Amar a un Ser Humano
por Humberto Maturana
08 Noviembre
2006
del
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referencia original del Sitio Web
Kuatro
Amar a un ser humano es
aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la
aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus
máscaras y sus defensas, contemplar con ternura sus más profundos
sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías,
su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su
coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de
una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda
sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la
desarmonía y el caos en los que a veces vive, son el producto de su
ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta que si genera
desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en
ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede
confiar ni en si mismo; es descubrir y honrar, por encima de
cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar
honestamente su infinita grandeza como una expresión única e
irrepetible de la Vida.
Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado
con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin
pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el
que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta
la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que
considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho
inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con
el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por si mismo, a
su manera, apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo,
sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de
acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por
como tu desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender
de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más
maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.
Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses
ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es
descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas
vulnerables, permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres,
sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión
favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se
haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender
convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser
tu mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en
esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y
distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la
mirada cristalina, "este soy, en este momento de mi vida, y esto que
soy con gusto y libremente, contigo lo comparto... si tú quieres
recibirlo".
Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder
comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su
necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando de si mismo
duda, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse
por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea,
tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en
él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo
entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha; es compartir en
el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni
obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle
libremente.
Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para
recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada
necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé
lo que no puede o no desea; es agradecerle a la Vida el prodigio de
su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu
sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una
aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada
instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro,
de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo
como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que
lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.
Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño
espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de
la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos,
con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto
lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas
interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial
latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra
dormida en su interior; es hacerle sentir que su desarrollo personal
te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir
sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el
fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva
dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una
experiencia más rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios
limites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no
permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos
personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que
sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de
expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo
que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es
reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin
idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los
desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos
divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en
armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los
tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como
persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad
entera, como una expresión del Hombre, como una manifestación
palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada "ser
humano", de la cual tu formas parte; es reconocer, a través de él,
el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia
naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto
las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados
oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al
ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana,
tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo
y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.
Humberto Maturana