IX - LOS OJOS DEL CUERPO


Estamos ante un gran misterio.


Hace ya años que estamos ante ese misterio, y a veces cree uno comprender, y otras veces todo se desvanece. Sin embargo, ahí están todas las coordenadas, tenemos miles de experiencias ante los ojos. ¿Pero como la oruga podría comprender la danza de la mariposa sobre el estanque? Es un país muy misterioso, terrestre quizá, pero ¿Quién sabe?...

 

Incluso esos miles de experimentos que fuimos anotando parecen muy embrollados o embrollantes (para nosotros), pues en ese “país” Madre no desembarco de una vez para siempre; tan pronto unas veces lo veía sobrevolándolo desde muy lejos a través de distancias interiores, y le daba un nombre, como otras veces hacia otra descripción y le daba otro nombre distinto, y, sin embargo, era siempre el mismo país, ¡aunque cualquiera sabe!

 

Y finalmente, no era “otro” país, sino el nuestro mismo; se desembarcaba en él de lleno. ¡Pero cualquiera lo entiende! Es dificilísimo para la oruga comprender el mundo de la mariposa, la mariposa tiene para ella un aire de lo más místico, y su estanque parece una cosa “sobrenatural”.

 

Y Tierra y las especies van de sobrenatural en sobrenatural hasta que desembarquen en el gran natural – que siempre esta – ahí. Entonces “todo será evidente”, como dice Madre. Pero quizá quede siempre, delante, una brizna de “sobrenatural”, y siempre seamos quizá la prehistoria de una mariposa que no ha nacido aun.


La Evolución es algo en movimiento. Es muy molesto para los ortodoxos. Darwin había cometido en verdad un “asesinato”.


Así que continuemos el asesinato.
 


La red

57.107 – Es una percepción o una sensación, o una impresión… totalmente extraña y nueva.

Era en 1957. Después, cuatro años más tarde:

61.276 – Estamos justo en la frontera, en el linde; es como si hubiera una cortina medio transparente y las cosas se vieran desde el otro lado intentamos atraparlas, pero no se puede aun. ¡Sin embargo, tengo el sentimiento de una proximidad tal! A veces, de pronto, me veo a mi misma como una potencia concentrada, formidable, empujando, empujando con una gran concentración interior para atravesarla.

Luego en 1964:

64.189 – Estoy en la frontera de una nueva percepción de la vida. Es como si ciertas partes de la consciencia mudaran del estado de oruga al estado de mariposa, algo así.

Y de nuevo, seis años más tarde, en 1970 (Madre tenía entonces noventa y dos años):

70.224 – Hay una región en donde hay muchas escenas de la Naturaleza, como campos, jardines… pero ¡todo esta detrás de redes! Muy recientemente; ¡redes! Hay una red de un color, otro de otro color… Todo, todo, todo esta detrás de una red, como si nos moviéramos entre redes. Pero no se trata de una sola red; depende, la red depende, en su forma y su color, de lo que esta detrás.

Y es… el medio de comunicación ¿Comprendes?

¡Menos mal que no hablo de ello, porque si no, dirían que desvarío! ¡Y lo veo con LOS OJOS ABIERTOS, de día, imagínate! Estoy viendo por ejemplo, mi cuarto – estoy aquí viendo gente-, y al mismo tiempo veo un paisaje, y otro y cambia y se mueve, y con una red así entre los paisajes y yo. La red parece ser… ¿Cómo diría yo?, lo que separa ese mundo físico verdadero del mundo ordinario.

Desconfiados, preguntábamos a menudo a Madre, año tras año, si no se trataba de “una visión de vidente”… ¡Claro que no!

 

Era “la misma visión, la visión física, puramente física, pero de un mundo físico que parece… mas completo”. Y, por si fuera poco, Madre estaba ya totalmente ciega. ¿Con que ojos físicos veía entonces si no era ya con los ojos del oftalmólogo?... Es evidente que con los “ojos” del cuerpo, de las células. Nos vienen a la memoria ciertos experimentos en los laboratorios rusos demostrando que un sujeto podía distinguir los colores a través de la piel de sus manos o incluso de la de su vientre.

