1. Realista, no
idealista
Un enfoque idealista
de la vida busca la perfección:
una mente
perfecta, un cuerpo perfecto, una familia perfecta, un
trabajo perfecto, etcétera...
Sin embargo, la
madurez espiritual implica comprender que estos ideales utópicos
son, en última instancia, inútiles y poco realistas.
Además, cuando es aplicado al viaje espiritual,
el idealismo es
perjudicial porque romantiza ciertos maestros y estados de
conciencia, lo que puede llevar a quedar atrapado y caminar
por el camino equivocado.
Por lo tanto, en
lugar de ser idealista, la madurez espiritual implica no
idealismo o ser realista y tener los pies en la tierra.
2. Ser
amable y compasivo
La bondad
proviene de un corazón abierto, y un corazón abierto es un signo
de madurez espiritual.
Sin practicar la bondad hacia nosotros mismos por nuestros
defectos y defectos humanos y hacia los demás por sus
imperfecciones, vivimos una vida restringida e infeliz.
Y cuanto más constreñidos y centrados estemos en la mente, más
inmaduros somos.
Practicar el amor propio y partir de un lugar de compasión hacia
los demás nos ayuda a salir de la mente crítica y rechazadora y
entrar en el corazón sabio que todo lo abarca.
3.
Paciencia, persistencia y compromiso
Vivimos en un mundo
de gratificación instantánea donde queremos resultados rápidos y
los queremos ahora...
Pero no es así como funciona el camino espiritual.
Una gran parte de la madurez espiritual es comprender que todo
en la vida funciona en ciclos.
El nacimiento, la
muerte y el renacimiento son parte de nuestros paisajes
interiores y exteriores, y hay una temporada para todo...
Como tal, ser
paciente, persistente y comprometido, son signos de un enfoque
espiritualmente maduro de la vida, sabiendo que el despertar no
es lineal, sino cíclico.
4. Enfoque
en el momento presente
Centrarse en el
momento presente significa encontrar la puerta a la paz, la
libertad y el amor aquí y ahora.
La mente tiende a imaginar que la paz, la libertad y el amor
sólo se pueden encontrar en el futuro, en alguna situación
ideal.
Pero la madurez
espiritual se trata de encontrar la puerta de entrada a la
libertad en cualquier situación en la que nos encontremos en la
vida.
Como dijo el Buda,
"Sólo aquí
podemos encontrar la verdadera liberación."
5. Con los
pies en la tierra e integrados
Al comienzo de
nuestros caminos internos, es normal compartimentar nuestra
espiritualidad y archivarla cuidadosamente del resto de nuestra
"vida mundana cotidiana".
Pero en algún momento, para avanzar hacia una mayor madurez
espiritual, necesitamos fusionar lo sagrado y lo mundano,
y de eso se trata, hacer que nuestra vida espiritual sea
realista e integrada.
La mejor manera de experimentar directamente todo lo que
aprendemos es incorporarlo activamente a, nuestra vida en el
trabajo, nuestras relaciones personales e incluso la forma en
que manejamos nuestros hogares.
De esta manera, nuestros caminos espirituales no son simplemente
una práctica separada a la que dedicamos 15 minutos por la
mañana:
se convierten en
toda nuestra vida.
En otras palabras,
todo lo que hacemos lo hacemos al servicio de lo "divino".
6.
Cuestionarlo todo y ser librepensador
Ser capaz de
cuestionar a quienes nos enseñan, es el siguiente aspecto de la
madurez espiritual.
Seguir ciegamente o creer ingenuamente todo lo que dicen otros
en posiciones de autoridad no es una buena idea.
De hecho, es muy
peligroso aceptar lo que dicen ciertos maestros y gurús
espirituales sin hacernos nuestras propias preguntas.
(Así es como nacen las sectas y el pensamiento grupal
destructivo).
Necesitamos ser
librepensadores y,
descubrir la
verdad por nosotros mismos directamente...
