por Rubén Torres
Conocemos a groso modo como funciona la reencarnación, tenemos conocimiento de que tras esta vida seguramente vendrá otra y anteriormente a esta, hubo muchas mas.
La vida presente es tan cautivadora, que nos traba el poder recordar todo lo anterior, se nos olvida que vivimos vidas anteriormente, que se sucedieron en tiempos pasados, tiempos pretéritos y alejados.
Otros sin embargo, ni siquiera recuerdan haber estado en este planeta antes, y sus recuerdos se remontan a sistemas muy alejados del nuestro, lugares que seria imposible señalar en una bonita noche estrellada.
El alma es una especie de energía viajera, que no es dada a quedarse mucho tiempo en un mismo sitio, fluye a través del cosmos e inunda todos los rincones, probando en todos los sistemas, viviendo experiencias en todos los mundos.
Esta es la forma natural en la que el alma toma distintas formas, encarna distintos roles y experimenta de múltiples maneras.
Esta es la verdadera experiencia que persigue el alma, este es el verdadero modo de lograr la evolución, este es el verdadero juego, saltar de estrella en estrella, de planeta en planeta, quemar etapas probándolo todo, al margen de las situaciones que en esos parajes encuentre, formadas por complejos paisajes emocionales o paramos de autentico sentir.
Pero se dan situaciones,
en las que ese viaje experiencial es interrumpido y como el
agua, deja de fluir y queda estancada en un lugar concreto.
El alma, igual que el agua, nunca muere ni desaparece, solo cambia de forma, cambia su estado y se adapta al medio, pero el alma, al igual que el agua, si se estanca se corrompe.
Nosotros somos en este planeta pequeñas gotas de agua estancadas, formando una gran presa, que retiene nuestra energía e impide nuestro correcto fluir por la creación.
Entramos en la turbina re-encarnatoria que existe en este planeta y no vemos la forma de salir.
Estamos estancados aquí, presos, pero el alma es como el agua y solo necesitamos un poco de sol, para evaporarnos y salir de nuestra cárcel de hormigón.
En nuestro caso esa energía la portamos ya y solo precisamos descubrirla; tenemos la llave de la celda, la salida esta en nosotros.
La reencarnación no es mas que un mecanismo de reciclaje industrial, en el que los seres viven en una especie de planta de procesado, encarnan, mueren y vuelven a encarnar.
Un sin sentido en el que, el Ser nunca saca nada en claro de esa experiencia.
Por el contrario, el proceso natural de encarnación es un acto de amor, una expresión sentimental, en la que esa energía llamada alma, encarna sabiendo quien es y para lo que llego, sabe y entiende su vocación de servicio, su trabajo, llega para realizar una tarea concreta, para vivir también la experiencia y para ayudar a sus hermanos a desestancarse.
Podríamos decir que aguardamos pacientemente a que nos necesiten, escuchamos la llamada y vamos allí donde haga falta. Viviremos en la forma que sea precisa y en el ecosistema que allí tengan.
No distinguimos razas, solo vemos a nuestros hermanos:
Al día de hoy es posible retomar el modo natural y escapar del modo re-encarnatorio fallido que no aporta nada a nuestro aprendizaje.
Una vez llegue nuestro momento y desencarnemos, debemos tomar conciencia y no dejarnos llevar por nuestra mente. En esos primeros instantes, la identidad, la posición, la familia, la materia, juegan en nuestra contra...
Debemos saber soltar lastre...
En realidad no dejamos nada importante atrás y debemos tenerlo muy presente, nuestros seres queridos vendrán con nosotros cuando llegue su momento y debemos comprender que ellos tienen un camino que completar y un trabajo que realizar, debemos delegar en ellos, toda esa supuesta responsabilidad que aun portas, debemos dejar que continúen y decirles hasta luego, porque nunca es un adiós.
Una vez que nuestra mente descansa y deja de tener el control, nuestra conciencia sale a un primer plano y toma las riendas, llevándonos allí donde debemos estar, saliendo de este mundo de confusión y trampas.
Esto se produce casi de inmediato, una vez hemos soltado todo lo que pesa, nuestra alma sale de este sistema ‘ipso facto’ dejando atrás este mundo.
Una vez llegas al hogar, asimilas toda la experiencia y purgas todas las energías de baja vibración que portases, es como un reposo espiritual donde sanar todas las heridas que esas vidas, reencarnando de forma casi perpetua te hicieron.