 

Pero no se trataba de unos ojitos celulares contemplando un espectáculo; no es una “visión” y es más que una visión.

70.257 – Ahora es el cuerpo el que tiene la experiencia, y la cosa es MUCHO MAS VERDADERA. Hay una actitud intelectual que pone una especie de velo o de… no se que algo…, algo irreal en la percepción de las cosas; es como si las viéramos a TRAVÉS DE un cierto velo o de una cierta atmósfera, mientras que el cuerpo las siente en el mismo. SE CONVIERTE EN ellas. Las siente EN SI mismo. En lugar de reducir el experimento a la medida del individuo es el individuo el que se amplia a la medida del experimento.

Respecto a esos paisajes detrás de redes, no podemos decir de pensar que es así como el cuerpo ve el mundo a través de la trama de la mente física…, hasta que ya no haya ningún “a través de “.

 

No sabemos si será coincidencia, pero un sabio de la Universidad de San Francisco, sirviéndose de clichés tomados con un microscopio electrónico capaz de distinguir dos puntos separados entre si tan solo por una milésima de micra (¡una milésima de milésima de milímetro!), observaba recientemente:

“Una de las características intracelulares mas interesantes para la ciencia es la existencia de una red parecida a una red de pesca, que envuelve por completo el cuerpo principal de la célula, el citoplasma. Hasta el descubrimiento de esas redes se creía que el citoplasma de la célula era una especie de gelatina sin estructura interna; ahora pensamos que esa red debe ayudar a mantener la forma de la célula.”

¿Mera coincidencia?
 

Pero el problema es más radical aun que un simple cambio de visión. Una de las primeras veces que Madre diviso un poco el otro lado de la trama o el otro estado, al que llamaba también, igual que Sri Aurobindo, “la consciencia de verdad” (es decir, la consciencia de la verdad del mundo tal y como es), anotaba esto, que muestra toda la envergadura del problema:

61.187 – Es como un velo de mentira sobre la verdad; es el responsable de todo cuanto vemos aquí. Si lográramos quitarlo las cosas serian totalmente diferentes, totalmente. Cuando se sale de la consciencia ordinaria y se entra en la consciencia de verdad uno se queda asombrado de que pueda haber algo así como el sufrimiento, la miseria, la muerte y todo eso; se siente una especie de asombro; cuando uno se ha inclinado ya hacia el otro lado, es incomprensible como eso puede llegar a producirse. Y esa experiencia es asociada habitualmente a la experiencia de la irrealidad del mundo tal y como lo conocemos, ¡pero se trata solo de la irrealidad de la mentira, no de la irrealidad del mundo!

Verdaderamente, y casi sin que sea una metáfora , bien pudiéramos decir que vivimos en una cierta pecera física , dotada de un índice de refracción que origina toda la miseria y toda la muerte y toda la mentira irreal de este mundo.

 

Pero si cesa esa refracción , toso cambia físicamente.

 

Y Madre añade esto, que iba a convertirse en la gran pregunta a medida que pasaban los años:

…Es probable que esa nueva consciencia deba llegar a ser un estado constante , pero entonces se plantea un problema ¿Cómo será posible seguir en contacto con el mundo tal y como es en su deformación ¿Por qué , me he dado cuenta de una cosa : cuando ese estado es muy fuerte en mi , tan fuerte que puede resistir todo cuando viene a bombardearle desde fuera , si digo algo, la gente no entiende nada , nada .Por tanto , eso debe suprimir un contacto útil . ¿Cómo seria una pequeña creación supra-mental sobre la Tierra ¿ ¿Acaso es posible? ¿Cómo se establecería el contacto entre esos seres y el mundo ordinario?

Luego, en 1968, tenía lugar a la segunda salida radical de la trama. Madre estuvo a punto de morir una vez más.

 

Unos días después del experimento intentaba contarnos lo que estaba pasando, o lo que había pasado (o lo que iba a pasar, pues también el tiempo parece saltar a través de las mallas de la trama).

