05 Julio 2017
del Sitio Web
Tendencias21
Imagen: slon_dot_pics
Su
composición está relacionada con la densidad de
ciertas áreas cerebrales y con el comportamiento
humano
La flora intestinal afecta a nuestros pensamientos y
emociones, ha descubierto un estudio.
La composición
de la flora se refleja en el volumen de las zonas
cerebrales implicadas en el tratamiento de
informaciones complejas y en la memoria, e influye
asimismo en el comportamiento humano.
La flora intestinal no sólo afecta a nuestra salud física, sino
también a nuestros pensamientos y emociones, ha descubierto un
estudio.
La
flora o microbiota intestinal está
integrada por el conjunto de bacterias que viven en el intestino,
desempeñando la mayoría de ellas un papel beneficioso para la salud,
ya que ayudan a la absorción de nutrientes y son imprescindibles
para la síntesis de determinados compuestos, como la vitamina K y
otras del complejo B.
Se calcula que el ser humano tiene unas 2.000 especies
bacterianas diferentes, de las cuales solamente 100 pueden
llegar a ser perjudiciales.
La flora aglutina a todas
las bacterias del sistema gastro-intestinal y constituye la mayor
reserva de microbiota de todo el organismo humano.
Esta investigación ha identificado relaciones entre dos tipos de
flora y su incidencia sobre algunas respuestas emocionales en los
seres humanos.
Según los autores de este
estudio, se trata de la primera demostración empírica de la relación
entre diferentes comportamientos humanos y la composición microbiana
de seres humanos sanos.
Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre la influencia
de los organismos intestinales sobre las emociones se han efectuado
en animales.
Se ha comprobado por
ejemplo que la flora intestinal de los roedores puede modificar su
comportamiento.
Relación
comprobada
Esta investigación (Brain
Structure and Response to Emotional Stimuli as related to Gut
Microbial profiles in Healthy Women) ha demostrado que la
misma asociación afecta a los seres humanos.
Los científicos
analizaron muestras fecales de 40 mujeres sanas, con edades
comprendidas entre los 18 y los 55 años, y dividieron los resultados
de los análisis en dos grupos, en función de la composición de su
flora intestinal.
Uno de los grupos analizados mostró una mayor abundancia de un tipo
de bacteria llamada
Bacteroides, mientras que el otro
grupo disponía de una abundancia mayor de otra bacteria denominada
Prevotella.
A continuación, los investigadores escanearon el cerebro de las
participantes a través de imágenes de resonancia magnética, mientras
les mostraban diversas imágenes pensadas para provocar una reacción
emocional, ya sea positiva, negativa o neutra.
De esta forma pudieron descubrir que las personas que tenían una
flora intestinal dominada por Bacteroides tenían una materia gris
más densa en el córtex frontal y las regiones insulares, las zonas
del cerebro especializadas en el tratamiento de informaciones
complejas.
Asimismo, mostraban un
hipocampo más voluminoso, la zona
cerebral implicada en la memoria.
Sin embargo, las personas del segundo grupo tenían menos
desarrolladas esas mismas áreas cerebrales, confirmando que existe
una estrecha relación entre las regiones emocionales, sensoriales y
las de la atención, que tenemos en el cerebro, y la composición de
la flora intestinal.
Cuando los investigadores mostraron imágenes negativas, las
participantes que tenían más bacterias Pretovella mostraban
una actividad más pobre en la región del hipocampo, al mismo tiempo
que presentaban niveles de ansiedad, estrés e irritabilidad más
elevados cuando miraban las imágenes.
Factor de
riesgo
Según los investigadores, como el hipocampo ayuda a regular las
emociones, cuando el cerebro tiene un hipocampo más pequeño,
vinculado a la composición de la flora intestinal, las imágenes
negativas pueden provocar reacciones emocionales más intensas.
"Un hipocampo menos
involucrado a las imágenes negativas puede estar asociado a una
reacción emocional desproporcionada", escriben los autores en su
artículo en Psychosomatic Medicine - Journal of Behavioral
Medicine.
Según los investigadores,
estos cambios emocionales implican un déficit característico de
determinados trastornos mentales como,
Aunque las personas
participantes en este estudio estaban sanas, estos resultados
señalan que los perfiles obtenidos de la estructura de la flora
intestinal constituyen un factor de vulnerabilidad para estas
personas, ante posibles trastornos psiquiátricos.
Los investigadores señalan que estos resultados no deben
considerarse concluyentes, ya que la muestra analizada es pequeña.
Por ello se proponen
realizar este estudio con muchas más personas con la finalidad de
comprender mejor la relación, ya esbozada, entre la flora
intestinal, las emociones y el comportamiento humano.
Referencia
|