por el Dr. Joseph Mercola
29 Marzo
2023
del
Sitio Web
TomeControlDeSuSalud
HISTORIA EN BREVE
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Las
mitocondrias son las fuentes energéticas de sus células
que producen la mayor parte de energía que se genera en
su cuerpo. También coordinan la apoptosis o muerte
celular programada, un proceso importante que asegura la
muerte de las células que funcionan inadecuadamente y
que de lo contrario podrían convertirse en cáncer
-
En
vista de que su cerebro es el órgano que más necesita
energía, es particularmente susceptible a la producción
de energía deteriorada por culpa de las mitocondrias
deficientes, y los investigadores ahora sugieren que
esto es lo que hace que el cerebro humano sea
susceptible a enfermedades relacionadas con la edad
-
En
el caso de las personas de edad avanzada, los genes
mitocondriales relacionados con la producción energética
se vuelven progresivamente menos activos. Las
mitocondrias suelen ser menos densas y más fragmentadas,
además, producen cantidades mucho menores de energía
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Los
radicales libres formados a nivel mitocondrial suelen
ser extremadamente nocivos, por lo que debe
minimizarlos. Algunas de las estrategias más efectivas
son la cetosis cíclica, la restricción calórica (ayuno),
los horarios adecuados de alimentación, el ejercicio y
evitar los campos electromagnéticos
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Algunos de los suplementos que ayudan a optimizar la
función mitocondrial son el CoQ10, la PQQ, la berberina,
el magnesio, la niacina de liberación no temporizada y
D-ribosa
En los últimos años, se ha hecho más evidente que la mayor parte de
lo que conocemos como salud y enfermedad está relacionado con la
función de sus mitocondrias, que son estos pequeños orgánulos dentro
de sus células y que desempeñan un papel importante en la producción
de trifosfato de adenosina (ATP, por sus siglas en inglés) que es
necesario para todas las funciones biológicas.
Si sus mitocondrias no funcionan adecuadamente, su riesgo de sufrir
alguna enfermedad crónica degenerativa aumentará radicalmente.
Cabe
decir que optimizar sus mitocondrias también es vital para las
estrategias que buscan prolongar la vida.
En vista de que su cerebro es el órgano que más necesita energía (al
consumir hasta un 20% de la que todo su cuerpo utiliza), 1 es
particularmente susceptible a la producción de energía deteriorada
por culpa de las mitocondrias deficientes, y los investigadores
ahora sugieren que, al parecer, esto hace que el cerebro humano sea
susceptible a enfermedades relacionadas con la edad.
De acuerdo con
lo publicado en el portal Salk News: 2
"Los investigadores de Salk utilizaron un nuevo método para
descubrir que las células de personas mayores tenían alteraciones en
las mitocondrias, las fuentes energéticas de las células, y una
menor producción de energía.
Comprender mejor los efectos del envejecimiento en las mitocondrias
podría revelar más sobre el vínculo entre la disfunción mitocondrial
y las enfermedades cerebrales relacionadas con la edad, como el
alzhéimer y el párkinson".
Disfunción
mitocondrial y enfermedad cerebral relacionada con la edad
La investigación 3 en cuestión que fue publicada en la revista
Cell
Reports, respalda,
"una explicación bioenergética para la alta
susceptibilidad del cerebro ante el envejecimiento".
Con la edad, las mitocondrias suelen disminuir tanto en número como
en función, y esta disfunción relacionada con la edad es causada por
una producción defectuosa de ATP y un aumento en el daño oxidativo.
De acuerdo con los autores:
"La disfunción mitocondrial se caracteriza por la pérdida del
potencial en la membrana mitocondrial, que está directamente
relacionada con la pérdida de energía generada a través de la cadena
de transporte de electrones que realiza la fosforilación oxidativa (OXPHOS,
por sus siglas en inglés); se cree que la disfunción de OXPHOS
sienta las bases para el desarrollo de trastornos relacionados con
la edad.
Curiosamente, las enfermedades mitocondriales congénitas que pueden
ser causadas por mutaciones en genes codificados en el ADN nuclear,
el cual codifica la gran mayoría de genes mitocondriales, o en genes
codificados en el ADN mitocondrial, suelen relacionarse con
fenotipos neurodegenerativos, lo que indica que las neuronas
cerebrales tienen una vulnerabilidad particular frente a los
defectos mitocondriales.
Del mismo modo, el cerebro humano es un órgano que se ve sumamente
afectado por el envejecimiento, por lo que la edad avanzada es el
factor de riesgo más fuerte para la mayoría de los trastornos
neurodegenerativos".