62.288 – Estoy segura de que el movimiento ha comenzado. ¿Cuánto tiempo costara llegar a una realización concreta, visible y organizada?
No se nada. Pero algo ha comenzado. Me parece que debe ser la avalancha de la especie nueva, la creación nueva, o una creación nueva en todo caso.

Una reorganización terrestre y una creación nueva. Hubo un momento en el que las cosas eran tan agudas. Generalmente no pierdo la paciencia, pero habían llegado a un punto en el que todo mi ser estaba como anulado. No solo no podía hablar, sino que la cabeza estaba en un estado como no la he tenido jamás en toda mi existencia dolorida. No veía en absoluto, no oía nada…

Pero he tenido momentos, dos o tres veces, momentos absolutamente maravillosos y únicos, intraducibles. Es intraducible. ¡Y unos paisajes!... ¡Construcciones!, inmensas ciudades de construcción. Si, el mundo futuro construyéndose. Ya ni oía, ni veía, ni hablaba, vivía allí inmersa todo el tiempo, noche y día. Un cuerpo sin mente y sin vital. No había mas que esas percepciones.

La mente y el vital han sido instrumentos para triturar la materia, triturar y triturar de todas las formas; el vital por medio de las sensaciones y la mente por los pensamientos. Triturar. Pero me parecen instrumentos pasajeros que serán reemplazados por otros estados de consciencia. Son una fase del desarrollo universal y caerán como instrumentos que han dejado de ser útiles.

Así que he tenido la experiencia concreta de lo que es esta materia triturada por el vital y la mente; pero SIN vital y SIN mente, ¡es otra cosa! He pasado por unos momentos… Todo lo que se puede sentir y ver humanamente no es nada en comparación. Había momentos…, momentos absolutamente maravillosos.

Pero sin mente. Y no es algo que se “ve” como se ve un cuadro es ESTAR EN, estar en un cierto lugar. Nunca he visto u oído nada tan bello, y tampoco era algo “sentido”, no se como explicarlo. Y el cuerpo estaba allí inmerso; casi poroso, poroso, sin resistencia, como si las cosas pasara a través de el. He pasado horas… Las más maravillosas que se pueden tener sobre la Tierra.

Una noche (es para decirte hasta que punto todo estaba trastocado) tenía un dolor bastante fuerte; me quede concentrada y la noche se paso, al menos eso me pareció, en cosa de unos minutos. Otros días estaba concentrado y de vez en cuando preguntaba la hora, me parecía que había estado así horas y horas, y habían pasado solo cinco minutos.

Todo estaba, no puedo decir que trastocado, pero si que era de un orden totalmente diferente.

Y es aquí donde el tiempo del reloj desaparecía en la “inmovilidad en movimiento”, de la que ya hemos hablado.

72.2312 – Es ese sentido de la hora lo que no entiendo… Siento, se que mi cuerpo esta siendo habituado a alguna otra cosa.
 

66.3112 – El tiempo no tiene ya la misma realidad. Es otra cosa. Es algo muy particular, es un innumerable presente.
 

69.127 – Y entonces, voy a América, voy a Europa, voy a… constantemente. Voy a lugares de la India… Y todo eso trabajando, trabajando, trabajando, ¡pero de una forma tan viva! ¡Y con un sentido del humor tan divertido! Las cosas aquí están revestidas siempre con un montón de vestidos, no son jamás la cosa exacta, pero ahí si que son la cosa exacta. Es interesantísimo, ¿sabes?, ¡la vida despojada de su apariencia mentirosa! Los hombres tienen la manía de disfrazarlo todo ¡pero ahí no hay ningún disfraz!
 

72.76 – Es algo que las células no entienden todavía, pero saben, sienten. Sienten como si estuvieran siendo proyectadas a la fuerza en un mundo nuevo.
 

73.82 – No se trata de irse a regiones inaccesibles, esta AQUÍ MISMO. Solo que por el momento, todos los viejos hábitos y la inconsciencia general ponen como una especie de manto que nos impide verlo y sentirlo. Es preciso… es preciso quitarlo. Y esta por todas partes, ¿sabes?, por todas partes, siempre. Y no es algo que va y viene; esta ahí, siempre por doquier. Somos nosotros, nuestra imbecilidad, lo que nos impide sentirlo. No hay necesidad de irse, en absoluto, en absoluto, en absoluto.
 

