por Eduardo Costas
08 Enero
2020
del Sitio Web
Tendencias21
Eduardo Costas es Catedrático de Genética en la Facultad
de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y
Académico Correspondiente de la real Academia Nacional
de Farmacia. Director, junto a Victoria López Rodas, del
Comité Científico del
Club Nuevo Mundo. |
Imagen de Reimund Bertrams
en
Pixabay
La Teoría
de Juegos
aportaría al
Parlamento
estabilidad y
serenidad.
La inestabilidad política es un problema matemático
resuelto con la
Teoría de Juegos,
que aportaría
estabilidad parlamentaria y satisfacción social.
Siempre que a
las elecciones se presenten
más de 3
partidos, con nuestra ley electoral (de España)
se caerá en el
'Teorema de la Imposibilidad'...
La larga situación de
inestabilidad política que padecemos (en España) puede achacarse a
que nuestros representantes en el Congreso de los Diputados
ni de lejos se aproximan a la competencia profesional y a la altura
de miras que se espera de quienes deberían ser los servidores
públicos por excelencia.
Probablemente e nuestros políticos son mediocres
tras más de 35 años
en el Congreso, un veterano diputado se jubiló diciendo que
cuando se había iniciado como parlamentario, entre los políticos
se podía encontrar a parte de la gente más capaz de este país,
pero que en la actualidad casi nadie verdaderamente capaz llega
a al Parlamento.
Pero la inestabilidad
política no es un problema que padezcamos solamente en España:
parece que poco a
poco se va adueñando de Europa a medida que entra en crisis
el bipartidismo...
A los políticos se les
llena la boca diciendo que los ciudadanos quieren que gobierne tal o
cual coalición, pero en realidad, nuestro sistema democrático solo
nos permite votar a una lista cerrada de un único partido para el
Congreso de los Diputados.
Esta situación refleja un problema esencial: un problema mucho más
complejo de lo que los legisladores pudieron prever cuando
redactaron nuestra ley electoral.
Porque...
¿nuestra ley
electoral (y la de la gran mayoría de los países) solo funcionan
bien en situaciones de bipartidismo?
Sin duda es así...
Las matemáticas aseguran
que nuestra ley electoral no funciona bien cuando no se dan
condiciones de bipartidismo.
Y esto se debe a una situación paradójica prevista por un antiguo
problema matemático de la Teoría de Decisión:
el
Teorema de la Imposibilidad.
La paradoja de
Arrow
También conocida como la
Paradoja de Arrow, el Teorema
de la Imposibilidad fue planteado en 1950 por el profesor
Kenneth Arrow de la Universidad
de Stanford, que sería premio Nobel en 1972:
se trata de una
situación sin salida que se produce cuando los que hacen una
elección tienen 3 o más alternativas entre las que decidirse...
En otras palabras,
es imposible elegir
racionalmente mediante mayoría simple, si hay 3 o más
opciones...
Siempre que a las
elecciones se presenten más de 3 partidos, con nuestra ley
electoral, se caerá en la Paradoja de Arrow.
Teoría de la
Decisión
Las matemáticas de la Teoría de la Decisión explican que,
para que una decisión sea racional, tiene que ser transitiva.
Por ejemplo,
a nivel de
preferencias entre 3 situaciones diferentes X, Y, Z, las
preferencias son transitivas cuando si la situación X es
preferida a la situación Y, y la situación Y es preferida a la
situación Z.
Entonces, la situación X es preferida a la situación Z (si
prefiero que gobierne X en vez de Y, y prefiero que gobierne Y
en vez de Z, en una decisión racional prefiero que gobierne W en
vez de Z).
Matemáticamente se
demuestra que a nivel individual es posible mantener decisiones
transitivas (decisiones racionales).
Pero cuando pasamos de
las preferencias individuales a las preferencias de un grupo, pueden
aparecer relaciones circulares donde desaparece la transitividad (y
se producen decisiones no racionales).
