por Rubén Torres
20 Abril 2018
del Sitio Web LaCosechaDeAlmas

 

 

 

 

 

 


Entender como funciona el flujo energético que generamos, y entender como es el flujo energético al que estamos conectados, es vital para comprender como interactuar en este sistema parasitario, y no quedar exhaustos en según qué situaciones en las que estamos expuestos, rodeados de vampiros energéticos y portales orgánicos.

La energía que fluye alrededor nuestro que llega desde el espacio, es generado desde el planeta, y desde la flora y fauna, son energías puras sin carga emocional.

 

Estas energías no solo portan un elemento vital para la vida, también portan todo tipo de datos esenciales para la comunicación entre seres vivos.

 

Nosotros participamos retroalimentando este flujo, recibimos y a la vez emitimos, por lo que a menor escala participamos igual que cualquier orbe del cosmos, es en este "fluir" donde encontramos sentido a la popular cita "somos parte de un todo".

Somos una fuente, conectados a múltiples fuentes, que a su vez están conectadas a múltiples fuentes.

 

Esto siempre se entendió de forma vertical, en una pirámide, creando una jerarquía mental, con una fuente primaria y suprema, pero en realidad es multidireccional y no jerarquizada en absoluto.

Al igual que con las células, virus y bacterias que pueblan nuestro organismo, las cuales todas forman parte de nosotros y todas cumplen una función, en ese "como es arriba es abajo" nosotros cumplimos una misma función con el planeta y este a su vez con la galaxia, es algo sencillo de comprender y ver que todo está engranado, y todo funciona gracias a que todos cumplen su cometido.

Pero en toda regla hay una excepción, y esa es la que ocurre en nuestro planeta, con un sistema contra natura, en el que hay una gran cantidad de personas que ignoran su función real en esta vida y en este mundo, que depredan y consumen a su propia especie por ignorancia en su mayoría.

 

En este sistema existen una gran cantidad de, se podría decir, "células" que atacan a sus iguales, como en una especie de Lupus global.
 

 


La energía que emana de los Seres

es aprovechada por los parásitos



El creer en una ley no natural, como es la ley del más fuerte, genera una especie de aceptación a la depredación, el esclavismo y la cosecha energética.

 

Este sistema planetario impuesto, creó esta propaganda que finalmente fue creída y aceptada durante demasiado tiempo, lo que nos obliga a todos los Seres a trabajar duramente para derrocarlo y restaurar el orden natural basado en el bien común.

Quizá el problema surge en cómo identificar a un parásito; no somos expertos, no queremos prejuzgar o etiquetar, no tenemos una fiabilidad del 100%.

 

Esto lo da la experiencia, profundizando en el trato cordial, sabiendo escuchar y aprendiendo a leer tus propias reacciones cuando tratas con otros, se va aprendiendo, distinguiendo y finalmente a identificarlos.

 

Nuestra mejor herramienta es nuestra empatía, ya que los parásitos no son generadores energéticos, nos puede ayudar al no percibir de ellos ninguna emoción.

Nosotros al tomar la energía la marcamos e imprimimos con nuestra marca emocional, única y distinguible del resto, dándole un carácter personal. Recibimos la energía pura y la emitimos con nuestra carga y con nuestra información.

 

Esto es una constante, recibimos y emitimos; otro ser que interactúe con nosotros emitirá y recibirá, pero al recibir, le llegará lo que emitimos nosotros y así el otro receptor sabrá como estamos sin siquiera emitir un sonido.

 

Al contrario que con la telepatía que es un puente mente a mente, con la comunicación energética, recibimos las emociones de todos los que nos rodean, y estos su vez la nuestra.

Un parásito solo recibe y no emite, por lo cual si tenemos entrenada nuestra empatía nos percataremos de que no recibimos nada de ellos, ningún clima emocional, ninguna comunicación energética.

 

Esto no es nada fantástico, ni difícil de lograr, solo requiere empezar a leer nuestras emociones e identificar las que nos llegan de otros.