72.275 – (Pregunta) ¿Pero a donde vas cuando te vas así, de repente?
 

¡Pero si no me “voy”! No salgo de la vida material, tan solo… aparece de otra manera. Como si estuviera hecha de otra cosa.

Estamos ante algunas de las coordenadas principales, menos una que muy pronto vamos a dar y que abre unas perspectivas… extrañas.

 

Pero el hecho capital es que detrás de nuestro “manto” o de nuestro “velo de irrealidad” hay una Tierra física dotada de otra vida innumerable e instantánea, y de otro tiempo “vertical”, en el que las enfermedades, los accidentes, la muerte no pueden existir. En donde “la solución precede al problema”, como decía Madre.

 

Y sin embargo, ese otro tiempo es físico; cuando uno esta dentro de el no puede ya ser asesinado en los barrancos de Pondichery (ni cantidad de cosas más).
 

Y por tanto, en verdad, “la salvación es física”, no hay por que correr a otros mundos “espirituales”. La redención es sobre la Tierra donde hay que hacerla, y en el principio cuerpo. Hay que salir de la red.


¿Pero acaso es posible hacerlo uno solo?


La evolución es toda la Tierra
 

 

Los vivos y los muertos
Tenemos que confesarlo, no llegamos a comprender muy bien esta última y extraña coordenada.

 

Pero el hecho esta ahí.

 

Comenzó nueve años después de la partida de Sri Aurobindo, en 1959, es decir, cuando Madre se debatía ya en la última capa de la mente física, con, de vez en cuando, pequeños desgarrones extraños.

 

Un buen día de julio, mientras estaba perforando ese magma, de pronto paso entre las mallas y, brutalmente, se produjo la invasión de esa formidable energía que Sri Aurobindo llamaba “supra mental” y que Madre describe muy pintorescamente como “la papilla hirviente del supra-mental”.

 

Y, en efecto, uno se pregunta si no va a ser hecho papilla.

59.610 – Tuve una experiencia única. La luz supra mental entro en mi cuerpo directamente, sin pasar por las consciencias interiores o superiores. Era la primera vez. Entro por los pies…

Detalle muy significativo, pues todas las experiencias de los yoguis se sitúan encima de la cabeza, en la capaz de consciencia llamadas superiores.

 

Madre trabajaba justo en el otro extremo.

… Un color rojo y oro, maravilloso, cálido, intenso. Y subía y subía. Y a medida que subía la fiebre subía también, porque el cuerpo no estaba habituado a aquella intensidad. Cuando toda aquella luz me llego a la cabeza creí que yo iba a estallar y que era necesario parar la experiencia. Entonces, clarísimamente, recibía la indicación de hacer descender la calma, la paz, ensanchar toda esta consciencia corporal, todas estas células para que pudieran contener la luz supra-mental. De pronto, me desmaye un segundo. Y me encontré en otro mundo…

Y es ahí donde empezó todo el embrollo (para nosotros), porque ese “otro” mundo, a medida que el experimento iba progresando con el paso de los años, no era ya “otro”, en absoluto; era el nuestro, el mismo, con los ojos abiertos de par en par, pero visto-vivido de forma diferente; y tras haberlo llamado “el físico sutil” Madre se fue deslizando hacia otra terminología, y luego hacia otra, y lo acabo llamando “el verdadero ser físico”, “la verdadera materia”, “el otro estado en la materia”…

 

Pero era, sencillamente, la Tierra del mañana, como puede serlo la tierra firme para el anfibio salido de las aguas.

… Otro mundo, pero no lejos. Era un mundo casi tan substancial como el mundo físico. Había cuartos – el cuarto de Sri Aurobindo con la cama en que reposa - , el vivía allí, estaba allí todo el tiempo, era su morada. También estaba allí mi cuarto con un gran espejo como el que tengo aquí, y peines, y toda clase de cosas.

