Lealtad con uno mismo
Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de
aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces:
los primeros los
comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos,
comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo
para reuniones interminables, donde se discuten estatutos,
normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no
se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo
para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad
cronológica, no han crecido. Ya no tengo tiempo para lidiar con
mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. No
tolero a manipuladores y oportunistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más
capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros. Las
personas no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo
es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchos dulces en el paquete…
Quiero vivir al
lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la
honradez.
Lo esencial es lo que
hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las
personas… Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a
crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez
puede dar.
Pretendo no
desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan… Estoy
seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he
comido.
Mi meta es llegar al
final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi
conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que
sólo tienes una...
Enviado por MJGA