por Rubén Torres
Nuestro verbo vibra en consonancia con la creación universal. Tenemos la maestría innata de materializar en nuestra realidad, todo aquello que creamos por el pensamiento, ya sea consciente o inconsciente, y por defecto, lo decretamos.
Menospreciamos nuestras capacidades y comúnmente no tomamos en cuenta lo que decimos, ni como lo decimos.
La manera en la que empleamos nuestro lenguaje pesará y mucho en el modo en como vamos a ir materializando nuestro día, como vamos a ir entrelazando esas situaciones a las que nos vamos a ir enfrentando.
Quien se cruce en nuestro camino, que consecuencias tendrán nuestros actos, que compromisos contraemos y como todo esto se desenlaza.
Podríamos ser totalmente
conscientes de lo que decimos y como lo decimos para controlar y
cuidar aquello que decretamos, nuestra palabra es prácticamente
un contrato que lanzamos al universo y poco a poco vamos a ir
materializando.
No es casual la inclusión de "palabros" en nuestra forma de expresión cotidiana.
Hablar correctamente nos supone un esfuerzo sobrehumano, cuanto mas avanzamos en la sociedad de la información, mas imposibilitados estamos para expresarnos correctamente, por norma se extiende un lenguaje con un peso altamente negativo, llenos de aumentativos, muy mal adjetivado y con sustantivos bastante peyorativos y ofensivos inclusive.
Es muy común y está muy
extendido que exista una connotación negativa ligada al genero
femenino; es muy común también, que se banalicen conceptos que están
ligados a nuestro propio Ser y se ridiculice toda forma de expresión
emocional, dándole un cariz inferior, siendo ligado a un síntoma de
debilidad.
Maldecimos y con ello nos auto-condenamos, nos sentenciamos premeditadamente y aquello llega con toda la alevosía que caracterice nuestra capacidad creadora.
No es casual que lo que podía ir mal, vaya a peor; es nuestra maestría intrínseca para atraer y materializar lo peor de ti.
Tú pide y el universo
toma nota y pasa la comanda; no esperes un plato de gourmet, si de
tu boca no salio mas que mierda. Esto así peyorativamente descrito,
es como a la práctica utilizamos nuestra lengua para dictar aquello
que no deseamos, pero que sí decretamos.
Siglo tras siglo, hemos manoseado y despreciado los buenos modos, la forma correcta de expresión y la forma correcta de dicción, convirtiendo esta mal-dicción en una auténtica maldición.
Desde nuestro origen hasta hoy, el idioma ha ido mutando, transformándose poco a poco en una herramienta que actualmente nos incomunica.
Hemos reducido tanto nuestro lenguaje, que cargamos sobre nuestra mente una nube perpetua de confusión.
Malinterpretamos
constantemente porque maldecimos constantemente, hemos reducido
tanto nuestro catalogo de expresión, que para comprender
adecuadamente un texto, en el que se incluyan, ciertas palabras que
normalmente no usamos, debemos releer, lo que nos supone un sobre
esfuerzo, y finalmente preferimos quedarnos con la concepción
errónea y malinterpretada, que realizar un ejercicio de comprensión
lectora.
Tenemos el poder creador y lo usamos en nuestra contra, echamos piedras sobre nuestro tejado de forma casi deportiva, agudizando más y más nuestra puntería, para acertarnos allí donde mas nos duele.
La muerte, el dolor, la pena, son toques habituales introducidos en nuestro lenguaje, descripciones precisas, que hoy son mera fórmula de coloquio intrascendente... mañana son sentencia firme esperando ser ejecutada.
La expresiones mediatizadas escogidas e inducidas, generalmente a través del humor, son la formula infalible de potenciar y alimentar la mal-dicción.
La sorna, la parodia y la imitación estúpida, conforman el caldo de cultivo perfecto para crear un ignorante malhablado, un siervo que trabajara para el sistema y ayudará a aquellos que tienen el látigo en sus manos.