Aunque la mayoría de los métodos de investigación aplican factores
químicos estresantes en las células con el fin de simular el
envejecimiento celular, el Grupo Salk, dirigido por Rusty Gage,
profesor del Salk Laboratory of Genetics, utilizó un novedoso método
desarrollado previamente por él mismo y que convierte directamente
las células cutáneas en neuronas que se conocen como "neuronas
inducidas" o iNs, por sus siglas en inglés.
Este tipo de neuronas les permitieron observar los efectos del
envejecimiento natural en las mitocondrias.
Los genes
mitocondriales relacionados con la producción energética se
desactivan en personas mayores
Para el estudio presentado, el equipo recolectó células cutáneas de
participantes cuyas edades oscilaban entre los 0 y 89 años para más
tarde crear iNs de cada donante.
Luego estudiaron las mitocondrias
dentro de cada conjunto haciendo uso de diversos métodos.
Curiosamente, mientras que las mitocondrias en las células cutáneas
mostraron pocas variaciones entre los grupos de edad, una vez que
las células se convirtieron en neuronas surgieron diferencias
significativas.
En las iNs de los participantes de edad avanzada, los genes
mitocondriales relacionados con la producción de energía fueron
rechazados.
Las mitocondrias también eran menos densas y más
fragmentadas, además, generaban cantidades mucho menores de energía.
El potencial de la membrana mitocondrial fue, en promedio, un 43%
más bajo en las iNs más antiguas en comparación con las más
recientes.
"Casi todas las áreas que examinamos: funcionales, genéticas y
morfológicas, tenían defectos", dijo Jerome Mertens, científico del
equipo de Salk y autor del estudio correspondiente.
Los autores también señalaron que las diferencias en la
susceptibilidad ante el envejecimiento mitocondrial entre varios
tipos de células parecen depender del nivel de fosforilación
oxidativa que la célula en cuestión realiza, y que,
"el perfil
metabólico de las neuronas podría volverlas particularmente
vulnerables al envejecimiento mitocondrial".
Según lo informado por Salk News:
"Los investigadores plantearon la hipótesis de que la razón por la
cual las mitocondrias de las iNs se veían más afectadas por el
envejecimiento, en comparación con las mitocondrias de las células
cutáneas, era porque las neuronas dependen más de las mitocondrias
para abastecer sus necesidades energéticas.
‘No importa si tiene un automóvil viejo con un motor dañado que se
queda estacionado en su cochera todos los días. Pero si emprende un
viaje con ese automóvil, el motor se convertirá en un gran
problema’, explicó Mertens.
El hallazgo muestra cómo el envejecimiento puede afectar los órganos
de forma diferente en todo el cuerpo.
Los investigadores quieren
comenzar a aplicar su método con el fin de estudiar diversas
enfermedades relacionadas con la edad, como el alzhéimer y el
párkinson.
En el pasado, los defectos mitocondriales han sido relacionados con
estas enfermedades.
Al recolectar células cutáneas de los pacientes
y crear iNs, el equipo puede observar cómo las mitocondrias
neuronales de los pacientes con dichas enfermedades son diferentes
en comparación con las mitocondrias neuronales de las personas
mayores que no las sufren".
La función
mitocondrial es importante para la protección tumoral
Además de convertir los alimentos que consume en energía, sus
mitocondrias también tienen otras funciones radicalmente
importantes.
Por ejemplo, actúan como coordinadores de la apoptosis
o muerte celular programada, un proceso fundamental que asegura la
muerte de las células que funcionan inadecuadamente y que pueden
convertirse en tumores para evitar ser eliminadas.
A lo largo de la vida de una célula, esta sufrirá algún tipo de daño
inevitablemente. Una vez que el daño haya alcanzado cierto umbral,
la célula recibirá señales para autodestruirse.
Sus mitocondrias determinan si se ha alcanzado ese umbral, asimismo,
son las precursoras del subsiguiente programa de autodestrucción
celular.
Si sus mitocondrias no están funcionando adecuadamente, a
lo mejor no puedan determinar correctamente cuándo se ha alcanzado
dicho umbral de daño ni puedan darle a la célula dañada la señal de
apoptosis.
El resultado es obvio, sus células terminan severamente dañadas,
rondando, acumulando y contribuyendo a una mayor disfunción.
Además, para que se genere el alud de apoptosis, se requiere la
entrada de energía.
Por lo tanto, aun cuando sus mitocondrias puedan
determinar que se ha alcanzado el umbral y sean capaces de señalizar
la apoptosis, si no cuenta con el nivel de energía suficiente, las
células deficientes sobrevivirán y se multiplicarán.