De hecho, es fácil demostrar que, incluso en el caso más sencillo
posible (un conjunto de tres votantes que elige entre tres
alternativas), utilizando la elección por mayoría simple como método
de votación, aparecen situaciones en las que no hay transitividad y,
por tanto, una decisión racional.
El primero en plantearse este problema fue
Nicolas de Caritat,
marqués de Condorcet (1743-1794), un destacado matemático
y politólogo francés.
Y lo hizo con
extraordinario acierto.
Como vemos, el caso más sencillo con solo 3 votantes eligiendo entre
3 partidos puede llevarnos a situaciones simétricas que, en realidad
son situaciones no transitivas (no racionales):
Sorprendente:
el resultado final
obtenido mediante mayoría simple en una votación tan sencilla,
como solo 3 votantes eligiendo a 3 candidatos, nos lleva a una
decisión no racional (no transitiva), y eso que todos y cada uno
de los votantes tomaron decisiones individuales racionales
(transitivas).
En el caso de nuestras
últimas Elecciones Generales (en España), con casi 25 millones
votantes,
¿Cuánto hay de de
irracional en la asignación de escaños a los 16 partidos con
representación en el Congreso?
¿Cuánto hay de
paradójico en la investidura del presidente del Gobierno
mediante los votos de 350 diputados?
Sin duda mucho...
El final del bipartidismo nos enfrentó de lleno con la Paradoja
de Condorcet y al Teorema de la Imposibilidad, poniendo
de manifiesto la ineficacia de nuestra ley electoral.
¿Puede haber una ley electoral racional? Sin duda...
A partir de los trabajos
de Condorcet y de Arrow se ha trabajado mucho sobre esto. Y hay
soluciones rigurosas y justas...
Foto: Carol Jeng.
Teoría de
juegos
El gran matemático
John von Newmann desarrolló la
Teoría de Juegos.
Entre otros cientos de
aplicaciones, la Teoría de Juegos fue esencial en las
decisiones de los norteamericanos durante su enfrentamiento con la
Unión Soviética en la Guerra Fría.
La Teoría de Juegos permite estrategias de decisión que
maximizan los beneficios minimizando las pérdidas.
Y permitiría, con los votos de los españoles en la última
convocatoria electoral, encontrar la asignación de escaños y la
designación de un presidente que cumpliese dos condiciones a la vez:
-
que el número de
españoles satisfechos sea el máximo posible
-
que el número de
españoles descontentos fuera el mínimo posible
Se puede argumentar que
casi ningún sistema político utiliza estos procedimientos
matemáticos.
No es de extrañar que sea así:
aunque se trate de un
viejo problema matemático, sencillo, conocido y resuelto en
buena parte desde hace más de 200 años, la gran mayoría de
nuestros políticos carecen de formación científica para
entenderlo.
Sin embargo, estos
sistemas matemáticos de elección racional se emplean en la
asignación de cargos directivos en buena parte de las empresas
tecnológicas más punteras (aunque, por supuesto solo unos cuantos
directivos tienen voto).
Unas empresas que cada
vez son más poderosas mientras los Estados se debilitan...
Porque, al día de hoy, desde que nos levantamos de cama por la
mañana, queramos o no, la ciencia condiciona todos y cada uno de los
pasos de nuestra vida:
tenemos luz,
electricidad, calefacción, agua corriente, alimentos de calidad,
coches, autobuses, trenes, GPS...
Aunque no la entendamos,
no podemos vivir sin la sofisticada tecnología cotidiana.
Afrontamos nuestra vida
cotidiana subidos a hombros de millones de científicos, tecnólogos e
ingenieros.
Nuestra vida cotidiana depende de las matemáticas.
¿No sería mejor
emplearlas para conseguir una ley electoral que lograra que los
parlamentarios y los presidentes elegidos contentasen a la
mayoría de los españoles a la vez que minimizasen el rechazo?
Al menos conseguiríamos
estabilidad y nos ahorraríamos crispaciones...
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