Necesitamos ser el
lobo, no la oveja, y distinguir lo que es verdad de lo que es
falso:
¡es nuestro
derecho hacer esto!
No tiene sentido
aceptar todo lo que alguien dice sin experimentarlo por nosotros
mismos (sí, ¡especialmente si parece que todo lo sabe y está en
un lugar especial de alta autoridad...!).
Cuestionar y cultivar el
discernimiento espiritual son de suma prioridad e importancia y
son fundamentales para la madurez espiritual.
7.
Capacidad de ser flexible
Ser flexible significa,
entender que no
existe una "forma perfecta y absoluta" de
recorrer el camino espiritual.
Aferrarse
dogmáticamente a creencias sobre cómo algo "debe" o "no debe"
hacerse en el viaje del desperta, es sólo un signo de inmadurez
y una fijación egocéntrica en las creencias.
La flexibilidad
permite matices, diferenciación y diversidad que fomentan un
ambiente de paz y tolerancia.
Rechazar a los demás por lo que creen genera miedo y
resentimiento, lo que ciertamente no es un signo de madurez
espiritual.
8.
Aceptando las polaridades
El pensamiento en blanco y negro da como resultado una forma
dualista y dolorosamente dividida de ver y experimentar el
mundo.
Sin embargo, cuando aprendemos a aceptar los opuestos y las
polaridades:
Humano y divino,
sagrado y salvaje, feliz y triste, enojado y pacífico,
correcto e incorrecto,
...encontramos
armonía y plenitud...
Tocamos la no
dualidad, que es una forma madura de relacionarnos con la vida
porque va más allá de la mente y penetra en la naturaleza misma
del ser.
9. Centrado
en nosotros en lugar de centrado en mí
La madurez espiritual
consiste en pasar de una forma de experimentar la vida centrada
en mí a un enfoque centrado en nosotros
donde podamos experimentar la interconexión de todo.
Cuando estamos en
relación con la vida, encontramos una sensación de armonía y
fluidez.
Pero cuando nos resistimos a la vida (lo opuesto a
relacionarnos), nos sentimos aislados, desconectados y
solos.
La madurez espiritual
implica pasar de la resistencia a relacionarse con las diversas
situaciones, personas y experiencias que surgen, por difíciles
que sean.
10.
Aceptando las cosas simples de la vida
Querer verse,
comportarse o sentirse especial y "súper iluminado" o
"extraordinariamente despierto" es un signo de inmadurez y de
que
el ego
está trabajando detrás de escena.
Abrazar lo cotidiano y las cosas simples de la vida, por otro
lado, son un signo de madurez espiritual porque nos abrazan a
nosotros mismos y a la vida tal como es.
No hay necesidad de comportarse de cierta manera, verse de
cierta manera, hablar de una manera especial, ni agregar o
quitar nada a la vida.
La vida parece
estar bien tal como es.
Lo ordinario es extraordinario.
La madurez espiritual
significa,
sentirte cómodo
siendo tú mismo tal y como eres, y operando con los pies en
la tierra...
11.
Conciencia no dual
La conciencia no
dual ve unidad dentro de todo y, como tal, es un signo de
madurez espiritual.
Cuando vivimos a
través de la mente, dividimos y cortamos en pedazos el mund,
en conceptos e ideas, perdiendo la totalidad que ya está
aquí, ahora mismo, debajo del pensamiento.
Esta tendencia a
dividir el mundo y operar desde un pequeño "yo" aislado (que es
otro pensamiento) está en la raíz del sufrimiento.
Como tal, la conciencia no dual es un regreso a la vida tal como
era antes de que la mente hiperactiva entrara y la diseccionara
y dividiera en varias etiquetas, creencias e ideas.
El regreso a esta forma de ver, es lo que a lo largo de los
siglos se ha denominado el camino de regreso a,
el cielo, la
libertad, la unidad, la iluminación o Autorrealización...