del Sitio Web LaCosechaDeAlmas
Nos prometemos pulir y
dar brillo a esos matices, que generaciones anteriores no supieron o
no pudieron matizar, hasta que llega el momento y caemos en la
cuenta que la historia se repite y los mismos errores entran en
el bucle familiar, como si de un
engranaje invisible se tratara, una maquinaria suiza perfectamente
sincronizada y engrasada, que acaba provocando que volvamos a
tropezar en la misma piedra generación tras generación.
Sabemos que en todas las casas cuecen habas, no existe la familia modelo, la familia utópicamente ideal, es solo posible en un serial de la tele.
No existe la familia que no guarde algún rencor, que no albergue oscuridad, que no tenga uno o más elementos tóxicos, perturbadores sin sentimientos, ni remordimientos.
Somos capaces de identificar el cáncer en la familia del vecino, pero jamás veremos la metástasis en la nuestra, siempre veremos nuestra familia bajo el prisma engañoso de la normalidad, esa normalidad que por desgracia, se identifica en lo contrario de lo correcto.
Conocerse, comprenderse y
perdonarse, es un ejercicio que solo una persona
con conciencia puede realizar, una
persona que alberga sentimientos, que siente el amor y la empatía a
flor de piel, que tiene alma.
Una vez que conoces como funciona el sistema re-encarnatorio artificial,
...también controlan
nuestra familia.
Es necesario ingresar elementos psicópatas en los núcleos familiares para que aquellos que manan amor sean drenados y se desconecten casi definitivamente de esa energía que llega a ellos.
Un padre, una madre, un
hermano o hermana, siempre hay un elemento discordante, un elemento
sin conciencia, que influirá negativamente e intoxicara
constantemente, para que el resto de los seres que conviven en esa
constelación se apaguen y se disocien.
Alguien con conciencia jamás conspirará para que otro ser consciente sufra.
Los seres con conciencia, con alma, estamos conectados unos a otros y percibimos el dolor ajeno instantáneamente; somos incapaces de ejercer dolor y sufrimiento deliberadamente, sin que finalmente un remordimiento pese en nosotros tanto que nos sea prácticamente imposible volver a nuestra vida cotidiana en perfectas condiciones.
Sin embargo un elemento
psicopático dentro de la familia, creará situaciones dolosas
prácticamente sin descanso, creará discordia, intoxicará, conspirará
y envenenará las mentes, para alimentar su necesidad de centrar la
atención y hacer que todo gire al son que toquen sus palmas.
Nacemos sin memoria y sin la capacidad de reconocer las almas que nos acompañaron cuando llegamos aquí; estos elementos discordantes son infiltrados en esos grupos de almas, para disociar la armonía que mana de forma natural entre esos seres.
La afinidad es la capacidad para identificar en la energía amor que emite el alma, a aquellos que vibran en una frecuencia similar.
Al ingresar de forma
estratégica, humanos huecos en esos núcleos álmicos, se crea
una ofuscación y se baja la frecuencia vibracional, des-afinando por
completo a esos seres y esa identidad frecuencial de afinidad en la
que sentirse identificado y reconocido, esa fuerza de afinidad,
logre poner en serio peligro el proceso de borrado de memoria
y el posible control mental que se pretenda ejercer sobre ese
grupo.
Es difícil traspasar el umbral de la sangre y reconocer al psicópata infiltrado entre tus afines.
Tu familia es tu refugio, allí donde encuentras el remanso y la comprensión. La familia aporta equilibrio y estabilidad en tus emociones y felicidad en tus obras.
Ese es su principal cometido:
No debemos caer en la paranoia, al tratar de identificar al elemento discordante dentro de tu núcleo, tampoco se trata de etiquetarlo como psicópata a pesar de que quizá su perfil lo indique.
Debemos superar esa
barrera y tratar de no caer en las trampas que nos pongan, demostrar
que tenemos conciencia y capacidad de mostrar sentimientos y no caer
en el prejuicio y la condena prematura.
Por lo general sus emociones son impostadas y sus lagrimas de cocodrilo, son incapaces de sentir nada y lo único que hacen es imitar conductas, decir lo que queremos oír y actuar como esperamos que actúen.
Pero su falta de conciencia les delata y es fácil ver que les importa poco lo que sientas y desconocen totalmente que es la empatía o el amor.
Solo conocen la posesión material, tener y poseer es su vara de medida, catalogan a las personas por sus posesiones y su rango de percepción es netamente físico.
No guardan ningún tipo de espiritualidad, duda existencial o filosófica, son autómatas de carne y hueso, materialistas e impostores.
En cada familia existe
como mínimo uno, pero es muy probable que haya más de
dos, incluso parejas que ambos miembros son psicópatas, pueden
llegar a tener hijos con conciencia, esto es realmente paradójico,
pero existe.
Incluyen psicópatas en el escenario, un elemento mas dentro de un gran abanico de herramientas para controlar la mente de aquellos que no deben ni quieren que sean despertados, no pueden consentir que la nube que nubla los recuerdos de esas conciencias se disipen.
Con el tiempo y a pesar de lo mal que nos lo hagan pasar estos entes tóxicos, acabamos amando y perdonando su irracionalidad, y cuando estos psicópatas mueren esperamos y deseamos lo mejor para ellos.
Nuestra capacidad de amar indiscriminadamente, nos hace llorar la perdida de quien peor nos lo hizo pasar, pero es ciertamente en vano, puesto que estos cuerpos huecos, al morir, no trasciende nada de ellos; son meros trozos de carne esperando pudrirse, sin esencia, sin alma.
Así que en el otro
lado, no los encontraremos, no estarán, porque nunca
pertenecieron a nuestro grupo, solo son muñecos con vida, cáscaras
vacías, materia.
Están racionalmente programados para encontrar la lógica a la muerte y la destrucción, se alimentan del dolor y encuentran en él, el sustituto perfecto a su insensibilidad.
Insertados en todos los estratos sociales, forman parte de la disonancia vibracional, en la jerarquía piramidal con la que forzosamente tenemos que lidiar.
Es imposible hacer entender el proceso conciencial que es necesario para ir abriendo el paradigma encorsetado de la realidad a un ente biológico no sintiente...
Despertar a que... Nunca podrá despertar alguien que justifica y apoya las leyes inhumanas que permiten que un ser humano sufra, enferme o muera democráticamente.
La dictadura de la inconsciencia, la depravación como deporte de masas, servida a la hora de la cena, psicópatas dirigiendo los designios de nuestros destinos, psicópatas en casa, en el trabajo, en el estado...
Un mundo psicópata creado por psicópatas, que se camuflan y operan desde la sombra, psicópatas infiltrados gobernando nuestra conciencia, y por tanto solo queda preguntarse...
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