por Jennifer Delgado
29 Agosto
2017
del
Sitio Web
RinconPsicologia
Cada uno de nosotros tiene su propia "zona de confort", un concepto
que no se limita a un lugar real sino que más bien es un
constructo psicológico que define
nuestra rutina en la vida cotidiana.
El concepto zona de confort se remonta a un experimento clásico en
psicología realizado en 1908 por los psicólogos Robert M. Yerkes
y John D. Dodson, quienes explicaron que un estado de
comodidad relativa generaba un nivel constante de rendimiento.
Sin embargo, también puntualizaron que para mejorar ese rendimiento
necesitamos experimentar cierto grado de ansiedad, salir a
conquistar un espacio en el que el estrés aumenta un poco.
Llamaron a ese espacio
"ansiedad óptima", e indicaron que se encuentra justo fuera de las
fronteras de nuestra zona de confort.
¿Qué es la
zona de confort en la que vivimos?
La zona de confort podría ser el sofá del salón donde preferimos
quedarnos en vez de salir a explorar el mundo, las tiendas donde
siempre compramos, el trabajo en el que llevamos más de 10 años o el
destino turístico al que regresamos año tras año.
Sin embargo, también es
nuestra manera de responder ante una crítica, la forma de enfrentar
las oportunidades que encierran riesgos e incluso la manera de
relacionarnos con nuestra pareja y/o padres.
El concepto de zona de confort se refiere a un estado psicológico en
el que nos sentimos seguros y no experimentamos ansiedad ni miedo.
Es un "espacio" que conocemos de principio a fin y en el que lo
controlamos casi todo.
Los hábitos que seguimos con asiduidad son los que nos permiten
construir esa zona de confort ya que sabemos exactamente qué podemos
esperar de cada situación.
Al minimizar la
incertidumbre, sentimos que lo tenemos todo más o menos bajo
control, por lo que creemos que estamos a salvo.
Para mantenernos dentro de la zona de confort debemos evitar los
riesgos y la incertidumbre, lo cual significa que adoptamos una
actitud pasiva ante la vida. Esa sensación de seguridad se paga caro
porque también vamos perdiendo los incentivos para vivir y caemos en
las garras de la monotonía y la apatía.
Esa es la razón por la
que nos apegamos a ciertos lugares, tradiciones, hábitos y/o
personas, evitando cualquier elemento que introduzca novedad porque
también significa incertidumbre y caos.
Por tanto, podemos decir
que la zona de confort es un espacio que hemos ido 'conquistando'
pero que a su vez también nos ha conquistado.
Señales de que
estamos atrapados en nuestra zona de confort
Dado que la zona de confort es un espacio que se construye
lentamente a lo largo de los años, muchas veces no nos damos cuenta
de que estamos atrapados en su interior.
Estamos tan acostumbrados
a nuestros hábitos y estilo de vida que no nos damos cuenta de cómo
limitan nuestras posibilidades de crecer.
Algunos signos que indican que debes salir de tu zona de confort
son:
-
No creces desde
el punto de vista emocional e intelectual sino que
experimentas una profunda apatía.
-
Te sientes
profundamente desmotivado, ningún nuevo proyecto o plan te
anima lo suficiente.
-
Te cierras a las
nuevas ideas ya que estas no encajan con tu sistema de
creencias perfectamente estructurado.
-
Tienes miedo a
asumir riesgos, por lo que prefieres dejar pasar las buenas
oportunidades con la excusa de que podrías perder más que
ganar.
-
Desde hace meses
o años sigues la misma rutina, de manera que hace mucho que
no experimentas esa increíble sensación de estar vivo que
genera probar cosas nuevas.
-
Te sientes más
aislado y comienzas a pensar que todo carece de sentido ya
que no encuentras nada estimulante en tu rutina cotidiana.
-
No aprendes nada
nuevo que pueda aportarle un toque de color diferente a tu
vida porque sientes que estás bien así, aunque en el fondo
experimentas un gran vacío, como si necesitaras algo más.
7 razones para
salir de la zona de confort
El escritor estadounidense Max DePree dijo:
"No podemos
convertirnos en lo que queremos ser, permaneciendo en lo que
somos en la actualidad".
Sin embargo, existen
muchos otros buenos motivos para animarse a salir de la zona de
confort:
-
Te prepara para los tiempos difíciles
Por muy seguros
que nos sintamos en nuestra zona de confort, ese espacio no
nos protegerá de los problemas, los cuales suelen aparecer
en la vida de manera inesperada generando una gran
incertidumbre.
Si no estamos
acostumbrados a los cambios, esos problemas pueden
desestabilizarnos e incluso generar trastornos psicológicos.
Aprender a vivir
fuera de la zona de confort, lidiando con la novedad, los
imprevistos y la incertidumbre nos convertirá en personas
más fuertes emocionalmente que podrán manejar mejor la
adversidad cuando esta se presente.
-
Serás más productivo
La comodidad mata
la productividad porque sin esa pequeña dosis de ansiedad
que acompaña los plazos y las expectativas tenemos la
tendencia a hacer el mínimo necesario para conseguir
resultados mediocres.
En resumen, la
zona de confort nos aboca a la mediocridad, a contentarnos.
Otra posibilidad
es que caigamos en la "trampa del trabajo", fingir que
estamos "demasiado ocupados" como una excusa para permanecer
dentro de nuestra zona de confort y evitar cosas nuevas.
Ir un poco más
allá de nuestros límites puede hacer que recuperemos el
empuje necesario y mejoremos nuestra productividad de mil
maneras posibles, incluso recurriendo a la creatividad.
