¿El dinero corrompe...?
Se sabe que después de una cierta cantidad de dinero - la suficiente para poder vivir sin lujos, pero sin demasiado estrés - aumentar las ganancias no se correlaciona con la felicidad.
Por otro lado, tener dinero, lo que aparentemente permite tener una mejor educación, no parece estar vinculado con ser honestos y éticos.
Claro que esto a muchas personas no les ha de parecer algo importante - es decir, que el dinero no haga a las personas buenas, sino que en cierta forma tienda a lo contrario, no tendrá mucho peso en su búsqueda de la riqueza, ya sea porque la moral no es algo en lo que reparen, o porque se consideran exentos de tales generalidades.
Estamos bastante lejos
del ideal platónico del bien y la justicia como aquello a lo
cual el ser humano debe aspirar.
La primera parte del estudio consistió en un cuestionario con preguntas como la siguiente:
Se realizó una serie de ocho preguntas como esta, con la particularidad de que el comportamiento antiético tenía la variable de poder beneficiarlos a ellos mismos o a otra persona.
También se recabaron datos sobre el nivel socioeconómico de los participantes.
Los resultados en esta parte mostraron que las personas adineradas tendían más realizar una acción incorrecta cuando les beneficiaba a ellos, y los menos acaudalados, cuando beneficiaba a alguien más.
En otro experimento se le pidió a un grupo de voluntarios que participaran en una serie de tiradas electrónicas de dados a las que sólo ellos tenían acceso; si sus números igualaban 14, podían ganar 50 dólares en regalos. Alternativamente se hizo la misma prueba, pero diciendo que las ganancias serían para regalárselas a alguien más.
El sistema, sin embargo, estaba arreglado para que no pudiera sumar 14.
Los resultados indicaron que las personas de alto nivel socioeconómico mintieron el 47% de las veces cuando ellos mismos se beneficiaban y sólo el 5% cuando beneficiaban a alguien más.
Las personas de nivel más
bajo mintieron sólo el 5% cuando ellos mismos se beneficiaban y el
37% cuando beneficiaban a alguien más.
Una especie de 'aspecto oscuro del poder'...
Otra razón podría tener que ver con que las personas con menos ingresos suelen tener vidas más comunitarias y auténticamente empáticas, cercanas y por ello más sensibles al sufrimiento de los demás, lo que las hace querer compartir más.
Y aún más, quizá las
personas acaudaladas suelen ser más egoístas, pues precisamente esto
es lo que les ayuda a tener más dinero.
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