Dicen que antes de 
				nacer, cuando decidimos venir a la Tierra a vivir la 
				experiencia humana, realizamos pactos entre 
				conciencias amigas, colegas en la tarea de la evolución.
				
				
				Cada uno selecciona las experiencias que desea vivir
				
				en esta encarnación. 
				
				
					
					Tal vez aprender 
					a través del desapego, de la soledad, de la observación, del 
					estudio, el liderazgo, la pobreza. 
					 
					
					Explorar las 
					relaciones, vivir la discapacidad, nacer en países o 
					situaciones complejas, experimentar la humildad de dejarse 
					cuidar, ó de cuidar de otros... 
					 
					
					Vivir el reto de 
					la riqueza material aplicando criterios éticos.
				
				
				Como se eligen las 
				materias para matricularse en la universidad, se concretan las 
				misiones, las interrelaciones, cada cual recibe su papel… y 
				nacen.
				
				
				¡Hay que ser valientes para venir a la Tierra sabiendo que 
				venimos con todo olvidado, sin cartas marcadas!
				
				
				Algunas de estas almas se encontrarán desde su nacimiento y son,
				
					
					los hermanos, la 
					familia, esa gente tan próxima y que a veces nos hace daño y 
					nos resulta tan ajena ó todo lo contrario. 
				
				
				A otros les 
				corresponde ser,
				
					
					compañeros de 
					colegio, vecinos, mejores amigos, primeros amores, amigos en 
					la universidad ó en el trabajo.
				
				
				Otros,
				
					
					nos encontraremos 
					ya adultos, "por casualidad" aunque detrás de cada 
					casualidad se teje un plan que no percibimos, aunque sea en 
					las redes sociales. 
				
				
				Con algunos apenas 
				nos rozaremos: 
				
					
						- 
						
						el médico que 
						nos atiende en un accidente
 
						- 
						
						el 
						desconocido que nos ayuda en una situación difícil
						 
						- 
						
						el vecino 
						insolente y ruidoso que nos hace ensayar la paciencia ó 
						la asertividad, que nos lleva al límite...
						 
					
				
				
				Nada es casual en 
				ninguna vida. 
				
					
					Hay
					
					libre albedrío. 
					 
					
					Nos hemos 
					repartido los papeles, pero no hay guión.
					
					
					Improvisamos. 
					 
					
					Cada uno crea sus 
					propios diálogos y acciones, aprende las lecciones, toma 
					iniciativas y asume responsabilidades y aprendizajes.
				
				
				Tal vez merezca la 
				pena pensar,
				
					
					¿Porqué ese jefe 
					ó compañero exigente, crítico y perfeccionista?
					 
					
					¿ Y esas parejas 
					sucesivas aprovechadas o abusadoras? 
					 
					
					¿Y si lo que 
					debes hacer es renunciar a trabajar en esa empresa y 
					entrenar la iniciativa y el desapego?
				
				
				Difícil saber lo que 
				venimos a resolver con cada persona,
				
					
					pero el alma lo 
					sabe. Y nos susurra mensajes mediante la intuición. Esa 
					intuición que tantos ignoramos...
				
				
				No recordamos...
				 
				
				Solo a veces intuimos 
				un acuerdo para permanecer en grupo. Cada uno interviene en su 
				propio desarrollo y en el de los demás.
				
				
				En cada encarnación, cada vez que nos metemos en este 
				uniforme de carne que es el cuerpo humano, venimos a 
				agregar conocimientos a nuestra conciencia. 
				 
				
				Cada experiencia es 
				personal, no comparable a la de nadie. Algunas nos nutren, nos 
				acarician y serenan. Todas nos enseñan.
				
				
				Reconocerás a éstas personas en el transcurso de tu camino, 
				míralas directamente
				
				al alma y diles:
				
					
					"Te veo, te 
					reconozco, gracias por respetar el trato..."