 

No solo es útil para identificar un parásito. Su verdadera función es la de entender al otro, la de comprender su situación antes siquiera de que haya una comunicación oral; de este modo no prejuzgamos y no nos creemos superiores a nadie, entendemos el tránsito y la situación de quien nos rodea, y estos a su vez la nuestra.

 

Los parásitos (PO) están conviviendo con los Seres
en todos los ámbitos, incluido el familiar



Así es la conciencia colectiva, todos trabajando en el bien común, comprendiendo y sintiendo las circunstancias de los demás como la nuestra propia:

sin perder la individualidad que ayuda a aportar un nuevo matiz distinto, y sin perder la colectividad que ayuda a cumplir una meta común.

Esto es importante tenerlo integrado, para tener claro que beneficia al sistema y que ayuda a restablecer el orden natural basado en el bien común.

Hay que distinguir que los parásitos pueden cumplir dos funciones:

  • una, la asumida por todos que es la de nutrirse de nuestra energía, para su propia supervivencia

  • una segunda en la que nos descargan paquetes de energías densas, para que las reciclemos

Esta última quizá menos conocida, es sencilla de identificar.

Algunas energías excesivamente densas o inservibles para el parásito, nos son devueltas.

 

Para hacernos una idea rápida, estas energías se podría decir que son defecadas por el parásito, y al devolvérnoslas, su pretensión es que las purifiquemos y las devolvamos al parásito.

Cuando recibimos uno de estos paquetes energéticos densos, automáticamente nos sentimos agotados, enfermizos e incluso depresivos.

 

Lidiar con esto nos puede llevar dos o tres días (en una persona sana), tras los cuales devolvemos esa energía 'desdensificada', más liviana y lista para el consumo.

Es sencillo distinguir como Seres que conviven con un parásito tienen ciclos repetitivos de enfermedad, depresión o agotamiento, viven en un constante sube y baja emocional, y parece que no acaban de recuperarse nunca, lleven la alimentación que lleven, hagan o no vida saludable, el parásito sabe cuándo exprimir, y cuando esperar a que el huésped recicle sus desechos.

Una vez tengamos identificado al parásito, y tengamos una seguridad alta de que esta causa es el origen de nuestro mal, o el mal que afecta a un ser querido, solo debemos apartarlo del parásito.

 

Si esa persona mejora, y esa mejoría es palpable, ya tendremos una prueba lo suficientemente convincente para empezar no solo a identificar a otros parásitos, sino para encontrar la forma de liberarnos del parásito o ayudar a liberarse a otros de sus parásitos.

Tenemos que tener siempre presente que estos parásitos o portales orgánicos, están completamente infiltrados, y que a muchos de ellos simplemente los llamamos,

familia, amigo, amante, compañero…

No es cuestión de crearnos una psicosis, pero si tenerlo en cuenta para operar en consecuencia, y protegernos de posibles robos energéticos.

 

La única meta que persigue esto es estar sano, fuerte y mentalmente estable.

 

El parásito acaba por controlar nuestra mente y anular nuestra voluntad, para asegurarse su propia supervivencia. Inundará de falsedades el pensamiento del huésped, para que solo vea la realidad tal y como al parásito le interesa que la vea.

Si comprendiste cómo funcionan los flujos energéticos, como participas tú mismo en esa comunicación, emitiendo y recibiendo energía, si quieres sentir esa conexión y empezar a empatizar y a leer correctamente a los demás, solo debes empezar a escucharte y a leerte a ti mismo, y así poco a poco podrás ir identificando las energías de los demás.

Poco a poco sabrás como se sienten, y ellos, si participan contigo en la misma búsqueda, sabrán como sientes tú.

 

Esto si se practica en pareja, el avance es mucho más rápido, y la relación entre ambos se enriquece enormemente, dándole un cariz a la relación que seguro antes no habíais experimentado.

 

Es importante despejar la mente de problemas cotidianos y estar tranquilos para leer correctamente al otro, lo único que os lo impide es vuestra propia elección.