por Javier del Arco
12 Octubre
2018
del
Sitio Web
Tendencias21
Gerd Altmann
El futuro
pasa por
un mundo
asentado en raíces bio-filosóficas
Solamente en un mundo asentado en raíces bio-filosóficas,
la Tierra tiene
aún una oportunidad de salir adelante,
porque en el
Homo Sapiens, absolutamente todos sus hechos,
tienen
naturaleza biológica.
Una contribución
para el
Club Nuevo Mundo.
Pensar y repensar la ciencia es el oficio del
epistemólogo.
El Club Nuevo Mundo nos invita de manera expresa a
contribuir en la medida que cada uno pueda a
intentar salvar este deteriorado planeta que es
nuestra casa:
la Tierra, Gea o Gaia, como prefieran llamarla.
Yo creo que si el deterioro de la Tierra comenzó por
un mal uso de la tecnociencia por el leño torcido de
la humanidad, ha de ser la vara derecha de la misma
la que, uniendo una estrategia de tecnociencia e
inteligencia emocional, contribuya a su salvación.
En las entrañas del
turbo-capitalismo, se adivina una añoranza soterrada y muy oculta
por el régimen puramente esclavista propio la edad moderna que los
grandes países aplicaban en sus colonias.
Si la realidad está por
encima de la idea y dicha realidad es la única verdad tangible, de
nada sirven las palabras y las instituciones de opereta que
representan bonitas ideas que no se materializan.
De nada sirve - y me
refugio en Ortega - el bello clamor y la trova servil de los tenores
que ocultan la tragedia de la Tierra y sus pobres - en el sentido
literal - habitantes.
Así está la cosa...
Una primera
reacción por la vía de la ética
Cierto es que ya hay una serie de agravios a
nuestra Gaia que son irreversibles. No voy a detallar
estos agravios, traspasados ya los abusos, porque muchos lo han
hecho con mucha más autoridad que yo.
Pero ante el abismo que se abre a nuestros pies, todavía hay un
margen para pensar qué se puede hacer.
A comienzos de la década de los setenta se abrió una potente vía
teórica sustentada en la ética - todavía entonces una disciplina
respetada - para concienciar y actuar, si hubiese oportunidad para
ello.
Se desaprovechó la
oportunidad porque estaba formulada desde la perspectiva de una
ética fuerte.
Me refiero al "Principio
de responsabilidad" enunciado por el filósofo alemán
Hans Jonas en 1973.
Pese a que esa vía ha
quedado abandonada al decaer la ética e irse ésta debilitando hasta
licuarse, he creído conveniente traerlo a colación como argumento
histórico en la defensa de la Tierra y como punto de partida
para unas reflexiones más profundas sobre esta cuestión fundamental.
El Principio
de Responsabilidad
Hans Jonas, y en eso acierta de pleno, fija como punto de partida
que el humano es el único ser conocido en la Tierra que tiene
responsabilidad.
Ciertamente, solamente los humanos pueden escoger de manera
consciente y libre entre diversas posibilidades de actuar ante algo
y esa elección siempre tiene consecuencias.
La responsabilidad pues,
es una consecuencia de la libertad. Libertad. Aquí ya podrían
ponerse los primeros reparos...
Uno sería de orden
neurocientífico (1) y otros de orden práctico, ya que el
humano es un ser totalmente mediatizado por sus circunstancias (sean
estas las que fueren) de manera que el "yo" está indisolublemente
unido a su circunstancia.
Además, como señala el
Prof. Rubia Vila, el propio "yo",
"es una ilusión que
aísla al sujeto de su entorno, haciéndole creer que tiene una
autonomía que no es real". (2)
Esas dos objeciones ponen
ya en entredicho la universalidad de la responsabilidad.
Hecha la salvedad de la conciencia de esas deficiencias y que toda
filosofía ha devenido en bio-filosofía, (3) estimamos
conviene iniciar esta serie de reflexiones sobre nuestro presente y
futuro del planeta, por los pioneros en comprender su
vulnerabilidad.
El más significativo fue
Hans Jonas.
La ética de Jonas es deontológica, es decir, formula imperativos. El
imperativo que plantea se suscitó al observar e interiorizar
reflexivamente los efectos que la técnica, la mecanización y otros
factores suponían de amenaza para la vida sobre la Tierra y del
planeta en su conjunto.
Para Jonas, la responsabilidad moral del humano se origina [en los
pocos que se origina] por la toma de conciencia personal del
riesgo que pende sobre los seres vivos y la naturaleza en general,
que se ven amenazados en su existencia por el progreso técnico
descontrolado [y la codicia del humano que es el dueño y señor de la
técnica, añado yo].
