la impresión de que la vibración más alta,
la vibración de la verdadera consciencia, es tan intensa que es el
equivalente de la inercia, de la inmovilidad: su intensidad no nos
es perceptible. Esa intensidad es tan grande que para nosotros
equivale a la inercia. Y es un estado de inmortalidad,
inmudablemente apacible, tranquila, como con ondas de una rapidez
fulminante, tan rápidas que parecen inmóviles. Y es así, nada se
mueve (en apariencia) en ese movimiento formidable. ¡Y parece algo
tan natural, tan simple!... Pero luego, en cuanto se vuelve a este
lado… Verdaderamente, el estado ordinario, el viejo estado, es
concienzudamente la muerte y el sufrimiento; en el otro estado la
muerte y el sufrimiento parecen cosas absolutamente…¡irreales! Así
es.
Parece ser que en la frontera del cuerpo del cuerpo, allí donde esta
primeramente se engrana en la materia corporal y trepida y se
convulsiona como un parkinsoniano, allí donde se confunde incluso
con el torbellino de los electrones en su movimiento incesante y
forma con ellos una misma pared sólido, se produce como un cambio de
estado radical: uno pasa de la “fragmentación infinita”, en una
trepidación constante, a esas “ondas fulminantes” en una inmovilidad
perfecta.
Como el paso de la física newtoniana a la física
intergaláctica, o quizá incluso a una física nueva.
63.232 –A cada momento, si dejo de hablar o de escuchar o de
trabajar, es…como grandes alas beaticas. Y vastas como el mundo, que
se mueven lentamente. Da la impresión de inmensas alas, no son dos:
sino a todo alrededor y extendiéndose por doquier.
72.315 –Ya no existe el tiempo…Es como si otro tiempo hubiera
entrado en éste.
Una física diferente ha entrado en la materia.
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