Esto, en pocas
palabras, es cómo
las mitocondrias disfuncionales terminan causando
cáncer.
Los radicales
libres de superóxido son un enemigo primordial
Aunque las mitocondrias pueden sufrir diversos tipos de daños,
muchos de ellos se deben a los radicales libres de superóxido, los
cuales se crean cuando los electrones escapan de la cadena de
transporte de electrones (ETC, por sus siglas en inglés) y
reaccionan con el oxígeno.
Este es un proceso normal y saludable, pero cuando se crea
superóxido en niveles superiores a lo que se considera como
saludable, dañará el ADN en sus mitocondrias.
¿Qué causa una fuga en exceso de electrones fuera de la ETC en su
mitocondria?
En pocas palabras, el hecho de no ser metabólicamente
flexible y quemar un porcentaje más alto de carbohidratos que de
grasa, lo cual hace que pierda mucho más de estos electrones que se
combinan con el oxígeno molecular para formar superóxido.
Con un nombre como superóxido, uno pensaría que esta molécula sería
sumamente nociva y peligrosa, sin embargo, es relativamente benigna.
Se pensó que su conversión a peróxido de hidrógeno y la combinación
con el hierro (reacción de Fenton) para formar radicales libres de
hidroxilo causaba la mayor parte del daño.
Sin embargo, esta visión ha cambiado radicalmente en este siglo.
Ahora se piensa que, aunque los radicales de hidroxilo son
perjudiciales, no se desplazan muy lejos y solo recorren la
distancia de una proteína, mientras que su daño es relativamente
restringido.
El problema principal que conlleva la generación excesiva de
superóxido es que puede combinarse con el óxido nítrico para formar
lo que probablemente es la molécula más peligrosa en su cuerpo, el
peroxititrato.
Exposición a
los campos electromagnéticos
Recientemente pasé cientos de horas leyendo miles de páginas sobre
este tema y terminé escribiendo un ensayo de 30 páginas para una
publicación revisada por pares que detalla ampliamente el concepto
de cómo se puede usar la biología molecular para comprender y
remediar la mayoría de las enfermedades crónicas.
Espero poder publicar el ensayo en nuestro sitio a finales de este
año, una vez que se haya aprobado su publicación en la revista.
Pero, en resumen, la tormenta perfecta de ADN, las proteínas
celulares y la destrucción de la membrana se crea cuando no es capaz
de quemar grasa para obtener combustible y genera un exceso de
superóxido que más tarde lo dejará
expuesto a los campos
electromagnéticos (EMF, por sus siglas en inglés).
Esto provoca un aumento radical en la liberación de óxido nítrico
que se combina casi instantáneamente con el superóxido para crear
enormes niveles de peroxinitrato, lo que desencadena un alud de
fenómenos destructivos para su ADN celular y mitocondrial, así como
para las membranas y proteínas.
Aunque todo el daño biológico es motivo de preocupación, lo más
inquietante son las roturas de la cadena de ADN, ya que provocarán
un aumento radical en la inflamación y de prácticamente todas las
enfermedades degenerativas.
Por fortuna, su cuerpo puede reparar este ADN dañado con una familia
de enzimas llamada PARP (poli ADP ribosa polimerasa).
Este es un
sistema de reparación muy eficaz y funciona maravillosamente para
reparar el daño siempre y cuando tenga suficiente combustible.
¿Y cuál es ese combustible?
Es la nicotinamida adenina dinucleótido
(NAD+).
Cuando el exceso de peroxititrato activa la enzima PARP
para reparar el daño del ADN, esta consume la NAD+ y si se agota no
podrá reparar el daño, lo que probablemente es la causa principal de
la mayoría de las enfermedades actuales.
En ocasiones previas he escrito artículos sobre los EMF y cómo puede
mitigar su exposición a los mismos.
La clave es entender que la
combinación de la exposición a los EMF y la incapacidad para quemar
grasa como su primera fuente de combustible es lo que causa el
efecto dominó de la destrucción biológica que sufrimos hoy en día.
La NAD+ es
fundamental para mantener la salud celular y mitocondrial
Mejorar los niveles de NAD+ es un tema muy complejo y probablemente
necesita leer un libro que se lo pueda explicar en detalle, uno que
en realidad ya estoy escribiendo.
Sin embargo, optimizar los niveles
de NAD+ puede ser la estrategia individual más importante para
mejorar su salud mitocondrial.