-
Tus límites serán cada vez más amplios
Una vez que
ponemos un pie fuera de nuestra zona de confort, esta se
amplía, lo cual significa que nos convertirnos en personas
más abiertas al cambio.
Adoptar esta
actitud nos permite ser capaces de lidiar con la "ansiedad
óptima" sin que esta nos moleste, al contrario, aprendemos a
usarla a nuestro favor, aprovechando la energía que nos
reporta.
-
Aumentará tu creatividad
La zona de
confort representa todo aquello que conocemos y sabemos.
Fuera se
encuentra otro mundo por descubrir. En la zona de confort no
aparecen grandes ideas ni realizamos grandes
descubrimientos, es necesario salir de lo conocido para
encontrar la inspiración que aguijonee la creatividad.
Solo entonces
seremos capaces de generar nuevas ideas, ver viejos
problemas bajo una perspectiva diferente y establecer
conexiones originales.
De hecho, un
estudio realizado en la Universidad de Florida comprobó que
los estudiantes que pasaban tan solo un semestre fuera de su
país obtenían mejores puntuaciones en los test de
creatividad que aquellos que se habían quedado estudiando en
la misma universidad.
-
Ganarás autoconfianza
Salir de la zona
de confort da un poco de miedo, pero cuando lo hacemos y
conseguimos nuestros objetivos experimentamos una increíble
sensación de
empoderamiento.
En práctica,
cuando somos capaces de lidiar con situaciones que nos
atemorizan un poco, comprendemos que somos mucho más fuertes
de lo que pensamos, lo cual refuerza nuestro autoconcepto.
Además, a medida
que superamos los obstáculos vamos ganando habilidades que
pasan a formar parte de nuestra mochila de herramientas para
la vida.
-
Te sentirás más vivo
Al salir de la
zona de confort conocemos a nuevas personas y vivimos nuevas
experiencias.
Algunas de esas
experiencias no serán positivas pero otras se convertirán en
un motor impulsor que nos dé nuevas energías.
Pronto
descubriremos que esa sensación de vacío desaparece,
simplemente porque aprendemos a disfrutar más de la vida.
-
Envejecerás mejor
Un estudio
realizado en la Universidad de Texas reveló que salir de la
zona de confort nos ayuda a conservar las capacidades
cognitivas a medida que envejecemos.
Mantener la mente
activa y plantearse nuevos retos es fundamental ya que
representan una importante fuente de estimulación tanto a
nivel mental como social.
Por consiguiente,
mantenerse dentro de la zona de confort significa estar
fuera de la zona de mejora.
¿Cómo salir de
la zona de confort sin lastimarnos?
Una vez que sabemos qué es la zona de confort y los problemas que
puede causar apegarnos demasiado a los hábitos y cosas conocidas,
resulta evidente que es necesario salir de ese círculo vicioso en el
que nos hemos metido.
Para ello debemos asumir
que experimentar un poco de ansiedad de vez en cuando es
positivo porque nos mantiene vivos, nos fortalece y nos ayuda a
crecer.
Sin embargo, también es importante mantener bajo control ese nivel
de ansiedad, lo cual significa que no hay necesidad de lanzarse al
vacío sin paracaídas, podemos salir de nuestra zona de confort dando
un paso a la vez, deteniéndonos cuando sintamos que la ansiedad o el
miedo comienzan a crecer en intensidad.
Hay personas que pueden salir de su zona de confort dando un gran
salto porque pueden gestionar ese nivel de ansiedad.
Hay otras que necesitan
dar pequeños pasos a la vez. Lo importante no es cómo lo hagas ni el
ritmo que lleves, sino que seamos capaces de expandir cada vez más
nuestros horizontes.
En todos los casos, el secreto radica en encontrar un equilibrio en
el que esa ansiedad por lo nuevo y desconocido genere un estado
positivo, no debe hacer que nos sintamos mal.
No es
conveniente vivir eternamente fuera de la zona de confort
Es importante salir de la zona de confort, pero tampoco debe
convertirse en una obsesión.
Debemos tener en cuenta
que no podemos vivir fuera de nuestra zona de comodidad todo el
tiempo. De vez en cuando es útil regresar a ese espacio donde nos
sentimos seguros para procesar tranquilamente nuestras experiencias.
De hecho, si cometemos el error de olvidarnos por completo de esa
zona de confort caemos en el riesgo de sufrir lo que se llama "adaptación
hedonista", que significa que las cosas y experiencias
nuevas dejan de impresionarnos y ya no nos hacen sentir vivos pues
nos hemos acostumbrado a la descarga de adrenalina que producen.
Esa es la razón por lo
que lo increíble se vuelve ordinario en muy poco tiempo.
Por tanto, no tenemos que ver la zona de confort como nuestra
enemiga, como muchos gurús del Desarrollo Personal
afirman, pues es una oportunidad para crecer pero también un espacio
donde reconfortarnos.
Fuentes
-
Park, D. et. Al.
(2014) - The Impact of Sustained Engagement on Cognitive
Function in Older Adults: The Synapse Project. Psychol Sci;
25(1): 103-112.
-
Lee, C. S. et.
Al. (2012) - On the Cognitive Benefits of Cultural
Experience: Exploring the Relationship between Studying
Abroad and Creative Thinking. Cognitive Psychology; 26(5):
768-778.
-
Yerkes, R. M. &
Dodson, J. D. (1908) - The relation of strength of stimulus
to rapidity of habit formation. Journal of Comparative
Neurology and Psychology; 18: 459-482.
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