01 Agosto 2017
del Sitio Web PijamaSurf








En los mejores momentos de la existencia

deja de haber un sujeto en relación

a un mundo de objetos separados

 



Jordan Peterson, profesor de psicología de la Universidad de Toronto, se ha convertido en una celebridad de Internet por la furiosa lucidez con la que azuza a los jóvenes a tomar responsabilidad de sus vidas y encontrar significado en la posmodernidad.

 

En este video abajo, Peterson, hablando ante jóvenes universitarios, analiza cómo en nuestra época la idea de lo sagrado de ha vuelto incomprensible o anacrónica... y sin embargo, es vital para encontrar sentido existencial.
 

 

 

 

 


En cierto momento Peterson menciona algo sumamente perspicaz.

Aunque creemos que existimos en un mundo en el que la existencia es fundamentalmente una relación entre un sujeto encerrado en su cuerpo-mente y un mundo de objetos separados, esta visión newtoniana determinista no necesariamente es correcta.

Por una parte, la física moderna ha mostrado que el mundo no está hecho de objetos en sentido estricto, sino de procesos y probabilidades.

 

Asimismo, diversos científicos de la inteligencia artificial han notado que es imposible crear máquinas que vean objetos, ya que las barreras entre los objetos no son nada obvias y es muy difícil entender cómo separamos los objetos.

 

Existimos a múltiples niveles, al nivel cuántico, atómico, molecular, del tejido celular, etc. y aunque nos vemos a un cierto nivel de resolución, todos los niveles son igualmente relevantes y reales, y no tenemos una buena idea de cómo es que vemos lo que vemos...

 

Esto se conoce como el problema del marco.

Otra manera de entender porqué es importante y podría ser provechoso dejar de existir de una forma basada en los objetos tiene que ver con el hecho esencial de que los momentos más memorables, extáticos y significativos de nuestra existencia justamente ocurren cuando no nos percibimos como sujetos en relación a un mundo de objetos.

 

Por otro lado, los momentos de mayor sufrimiento son casi siempre momentos en los que estamos demasiado conscientes de nosotros mismos.

 

Peterson sugiere que si te observas durante 1 semana te darás cuenta que los momentos en los que estás molesto, aburrido o pasándola mal en general son aquellos en que estás pensando de manera incorrecta, abusando de ti mismo, ensimismado.

Mientras que en,

"los momentos en los que estamos verdaderamente involucrados en la vida no te das cuenta de que estas ahí; la distinción entre sujeto y objeto desaparece cuando estas involucrado en algo que te parece significativo".

Tenemos aquí un entendimiento que borra la línea que divide a lo sagrado de lo significativo - siendo lo significativo lo que conecta a una persona con su propia naturaleza y con el orden de la vida.

"El propósito de la vida, según puedo ver luego de estudiar mitología y psicología por varias décadas, es encontrar un modo de existir en el que el hecho de que la vida es sufrimiento no sea relevante o que sea aceptable",

...dice Peterson, haciendo referencia a algo que ha notado tanto el budismo como el cristianismo, que la vida es sufrimiento, pero que ese sufrimiento puede ser transformado si es re-significado.

 

Ese modo de existir es un estado de flujo en el que deja de haber resentimiento y aburrimiento:

hay una intemporalidad asociada en este estado, mitológicamente es equivalente a una breve habitación en el reino de Dios, el lugar en el que estás que es tan significativo que te permite sobrellevar las duras precondiciones de la vida sin volverte amargo o resentido o cruel.

 

No hay nada tan útil como esto.

Resulta evidente desde la perspectiva mística que los momentos en los que se disuelve la construcción de un yo dividido del mundo son los momentos sagrados, los momentos de comunión, en los que el individuo pierde importancia personal y se abisma en lo divino.

 

Pero esto es también cierto en una vida común que no recurre a lo místico.

 

Los mejores momentos de la vida, ya sea cuando estamos creando algo en nuestro trabajo, cuando estamos amando a alguien, cuando estamos contemplando la belleza de algo, se caracterizan por la disolución del sujeto que primero piensa antes de ser - se disuelve en el mundo y se vuelve pura experiencia sin separación entre el que experimenta y lo que experimenta.

 

Puede que después nos describamos y saboreemos la experiencia en la memoria, pero la riqueza de la experiencia yace en que en el momento fuimos ella en plenitud, sin conciencia de separación.

 

De nuevo, desde un plano psicológico esto es una experiencia de flujo o un momento de significado y desde la perspectiva mística esto es lo que se conoce como la no-dualidad, el estado místico por excelencia.

 

Tanto lo significativo como lo divino tienen en común esta disolvencia en algo más grande que es el soporte de la existencia...