03 Mayo, 2017
del Sitio Web
EcoInventos
Unas torres de hielo
inspiradas en
estupas, monumentos espirituales tibetanos, se han
convertido en la solución a la falta de agua que amenazaba la
subsistencia de las pequeñas comunidades agrícolas de
Ladaksh, un
desierto a más de 2.700 metros de altitud en el Himalaya conocido
como el Pequeño Tíbet.
La idea ha dado tan
buenos resultados que su impulsor va a destinar el dinero recibido
de un premio a levantar 20 estructuras.
Mayo, precisamente, era uno de los dos meses del año en los que más
difícil se ponía la vida para los habitantes de esta región india
que soportan temperaturas de hasta treinta grados bajo cero y que
viven, muy de cerca, los efectos del calentamiento global:
los glaciares del
Himalaya de los que siempre habían tomado el agua que
necesitaban para cultivar cebada, trigo, vegetales y árboles
frutales se derriten y, lo mismo les privan del agua que
necesitan para el riego, que inundan sus poblaciones a causa del
deshielo.
Es lo que, últimamente,
se repetía cada mes de junio cuando, después de dos meses de
absoluta sequía, el ritmo al que se derretía la nieve y el hielo del
glaciar provocaba inundaciones repentinas que, no solo impedían
aprovechar el agua, sino que dañaban las cosechas.
Con el inicio del otoño,
y en medio de piruetas continuas para sacar adelante los cultivos,
terminaba el trabajo en el campo sin capacidad para almacenar el
agua que, entonces sí, fluía a ritmo normal sin que nadie pudiera
darle uso alguno.
Para frenar este proceso que no ha hecho más que ir a peor, el
ingeniero Sonam Wangchuk ha dado con la solución perfecta:
unos glaciares
artificiales que, con la forma de estupas tibetanas (y gracias a
ella), recogen el agua que se va derritiendo para almacenarla e
ir liberándola, despacio, para garantizar las necesidades para
riego de forma continuada.
Una campaña de captación de fondos permitió llevar a la práctica una
de estas estructuras que, con la instalación de más de dos
kilómetros de tubería para canalizar el agua desde el glaciar hasta
la población, ha proporcionado un millón y medio de litros de agua
procedentes del deshielo para 5.000 árboles plantados por la
población local.
Esta idea que ha dado al
traste con la falta de agua que amenazaba la supervivencia de la
población ha sido reconocida con un Rolex, premio que se otorga a
iniciativas destacadas por su contribución para solucionar los
principales desafíos actuales.
El ingeniero Wangchuk, que está también detrás de un centro para
formar en soluciones ecológicas a los jóvenes (el Movimiento
Educativo y Cultural Estudiantil de Ladakh,
SECMOL), ha decidido
invertir los fondos obtenidos de este galardón en 20 nuevas torres
de hielo que garanticen el abastecimiento de agua y permitan ampliar
las plantaciones de árboles en este desierto de montaña poblado por
pequeñas comunidades que se han ido asentando alrededor de las
corrientes de agua de un glaciar del que, para finales de siglo,
podría perderse entre el 70 y el 99% a causa del aumento de las
temperaturas.
Más información en
Ice Stupa.
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