de nuestra época...
Este es el eslogan, la receta de éxito, el dogma de nuestra sociedad, en la que el éxito mundano y la conformidad con lo establecido por la sociedad son algo así como la nueva religión o al menos el imperativo categórico.
Ir a una buena
universidad para tener un gran trabajo y así poder tener una familia
propia, de esa manera, en pasos bien definidos.
Lo que se cuestiona aquí es la noción de que todas estas son indispensables para ser 'feliz' o están indisociablemente conectadas y dependen la una de la otra.
Para encontrar su plenitud, el ser humano ciertamente requiere de una búsqueda de la sabiduría, o al menos, de lo que se revela como verdadero - en un sentido ético y hasta religioso - algo que le enseñe cómo vivir, para qué vivir y le dé una repuesta a la pregunta por "quién soy yo".
La universidad puede
ayudar a esto, aunque no necesariamente.
El trabajo en el sentido de construir algo, de sembrar y cosechar, de crear una obra, de dedicarse a algo bueno, bello y verdadero, es algo que llena y satisface naturalmente a las personas.
Las situaciones económicas suelen hacer que muchas gente tome trabajos que no están alineados con su propia vocación, intereses e inquietudes creativas, y que incluso los orillan a situaciones ética y estéticamente deleznables...
Esto es un fenómeno lamentable, cuyas causas trascienden el límite de este artículo.
Dicho eso, muchas
personas, pese a crecer en condiciones desfavorables, podrán con un
poco de disciplina, pasión y fe sortear las contingencias para que
su trabajo no sólo sea un medio para algo más, sino que sea una
actividad suficiente en sí misma, grata, estimulante y hasta
espiritualmente enriquecedora.
Aunque ciertamente tener una familia propia es algo que brinda gran satisfacción e incluso se inserta dentro de un esquema ideal de plenitud en un sentido socio-biológico, es indudable que estamos presenciando nuevos esquemas en las relaciones de pareja y en los núcleos familiares que muestran que se pueden tener vida plenas sin necesariamente tener una "familia propia"...
Por otro lado, la razón por la cual es tan benéfico tener una familia propia se debe a que esto alienta en el individuo el amor y la responsabilidad por los demás y tiende, al menos idealmente, a mitigar el egoísmo.
Amor, responsabilidad y servicio son cosas que se pueden obtener sin necesariamente convertirse en un jefe de familia, ya que son parte de la esencia humana en su plenitud.
Asimismo, nadie conseguirá estas "virtudes" solamente por tener una familia, tener un buen trabajo o haber cursado una licenciatura o un doctorado.
En ocasiones, todo ello
puede ir en contrasentido de esto, especialmente cuando se hacen las
cosas como medios para algo más.
Tanto Buda como Krishna y Jesús se describieron en sus enseñanzas como aquellos que cortan los lazos con el mundo, y específicamente, con la familia.
Éstos son, finalmente, valores mundanos y hasta burgueses, en tanto que la mayoría de la gente busca estas cosas para obtener seguridad y evitar enfrentar el vacío del infinito y las verdaderas preguntas ontológicas.
Como dice un maestro budista estadounidense:
Para el budismo el mundo en el que vivimos, el samsara, es una especie de demencial y finalmente triste carrusel en el que nos subimos dando vueltas y vueltas, persiguiendo los objetos de los sentidos y de nuestras propias fantasías, sin darnos cuenta de que afuera está el mundo real, infinito y dichoso.
La vida humana es una oportunidad para apearse del caballo - que siempre acabará revelándose como una yegua nocturna, nightmare, una pesadilla - y despertar, pero para hacerlo debemos notar que esta vida es una ilusión, que estamos siendo engañados en tanto que creemos que podemos ser felices a través de las cosas.
Lo primero es notar que estamos en prisión.
Por eso, el sendero budista empieza con la renuncia al mundo. Una renuncia que no necesariamente requiere de renunciar a la familia, al trabajo, a la escuela o incluso a las cosas materiales...
Significa renunciar a creer que la felicidad puede encontrarse en ellas...
Renuncia a todo lo que es
impermanente y condicionado y concentración única en lo que es
eterno...
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