Cuando hayas sanado todo lo que hay en ti, volverás a estar listo para experimentar (si lo deseas) en un mayor nivel de frecuencia, cuando estés listo y todo así te lo indique, y volverás a encarnar allí donde tú creas que te necesitan.
Esto puede ser interpretado también como una reencarnación, porque eso es lo que haces finalmente.
Pero no se parece en nada al modelo sintético imperante en la Tierra, que es en realidad, una maquina regurgitadora de almas que las mantiene presas y esclavas.
No juzgamos, comprendemos y empatizamos, con lo que en esos sistemas sucede, ayudamos y guiamos, sin interferir en las sagradas voluntades de nuestros hermanos.
No vemos el error, no vemos la intención, no vemos la acción, solo sentimos, recibimos sentimiento y emanamos sentimiento.
No nos sentimos identificados con una tierra, con un sistema o con una estrella, todo forma parte de nosotros y todo merece ser cuidado y protegido, todo es nuestra casa y llegamos a cualquier rincón por alejado y recóndito que este sea.
Todo es, y calcular nuestro tiempo es inútil; somos desde que somos, y no conocemos el ayer o el mañana, no somos lineales y nos cuesta adaptarnos a estos sistemas acotados y artificiales.
Por eso vivir en un
sistema cerrado, con tiempo definido y una estancia lineal, nos es
tan insoportable, y lo es básicamente, porque es artificial y a
nuestra esencia, nuestra alma, le cuesta adaptarse a vivir en una
caja.
Una vez sintamos que hemos concluido nuestro trabajo aquí, desencarnaremos y volveremos a casa, o encarnaremos allí donde creamos hacemos falta.
Cuando llegamos aquí, sabíamos a lo que veníamos; que ahora no nos acordemos, no quiere decir que llegado el momento este recuerdo no vuelva a nosotros y sepamos como actuar.
Una vez quede concluida
nuestra tarea aquí, unos pocos se quedaran y la gran mayoría se
marchará allí de donde provino, continuarán fluyendo como
ríos salvajes, sorteando las rocas, saltando de estrella en
estrella, llegando allí donde nos necesitan, allí donde nuestra
experiencia es útil, allí donde aprenderemos a Ser de nuevo.
Todo volverá a su cauce y volveremos a humedecer las orillas de nuestros hogares muy pronto. No habrá trampa que impida que lo natural prevalezca sobre la artificialidad de un sistema que no puede mantenerse por más tiempo.
La reencarnación sintética no es un modo natural de experimentar la vida como medio de aprendizaje.
Es un juego tramposo en el que la banca siempre gana, es una mentira teñida de verdad, se acabó el seguir creyendo que el Samsara es lo 'natural', se acabó seguir ignorando lo que somos.
Empezar a recordar pasa necesariamente por empezar a comprender; nunca podrás recordar quien eres, si no comprendes que eres, no podrás saber, sin antes comprender.
Una vez se llega a la comprensión, se llega al saber y el saber cambia la intención y esta transmuta la voluntad, cambiando así el prisma por el que mirar, de fuera hacia dentro.
No es sencillo. Este sistema se diseñó para que no lo fuera, pero una vez depositas tu intención y tu voluntad en encontrar, eso que perdimos al llegar, nada podrá impedir que lo logres.
Una vez lo vayas
consiguiendo progresivamente la búsqueda de la verdad se perderá,
porque la verdad ya la portamos, la verdad ya la sabemos, tenemos
todo, solo está oculto entre grandes capas de mentiras.
La gran mayoría no pertenece a este planeta, solo estáis aquí para acabar con la trampa reencarnatoria y restaurar el sistema natural, de encarnación por amor, de evolución a través del sentimiento.
Es hora de despojarnos de la creencia que dice que en planos de baja dualidad no se producen las experiencias para aplicar a nuestra evolución; esto es solo una mala justificación para abrazar el sufrimiento y la culpa.
La luz no necesita oscuridad para definirse así misma, la luz sabe que es luz y la oscuridad es solo se forma en su ausencia.
Acabaremos nuestro
trabajo aquí y saldremos hacia otros lares, a continuar aquello que
dejamos pendiente, por atender esta urgencia y esto se producirá con
el orden natural restablecido...
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