las células granulares del cerebelo.
Imagen:
Mark Wagner. descubre con sorpresa que el Cerebelo está implicado en el sistema de recompensa.
Eso significa que no se
limita a regular las funciones motoras, sino que está asociado a los
procesos de conciencia. El descubrimiento (Cerebellar
Granule Cells Encode the Expectation of Reward) ayudará a
conocer mejor lo que pasa dentro de nuestras cabezas.
Se le ha considerado como
el hermano menor del cerebro, que es la sede del pensamiento, la
inteligencia y la planificación. Y que su cometido era únicamente
ayudarnos a respirar y a mantener el equilibrio.
Sólo ocupa el 10% del volumen total del cerebro, pero contiene más del 50% de sus neuronas.
Y lo más importante:
Este descubrimiento
sugiere que las neuronas que integran el cerebelo, (término
que literalmente significa cerebro pequeño) funcionan de una
forma totalmente inesperada.
El cerebro humano
contiene alrededor de 60.000 millones de células granulosas. Las
células granulosas son neuronas extremadamente pequeñas que se
encuentran dentro de la capa granular del cerebelo y son muy
difíciles de estudiar.
Es una técnica de
proyección de imagen fluorescente que permite la imagen de tejido
vivo hasta una profundidad de un milímetro.
En realidad es una proteína producida por la medusa Aequorea victoria, que emite fluorescencia en la zona verde del espectro visible.
El gen que codifica esta
proteína está aislado y se utiliza habitualmente en biología
molecular como marcador.
De esta forma, podían observar la implicación del cerebelo en los movimientos físicos.
Inesperadamente,
observaron también una conexión entre las células granulosas y el
sistema de recompensa, desencadenado por el agua con azúcar.
Y por último, que otro
grupo de células granulosas se activaba cuando el ratón conseguía la
recompensa.
Durante 50 años, se
suponía que las células granulosas - y por extensión el cerebelo -
desempeñaban sólo las funciones más básicas, porque nadie tenía las
herramientas necesarias para observar de cerca las células
granulosas en acción.
Si el cerebelo está
implicado en otras tareas asociadas a la cognición, y que no limita
sus funciones a las tareas motoras, será preciso integrar este
descubrimiento con el conocimiento que se tiene de las demás
regiones cerebrales para averiguar lo que realmente está sucediendo
dentro de nuestras cabezas, concluyen los investigadores.
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