La Tierra y todos los
seres vivos que alberga, son vulnerables y ello se observa a simple
vista.
Vulnerabilidad comprobada. Ahí reside el fundamento de la ética de
Hans Jonas. Y por ello el Homo Sapiens actual tiene la
obligación de hacer posible la continuidad futura de la especie.
Ese deber, y ahí su
profundo parentesco con la ética kantiana, lo expresa en forma de
imperativo categórico.
En su importante libro "El principio de responsabilidad - Ensayo de
una ética para la civilización tecnológica", (4) se
formula el imperativo categórico-ecológico como prefiero llamarlo:
"Obra de tal manera
que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia
de una vida humana auténtica sobre la Tierra."
No voy a entrar en
discusiones de escuela ni en su radical oposición a Bloch y su
"Principio esperanza", pues Jonas rechazaba la utopías.
Voy a resistirme también
a rebuscar reminiscencias heideggerianas y aristotélicas, que las
hay, en sus formulaciones.
Me he centrado en lo
concreto, en una frase imperativa que, traída a nuestro primer
quinto de siglo XXI, puede servir de punto de partida a la acción a
realizar para salvar la Tierra.
Gerd
Altmann.
Una nueva
visión que quizá pueda contribuir a salvarnos
Esta formulación primigenia y fuerte no debemos tomarla como un
rechazo del progreso tecnológico. Más bien al contrario.
Debemos promover, adecuar
e inventar nuevas tecnologías para tratar de salvar lo que se pueda
de este maltratado planeta. Hay que tener en cuenta que la ciencia
ofrece y la tecnología demanda.
Y hoy la demanda urgente
es de tecnologías salvadoras del planeta; apartando prejuicios,
superando supersticiones.
La ética no es desdeñable aunque se halle en franca decadencia por
dilución. Importantes también son los sentimientos que han surgido,
tanto por la estética de lo viviente como por una necesidad de dar
afecto a los animales en un contexto parcial de desafecto por lo
humano, algunas veces justificado.
La razón juega un papel más importante aún porque el miedo racional,
el pavor frío, será a buen seguro un aliado fundamental para salvar
lo que quede de nuestro mundo.
Nadie quiere morir y el
hombre, lobo para el hombre, es quien maquina acabar con su propia
especie.
Tenemos un ejemplo claro.
Tras la II Guerra
Mundial, en la que en sus horas postreras emergió el poder
nuclear, surgió una gran desazón en el mundo.
Al extenderse y
perfeccionarse hasta límites insospechados, dicho poder nuclear
y el terror que inspira, ha sido y sigue siendo el mayor factor
de estabilidad.
Porque la III Guerra
Mundial no estalló en su momento y no estalla por el terror egoísta
a perder todo y a morir que tienen
los poderosos.
-
Solo el miedo
vence a la codicia y al egoísmo.
-
Solo en el miedo,
incluso en el terror, radica la verdadera salvación.
-
Tristísima
conclusión que surge del conocimiento biológico del hombre y
no de constructos artificiosos.
Decía que la filosofía es
hoy bio-filosofía y ello no es una osadía de visionario.
Los últimos avances en
neurobiología, genómica y proteómica, nos invitan a pensar en la
posibilidad de un humano de naturaleza distinta del anterior.
Repensar el Homo Sapiens
desde una perspectiva diferente de las anteriores, por un mayor
conocimiento de su íntima fisiología, nos impulsa a declarar
fenecidos en su conjunto, los fundamentos más potentes de la vieja
filosofía, especialmente metafísica y ética.
El Homo Sapiens solo
puede ser pensado desde una perspectiva bio-filosófica.
Mi opinión, es que solamente en un mundo asentado en raíces bio-filosóficas,
la Tierra tiene aún una oportunidad de salir adelante, porque en el
Homo Sapiens, absolutamente todos sus hechos, tienen naturaleza
biológica.
Notas
-
Rubia Vila, F.J.,
"La libertad es una ficción cerebral". Tendencias 21,
Madrid, noviembre 2008.
-
Rubia Vila, F.J.,
"El yo es una ilusión que vive en una realidad virtual".
Tendencias 21, Madrid, mayo 2013.
-
A este asunto tan
trascendental, le dedicaremos en el futuro un amplio
espacio.
-
Jonas, H., "El
principio de responsabilidad: ensayo de una ética para la
civilización tecnológica". 5, Madrid, 1995 (edición
consultada, hay anteriores).
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