Tengo 68 años. Nací y vivo en Los
Ángeles. Soy doctora en Medicina, analista junguiana y profesora
de Psiquiatría en la Universidad de California.
Estoy divorciada y tengo dos hijos.
Irak es Vietnam una y otra vez, es una pena que tengamos que
aprender a través de tanto sufrimiento.
La espiritualidad une y
las religiones dividen.
-¿Quejarse es perder el tiempo?
-¡Claro!
-Hay mucho que aprender…
-Por eso a mí me interesan las mujeres maduras, con humor y
activas.
A partir de los 40 años empieza lo mejor si eres capaz de darte
cuenta de la cantidad de cualidades potenciales que hay dentro
de ti. Entonces te entran ganas de convertirte en 'bruja'.
-No sé yo…
-Se lo diré de otra manera: una persona con poder personal.
-Eso me gusta.
-Las brujas sabias dicen la verdad con compasión, y no comulgan
con lo que no les gusta, pero no tienen la rabia de las mujeres
más jóvenes.
Algunos hombres excepcionales pueden llegar a ser brujas, los
que tienen compasión, sabiduría, humor y no están supeditados al
poder.
-¿Algo más?
-Sí, las brujas sabias son capaces de mirar hacia atrás sin
rencor ni dolor; son atrevidas, confían en los presentimientos,
meditan a su manera, defienden con firmeza lo que más les
importa, deciden su camino con el corazón, escuchan su cuerpo,
improvisan, no imploran, ríen, y tienen los pulgares verdes.
-¡…!
-Tienen mano con las plantas. Y también con los animales.
Primero aprenden a amar lo que hacen, luego alientan a otros al
crecimiento. Saben reconocer lo frágil y lo que tiene valor, y
también lo que debe ser podado.
-¿Y hay que esperar a la vejez para ello?
-Cuanta más edad, más camino aprendido.
La observación compasiva de la vida de los demás te enseña
mucho, y las mujeres sabias se pasan mucho tiempo observando.
Hay casos, pocos, de sabias a partir de los 30 o 35, pero esas a
los 60 son increíbles.
-¿Qué nos quiere transmitir?
-Que
las mujeres tienen la oportunidad de
cambiar el mundo en las próximas décadas. Pero que si
no lo hacen ahora, probablemente ya no lo harán.
-¿Por qué dice eso?
-Tras los extremismos de la revolución feminista, el péndulo
está en el centro y las mujeres que se lo permiten pueden llegar
al equilibrio, a ser completas, fuertes y vulnerables al mismo
tiempo.
-¿Un camino colectivo?
-Por supuesto. No tengo la menor duda de que un pequeño grupo
comprometido puede cambiar el mundo. En realidad, así ha sido
hasta ahora.
-¿Y cuál es el secreto?
-El millonésimo círculo.
Yo aliento a las mujeres a formar círculos que tengan un
componente espiritual. Simplemente escuchando los problemas,
anhelos y miedos de otras mujeres y contando los tuyos,
adquieres fuerza.
-Perdone, pero ¿porqué un círculo?
-Cuando uno está sentado en círculo y en silencio se da cuenta
de que hay una conexión espiritual con poder transformador.
Yo pertenezco a uno desde hace 18 años: encendemos una vela,
guardamos silencio, contamos lo que nos preocupa, debatimos, y
juntamos nuestras energías con un propósito.
-¿Convocan el poder interior?
-Interior y exterior.
La espiritualidad, la física quántica y el budismo dicen lo
mismo:
"Todo y todos estamos conectados
y por tanto lo que cada uno haga influye en el mundo."
-¿Por qué no círculos mixtos?
-Entre mujeres hay una conexión natural.
Algunos estudios evidencian que cuando una mujer que sufre
estrés habla con otra mujer, ambas liberan la hormona de la
maternidad que provoca que el estrés descienda.
-Curioso.
-Si las mujeres estuvieran implicadas en los procesos de paz,
todo sería más fácil, ¡pero si los que negocian son machos
alfa…!
-¿Qué ocurre cuando se encuentra un hombre estresado con
otro?
-Cuando un hombre estresado se encuentra con otro, segregan
testosterona, lo que provoca o bien la huida o el
enfrentamiento.
Pero si ese mismo hombre acude a una
mujer que le comprende, una bruja sabia, su adrenalina baja y su
autoestima sube. Y basta con que se siente a su lado.
-Es bonito eso que dice.
-Estamos llenas de recursos poderosísimos a los que no prestamos
atención, como el conocimiento intuitivo. Poderes que se
pueden desarrollar en los círculos.
-Propóngame un viaje interior.
-Sea auténtica, sea consecuente con su persona interior y
averigüe qué quiere hacer con su preciosa vida.
Desde fuera intentarán responder por usted a las preguntas
esenciales, no lo permita. Desvele qué tipo de arquetipo domina
en usted.
-¿A qué se refiere?
-Sus patrones internos que yo resumo en siete diosas.
Cada mujer debe identificar a sus dos o tres diosas dominantes,
que van desde la autónoma Artemisa y la fría Atenea, hasta la
nutritiva Deméter, la creativa Afrodita o Hera, la diosa del
matrimonio.
-No será tan simple.
-No, pero si podemos llevar una vida en la que el arquetipo y el
papel que desempeñamos coinciden, nos sentiremos satisfechas.