del Sitio Web PijamaSurf
comparándonos con los demás no sólo nos hace sufrir, sino que es estúpido e ilusorio
Esta frase describe el estado de insatisfacción y celo que caracteriza al fenómeno de compararnos.
La comparación es sin
duda un veneno de la mente (puesto que siempre habrá algo más, algo
mejor, etc.), y sin embargo es parte arraigada de la mente analítica
que conoce las cosas comparándolas con otras, diferenciándolas al
cotejarlas.
Ricard dice:
El Buda había enseñado que la causa del sufrimiento es fundamentalmente el deseo, el deseo en un mundo impermanente, el deseo que se genera por la percepción dualista, por la ilusión de la separación.
La comparación nos hace desear lo otro de una manera que en general es emocionalmente negativa (con celos, enojo, resentimiento) o suele también producir soberbia (cuando nos comparamos favorablemente).
Al hacer esto, a la vez, nos distrae del presente, de la verdadera realidad.
Vivimos, al compararnos, en el miedo y la esperanza, en el pasado y en el futuro. Compararnos nos aleja también de la compasión, de desear la felicidad de los demás genuinamente.
Se podría argumentar que existe una cierta comparación positiva, cuando nos damos cuenta de todo lo que tenemos y vemos que los demás no tienen y entonces deseamos ayudarlos.
Y aunque esto es mucho mejor que compararnos en el sentido común de desear lo que tiene el otro o enorgullecernos de lo que tenemos (y cómo somos 'mejores'), de todas maneras esta no es la motivación correcta de la compasión en el budismo, la cual es espontánea y sin diferenciación:
Thomas Merton notó esto mismo:
El punto de Merton es especialmente incisivo, y es que la mayoría de las veces la comparación trata con fantasmas y le da importancia a cosas que no sólo no la tienen sino que no existen, son sólo elucubraciones mentales.
Nos comparamos con otros de maneras absurdas, como si existiera realmente una definición, alguien que es el más inteligente, el mejor en esto u otro, y lo hacemos proyectándonos sobre situaciones que ni siquiera existen:
Incluso nos comparamos seres que realmente no existen, puesto que comparamos las ideas que tenemos de nosotros mismos, pero esos "nosotros mismos" no son entidades sólidas, sino únicamente percepciones fugitivas de lo que somos.
Merton aquí toca una idea fundamental en el budismo:
¿A quién vas a comparar,
al ser que eres ahora o al ser que vas a ser en 2 minutos, en 1
hora...?
Tomando todo esto en cuenta, es fácil de entender porqué la comparación nos roba la felicidad y lo hace de una manera totalmente estúpida. Compararnos genera la ilusión de que la existencia es una competencia.
Algunas personas creen que evolutivamente estamos hechos para competir, pero esta teoría ha sido disputada con ideas como la de la endosimbiosis, que sugieren una evolución cooperativa.
De cualquier manera, el ser humano es el animal que busca elevarse por encima de los instintos ciegos de la biología. En lugar de la comparación están,
Científicamente, y en algunos aspectos filosóficamente, el pensamiento analítico-comparativo es útil, pero esto no necesita llevarse a cabo fuera de un límite muy definido y extrapolarse a una manera de pensar como modo de existencia.
La comparación divide y cierra el foco:
El conocimiento directo, la gnosis está libre de comparaciones y conceptualizaciones.
Esto es lo que perdemos al comparar:
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