por Samuel
Morales
31 Marzo 2020
del Sitio Web
Tendencias21
Samuel Morales es estudiante de Filosofía en la
Universidad de Granada. |
Slavoj Žižek.
Foto: Mariana Costa, Universidad de Brasilia.
El filósofo ha
abandonado
la misión que le
corresponde
para convertirse
en un empresario
que crea
filosofía en una cadena de montaje.
Debe aportar
algo de lo que lleva dentro
para
proporcionar una cura
a esta sociedad
enferma...
"Cuando se las dan de sabios, con sus pequeñas
sentencias y verdades, me hacen tiritar de frío: en su
sabiduría hay a menudo un olor como si procediera de una
ciénaga: y en verdad, ¡yo he oído croar en ella a la
rana!"
(Nietzsche, 2017)
El oportunismo
filosófico
El filósofo esloveno
Slavoj Zizek ha escrito un
nuevo libro sobre la pandemia (Pandemic!
Covid-19 shakes the World) que es muy oportuno.
No es sorprendente que un filósofo, cada vez que ocurre algo que se
sale de lo normal (entendiendo normalidad dentro de los márgenes
capitalistas, es decir, lo absurdo), opine que el capitalismo va a
ser destruido por el virus.
Ya en 2012 Zizek escribió "El año que soñamos peligrosamente" en el
que explicaba, desde su perspectiva siempre bombástica, cómo los
acontecimientos de 2011 (15M, Primavera Árabe…etc.) no servirían
para que el
capitalismo cayera:
debía ser un
acontecimiento mucho más grande y no provocado por el humano el
que acabara con este sistema parásito para poder crear nuevos
horizontes de sentido.
La cuestión de este
artículo no es una crítica a Slavoj Zizek, parto de su figura
porque es la viva imagen del filósofo moderno.
Aunque algunos puntos de la teoría política de Zizek haya que
tenerlos en cuenta, y aporten algunos datos que bien podrían ser
relevantes a la hora de entender la sociedad actual, en el fondo no
dicen nada nuevo.
La imagen del filósofo se ha visto sometida al capitalismo:
también se ve
obligado a crear y crear sin parar, a producir...
El filósofo no se dedica
a golpear con violencia todo lo que existe para tratar de replantar
sobre lo que está quemado:
el filósofo ha pasado
a ser un empresario...
Y esto es evidente tanto
en el caso de filósofos contemporáneos con cierta notoriedad como
dentro del mundo académico.
En este último ámbito encontramos personas atosigadas y exhaustas
que tienen que estar escribiendo continuamente obligados a crear
contenido filosófico con una frialdad implacable.
Se trata de crear
filosofía dentro de una cadena de montaje.
Esta es una actitud
que no se corresponde con el papel que debe tener la filosofía
en el mundo actual.
La filosofía también
se ha rendido al sistema...
Otro de los factores que
ayudan a esta situación de la filosofía contemporánea es que a los
filósofos se nos exige mucho más que a otros sectores del
conocimiento:
tenemos que
esforzarnos mucho más para que se nos tome en serio.
Desde que la razón estadística impera en el mundo, a los
filósofos se nos desoye con descaro.
Sin embargo, de haber escuchado a muchos filósofos que ya
predijeron situaciones que se están dando a día de hoy, quizás
podríamos haber cambiado las cosas a tiempo.
Filosofía para
empresarios
¿A qué viene todo esto?
A una realidad que es
palpable a nada que se sienta un poco de cerca el mundo.
La filosofía no está
cumpliendo con su papel en esta crisis, y tampoco lo ha hecho
durante todo este siglo.
Si observamos el pensamiento del siglo XX, podemos comprobar que los
filósofos aportaron nuevos horizontes de sentido a nivel humano
increíbles.
Posiblemente como resultado de la convulsa época que fue el siglo
pasado, el filósofo del siglo XX era completamente diferente al del
siglo XXI. Hay un mundo de diferencia entre ambos...
El filósofo del siglo XX sí tenía una experiencia real del entorno
que le rodeaba, sí sentía el dolor del mundo que le había tocado
vivir y es ahí donde se puede ver la realidad de una filosofía.
No solo en el dolor, sino en las consecuencias que el dolor de un
tiempo concreto tienen en la persona que escribe.
La filosofía no puede tener un mero papel descriptivo de lo que
ocurre en el mundo:
de esa manera no se
llega a la entraña del individuo que lee filosofía. La filosofía
tiene la necesidad de conmover, tiene que estremecer, tiene que
crear dolor.
El papel de la filosofía,
como vio
Deleuze claramente, es el de
entristecer en primer lugar.
Pero después de esa
tristeza es la misma filosofía la que posibilita al individuo a
elevarse y crear.
La filosofía quema,
la filosofía te hace arder.
En este sentido, el
filósofo debe acercarse tanto a la realidad como se acercan el
poeta o el artista.
Pero eso ya no es así y
realmente ha sido así en muy pocas ocasiones a lo largo de la
historia del pensamiento.
Salvo contadas excepciones, el filósofo siempre ha sido filósofo,
siempre se ha visto obligado a crear conceptos sobre el mundo, a
crear sistemas, métodos.
El filósofo no puede
dedicarse a hacer cálculos sobre la realidad porque la realidad no
se calcula.
Repaso a las
aulas
Pongamos un ejemplo claro sobre el asunto que tratamos de dilucidar
en este breve texto:
las aulas...