El incorrecto es el que usamos habitualmente:
Debemos tener en cuenta como empleamos la palabra y como hacer sonar nuestros pensamientos de forma que lo que decretemos se materialice de forma correcta.
Esto es útil hacerlo
antes de un evento que sea vital para nosotros, un momento
trascendental en nuestras vidas, también para la realidad cotidiana,
el trabajo, los estudios, etc.
Lo primero es conocer mínimamente las pautas para hacerlo de forma correcta.
Esto no es un método, ni siquiera un ritual y cada uno lo puede adaptar a su modo y a sus formas, simplemente teniendo en cuenta ciertas pautas que nos da el lenguaje para no caer en defectos de forma.
El lenguaje común que usamos está codificado de forma negativa, así que al principio nos costará encontrar la palabra adecuada que de a la frase una connotación positiva.
Cuanto más conozcas tú
lengua materna, más fácil será encontrar los términos que se adecuen
a lo que necesitas; si tu vocabulario es escueto es probable que
caigas en la terminología negativa que es la mas empleada; todo
tiene sinónimos... busca aquellos que le otorguen un mejor sentido,
prueba tus propias formulas.
Decretar y
probar su eficacia, quizá te lleve un tiempo encontrar la
combinación correcta, pero una vez des con ellas, todo será coser y
cantar.
Tampoco podemos incluir palabras que impliquen algún tipo de negatividad, por ejemplo QUIERO implica posesión, es una orden egoísta, que implica propiedad, por lo tanto es negativa.
Esta la podremos sustituir por DESEO que deja abierta la posibilidad de merecer, aquello que deseas atraer. Debemos evitar darle un cariz materialista, egoísta o malévolo para con otros, quizá sobre este matiz, pero la ética y la moral nunca sobra.
Por ejemplo, debemos evitar los términos abiertos o ambiguos como TRABAJO ya que todo es trabajo, y es probable que no consigas nada; si lo sustituimos por EMPLEO estarás concretando y dejando claro que es una función remunerada.
También es posible variar el tiempo verbal para dar mas sentido, no es lo mismo DESEO AMOR (implica recibir) que DESEO AMAR (implica dar), con AMAR estamos abriéndonos a la posibilidad de que alguien quiera recibir esa energía que tenemos acumulada y dispuesta a ser regalada.
Si buscamos AMOR
para cubrir una carencia esto lo que hará es que aumente por simple
egoísmo, pero si lo que deseas es AMAR implica que ofrecerás
cubrir la carencia de otro y por defecto tapar la tuya propia.
También podemos añadir
términos que impliquen cantidad como SUMAR o MULTIPLICAR,
esto aplicado a un negocio por ejemplo, seria… DESEO MULTIPLICAR
CLIENTES, con lo que estas añadiendo una dinámica activa, a lo
que ya tienes.
Esto no funciona si mantenemos una actitud pasiva, si incluimos términos negativos tendremos resultados negativos. Se puede empezar a decretar días antes de un evento, teniendo este siempre en mente, para que nuestra orden quede ligada a el.
Esto no es la "Purga de Benito" ya que requiere que crees la posibilidad de éxito, si en algún momento dudas de su éxito, esto no servirá para nada, por mucho que lo grites a los cuatro vientos.
Por supuesto no auto
boicotearos, no sirve de nada realizar este ejercicio y
posteriormente volver a una actitud pesimista y negativa, ya que
tampoco será efectivo entonces.
No hace falta mas...
Si probamos y vamos refinando este ejercicio, lograremos crear, decretar y materializar a nuestro antojo, beneficiándonos por fin de nuestro propio poder, trabajar para nosotros o para quienes nosotros queramos.
Hasta ahora estabas
creando y decretando para terceros... ahora si le
dedicas tiempo, podrás trabajar y decretar para ti y los tuyos...
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