Y aquellos objetos eran de una sustancia casi tan densa como el mundo físico, pero tenían su propia luz; no eran translucidos, ni transparentes, ni irradiantes, sino luminosos en si mismos. Los objetos, la materia de los cuartos, no tenían esa opacidad de los objetos físicos, no eran secos y duros como en el mundo físico…

Aunque para el microscopio la materia no es nada opaca ni seca ni dura.

… Y cuando me desperté, no tuve como de costumbre esa sensación de venir de lejos y de que hacia falta entrar de nuevo en mi cuerpo. No, fue sencillamente como si hubiera estado en ese otro mundo, luego di un paso atrás y me encontré aquí. Necesite una media hora larga para comprender que este mundo existía igual que el otro, que yo no estaba ya en el otro lado, sino aquí, en el mundo de la mentira.

Me había olvidado de todo; de la gente, de las cosas, de lo que tenía que hacer…, todo había desaparecido como si no tuviera ninguna realidad. Ese mundo de verdad, no es como si hubiera que crearlo pieza por pieza; esta ahí, totalmente preparado, como un doble del nuestro. Todo esta ahí. TODO esta ahí…

Y luego Madre añade esto que da la debida proporción:

… Dos días enteros permanecí allí, dos días de una felicidad absoluta. Y Sri Aurobindo estaba constantemente conmigo, todo el tiempo; cuando yo caminaba, el caminaba conmigo; cuando me sentaba, el se sentaba junto a mi. De todas formas, al cabo del segundo día, me di cuenta de que no podía seguir allí porque el trabajo no avanzaba. El trabajo es en el cuerpo donde hay que hacerlo; la realización es aquí donde hay que efectuarla, en este mundo físico, si no no es algo completo. Así que me retire y volví a mi trabajo.

Madre espero, pues, nueve años tras la partida de Sri Aurobindo para reencontrar sus huellas…

 

¿Por qué nueve años? Porque, durante esos nueve años, fue atravesando las capas hasta llegar por fin a esa consciencia del cuerpo; fue el cuerpo; la consciencia del cuerpo la que vio la morada de Sri Aurobindo, lo que todos los ojos superiores, yoguicos y ocultos no habían visto. Son los ojos del cuerpo los que tienen acceso al “otro” mundo. Para los ojos del cuerpo la muerte no existe, es otra cosa.


Y a medida que la trama se hacia mas tenue con los años, a medida que el cuerpo, tal y como es, emergía de sus estorbos sucesivos, intelectuales, emotivos, sensoriales, en fin, de todo cuanto el habito evolutivo ha puesto sobre el – la red - , el “otro” mundo empezaba a estar aquí y el cuerpo se paseaba por el “como por el Bosque de Boulogne”, decía Madre.

 

Como el anfibio por las orillas de esta misma tierra soleada, pero con otro sistema respiratorio.

 

Fue eso lo que nos costo tanto comprender durante mucho tiempo, y preguntábamos a Madre si, al fin y al cabo, ese “otro” mundo no era como esos, de los que todas las tradiciones han hablado; los egipcios, los griegos, los tibetanos, en fin, todos, ¡Claro que no!... por la sencilla razón de que todos aquellos sabios o aquellos videntes tenían el excelente habito de irse a las “alturas” o a las profundidades celestes u ocultas, mientras que el secreto s situaba en la materia; en los “pies”.

 

Pero, evidentemente, nadie había tenido el valor de descender ahí y de ir a revolver ese barrizal infame que es la mente física. O bien… o bien pudiera ser que los llamados sabios y videntes hubieran visto ese mismo mundo pero a través de capas espirituales o a través de capas de sueño o de capas de “meditación”, como vagas sombras de luz (por así decirlo) o como impalpables extensiones místicas que eran tan solo la caricatura etérea o la fotografía evanescente de una misma realidad que se sitúa bajo los pies.

 

Solo el cuerpo podía vivir “eso” directamente, sin un par de gafas espirituales, ocultas, mágicas o yo que se, incluso electrónicas. A eso se reducían todos sus “misterios” del mundo, que sin embargo eran la realidad, pero captada desde un mal ángulo o por un mal instrumento.