Hagamos un repaso de lo
que sabe de filosofía un estudiante español desde que entra a
estudiar en primaria hasta que sale en secundaria.
En primaria no se da
filosofía, sino en los dos cursos de bachiller.
Muchos de los
profesores que dan filosofía en los institutos llevan consigo el
estigma de que el filósofo debe dedicarse a escribir, a sacar la
luz de su genialidad para hacerla pública.
Eso pasa por tratar a los alumnos como borregos que no tienen
nada que aportar a ese Olimpo filosófico porque "no muestran
interés".
La realidad es otra
completamente diferente:
un buen profesor de
filosofía te puede cambiar la vida para siempre...
Si un profesor de
filosofía en un instituto explica con pasión, con amor hacia lo que
hace y consigue que los alumnos se estremezcan, crezcan, sientan el
mundo más de cerca, la experiencia vital de los alumnos será siempre
más hermosa teniendo una compañera como esa.
En el bachiller, los
alumnos aún tienen posibilidad de ver la vida de otra forma
antes de que en la Universidad comiencen a sujetarlos mediante
subjetividades determinadas.
El instituto es una etapa más importante para la formación de
las personas que la universidad.
A pesar de que en ambos casos se sigue el mismo modelo de
educación, en un instituto se tienen más oportunidades de
aportar algo a las personas que se encuentran allí.
A la educación secundaria
se le pueden poner muchas quejas, sin embargo, suele haber mejores
profesores y el carácter de los profesores suele ser muy diferente
al que se encuentra en la Universidad.
La
universidad, lejos de la realidad
Llegada la etapa universitaria, el alumno que ha optado por entrar
en la carrera de filosofía se encuentra muy perdido.
Tiene 18 años, acaba de salir del instituto y aunque en general
padece crisis existenciales, tiene la ilusión de que la carrera que
ha decidido estudiar le aporte algunas respuestas a lo que anda
preguntándose día a día porque, al fin y al cabo, eso es la
filosofía.
Nada más lejos de la
realidad...
Objetivamente hablando, en la carrera de filosofía encontramos
contenido filosófico desposeído casi completamente de lo que es la
vida.
El académico normalmente se encarga de vaciar la experiencia vital
que podemos encontrar en autores y autoras y de presentar textos
mediante un lenguaje concreto.
A eso enseñan en la facultad,
a hablar como un
filósofo, a comportarse como un filósofo, a gesticular como un
filósofo...
La filosofía se convierte
de esa manera en otra forma de sujeción al individuo.
Esta manera de dar filosofía en las universidades lo que hace
realmente es educar a las personas para ser esclavas y decirles que
son libres porque son filósofos.
Cuando llegan al
final, los alumnos de filosofía están hartos de la filosofía. No
quieren estudiar más.
La carrera de filosofía ayuda más a saber en qué no te quieres
convertir, que lo que quieres llegar a ser.
Aunque si bien es cierto que hay profesores muy buenos, se trata
de la excepción que confirma la regla.
Los profesores
universitarios buenos son la esperanza a la que aferrarse para poder
terminar el trámite que tú has decidido realizar para "ser alguien".
De esta manera la filosofía solo encuentra obstáculos para avanzar:
encontramos que a los
filósofos,
"el saber que no
les ha llegado al alma, se les ha quedado en la lengua".
Montaigne, 2018
Imagen de Gerd Altmann
en
Pixabay
Diagnósticos
equivocados
Por tanto,
¿cuál ha de ser la
labor del filósofo en estos tiempos?
No ya solo del docente
que imparte una asignatura, sino en general de la filosofía.
El filósofo de este
siglo sigue siendo médico, pero practica una medicina que se
queda tan solo en el diagnóstico sin proporcionar una cura.
Y aunque si bien es cierto que realizar un diagnóstico en los
tiempos que corren es toda una proeza, no es suficiente, debemos
perder el miedo a ir más allá.
El filósofo debe aportar, ya sea dentro de un aula, mediante un
artículo o un libro, algo de lo que lleva dentro para poder
proporcionar una cura a esta sociedad enferma.
Ese es mi diagnóstico.
En el mismo instante en
que la filosofía pasó de hacer diagnósticos y tratar de sanar las
heridas de la humanidad a crear en masa contenido filosófico para
que otros se sientan filósofos, en ese momento la filosofía fue
condenada a muerte.
Zizek sería a la
filosofía como los poetas que hacen de la evidencia su
profesión.
Zizek es una especie
de Defreds de la filosofía.
Su filosofía no tiene artificio, no tiene nada que aportar a la
realidad humana porque se queda fuera del misterio.
Sería como el médico que hace un diagnóstico en el cual siempre
mueres, bajo cualquier circunstancia.
La actitud de los
filósofos como Zizek es una clara muestra de la muerte de una de las
armas más preciadas para luchar contra toda la basura que nos rodea.
Junto con la poesía, la
filosofía puede ser el arma para revivir la espiritualidad que hemos
perdido.
Pero para ello los filósofos debemos diagnosticarnos y encontrar
cura para nosotros mismos, porque la filosofía también está
enferma...
Bibliografía
-
Nietzsche, F.,
2017. Así Habló Zaratustra. Salamanca: Herder.
-
Zizek, S., 2013.
El Año Que Soñamos Peligrosamente. Akal.
-
De Montaigne, M.,
2018. Los Ensayos. Barcelona: Acantilado.
-
Zizek, S. 2020:
Pandemic! Covid-19 shakes the world. OR Books.
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