No puede hacerse desde la
ignorancia, la pretensión de gobernar. Nadie está listo para el
liderazgo si no posee los instrumentos sapientes para buscar el bien
de sus ciudadanos.
En el seno de esta mediocridad o se pretende construir un proyecto ideológico obtuso o se aborda la alternativa desde la más profunda carencia.
"Sofistas", exclama
Platón, ignorantes, diríamos en términos de este pecaminoso mundo
donde el saber es mirado con desconfianza y rechazo.
Esas limitaciones de conocimiento, lo que incluye una memoria pírrica sobre la propia historia, corroboran y confirman la caída de la política como instrumento esencial y nos están poniendo frente a una peligrosa crisis de la democracia.
Suele llamarse
manipulación, en especial si consideramos la tendencia a
eternizarse, a permanecer en cuotas altas, medias o bajas de poder.
Lo era cuando la preeminencia de los mass media y lo es ahora desde la virtualidad de la información. La gente disfruta con el barniz, con la superficie, con la frase altisonante, olvidando todo el meollo del grave asunto que afecta al cuerpo social.
Podemos hablar de una sociedad acivil...
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