 

¿Qué diría un pez espiritual o incluso un pez electrónico que contemplara la tierra a través de una meditación acuática o a través de aletas de aumento?
 

Y Madre termina la descripción de su experimento con estas palabras:

… Bastaría una cosita de nada, una cosita de nada para pasar de este mundo al otro, PARA QUE EL OTRO SEA EL VERDADERO. Bastaría un pequeño clic, o más bien un pequeño giro de la actitud interior. ¿Cómo diría yo?... Es imperceptible para la consciencia ordinaria, basta un pequeñísimo desplazamiento interior, un cambio de cualidad.

Basta salir de esta especie de “índice de refracción” que lo revuelve todo, lo tuerce todo, lo deforma todo, lo accidenta todo, para emerger a un tiempo sin muerte y un espacio sin distancia.

 

Pero Madre dice claramente: “Para que el otro sea el verdadero”, es decir que no hay por que “salirse del mundo” ni porque “irse”; es necesario que el otro rayo, la otra no – refracción, la otra vibración ocupe el lugar de nuestra vibración ilusoria y mentirosa.

 

Una “sustitución de vibración”, decía ella. Un pequeño giro.

“Bastaría un pequeño clic”.

¿Un giro universal?


¿La Tierra humana saliendo de la pecera?


¡El cuento de hadas terrestre!


Años después de aquel 1959, Madre intentaba explicarnos así ese paso de un estado al otro o de un “mundo” al otro.

66.263 – No se con que compararlo, pero estoy segura de que hay cosas que así (Madre gira su mano en un sentido) son invisibles, y que así (en el otro sentido) son visibles. Quizá sea un cambio de posición interna; porque me ha sucedido no se cuantas veces (cientos de veces); así (Madre gira su mano) todo es lo que podríamos llamar “natural”, como tenemos costumbre de verlo y luego, de pronto, así (en el otro sentido) cambia de naturaleza.

Y sin que haya pasado nada, excepto algo interior, algo en la consciencia, u cambio de posición, un cambio de posición, no es más tangible que eso, ¡Eso es lo maravilloso! Mira, el otro día, encontré una frase de Sri Aurobindo: “Ahora todo es diferente, y sin embargo todo sigue igual”.

Al leerla, me dije: “¡Vaya!... La explicación mas aproximada es un desplazamiento; el ángulo de percepción es diferente” No es en absoluto lo que estaríamos tentados a pensar, una interiorización y una exteriorización, no es nada de eso, es un ángulo de percepción que cambia.

Se esta en un cierto ángulo, y luego se esta en otro… He visto pequeños objetos así para divertir a los niños. Cuando esos objetos están en una cierta posición tienen aspecto de compactos, duros y negros, luego se les gira en el otro sentido y son claros, luminosos, transparentes. Es algo así.

¿Un ángulo de percepción terrestre que cambia?...


En los últimos años de su vida, Madre nos dijo un día:

70.29 – Es algo formidable… y que tiene aspecto de ser la cosa más tonta.

Pero el experimento de 1959 iba a proseguir, ampliarse y hacerse cada vez más natural. En 1962:

62.1210 – En seguida se ponen a decir: “¡Ha muerto!...” Lo he vivido estos últimos días. Me pase por lo menos dos horas en un mundo, que es el físico sutil (y seguía con ese mismo vocabulario que pronto iba a cambiar), en el que los vivos y los muertos se codean ¡sin sentir la diferencia! No hay ninguna diferencia.

Había vivos, había… lo que NOSOTROS llamamos “vivos” y lo que NOSOTROS llamamos “muertos”, y estaban juntos, se movían juntos, se divertían juntos. Y todo aquello tenía una luz muy bonita, tranquila, en fin muy agradable. Y me dije: “¡Eso es!, los hombres hacen un corte así y luego dicen: Ahora esta muerto.”

