por Luz Ángela Carvajal
20
Abril 2017
del Sitio Web
TierraNativa
EL ÓRGANO MATRIZ DE PERCEPCIÓN
DE TODOS LOS SENTIDOS
ES EL CORAZÓN.
SU EXPRESIÓN
ES EL SENTIMIENTO.
El sentimiento es el
sentido del tacto del corazón, la piel
invisible que cuenta la verdad de lo que consentimos en el corazón,
que nos toca a nosotros mismos tal cual tocamos a otro, tal cual
concebimos la vida.
Hemos hablado en otras bitácoras del campo antena del corazón, de
sus propiedades holográficas, como también de la gran sensibilidad
de este campo a los campos de emisión electromagnética de todo lo
que nos rodea.
Esto es maravilloso por lo que es, pero aún más por lo que implica.
Frente al océano de emisiones en el que estamos sumergidos, el campo
del corazón se comporta como un 'analizador de frecuencias'; esto es
lo que finalmente hacen nuestros órganos de los sentidos.
Antes que
un sentimiento, o una idea, o un pensamiento, o acción explícita, a
partir del sondeo en la matriz viva de frecuencias
electromagnéticas, y según la predisposición generalmente
inconsciente, en nuestro campo antena se genera un estado que
determina la forma de ver e interpretar lo que percibimos y que nos
inclina al tipo de creencias, ideas e ideales que nos caracterizan.
Navegamos en el inconsciente colectivo, en un estado, determinado
literalmente por el pasado, adoptando ideas, arquetipos, que ni se
piensan ni se cuestionan; estados particulares de un estado
colectivo, que sostienen una manera de ser, de estar y que al ser
mantenidas de generación en generación, determinan nuestro acervo
cultural.
Sobrevivir fue el gran desafío como civilización durante
siglos; conquistar el afuera, saber, poseer, dominar, es aún el
ideal de realización en nuestros días.
Desde esta perspectiva la
Ley
del Talión, 'ojo por ojo, diente por diente' , la ley del miedo, la
ambición, la desconfianza, a pesar de todo el desarrollo y expansión
del poder de la ciencia, la economía, la tecnología, sigue
imperando, y será la forma de reacción y la base de relacionamiento
imperante mientras no accedamos a una dimensión más profunda,
sensible y significativa del estar y el ser.
Si los sistemas que interactúan (y no es posible no interactuar)
responden con ecos semejantes en su rango de posibilidades, mientras
no haya apertura al principio sustentador de la vida, el bien mayor,
como estado tendiente a la inclusión, la bondad y el amor, mientras
no decidamos virar hacia el despertar del corazón, la reactividad,
la re-acción (más de lo mismo) será lo 'normal'.
"Solo con el corazón
se puede ver bien.
Lo esencial
es invisible a
los ojos"
Antoine de
Saint-Exupery
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Durante 5 minutos, o tanto como decidas, respira como si fuera lo
único que tuvieras que hacer, dándote cuenta que puedes respirar
como tú quisieras respirar.
Cada vez respira más profunda y
tranquilamente, imaginando que los pulmones al expandirse en la
inspiración, abrazan fuertemente tu corazón, despertando su estado
de gracia natural (confianza, tranquilidad, contento, gratitud),
llamándolo a percibir desde ese estado la esfera de tu existencia.
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Durante 5 minutos o tanto como decidiste el primer paso:
imagina tu
corazón despierto y que tu respiración, como el oleaje suave del
mar, propaga el estado que irradia tu corazón.
Imagina que desde el
centro en el que permaneces, abrazas las orillas: historias,
personajes, circunstancias, igual las placenteras y gratas, como las
que consideras que no lo son o fueron.
Mantén deliberadamente el
estado de confianza, tranquilidad, contento, gratitud.
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Durante 5 minutos o tanto como decidiste el primero y segundo paso,
continúa haciendo de la respiración el oleaje que lleva el eco de
retorno de todas las circunstancias y las orillas del continente de
tu existencia a tu centro, abrazándote conforme tú te permitiste y
decidiste abrazarlos.
Que cada gota vuelva a su-mar...
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