por Jorge Alvarez
del Sitio Web
LaBrujulaVerde Wikimedia Commons
No se trataba de un caso
normal, ya que, según los familiares, el óbito se debió a una
infección bacteriológica originada directamente por
un experimento de la US Navy sobre la
población civil.
Las armas bacteriológicas eran una novedad si nos referimos a ellas stricto sensu y obviamos las noticias históricas sobre epidemias provocadas deliberadamente con peste o viruela, que a menudo tienen más de leyenda que de realidad.
Fue en la Primera Guerra Mundial cuando se empezó a experimentar científicamente con microbios para su aplicación militar, aunque en esa contienda el interés se centró en el gas mostaza, el cloro o el fosgeno hasta su prohibición definitiva - teóricamente - por el Protocolo de Ginebra de 1925.
con máscaras antigás en la I Guerra Mundial Foto: dominio público
Wikimedia Commons
Parece ser que fue
entonces cuando se probó por primera vez el ántrax y además de forma
encubierta, contaminando alimentos.
Los primeros pasos se
dieron en 1942 en Fort Detrick, Maryland, donde hoy en día se ubica
la sede del
USAMRIID (United States Army
Medical Research Institute of Infectious Diseases), desarrollándolo
de forma paralela al otro gran sector armamentístico de la etapa
posbélica, el atómico.
Operarios de Fort Detrick
Foto: Priceonomics
Lo llamativo del asunto estaba en que se diseñó un programa de experimentación con población para comprobar los efectos de la manera más ajustada posible, pues el Comité de Guerra Bacteriológica creado en 1948 advertía de la susceptibilidad de EE.UU. a un ataque de esa naturaleza.
Para ello era necesario difundir en ciudades los patógenos, de forma que éstos se dispersaran naturalmente tal cual se haría en una situación real, pudiendo así registrar, cuantificar y analizar los resultados en varios ámbitos y diferentes condiciones atmosféricas.
San Francisco resultó la
primera urbe elegida para lo que se bautizó como 'Operation
Sea-Spray'.
Por supuesto, pese a que el objeto final de la investigación sólo consistía en baremar la susceptibilidad de una gran ciudad a un ataque biológico, bien desde un punto de vista defensivo, bien desde el ofensivo, se estimaba que los efectos durante el experimento serían casi imperceptibles, dado que la cantidad de agentes bacteriológicos utilizada era limitada y lo que verdaderamente se buscaba de momento era ver cómo se dispersaban para diseñar un plan optimizado de contramedidas.
Imagen:
Google
Ambos fueron esparcidos desde un cazaminas de la armada acompañadas de partículas de sulfuro de cadmio-zinc para facilitar la monitorización.
A lo largo de una semana entre el 20 y el 27 de septiembre de aquel año, las mangueras del barco lanzaron al aire emisiones que duraban media hora, sumando un total de,
...que formaron una contagiosa nube invisible de más de tres kilómetros de longitud.
El experimento se consideró un amenazador éxito:
Foto: Benutzer:Brudersohn
Wikimedia Commons
Muy poco después, el 11 de octubre, once personas ingresaron de urgencia en el Hospital de Stanford con neumonía y unas infecciones urinarias tan poco comunes en diagnóstico y coincidencia que uno de los doctores publicaría un estudio sobre el asunto en una prestigiosa revista médica.
Diez de aquellos pacientes se recuperaron y fueron dados de alta poco después pero el undécimo - en realidad el primero, un anciano de setenta y cinco años que se sometió a una cirugía de próstata - no tuvo suerte y murió en sólo tres semanas a causa de una endocarditis, que es otro de los daños que puede causar Serratia marcescens tras viajar hasta el corazón desde el conducto urinario a través de la sangre.
El infortunado era Edward
J. Nevin...
No sólo eso sino que entre 1949 y 1969 además había llevado a cabo otras doscientas treinta y nueve pruebas parecidas al aire libre usando bacterias u agentes químicos que las imitaban.
del hospital de Stanford
Foto:
Stanford Health Care
En alguno de ellos incluso,
Asimismo, señalaron que ningún otro hospital de San Francisco había registrado nada similar, por lo que los once pacientes enfermaron durante los procesos médicos normales.
Es decir, la fuente de infección estaría en el propio complejo hospitalario.
Pero el estamento médico se planteó si otros casos de la época que tuvieron un repunte considerable - infecciones coronarias y neumonías, así como una subida de infecciones intravenosas entre drogadictos en las décadas de los sesenta y setenta - no estarían también relacionados.
De hecho, el sulfuro de cadmio-zinc hoy es considerado cancerígeno.
Imagen:
Priceonomics
Tras una serie de retrasos e incluso el intento de agresión de un general, vio cómo el juez decidía desestimarla al no encontrar correlación concluyente, argumentando que en los otros sitios no se habían registrado víctimas y que ni siquiera el sulfuro de cadmio-zinc había aumentado significativamente el cáncer en Minnesota, uno de los estados donde se roció específicamente.
Nevin apeló al Tribunal
Supremo, pero éste confirmó la sentencia dando la razón a la
abogacía del Estado, que sostenía que hubo dos cepas distintas que
coincidieron en tiempo y lugar.
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