Y siete años más tarde:

69.175 y 215 – Se esta intentando algo con este cuerpo, pero no se el que. De la forma mas extraña se le ha dado una consecuencia que ya no tiene nada que ver con el tiempo, ¿comprendes?, ya no hay el “cuando no existía” ni hay el “cuando no existía” ni hay… Ya no es así, es una “algo” en movimiento. Así que… ¿qué va a pasar? O lo se. Es contrario a todos los hábitos. Y además este cuerpo… ¡tiene gracia!, de vez en cuando se pregunta: “¿¡Estoy vivo o estoy muerto!?”

Es como si todo eso fuera una demostración para hacernos comprender los secretos de la existencia. Es curioso. Figúrate, por ejemplo, me he ido a lugares en los que había cantidad de gente, y mezclada, es decir presuntos vivos y presuntos muertos, juntos. Y totalmente juntos y habituados a estar juntos y encontrándolo totalmente natural, ¡pero una muchedumbre de gente!...

Y cada vez tengo mas la impresión de que es nuestra cabeza y nuestra forma de ver las que crean limites cortantes, ¡Pero en realidad no existen! Todo esta mezclado.

Y una vez más, como si el tabique se hiciera cada vez más delgado:

69.197 – Hay un lugar en el que los que tienen un cuerpo y los que no tienen cuerpo están mezclados sin que eso suponga ninguna diferencia. Tienen la misma realidad, la misma densidad y la misma existencia consciente, independiente. Y hay una similitud extraordinaria con la vida material, excepto en que se siente que la gente es mas libre en sus movimientos.

Pero lo mas extraño es que me levanto y ese estado de “allí” continua, y es tan real, tan tangible como las cosas físicas. Había alguien, ¿no?, yo estaba con alguien (un presunto muerto, en el mismo cuarto de Madre), y me pregunte:” ¿Acaso esta persona esta así, físicamente? ¿Es algo físico?” ¡Y yo estaba de pie! Así que es como si los dos mundos estuvieran… (Madre entrelaza los dedos de su mano derecha con los dedos de su mano izquierda) Que extraño…

Si, muy bien, los muertos viven, no nos sorprende; incluso hay ciertos muertos que están mas vivos que cantidad de ciudadanos consumidores, y hay vivos que están ya medio muertos.

 

Pero de todas formas, ¿qué significan esos “vivos” que se pasean y se divierten con los “muertos”? Hasta ahora nunca habíamos oído a los vivos contarnos sus paseos físicos con los “muertos”.

 

¿Querrá eso decir que hay una parte de nuestro ser, que, sin nosotros saberlo, comunica ya con ese mundo (que no sabemos como llamar), en el que las leyes no son ya las mismas, en el que la “muerte” no es ya la misma, y que es, sin embargo, un mundo físico según el experimento de Madre? ¿No sabrá nuestro cuerpo más que nosotros mismos?


En todo caso, los que han tenido esa clase de experiencias con “muertos” las han tenido generalmente durante el sueño o en ciertos estados especiales; si atreves de las capas habituales.

 

Pero si esas capas son precisamente la mentira del mundo, su espesor, su ángulo de percepción falsa o deformada, el que causa todos los accidentes, todas las enfermedades, todas las miserias y la muerte del mundo, ¿qué pueden valer esas experiencias? ¿Y que será la vida verdaderamente y que será verdaderamente la muerte? ¿No habrá un lugar de la consciencia física, material – digamos que de la próxima consciencia terrestre - , en el que la vida y la muerte cambien de naturaleza?

 

Entonces existirá realmente un nuevo estado sobre la Tierra que no será ya la vida tal y como la conocemos ni la muerte tal y como la conocemos.


Pero dejemos a Madre a continuar su extraño experimento para “comprender los secretos de la existencia”.

67.73 – Y todo eso es un conocimiento de la consciencia de las células.

No es el ser mental, no es el conocimiento yoguico, no son todos los conocimientos ocultos del mundo; es el conocimiento de la consciencia del cuerpo. Es el cuerpo el que ve. Es el cuerpo el que ve su tierra de una forma totalmente diferente.

 

Es el cuerpo el que comprende… sus propios secretos.

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