por Ruben Torres
02 Enero 2015

del Sitio Web LaCosechaDeAlmas

 

 

 

 

 



Hacer amigos es un arte complejo y mantenerlos es una virtud mas compleja aun, pero la enemistad al contrario, es algo que no requiere ningún esfuerzo, ni virtud.

 

Los enemigos aparecen constantemente en tu vida sin apenas proponértelo, aparecen enemigos en todos los lugares que frecuentamos, desde la más tierna infancia, hasta la vejez más tierna.

 

Nadie escapa de la influencia de sus enemigos, nadie pasa por este mundo sin haber luchado contra alguien, que sin saber como, se convirtió en nuestra Némesis. La enemistad es la consecuencia de la falta de empatía, la falta de afinidad y el conflicto de emociones mal entendidas o mal expresadas.

 

Los enemigos son como los extremos, se parecen mas a ti, que tu mismo, por eso se repelen y se enfrentan.

Desde la escuela hasta el asilo, nos vamos topando con enemigos de distinto pelaje, según avanzamos y los vamos superando, su nivel de dificultad se agudiza.

 

Como si de un video juego se tratase, a cada reto que afrontamos, un enemigo nuevo, una nueva encrucijada, una nueva forma de superar, física, mental y emocionalmente a nuestro igual, en este caso tu rival.

 

Marcamos territorio allí donde lleguemos y marcamos nuestras pautas.

 

El mundo laboral es la jungla donde los obstáculos, en forma de compañeros, se transforman en distintas enemistades que provocan, que sortear con éxito todas esas trabas que te pongan implique en si mismo, un logro. Somos pececillos en un mar plagado de tiburones o eso, nos quieren hacer creer...

 

Esa proyección, te pone en inferioridad desde el comienzo, pero en cuanto tomas tu lugar en el mundo, esos tiburones, no son más que amebas. Una vez que te muestras como eres y haces notar tu impermeabilidad ante las críticas, empiezas a manejar el arte de crear enemigos.

 

El mundo no esta preparado para la verdad y la autenticidad, y mostrarse sin pudor y sin miedo al mundo, provoca alergia en unos seres, que viven permanentemente en una burbuja profiláctica, en la que muchos de ellos jamás encuentran su verdadera identidad, su verdadera faz.

 

La mascarada social predispone, a que nos mimeticemos para agradar a la mayoría, estar integrados y pertenecer al clan como único medio de supervivencia, pero eso hoy carece de sentido y no debemos modificar nuestra personalidad, solamente porque no encaje con la proyección social que se diseño para nosotros.
 

 

 


Este caballeroso arte pasa principalmente, por mostrarte tal cual eres, ser auténticamente tu mismo y mostrarlo sin tapujos, sin mascaras.

 

Una sociedad acostumbrada al disimulo y la mascarada, no ve con buenos ojos que alguien se muestre tal cual es, sin vergüenza, ni pudor, que sea capaz de superar las criticas y no caiga en el derrotismo de la comparación. Definirse y conocerse, saber tus límites y también tus potenciales, tener claro hasta donde puedes llegar y albergar la seguridad de poder superar lo logrado.

 

Esta es la mayor amenaza al sistema...

 

La personalidad y la individualidad bien definida, acaba con la mentalidad de rebaño que nos inculcan desde la cuna; la pertenencia y la permanencia en el clan, es el mayor lastre a la hora de crear una nueva forma de pensar en el Yo y en el Nosotros.

 

Nosotros debemos ser la suma de muchos Yoes, muchas individualidades formando una colectividad, rica en personalidad y posibilidad. Solo desde la amplitud de mentalidad se puede crear la amplitud social, el enemigo es la cerrazón, el miedo a ser Yo, el miedo a dejar de ser rebaño, a dejar de pertenecer al clan.

Conservamos aun el concepto prehistórico de la individualidad, un concepto de grupo que debe desaparecer en la construcción de nuestra civilización 2.0.

 

Una humanidad donde se premie la personalidad y se adopte la individualidad a la sociedad, al grupo, a la comunidad. Sabemos que la suma de distintos tonos de color, forman uno completamente distinto, uno que lo suma y lo complementa perfectamente todo.

 

Se puede comenzar a forjar enemigos, enemigos que lo serán hoy y mañana, pero la tendencia provocará que cambie la enemistad por afinidad, la desunión por complicidad, la fragmentación ideológica por igualdad de criterios y el enfrentamiento teológico por aceptación sentimental.

La sociedad te empuja, te inca a crearte máscaras, disfraces a modo de avatar, con los que adaptarte a las distintas situaciones que a menudo se agolpan y se solapan.

 

Guardas dentro de ti un armario repleto de distintos yoes con los que camuflarte y parecer uno mas, teniendo que pulir debidamente aquellos personajes que creas, actualizándolos con el único fin de caer bien, ser uno mas, ser "normal", pero finalmente se crea una disociación y acabas siendo esos personajes las 24 horas del día, aparcando en el armario ese Yo que tú eres realmente, al que nunca recurres por ser demasiado vulnerable para enfrentarlo a una sociedad tan competitiva y psicópata.

 

Él es nuestro bien mas preciado y guardamos cuidadosamente ese traje, para no ponérnoslo quizá nunca mas.

 

Aun a riesgo de olvidar quienes somos, viviremos conforme a lo que los demás esperan de nosotros, alimentando esas falsas expectativas que solo recompensan al resto, quedando tu únicamente huérfano, renunciando a lo que tu eres, a tus sueños, a tu realización, a ti.

Una vez que te das cuenta que ese Yo que escondes, es lo suficientemente fuerte como para enfrentarlo a este sistema y salir airoso, empezarás a caer mal, empezarás a ser un personaje incomodo, insocial, serás el enemigo.

 

Tiraste por la borda tus mejores años tratando de ser quien no eres, ahora trata de retomar tu tiempo, siendo quien realmente debías haber sido, pero nunca mostraste.

 

Debes estar preparado para el rechazo, la crítica y el juicio público, pero eso es problema del resto, no tuyo.

 

Tú sabes bien lo que quieres y como lo quieres; así que el único premio que esperas es el que tu mismo recogerás cuando te realices, las únicas expectativas que importan son las que tu mismo te impones, los únicos logros que necesitas son los que a ti te ayuden a avanzar, a crecer.

 

Una vez te encuentres y te muestres, te habrás convertido en un maestro en el caballeroso arte de crearte enemigos...