El primer paso es reducir el consumo de NAD+ mediante una
alimentación adecuada y evitar los EMF. Asimismo, existen
inhibidores de las vías inflamatorias, como el CD38, que consumen
NAD+ y que también puede aumentar sus niveles.
Finalmente, existen
estrategias para convertir la NADH en NAD+, que es la forma
beneficiosa de NAD.
Existe otra estrategia sencilla y económica para aumentar la NAD+ a
partir de un precursor biológico.
De forma paralela encontramos
otras 4 formas que no se detallarán en el presente artículo, sin
embargo, la menos costosa es la niacina de liberación no temporizada
(vitamina B3).
En efecto, esta es la misma vitamina que se ha utilizado para curar
la pelagra y combatir la enfermedad cardíaca durante los últimos 50
años.
Aunque la niacinamida funciona, la evidencia sugiere que no es
tan efectiva y que además suprime las sirtuinas que son importantes
y beneficiosas.
La niacina causará rubor en prácticamente todas las personas que la
tomen por primera vez en una dosis de 300 miligramos (mg), por lo
que comenzar con dosis más pequeñas de 25 mg resultará más adecuado
y luego podrá aumentar la dosis hasta 200 a 300 mg varias veces al
día.
Personalmente prefiero el polvo de niacina, ya que es menos costoso
y no tiene ningún agente de flujo agregado como el estearato de
magnesio.
La quema
eficiente de grasa minimiza el daño mitocondrial
El tema central de mi libro titulado Contra el Cáncer detalla
diversas estrategias que buscan minimizar la producción excesiva de
superóxido, al enseñarle a su cuerpo a quemar grasa como su
principal fuente de combustible.
Lo que ahora estamos descubriendo es que la divergencia de nuestra
alimentación ancestral, la prevalencia masiva de alimentos
procesados y antinaturales, al igual que las cantidades excesivas de
azúcares agregados, carbohidratos netos y grasas industriales, es lo
que causa la mayor parte del daño.
Los tipos de alimentación con un alto contenido de carbohidratos y
alimentos procesados evitan que su cuerpo queme grasa eficientemente
como su principal fuente de combustible.
Quemar tanto grasas como
cetonas es mucho más eficiente, ya que induce mucho menos estrés
oxidativo en comparación con la quema de carbohidratos.
Por este motivo, una estrategia alimentaria fundamental para
optimizar su salud mitocondrial es consumir el combustible adecuado.
Una vez que empiece a quemar grasa de manera eficiente, minimizará
automáticamente el estrés oxidativo que se deposita en sus
mitocondrias, lo cual es fundamental.
Otras estrategias efectivas
son la restricción calórica (ayuno) y el ejercicio (ver la sección a
continuación).
El horario de consumo de alimentos es otro factor importante.
Una de
las peores cosas que puede hacerles a sus mitocondrias es comer
antes de acostarse regularmente. Lo ideal es que su última comida
sea al menos 3 horas antes de irse a la cama.
Cuando suministra alimentos a su cuerpo en un momento que no los
necesita (ya que está durmiendo), se forman cantidades excesivas de
radicales libres que luego se derraman y dañan el ADN mitocondrial.
El exceso de carbohidratos, en particular, da como resultado un
respaldo de electrones que causa la producción de superóxido.
Además, si tiene niveles altos de hierro, en combinación con un
superóxido alto, se producen radicales libres de hidroxilo, los
cuales se encuentran entre los más perjudiciales.
La reacción
química que dichos radicales libres de hidroxilo generan se conoce
como reacción de Fenton.
Aunque sin lugar a duda necesita un nivel adecuado de hierro, tener
un nivel demasiado alto puede causar graves daños, y esta es una de
las maneras en que lo hace.
Otras
estrategias prácticas para optimizar su función mitocondrial
La mayoría de las personas no tienen mitocondrias optimizadas en lo
absoluto como consecuencia de vivir en un ambiente tóxico, proveerle
al cuerpo combustible inapropiado, comer en el momento equivocado y
no hacer suficiente ejercicio.
Afortunadamente, existen muchas maneras de mejorar su función
mitocondrial.
Las 2 mejores formas para
optimizar la función
mitocondrial son el ejercicio y la restricción calórica.
El ejercicio activa ciertos genes como el PGC-1 alfa, así como
ciertos factores genéticos nucleares como el Nrf2.
Estos genes
ayudan a que sus mitocondrias se vuelvan más eficientes.
Asimismo,
aumentan el crecimiento y la división mitocondrial, por lo que la
cantidad de sus mitocondrias incrementa.
