por Jennifer Delgado
23 Mayo 2017
del Sitio Web
RinconPsicologia
"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir
al alto cielo.
A la vuelta contó.
Dijo que había contemplado desde arriba, la vida
humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso - reveló - un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos
fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos
los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos,
fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con
tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca se enciende".
Este precioso relato del escritor
Eduardo Galeano que aparece en su
obra "El
Libro de los Abrazos" muestra las diferencias que existen
entre las personas.
Hay personas seguras de sí, que han construido
una buena autoestima y que rebosan energía, a cuyo lado es un placer
estar.
Hay otras personas que nunca se han preocupado por crecer y que
terminan consumiéndose en el rencor, la envidia, el odio y los
resentimientos.
A esas personas les suele molestar mucho quienes
brillan con luz propia e incluso pueden hacer todo lo posible por
apagar esa luz.
¿Qué significa tener luz propia?
Durante algunos periodos de la vida, dejamos que otras personas nos
alumbren con su luz.
Esas personas nos dan una mano cuando más lo
necesitamos, nos brindan herramientas para enfrentar las
dificultades y nos ayudan a solucionar los problemas.
A su lado
aprendemos y nos recomponemos.
Sin embargo, es un error vivir continuamente bajo la luz de los
demás. Cada quien debe aprender a cultivar sus luces, que significa
alimentar sus sueños e ilusiones, potenciar sus capacidades y
cultivar su verdadero "yo".
Si no alimentas tu propia luz terminarás
desilusionado de la vida, acumulando desencantos e insatisfacciones
que te convertirán en una persona amargada.
Para brillar con luz propia es fundamental que:
-
Seas una persona auténtica y congruente
Todos tenemos una luz
diferente que nos hace únicos y especiales, pero si no nos
aseguramos de alimentarla terminará apagándose.
La mejor manera para
brillar con luz propia consiste en ser tú mismo, esforzándote cada
día por ser la mejor versión de ti.
-
No escondas tus oscuridades
Las oscuridades, entiéndase los
"defectos",
errores o fracasos, no son motivo para avergonzarse y no hay
necesidad de esconderlos.
Las oscuridades que se sacan a la luz
terminan convirtiéndose en luces, las que escondes pueden terminar
apagando tu luz.
No tiene mérito enorgullecerse de los logros, en
vez de eso, siéntete orgulloso de cómo has superado los obstáculos y
has logrado levantarte después de una caída.
¿Cómo protegerte de las personas que apagan las luces?
Hay personas que no soportan que los demás brillen, es como si esa
luz les encandilara.
Por eso pueden intentar hacerte creer que no
eres merecedor de ciertas cosas, que tu esfuerzo no ha sido para
tanto o que podías haberlo hecho mucho mejor.
También pueden lanzarte críticas muy dolorosas o incluso atacarte
donde más te duele recurriendo a la
manipulación emocional.
El
problema es que estas personas arrastran una gran frustración, lo
cual hace que proyecten sobre los demás sus propias oscuridades y
responsabilicen a los otros por lo que ellos mismos no han sido
capaces de lograr.
Si no construyes un escudo que te proteja de sus palabras y
actitudes, es probable que esos ataques terminen apagando tu luz, lo
cual significa que adoptarás su manera negativa y derrotista de ver
la vida y que también querrás apagar la luz de quienes te rodean.
Los tres pilares de ese escudo son:
-
Aprende a ignorar
Quizá algunas de las personas a quienes les
molesta tu luz son amigos cercanos o compañeros de trabajo.
En vez
de enfadarte con ellos, asume que son personas diferentes a ti, con
distintas experiencias de vida, que quizá ni siquiera son plenamente
conscientes del daño que pueden hacer sus comentarios y actitudes.
Por tanto, aprende a ignorar todo aquello que no te permita crecer.
Recuerda que solo te puede hacer daño aquello a lo que le has
conferido valor.
-
Cultiva el sentido del humor
No hay arma más poderosa contra los
problemas, las críticas malsanas y los intentos de desvalorización
que el sentido del humor.
No te tomes las cosas como algo personal,
aprende a reírte de lo que supuestamente debería incomodarte,
enfadarte o denigrarte.
El sentido del humor es la herramienta de
las personas inteligentes para protegerse y no permitir que los
demás dañen su autoestima.
-
Sigue siendo tú
No cambies tu manera de ser para satisfacer a
los demás porque ese es el camino más directo hacia la
insatisfacción y la infelicidad.
Puedes modular tus comportamientos
pero sin renunciar a tu esencia.
Considera que las herramientas más
eficaces para contrarrestar la negatividad son la felicidad y el
hecho de sentirte bien contigo mismo.
Y siempre que puedas, proyecta un poco de tu luz sobre los demás. No
serás más pobre sino mucho más rico porque la luz interior, mientras
más se reparte, más crece.
Y recuerda siempre que quien brilla con
luz propia no necesita apagar la luz de los demás...
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