30 Mayo
2017
del
Sitio Web
Tendencias21
Imagen: Javier Rodriguez
De esta forma nos
permite
afrontar situaciones peligrosas
o imprevistas.
El cerebro utiliza el
conocimiento
que posee de experiencias
pasadas
para realizar predicciones
inteligentes
sobre lo que pasará en el
futuro inmediato.
Por ejemplo,
si vamos a cruzar una calle
transitada,
nuestro cerebro acelera la
velocidad
a la que viene el coche,
para ofrecernos una
percepción exagerada del riesgo
y nos sobre tiempo si decidimos
lanzarnos al asfalto.
El cerebro utiliza experiencias pasadas para anticipar el futuro,
permitiéndonos así afrontar situaciones peligrosas o imprevistas,
según un estudio (Time-compressed
Preplay of Anticipated Events in Human Primary Visual Cortex)
publicado en la revista Nature Communication.
Los autores de este estudio, de la Radboud University en
Países Bajos, han descubierto que cuando anticipamos un evento, lo
visualizamos automáticamente a velocidad rápida, por lo menos dos
veces más deprisa que la velocidad real del objeto, según se
explica en un comunicado de la
citada universidad.
Por ejemplo, si vamos a cruzar una calle transitada, nuestro cerebro
acelera la velocidad a la que viene el coche, para ofrecernos una
percepción exagerada del riesgo y nos sobre tiempo si decidimos
lanzarnos al asfalto.
Los autores de esta investigación consideran que la visión humana es
muy detallista y tiene más resolución que la que ofrecen otros
sentidos, como el oído o el olfato.
Sin embargo, la velocidad
de circulación de la información es relativamente lento, ya que
hacen falta al menos 200 milisegundos para llevar la información
desde los ojos al cerebro, y más concretamente al
córtex visual.
Un milisegundo
corresponde a la milésima fracción de un segundo.
Eso significa, según los investigadores, que el cerebro examina
constantemente el pasado reciente para extraer la información, por
ejemplo, de la velocidad a la que viene un coche. Y esa capacidad de
vivir una décima de segundo en el pasado, puede significar la
diferencia entre la vida y la muerte de un peatón atrevido.
Lo que destacan los investigadores en su estudio es que nuestro
cerebro habría desarrollado un medio de anular ese lapso en la
percepción, ese período de tiempo en el que vive en el pasado. Y lo
consigue haciendo constantes predicciones sobre eventos futuros.
Aunque las leyes físicas conocidas son inexorables, el
cerebro utiliza el conocimiento que posee de experiencias pasadas
para realizar predicciones inteligentes sobre lo que pasará en el
futuro inmediato.
Metodología
Para conocer cómo el cerebro anticipa movimientos futuros, los
investigadores pidieron a 29 participantes observar en una pantalla
una secuencia de puntos.
Los participantes
visionaron 108 veces la secuencia de puntos, mientras se balanceaban
de izquierda a derecha o al revés en medio segundo. Después de
observar las sesiones, los investigadores descubrieron que los
cerebros de los participantes podían anticipar con precisión los
movimientos que iba a realizar cada punto.
A continuación los participantes fueron invitados a ver secuencias
aleatorias, algunas como las anteriores, pero otras con el punto
desplazándose a través de la pantalla, mientras otros sólo mostraban
el principio o final de la secuencia.
A través de la imagen por
resonancia magnética funcional a la
que fueron sometidos los participantes, los investigadores pudieron
determinar además la actividad neuronal que se desarrollaba en los
participantes durante estos procesos, analizando el flujo sanguíneo
en ciertas zonas del cerebro.
En la medida en que los participantes observaban a los puntos saltar
en la pantalla, una parte correspondiente al córtex visual se
iluminaba en cada etapa.
Pero si sólo podían ver
el punto de partida, se activaban las mismas partes del cerebro, que
de esta forma completaba la trayectoria hipotética del punto
anticipándose dos veces más rápido a la secuencia real de los
puntos.
En esta gráfica se muestra a la izquierda, por un lado,
el punto blanco en una secuencia y debajo el patrón de actividad
cerebral
en la corteza visual, que es similar al estímulo del punto visual.
En la segunda columna, que recoge otro momento del experimento,
sólo el primer momento del punto se mostró a los participantes.
Y en la parte inferior se aprecia cómo el patrón de actividad
de la corteza visual representa no sólo el punto de partida,
sino todos los puntos de la secuencia completa de puntos,
que estaban ocultos a los participantes.
Imagen: Ekman etal, Nature Communications.
Evitar un
atropello
De esta forma pudieron constatar que nuestro sistema visual puede
anticipar la trayectoria de un objeto al menos dos veces más deprisa
que la trayectoria real, lo que nos da tiempo para anticipar la
trayectoria y actuar en consecuencia. Por ejemplo, evitar un
atropello.
En realidad, el cerebro no ve el futuro, sino que utiliza
experiencias pasadas para construir percepciones futuras,
precisan los investigadores.
"Nuestros resultados
muestran que formamos expectativas acerca de los próximos
eventos, y que la corteza visual puede completar una secuencia
con información parcial de un objeto en movimiento".
La corteza visual predice
estos eventos, incluso cuando la atención está en otra parte, según
los investigadores. El hecho de que la predicción de eventos sea
independiente del estado de atención, sugiere que refleja un proceso
automático, añaden.
Matthias Ekman, uno de los investigadores, señala que su
experimento se simplifica en comparación con la vida real, si bien
sus resultados pueden decirnos cómo anticipamos eventos futuros en
un mundo en constante cambio.
"Nuestra corteza
visual puede predecir constantemente eventos que ocurren a
nuestro alrededor a diario: los brazos giratorios de un molino
de viento, o cómo atrapar la pelota que se mueve hacia
nosotros," explica.
También considera que,
además del córtex visual, este proceso de anticipar el futuro
inmediato implica al
hipocampo, una zona cerebral ligada
a la memoria, implicado asimismo en la anticipación del futuro.
Referencia
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