En resumidas cuentas,
la razón por la cual el ejercicio beneficia a
las mitocondrias es porque aumenta la demanda energética en las
células.
En respuesta, los radicales libres indican que necesita más
mitocondrias.
Por lo tanto, con el tiempo su cuerpo se adapta a
niveles más altos de actividad física al activar la creación de más
mitocondrias y mejorar su eficiencia.
Conforme su nivel de condición física va mejorando, cada mitocondria
se somete a un estrés considerablemente menor (ya que hay más) y,
como resultado, se generan menos radicales libres.
Suplementos
útiles
Además de la alimentación, el ejercicio y el horario adecuado de
alimentación, ciertos suplementos alimentarios también pueden ser
útiles.
Los siguientes resultan
particularmente beneficiosos para optimizar la función mitocondrial
en todo el cuerpo: 4
-
Coenzima Q10 (CoQ10),
en caso de que tenga más de 40 años puede tomar su forma
reducida (y más absorbible) conocida como ubiquinol.
La CoQ10 está intrínsecamente relacionada en el proceso de
producción energética, por lo que tener una cantidad excesiva de
CoQ10 es considerado por muchos como una estrategia terapéutica
efectiva para asegurarse de que las mitocondrias funcionen
adecuadamente.
La CoQ10 también actúa como una molécula de
señalización y ayuda a proteger las membranas celulares del
daño.
-
La quercetina es un antioxidante que pertenece a una clase de
sustancias vegetales hidrosolubles llamadas flavonoides, las
cuales están presentes en ciertas frutas y vegetales.
Además de poseer propiedades antioxidantes, se sabe que la
quercetina contiene capacidades anticancerígenas y
antiaterogénicas, pero también puede aumentar los niveles de NAD+.
-
El Pau D'Arco se ha utilizado durante siglos para tratar el
cáncer y la malaria. Es rico en flavonas, quercetina, alcaloides
y otros nutrientes que pueden incrementar los niveles de NAD+.
-
Pirroliquinola quinona (PQQ), es una sustancia que comparte un
vínculo con la CoQ10 y que ayuda con la biogénesis mitocondrial.
Cuanto mayor sea la cantidad de mitocondrias, mayor será la
energía que sus células puedan producir, y funcionarán mejor en
general.
Por lo tanto, tener cantidades suficientes de PQQ
fomenta la proliferación mitocondrial.
Los estudios con animales y humanos que utilizan dosis entre 10
y 20 miligramos (mg) de PQQ muestran una mejora significativa en
el procesamiento mental y la memoria.
Los mejores resultados se obtienen cuando toma PQQ en
combinación con CoQ10.
La PQQ también ha demostrado proteger
contra el desarrollo de la alfa-sinucleína, una proteína
relacionada con la enfermedad de Parkinson, al igual que contra
la beta-amiloide que se relaciona con la enfermedad de
Alzheimer.
-
La berberina también beneficia la función mitocondrial y es un
potente activador de la proteína quinasa activada por AMP o AMPK,
estimulando así la autofagia mitocondrial (mitofagia) y la
biogénesis mitocondrial.
Asimismo, ayuda a proteger contra el
tipo de estrés oxidativo que da pie a la enfermedad de
Parkinson.
-
El magnesio también desempeña un papel importante en la
producción de ATP y es un cofactor necesario en el proceso de
reparación mitocondrial.
-
La
D-ribosa es un azúcar de 5 carbonos que resulta necesario
para la ADP. Si bien es un azúcar, no tiene ningún impacto en la
glucosa, por lo que es seguro consumirla aun si sufre de
diabetes.
La ribosa ingresa en las células y se convierte en la
base de la adenosina necesaria para la creación de ADP y ATP.
Mientras que su cuerpo produce D-ribosa por sí mismo, es un
proceso sumamente lento.
La D-ribosa suele ser un factor que
limita la velocidad en la que los pacientes que han sufrido
enfermedad cardiovascular, derrame cerebral, ataque cardíaco y
fatiga crónica pueden recuperarse.
No es tóxica y resulta prácticamente imposible tomar una
sobredosis, asimismo, si sufrió un derrame cerebral, ataque
cardíaco o lucha contra la fatiga crónica, es un suplemento muy
importante que debe incluir en su régimen.
Tomar D-ribosa antes
de una cirugía cardíaca también puede ayudar a minimizar el daño
relacionado con la lesión por reperfusión.
En vista de que la mayoría de las personas tiene algún grado de
disfunción mitocondrial, también puede ser útil para la salud en
general, sobre todo si hace ejercicio regularmente.
Fuentes y
Referencias
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