24 Agosto 2016

del Sitio Web PasarPagina





 


Cierto día, el mal decidió retirarse de los negocios y rematar todas sus herramientas.

 

La subasta parecía imponente; todas sus armas estaban allí perfectamente exhibidas:

el odio, la malicia, la envidia, los celos, el engaño, la sensualidad desmedida...

Separado del lote principal, había un objeto aparentemente inofensivo, con aspecto de haber sido muy utilizado, cuyo precio era muy superior al de todos los demás.

Alguien preguntó:

- ¿Cómo se llama este instrumento?

- Desaliento - respondió el mal.

- ¿Por qué su precio es tan alto?

- Porque este instrumento es más útil que cualquier otro.

 

El desaliento puede entrar en la conciencia del ser humano, cuando todas las demás herramientas han fallado.

 

Una vez adentro, con esta sola arma puedo llegar a hacer, lo que desee con esa persona.

 

Está muy desgastada, porque la utilizo mucho y con casi todo el mundo.

 

Como muy pocos saben que me pertenece, puedo usarla continuamente para lograr mis propósitos.

Cuenta esta historia que, a pesar de su inmensa utilidad, el precio del desaliento era tan alto que aún sigue siendo propiedad del mal.

Fuente

 


Un fantástico relato que tiene como protagonista ese desánimo, ese desaliento, en donde los humanos caemos tanto y nos deja incapacitados para ver más allá del suelo que pisamos.

Sentimos este desaliento, en muchas etapas de nuestra vida, en distintos momentos y diferentes situaciones.

 

Sin fuerzas, en el trabajo que te esclaviza cada día, te estresa y te roba la mayoría del tiempo de tu existencia, desgana en la rutina diaria en tu casa, con tu pareja, con los niños, o en la soledad silenciosa, que te inyecta el veneno de "siempre lo mismo", que le quita el interés y la ilusión a cada día que pasa, viviendo un bucle de veinticuatro horas.

 

Desaliento, porque ves lo mal que anda el mundo, que tus quejas no sirven de nada, que tus aportaciones son ahogadas por otras personas, un sitio con gentes demasiado distintas, algunas con tanta maldad y poder destructivo, que te quitan las ganas de seguir comportándote como un ser educado y racional.

 

Porque gastas tiempo, dinero y deseos en realizar cosas bonitas e importantes, y vienen otros a romper y reventar lo que has hecho con tanto esfuerzo; porque parece que los que hacen mal, no les va nada mal, valga la redundancia...

 

Desgana por la impotencia de ver que pasan los días, y las cosas no cambian, y aunque lo anhelas, aunque hayas pedido el mismo deseo a muchas estrellas fugaces, nunca se cumple...

El desaliento es invisible, por eso en el relato, es el arma más valiosa, se cuela, se va colando en nuestro interior, y si no adviertes de su presencia, puede asestarte tal golpe, que acabas metido en una depresión curiosa.

Es el arma definitiva, porque mientras un guerrero tiene en alto su espada y escudo, podrá luchar, atacar y esquivar las embestidas del odio, del egoísmo, la envidia, la ira y otros muchos males que habitan en los seres humanos.

 

Se ven y se pueden esquivar, y contraatacar, pero si el desaliento, entra en el guerrero, lo cegará hasta tal punto, de no saber por qué lucha, y sin un horizonte claro, bajará las armas y será pasto de los males de la sociedad, muriendo o convirtiéndose en uno de ellos.

 

Por eso, el 'arma principal' del relato es tan valiosa...

Así que, nunca le des rienda suelta a la tristeza, impide que el desaliento entre en tu vida, no dejes que convierta tu rutina, en algo agobiante y tu vida en una tortura.

 

Aunque hay muchos motivos para agachar la cabeza, que la pena, no te corte la respiración, que no te ahogue, pues ese camino, solo te llevará a lugares sombríos en tu ser, tan oscuros, que algunos ya no son capaces de salir.

Sin duda, para cambiar de vida, para que otra perspectiva pueda aparecer en tu mente, hay que anteponer los pensamientos positivos, porque por muy mal que estén las cosas, siempre hay motivos para alegrarse, aunque sea solo, un día más, una respiración más, una caricia o un beso más.

¿Por qué eres capaz de ver en una habitación? Porque hay luz... Mientras exista la luz, la oscuridad no puede adueñarse del sitio.

 

Así lo mismo con tu vida, mientras haya esperanza y ganas por ver un mundo mejor, si tienes claro por lo que luchas, el desaliento no entrará en ti.

 

Igual en esta sociedad, hay muchas personas buenas brillando en un mar oscuro de gentes egoístas, y mientras estén ahí, la oscuridad no habrá ganado, una luz se puede ver desde todos lados en la noche.

 

Es entonces, que debemos prender esta luz en los demás, que no es convencer, más bien, que con tu pensar y tu actuar, las personas que están en ese desaliento, se contagien, y vean la posibilidad de brillar, para conseguir cada vez, una luz más grande.

 

Por eso, todo lo que hagamos día a día, aunque no parezca nada, marcará nuestra vida, definirá quienes somos y guiará a otros muchos a ser mejores, a darlo todo por una causa, a cambiar el mundo, uno que sea mejor, con más compasión, humanidad y alegría.

Este desaliento te dice que la política no cambiará, la sociedad no cambiará, que todo cada vez va a peor y no queda esperanza, por eso es mejor no hacer y conformarse con lo que pasa, que el ser humano no va cambiar, porque es así, al igual que no tienes cuatro brazos, tampoco tu mente y la de los demás, puede cambiar.

 

Si esa fuera la verdad, yo te diría, deja de leer y haz lo que te parezca, piensa solo en ti, se egoísta como tantas personas, pues no hay solución... pero no es verdad, la posibilidad de cambiar es real y se está gestando poco a poco.

 

Muchos de nosotros hemos recibido ese despertar, aunque actualmente no se perciba, y es en nuestras generaciones futuras, en donde tenemos que fijar la mirada, para que no vivan desalentados en un mundo en crisis, pues ellos serán, lo que tú les dejes brillar y para eso, debemos educarlos de otra manera, con otra forma de pensar.

Al igual que en el relato con el que comienza este escrito, existen una serie de armas para hacer daño al ser humano.

 

Nosotros no estamos indefensos, también tenemos otras para defendernos, como,

la empatía, el sacrificio, el honor, la sinceridad, la ayuda, la donación, la bondad, la paciencia, el perdón, la risa, el compromiso, la amistad, la ilusión, la justicia, la fortaleza, la esperanza, la caridad, la disciplina, etc...

Armas que pocos utilizan hoy en día y son muy valiosas.

Por eso no pienses solo cada día en todas las desgracias que hay, porque abrirás la puerta al desánimo, y te destrozará, piensa más bien, en lo bello que hay en la vida y lo que puedes aportar cada día, para mejorarla...

 

Ayuda a la vida a ser más grande... Está en tus manos...

 

Nosotros tenemos ese poder, que es más grande que cualquier arma maliciosa...