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en lo que nos convertiremos, pero "en lo que nos convertiremos" pertenece a un cuerpo multidimensional unificado del cual formamos parte en el presente
sin ser conscientes
del mismo
La polémica
paradoja
Einstein-Podolsky-Rosen (EPR) que describe la comunicación
instantánea de dos partículas sin importar la distancia a la que se
encuentren, tiene varias posibles soluciones para explicar el
llamado "spooky effect o
quantum entanglement", pero en este escrito sólo nos centraremos
en un novedoso y particular enfoque que explique satisfactoriamente
el efecto EPR,
la multidimensionalidad.
La explicación a la EPR desde el punto de vista de la
multidimensionalidad propone que ambas partículas no tienen
existencia independiente, sino que permanecen, en realidad, a un
mismo cuerpo localizado en una dimensión "n+1".
Los eventos separados
entre sí, pero relacionados en un espacio de "n" dimensiones,
pertenecen a un "cuerpo" unificado en el espacio unificado "n+1".
de Edwin
Abbott
Un ser de n+1 dimensiones interactuando con un ser con una dimensión menor a la suya, provocará eventos en este último espacio que serán observados por los seres del mismo espacio, como separados pero relacionados entre si sin saber que son causados por la conducta (en el espacio n+1) de un "cuerpo" unificado.
Un magnífico ejemplo de lo anterior es la colocación de los cinco dedos de la mano de un hombre en un plano bidimensional.
Para un ser hipotético viviendo en el plano, la única manifestación del cuerpo humano tridimensional interactuando en su espacio serían cinco círculos independientes y separados.
Estos los vería relacionados entre sí (se moverían y cambiarían de
posición al unísono); sin embargo, su origen unificado en un cuerpo
de la tercera dimensión sería inimaginable para el ser
bidimensional. Los cuerpos tendrán aspectos diferentes
en marcos de referencia
diferentes
Estos efectos parecerán absurdos si no nos damos
cuenta de que son sólo las proyecciones tridimensionales de
fenómenos que tienen lugar en cuatro dimensiones, de la misma manera
que las sombras son proyecciones de objetos tridimensionales.
De manera similar Platón afirmó que,
Partiendo de esta premisa y tomando en cuenta que la "forma" y la llamada "sustancia" son sólo proyecciones, la única manera de conocer la "verdad", la realidad última (y primera) sería conociendo, experimentando y viviendo la luz que es la causante de la proyección de las formas.
Es ahí que el místico neoplatónico Plotino expusiera su "teoría de las hipóstasis".
Hipóstasis es la sustancia verdadera, el ser verdadero, declara la teoría de Plotino, y cuya estructura es la siguiente:
Lo que aún no está en tu mente lo vives como tiempo, y aquello que ya está en tu mente,
lo vives como espacio.
Esta declaración se puede corroborar estudiando el tiempo necesario
para crear una imagen, es decir la duración del presente visual, que
en el cerebro humano es de aproximadamente de 50 milisegundos
(proceso: retina, nervio óptico, tálamo, corteza), creando en la
corteza visual un campo de interacciones energéticas de la
suficiente complejidad para crear una imagen visual.
Si la duración del presente visual (tiempo necesario para crear una
imagen) fuera mucho menor, veríamos como separados los eventos que
en una duración mayor aparecen como unidos.
En esta duración del presente de 90 minutos, la fotografía obtenida mostraría todas las interacciones entre los jugadores, y la pelota formando un solo cuerpo unificado.
Este cuerpo en el cual el pasado, el presente y el
futuro, se han transformado en espacio, en una sola imagen perceptual, equivale a una transformación dimensional.
Por ejemplo, un ser humano funciona en una duración del presente mucho mayor que la de un mosquito. El ser humano constituye un "cuerpo" de una complejidad inimaginable para el insecto, y capaz de predecir la conducta de éste como si existiera en un futuro para el.
En realidad, ambos
coexisten en un mismo presente, de la misma forma que la célula de
un cuerpo humano coexiste en la conciencia del yo del mismo, la una
colocada en una dimensión mayor a la otra, y capaz de modificarla
desde un aparente futuro.
Grinberg concluye:
En un cuerpo donde la frecuencia energética-coherente se incrementa llega un momento en el cual se alcanza el máximo de complejidad de su plano dimensional y al sobrepasarlo "salta" a un espacio dimensional mayor, incorporando una dimensión "n+1" a su conformación.
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