21 Diciembre 2016
del Sitio Web
Tendencias21
Un cambio en el ADN
humano
propició la expansión del
neocórtex,
implicado en el lenguaje y la
conciencia.
La sustitución
de una sola letra en el ADN
alumbró la
inteligencia superior.
MPI f. Molecular Cell
Biology and Genetics
Una pequeña mutación en
el ADN del genoma humano fue la que permitió la
emergencia de la inteligencia superior en el Homo
Sapiens, según una nueva investigación.
Esta mutación aumentó la
proliferación de células madre neurales, las cuales
se transformaron en neuronas del neocórtex durante
el desarrollo del embrión, implicado en funciones
cognitivas como el lenguaje y la conciencia.
Una pequeña mutación genética fue la que permitió la emergencia de
las funciones cognitivas superiores propias del Homo Sapiens, según
un estudio (A
Single Splice Site Mutation in Human-Specific ARHGAP11B causes Basal
Progenitor Amplification) publicado en Science Advances.
La mutación, identificada por un equipo
del Instituto Max Planck de Alemania, consistió en la sustitución de
una base nucleica denominada citosina por una guanina, en el seno
del gen conocido como
ARHGAP11B, informa el citado
instituto en un comunicado.
Las bases nucleicas son compuestos orgánicos que constituyen la base
de los ácidos nucleicos.
Se organizan formando largas cadenas,
algunas de millones de nucleótidos encadenados.
Existen dos tipos básicos de ácidos
nucleicos,
...que se diferencian entre sí, entre
otras cosas, por las diferentes bases nitrogenadas de citosina y
guanina.
Las bases nucleicas desempeñan un papel
fundamental en el almacenamiento, expresión y transmisión de
información genética en virtud de su capacidad para formar
estructuras complementarias.
También son indispensables para el
metabolismo energético de las células.
Los investigadores observaron que la mutación de la nucleo-base
citosina por
guanina está presente no sólo
en todos los humanos modernos actuales, sino también en los
neandertales, cuyo cerebro es tan voluminoso como el nuestro, así
como en los
denisovanos, una posible nueva
especie de Homo que vivió entre un millón y 40.000 años atrás en
áreas geográficas en las que también vivían neandertales y sapiens.
Según los investigadores, la mutación de la citosina por
guanina ocurrió en el seno del gen ARHGAP11B, que apareció cerca
de la línea evolutiva de los homínidos cuando se separaron de los
chimpancés.
El gen ARHGAP11B que contiene la sutil mutación es el único gen
conocido hasta ahora que codifica la síntesis de una proteína
específicamente humana.
Este gen aumenta la proliferación de
células madre o progenitoras
neurales, las cuales se transforman en neuronas del
neocórtex durante el desarrollo del
embrión.
El neocórtex es la capa externa de los
hemisferios cerebrales implicada en las funciones cognitivas, como
el lenguaje y la conciencia.
Los investigadores descubrieron que el gen ARHGAP11B procede de la
duplicación del gen ARHGAP11A presente en todo el mundo animal.
Cuando se produjo la duplicación, hace
alrededor de cinco millones de años, el gen ARHGAP11B perdió
55 nucleótidos, si bien fue la sustitución de una nucleobase (C por
G) ocurrida más recientemente la que le otorgó la potestad de
producir células madre neurales, y
en consecuencia su capacidad de procurar la expansión del neocórtex.
Prueba
experimental
Para confirmar el papel del gen ARHGAP11B y de su mutación en la
corticogénesis, los investigadores
inocularon este gen humano en embriones de ratones.
Constataron entonces que el gen
introducido aumentaba la producción de células madre neurales, que
formaban a su vez nuevas neuronas.
En consecuencia, la superficie del neocórtex de los ratones aumentó,
así como la circunvolución cerebral, elevaciones tortuosas de la
superficie del cerebro producidas al plegarse la corteza sobre sí
misma.
Cada circunvolución controla la
actividad del músculo esquelético que ocupa el lado opuesto del
organismo.
Esto es importante porque el córtex de ratas y ratones es liso,
mientras que el aumento significativo de su superficie en los
mamíferos superiores más evolucionados produjo la formación de
pliegues para acomodarlo a la caja craneal, con volumen todavía
restringido.
Es muy probable sin embargo que esta pequeña mutación sea una entre
otras muchas que dieron a los seres humanos su inteligencia,
resaltan los investigadores.
Referencia
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